Transcripción automática
0:00:00 Los amores de Luis X de Francia. Atención a poner las barbas en remojo.
0:00:06 Vamos a ubicarnos en Francia a mediados del siglo XV.
0:00:10 Por entonces, el rey de Galux, un décimo, hijo de Carlos X, al rey de Juan de Arco y María de Anjo.
0:00:16 Hacia algunas semanas contamos un episodio de Luis X, junto a su primera esposa, Margarita de Escocia.
0:00:25 Aquella hermosa que murió melancólica según el rey por exceso de poesía.
0:00:32 El rey de juesto con sinismo, ¿no?
0:00:34 Margarita se reunía con varios mancegos y...
0:00:41 compartía con él las lecturas y taricias.
0:00:45 Con muchas sonias.
0:00:47 Un... alguien tocó la corneta, Luis X enteró,
0:00:53 la encerró a Margarita y la sometió a una vigilancia que terminó por enloquecerla
0:00:58 y Margarita dejó de comer y murió.
0:01:01 Pero hoy empezamos los amores de... de Luis X, un décimo por el segundo capítulo.
0:01:08 Luis se casó en Segundas Núxias con Carlota de Saoia,
0:01:14 pero no le dio mucha bolicia. En realidad la recluyó en un castillo y la dejó ahí, ¿no?
0:01:19 Él estaba interesado en divertirse con otras muchachas.
0:01:22 Mientras tanto se le atrovió mejor.
0:01:26 Su mujer Carlota llevaba una existencia muy triste.
0:01:30 Cuenta a Abrandón que vivía en el castillo de Amboaz como una simple dama,
0:01:37 con una corte muy reducida, tres o cuatro alcahuetas y para descontar,
0:01:41 vestida como una crota y entregada a los restos y a los oficios de granja.
0:01:49 Dele limpiar gallineros.
0:01:51 La reina es Francia.
0:01:53 Y me imagino que diría,
0:01:55 ¡Mira, para esto soy la reina de Francia para limpiarme, para dedicarle la mugua a esta gallina!
0:02:04 Otro historiador, Sovala,
0:02:06 escribió que a Luis le gustaban, especialmente en los chistes picantes,
0:02:11 le gustaban los que se llaman cuentos verdes.
0:02:15 Incluso el que contaba el chiste con más gracia,
0:02:20 era mejor recibido en la corte.
0:02:21 Para ser bien recibido en la corte de Luis XIX,
0:02:24 había que contar buenos chistes puercos.
0:02:27 El propio rey, desde luego, no dejaba de repetirlos
0:02:32 y casi siempre pedía que le contase en chistes nuevos para luego difundirlos.
0:02:37 Cuando esos chistes que contaba el rey,
0:02:40 no tenían buena recepción o no parecían entrelerse,
0:02:44 Luis castigaba al que se lo había contado por primera vez.
0:02:49 Ya nota con buen fino el historiador, Sovala,
0:02:53 que era curioso que en una corte, donde generalmente reina la consecuencia,
0:02:57 no se rígan todos, aunque fuera sola para honrar al soberano.
0:03:01 Parece que no, que en la corte de Luis XIX se reían si les gustaba el chiste.
0:03:05 Sabimos si lo entendían.
0:03:08 Bueno, pero más allá de los cuentos verdes,
0:03:10 Luis XIX disfrutaba,
0:03:13 del encuentro con algunas damas,
0:03:16 incluso algunas damas que marcaban 1.34 hranillas
0:03:21 y que eran tomadas en las calles por encargo del rey
0:03:26 y conducidas regularmente al mejor lecho del país.
0:03:29 Frantón cuenta que tenía por costumbre Luis
0:03:34 amar a una mujer diferente de cada liga,
0:03:38 porque eso era su deseo y su método,
0:03:41 y además porque para eso era el rey, de hecho.
0:03:44 Parece que disfrutaba enormemente del encanto diverso
0:03:48 y casi no amaba de otro modo.
0:03:51 Se desvinculaba de cualquiera que pudiera gustarle
0:03:55 solo por continuar con obstinación aquella construcción de amores múltiples
0:04:00 que le habían renovado su obligatoriamente agregario.
0:04:04 Sin embargo, ese período logró
0:04:08 un poco más de un año, no mucho más.
0:04:13 Si se tiene en cuenta que tuvo un par de meses enfermo
0:04:15 durante ese período, puede calcularse que amó a unas 300.
0:04:21 Luego de esa temporada los amores de Luis XIX
0:04:24 continuaron siendo diversos,
0:04:26 pero por ahí las que conseguían acceder a su lado
0:04:30 permanecían algún tiempo junto a él.
0:04:34 De viaje o de campaña,
0:04:36 tomaba lo que se le ponía la alcance de la mano
0:04:38 si me permiten la metáfora.
0:04:42 En la pica ría, cuando combatía a él contra el duque de Borgonia,
0:04:47 fue abordado en una aldea llamada Lligón
0:04:52 por una mujer sozosante que se arrojó a sus pies.
0:04:57 La dama explicó que los soldados del rey habían matado a su marido.
0:05:01 Señor, vuestros soldados han matado a mi marido.
0:05:05 Luis contempló a la viuda y le encontró tan hermosa que se enamoró
0:05:12 y le ordenó que fuera con él a la corte,
0:05:15 asegurándole que haría castigar a los culpables.
0:05:20 Ya en París, el rey colmó de tanto regalos a la viuda
0:05:26 que la dama olvidó todo lo que había sucedido.
0:05:30 Incluso dice la crónica que la mujer testimonió al rey su reconocimiento
0:05:35 con mengua de su honor toda la noche.
0:05:40 Ahora bien, Luis siguió haciéndole regalos.
0:05:44 Un día tuvo la idea de regalarle a esta viuda
0:05:47 una cadena de gemas refurgentes.
0:05:52 Entonces se la encargó un joyero,
0:05:54 le llamó un joyero y dijo,
0:05:55 ¡Escúcheme, hágame una cadena de gemas refurgentes!
0:06:02 Cuando estuvo terminada la joya,
0:06:04 la esposa del joyero que se llamaba Juan Suárez,
0:06:07 fue a llevarla a la corte.
0:06:08 Y cuando aquí le traigo la cadena de gemas refurgentes
0:06:12 que usted le encargó a mi marido.
0:06:15 Y el rey la vio a esta mujer, a la joyera,
0:06:19 a la que me va a dar la cifra,
0:06:22 y le gustó también.
0:06:27 Y se les enamoró de la viuda y se enamoró de la joyera.
0:06:32 Y entonces le encargó al tesorero, la noa,
0:06:38 que cuando la mía volviera a cobrar,
0:06:41 Juan Suárez, la mujer del joyero,
0:06:43 volviera para cobrar la joya,
0:06:49 que le dijera que el propio rey le iba a pagar personalmente,
0:06:52 cosa que no se hacía casi nunca.
0:06:54 Entonces, Juan Suárez, la mujer del joyero,
0:06:58 entró al camino del rey y dijo,
0:06:59 bueno, buenas tardes, soy la mujer del joyero,
0:07:01 vengo, ¿se acuerda?
0:07:03 Rey dijo, rey.
0:07:05 Vengo a cobrarle, rey, sí, de cobrar.
0:07:08 El rey no era muy galán, de verdad,
0:07:11 le dijo sin dilaciones,
0:07:13 sino quería corresponder a su pasión por un rato.
0:07:19 Juan Suárez, sí, se dejó tentar, por decir otras cosas.
0:07:24 No tardó mucho en ser la nueva favorita del rey.
0:07:29 Y la viura se quedó sola, por qué, bueno.
0:07:32 Pero esta chica, Juan Suárez, en la mujer del joyero,
0:07:36 corrisió a Luis en algunos aspectos de su conducta
0:07:39 que los merecían como rey.
0:07:41 Parece que Luis, que no era grasa,
0:07:44 andaba con las pinchas siempre mobrientas.
0:07:48 Era un rognoso.
0:07:50 Y junto a Juan Suárez se volvió más puro.
0:07:55 Pero todos esos amoridos tuvieron que suspenderse violentamente.
0:08:01 Mientras Luis se entregaba todas estas aventuras,
0:08:05 la reina Carlota permaneció en su octrabre,
0:08:08 por lo tanto no había descendencia.
0:08:10 Y podía suceder que otra rama dinástica,
0:08:13 por ejemplo, la de los príncipes de Orléans,
0:08:16 se hicieran del trono si Luis no conseguía tener un hijo.
0:08:18 Y entonces el rey se preocupó,
0:08:21 y más se preocupó cuando justamente el príncipe Carlos de Orléans
0:08:25 había tenido, que tuvo un hijo con su esposa María de Clés.
0:08:29 Ahí Luis decidió apurar su descendencia.
0:08:33 Salió a caballo hacia Amboas, donde estaba Carlota,
0:08:36 ahí le cuidar galina.
0:08:40 Y parece que Carlota se asombró mucho al verse arrastrado a una cama,
0:08:43 incluso antes de ser saludada.
0:08:49 Parece que durante algún tiempo el rey hizo todo lo que pudo
0:08:53 por asegurar el porvenir de la dinastía.
0:08:56 En 1463 se sintió feliz porque Carlota estaba embarazada.
0:09:01 Yo a Luis se envario una línea, la famosa Juana,
0:09:05 que era desichada físicamente,
0:09:09 y bajo indicaciones celulitas,
0:09:15 el rey entendió que no debía desperdiciar su fervor,
0:09:18 por lo que Clau suro su encuentro con otras damas
0:09:21 para conseguir finalmente el EDDO.
0:09:24 Y lo logró cuando nació Carlos,
0:09:26 que sería su sucesor y el nuevo rey, que es Amado Carlos VIII,
0:09:31 el mismo de las invasiones a Ápoles,
0:09:33 el mismo que importó las cípiles a Francia,
0:09:39 aquí es la enfermedad que los franceses llamaron,
0:09:42 el mal de Ápoles y los napolitanos del mal francés.
0:09:49 Aquí es la historia de Luis,
0:09:52 el rey que tenía por costumbre amarlas por una noche
0:09:56 y luego abandonarlas.
0:09:59 Que tiene alguna dedicatoria que hacer,
0:10:01 a mí me gustó esta historia.
0:10:02 Sí, Carlota estaba ya pobresita.
0:10:05 Ya andaba ahí con la gallina, ahí le quedé con la gallina del rey Naldo.
0:10:09 Andaba en la suya, también a Salchowat, al dejarle de ir, siempre es algo...
0:10:13 Sí, lo enseñó.
0:10:13 Pero mujer que aún no lo mejora, es una buena cosa, lo vio.
0:10:18 Sí, que uno...
0:10:21 Se las hace un poco mejor, ¿qué?
0:10:25 Que con el juicio.
0:10:27 Ah, sí, sí, también.
0:10:28 Este caso es un gran...
0:10:30 He tenido esas cosas.
0:10:31 Claro, sí, seguro que sí.
0:10:35 Este caso y todas las buenas tendencias que tengo,
0:10:38 que son bien pocas, desde luego,
0:10:41 o venés en la influencia de alguna dama.
0:10:43 Quiere decir que si hubiera tenido más dama,
0:10:46 seguramente tendría un mayor número de tendencias positivas.
0:10:51 Así que, en esa inteligencia, sí, sigo buscando.
0:10:56 ¿Algún no lo dice?
0:10:59 No trabaja directamente y busca tendencias positivas, en vez de dama.
0:11:10 Hemos ido a la discoteca a buscar discos acordes con esta historia,
0:11:15 que era el hombre a quien no le duraban los amores.
0:11:21 Y el vals que se llama Nevesoy se fue,
0:11:24 es estupendo, especialmente para ver esta historia,
0:11:27 desde los ojos de las hijas que se acercaban a Luis.
0:11:31 Que bien hubieran podido decir esta frase.
0:11:35 ¿Cómo te fue con el rey bien?
0:11:37 Nevesoy se fue, pero el rey ha sido un poco más que eso, seguramente.
0:11:42 Nevesoy se fue en la versión clásica de Hugo del Caribe.
0:12:12 En la vida pasada, en la vida pasada,
0:12:15 el barco de ajo,
0:12:18 y es tardado tanto para comprenderlo,
0:12:22 Hugo que alejarse la que yo adore,
0:12:26 para darme cuenta que así sin saberlo,
0:12:29 era el mídano de su deladio muy bien.
0:12:35 ¡Qué vivo!
0:12:38 Sienta tú en el barco, recorde los áremenes,
0:12:42 este muerto en queso que pido los dos,
0:12:46 es romantiar bien, ser bien cariose,
0:12:50 pero sos un reo del cielo que soñó el labor.
0:12:54 Esa era una diosa que llegó a mi pueblo,
0:12:58 al usar eso así, yo me enciraba el rey,
0:13:02 se arruzó en mi caldo, irme y tiraba,
0:13:06 y una gris barriada de sol y se fue.
0:13:15 Y he quedado todo con dispensamiento,
0:13:20 y en la grisacidad, pa' que me dio que ser,
0:13:24 escucho el tiempo tanto por atento,
0:13:29 mentira estiado, que te acerda la mujer.
0:13:33 Cuánto sueño Hugo, por comienzo,
0:13:37 cuándo en tu recaso subo, que arruzó,
0:13:41 a ver qué sacada, qué hay que saber de tu,
0:13:45 qué cozo en vivo, que le besó el barrio.
0:13:54 Sienta tú en el barco, recorde los áremenes,
0:13:58 el que muy suciente se suy con ojo,
0:14:01 el robo hacia el día y el cariota,
0:14:05 y los robo, pero vinciano, que suyó el amor.
0:14:09 Esa era una diosa que llegó a mi pueblo,
0:14:13 al usar eso así, yo me enciraba el rey,
0:14:17 se arruzó en mi caldo, irme y tiraba,
0:14:22 y una gris barriada de sol,
0:14:34 Ha cantado Hugo de Carril, de José Canet,
0:14:37 me besó y se fue.
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