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0:00:00 Hablaremos de los caprichos y de los enojos de Isabel de Angulema. Hace algunos años contamos aquí mismo el siguiente episodio, en el año 1200 en Francia,
0:00:13 iban a casarse Isabel de Angulema y Hugo de Lysignan con de Marche. Hugo era uno de los nobles más valientes, más ricos y más poderosos del reino.
0:00:28 Tan importante el aturidaje que el padrino de la boda era nada menos que el rey inglés, más en tierra, que por entonces estaban burleos.
0:00:38 Repitamos lo que sucedió. El día del casorio los habitantes de Angulema llenaban las casas. Hugo de Lysignan, el novio, había dispuesto fuentes de digno, manjares para todos los habitantes, el feblo, etc.
0:00:55 Hugo y el padre de Isabel subieron junto al altar y así esperaron a la novia. Isabel inició el recorrido por la iglesia de la mano del padrino, el rey inglés Juan.
0:01:08 Cuando llegaron junto al Obispo, Juan no soltó la mano de Isabel. Todos se sorprendieron. Juan sin tierra hizo casar a todos y le dijo al Obispo,
0:01:20 «¡Cácenos inmediato! De claro mi voluntad de tomar esta mujer como esposa ahora mismo!»
0:01:27 Hugo de Lysignan se lanzó contra el rey Juan, pero sus compañeros lo detuvieron a tiempo para que no cometiese un delito de Lysa Magestal que merecía a la muerte.
0:01:39 La cuestión fue que Juan sin tierra se llevó Isabel a Inglaterra y la hizo reina. Hugo pidió ayudar a su reya, el rey de Francia, que era Felipe Augusto, justamente,
0:01:51 y se armó una guerra para devolverle el honor al novio plantado. Pero esa guerra no solucionó nada.
0:02:00 Muchos años más tarde, el 19 de octubre de 1916, tras un atracón de comida y vino, Juan sin tierra murió.
0:02:09 Isabel regresó a Francia con la esperanza de encontrarse con Hugo de Lysignan, pero Hugo ya estaba casado y no le dio violencia.
0:02:18 Isabel con desarangulema lo esperó.
0:02:22 En noviembre de 1919, Hugo de Lysignan quedó viuro.
0:02:30 Dice que cosas tienen destino.
0:02:34 Y después de enviudar, no tuvo mejor idea que pedir una vez más la mano a Isabel.
0:02:40 Así que en 1200 se casaron lo más. En la misma iglesia les ya lo habían intentado una vez.
0:02:46 Fueron felices por muchos años, hasta que en 1241 sucedió lo siguiente.
0:02:51 El rey de Francia, que era Luis IX, y que después iba a ser Luis,
0:02:56 reunió a los nobles y a los clenos para otorgar a su hermano Alfonso los derechos que les correspondían por haber alcanzado la mayoría de edad.
0:03:06 Una vez terminadas las ceremonias, Luis condujo Alfonso a Poetín,
0:03:12 a fin de que recibiera el homenaje de sus basados, de los señores,
0:03:17 entre los cuales se encontraba Hugo de Lysignan, que era dueño de esa región y en donde vivía con su mujer Isabel.
0:03:24 Tras haber prestado juramento de fidelidad, Hugo regresó tranquilamente al castillo donde estaba su esposa Isabel.
0:03:33 La mina lo recibió muy mal.
0:03:36 Y parece que Isabel era muy ambiciosa, muy celosa de sus tierras y no quería depender de nadie.
0:03:41 Eran épocas en que el poder de los varones, de los señores, estaba en continua disputa con el poder central del rey.
0:03:51 Así que era muy frecuente que los varones se ofendieran, que el señor de No sé dónde,
0:03:57 le agarrara al pitch ilusion y que se les aporta esa cuestión.
0:04:03 Y la mina, cuando volvió el marido, le dijo,
0:04:08 ¿y sé qué? Tenía que andar rendiendo homenaje, di si había el hermano del rey.
0:04:13 Yo no dependo de nadie, qué se piensa en ese poligriso, y vos salidas rastrándote.
0:04:22 Bueno, entonces Hugo escuchó los argumentos de su esposa y reunió un ejército
0:04:29 hizo saber a Luis IX que atacaría la armada real, a menos que se le consideran algunos privilécios.
0:04:38 Es decir, una típica guerra entre el poder central y los primeros ciudadanos,
0:04:42 porque no se sometían del todo.
0:04:45 Bueno, a cabo de dos días de conversaciones muy cortes, el rey Luis prometió escuchar a Hugo del Isimil.
0:04:51 Muy contento por su victoria, Hugo fue inmediatamente a ver Isabel con la esperanza de recibir algunos cumplidos.
0:05:01 Pero según las crónicas, recibió esa respuesta de su mujer.
0:05:04 Que estado de nivel, de hombre bien, abyección y o propio del pueblo,
0:05:12 salí y que yo no os vea más, abeición raro a los que os desheredan, o mejor todavía a los que os desheredan.
0:05:22 Y lo que estaba muy nervioso, claro, que confundía por eso.
0:05:27 Bueno, después aquellos insultos y Isabel se marchó.
0:05:32 Hugo delucinó, estaba un poco perplejo.
0:05:37 Como Isabel no aparecía, la fue a buscar, estaba en un gulema,
0:05:41 pero ella le hizo prohibir la entrada en el castillo donde se había alojado.
0:05:45 Por fin, por mediación de un monje, Hugo consiguió conversar con su esposa en un tono humilde y sumiso,
0:05:52 le preguntó la razón de su odio, y Isabel se explicó.
0:05:56 Contoque durante la visita del rey, cuando esperan la rendida y la amenaje,
0:06:00 a Guadalajara, a Poatíos, es aquí se ha rendido las amenajes, pero no recibió más que desde él.
0:06:06 Y ahí se levantó, cuando esa que había sido reina en Inglaterra, entraba a la Liga.
0:06:13 Me trataron, dice, como una poligrisa, que se piensa,
0:06:18 no puedo aguantar más el dolor y la vergüenza, etcétera.
0:06:23 Hugo delucinó, intentó demostrarle que podía considerarse vengada
0:06:27 con los privilegios que había obtenido del rey Luis, pero todo fue en vano.
0:06:32 Y él quería una guerra, una matanza. Quería que el rey casiera por una vergüenza particular.
0:06:39 Viendo que su marido seguía dudando, Isabel le declaró que no volvería a compartir su cama
0:06:44 hasta el día en que se pusiera la cabeza de la rebelión.
0:06:47 Y Hugo, que estaba muy enamorado de su mujer, reunió inmediatamente a unos balones
0:06:52 y formó una Liga de la cual fue jefe.
0:06:55 Mientras, Isabel se encerró bajo llave en sus aposentos y prohibió el amor.
0:07:01 Hugo delucinó, solicitó, se recibió por el hermano de Luis IX Alfonso
0:07:06 y cuando estuvo ante su presencia, exclamó ante la sorpresa general.
0:07:10 Señor, reniego de vuestra señalida y tomo de nuevo mi diversidad.
0:07:15 Tras esas palabras salió del palacio, corrió a todo Galopia,
0:07:20 hasta Luis IX y empezó la guerra con un ciudad como la Guerra de los Barones.
0:07:24 Hugo estuvo a ayuda de los ingleses que desembarcaron en Roallano.
0:07:30 Luis IX comandaba en persona una tropa de 25.000 dólares.
0:07:36 El Rey de Francia tomó ventaja rápidamente
0:07:39 y al enterarse de las primeras derrotas Isabel, loca de rabia,
0:07:43 mandó unos hombres con un veneno muy eficaz que había preparado ella misma
0:07:47 para verterlo en la Copa de Luisa.
0:07:49 El complot fue descubierto y los envenenadores ajusticiados.
0:07:53 El conocimiento de esa perfidia duplicó el ardor de los hombres
0:07:58 y combatió en las órdenes del Rey de Francia los ingleses que replegaron
0:08:02 y después se retiraron de aquella lucha peudal.
0:08:05 Sin esa duda, la rebelión se desarticuló.
0:08:09 Poco tiempo después Luis IX dio a Hugo de Lisingán e a Isabel
0:08:14 a rastrarse a sus pies implorando, perdón, y los perdonó.
0:08:20 De ese modo Isabel y Hugo salvaron sus vidas, pero no el amor.
0:08:26 Isabel odió a Hugo por no haberla defendido hasta las últimas consecuencias.
0:08:31 Le dijo a su esposo que su destino junto se había terminado para siempre.
0:08:35 Hugo de Lisingán, de este lado, piantó a las cruzadas y murió en Damier.
0:08:42 Isabel se refugió en una avarilla y así vivió cuatro años hasta su muerte
0:08:50 mientras lo haciéndose.
0:08:52 Es una historia muy triste, solo porque algunos cortesanos no le rendieron el homenaje
0:08:58 de vida a esta mujer en existencia.
0:09:03 A Luis.
0:09:04 Al trae Luis IX.
0:09:06 Y dice que el sol dieron que tenía que defender y fue lo perdonó.
0:09:09 Bueno, por algo fue santo.
0:09:11 Después dicen que en San Luis era santo ya en vida.
0:09:15 La gente sabía que el tipo algo tenía.
0:09:20 Santo.
0:09:21 Y entonces, por ejemplo, ellos se sentaban al suelo y venían a los muchachos a llevarse la tierra.
0:09:30 ¿Ajuntaban la tierra?
0:09:31 Ah, ajuntaban la tierra porque parecía que todo lo que entraba en contacto con el rey Luis
0:09:38 tenía después la misma virtud de una religia.
0:09:43 Las religias a las que el propio San Luis era muy aficionado,
0:09:46 que le encajaban cualquier cosa.
0:09:49 Y venían como...
0:09:51 Tenían como siete o ocho clavos de la cruz del sol.
0:09:59 Bien, hemos sido a la discoteca.
0:10:01 Él hemos hablado de esta mujer, al discotecario que primero se indignó
0:10:06 y después nos vio a la samba que se llama la cuartelera.
0:10:10 Es que en la versión clásica de Eduardo Calvo,
0:10:15 la cuartelera lo hubo de la vocación beligerante de esta mujer.
0:10:23 Está lleno de estas mujeres y de estos hombres.
0:10:27 Y luego de otros hombres todavía peores que esta mujer.
0:10:32 Pero lo malo es cuando...
0:10:35 cuando esta gente llega al poder.
0:10:38 Sí, claro, cuando el capicho de uno llega a comprometer la vida de otros que nada como un pedazo.
0:10:46 Así que la maldad y la estupidez son superlativas cuando se le agrega poder.
0:10:52 El hombre más malo del mundo debe ser un hombre poderoso.
0:10:55 Y el hombre más estúpido también.
0:10:59 Un estúpido de peso complejo debe estar respaldado por el poder.
0:11:05 E incluso estaría lo que por la doctrina.
0:11:11 Como decía un amulumero tonto.
0:11:14 No es peligroso, pero un tonto que hace cuelacín.
0:11:21 Escucharemos la samba, la cuartelera,
0:11:24 acallados los inmóores de las sillas que en el tortón se mueven solas.
0:14:17 Sűzle flatral que cantemos el cruel lubs.
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