Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de los contratiempos del Ypésecto de Francia.
0:00:07 El Ypésecto, el Rey de Francia, como ustedes saben, se enfrentó con Eduardo III, el Rey de Inglaterra, en la que se llamó Guerra de los 100 Años.
0:00:16 El Rey de Inglaterra consideraba que tenía derechos sobre la corona francesa.
0:00:24 Si ustedes quieren, le digo cómo era él.
0:00:27 El Rey de Francia, un anterior Rey de Francia, el que fue maldito por la que molé cuando lo quemaban en la oguera.
0:00:39 El primero de los Reyes Malditos, Felipe IV de Francia, Felipe Lermoso, tenía unos hijos.
0:00:46 Isabel Luis Felipe Carlos.
0:00:51 El templario que ardían la oguera los malditos a todos.
0:01:00 Y sirvió la maldición porque los tres hijos de Felipe Lermoso se murieron sin descendencia.
0:01:08 Fueron Reyes sucesivamente y murieron sin descendencia.
0:01:11 Primero Luis fue Felipe, que fue Felipe V y después Carlos.
0:01:17 Y se terminó la dinastía. Se cortó la asociación directa.
0:01:22 Pero Isabel, la hija, la hermana de esos tres, se había casado nada menos que con el Rey de Inglaterra, Eduardo II.
0:01:31 Y es así, tenía un hijo, que era Eduardo III, Rey de Inglaterra.
0:01:37 Ahora bien, cuando se murió el último de los hermanos,
0:01:43 de Isabel, de la mamá, de Eduardo III, los franceses, dijeron,
0:01:48 no, no, no, el próximo rey va a ser el hijo de la hermano de Felipe IV, que era Carlos de Valvá.
0:01:55 Y ahí empieza la Valvá.
0:01:57 O sea que los ingüeces tenían al Rey de Inglaterra, que era sobrino, que era nieto del Rey de Francia.
0:02:06 Y el otro era apenas sobrino nieto del Rey de Francia.
0:02:10 Así que tenía muchos mejores derechos.
0:02:12 El Rey de Inglaterra era hijo de la hija de Felipe IV,
0:02:18 y el otro, que era hijo de la hermana.
0:02:22 Sin embargo, los franceses, es el nuevo, no, van a permitir que el Rey de Inglaterra se haga con la corona francesa.
0:02:29 Y lo coronaron a este hijo de Carlos de Valvá, que se llamaba Felipe VI.
0:02:34 Eduardo se enojo guerra.
0:02:40 Allá por 1339, los ingüeces, después de algunas victorias, anunciaron que invadirían Francia con un gran ejército.
0:02:49 La noticia aterrorizó a Felipe, que empezó a su vez a organizar la invasión en la terra.
0:02:56 Pero empezó por cometer un error del que todavía se habla.
0:03:00 Nombró como almirante de su flota a hombres que no habían navegado nunca.
0:03:06 Además, por olvido o por orgullo, desvenió las informaciones que tenía acerca de la hermana inglesa,
0:03:13 y empleó a los de gustos métodos de guerras franceses,
0:03:18 en vez de emplear como modelo la impecable organización que tenían los ingüeces en ese momento.
0:03:24 La hacía tiempo que los reyes de Inglaterra habían establecido su reno de servicio militar obligatorio,
0:03:30 al que estaban sometidos todos los hombres desde los 16 hasta los 60 años.
0:03:36 En Francia, al contrario, el ejército era un caos.
0:03:40 Estaba integrado por caballeros, cuya única táctica y estrategia consistía en atacar todos juntos atropelladamente,
0:03:52 demostrando la mayor valentía y sin aceptar ninguna clase de órdenes.
0:03:57 Imagínese, ¿no? La idea de una disciplina parecida a la de los ingüeces los hacía reir.
0:04:04 En cuanto divisaban al enemigo, se lanzaban todos contra él,
0:04:09 incluso competían para hacer los primeros en llegar,
0:04:13 y así siempre se armaba una gran confusión y pervilidad.
0:04:18 Felipe VI estaba a sí mismo atormentado por graves preocupaciones domésticas.
0:04:26 Su esposa, Juana de Borgoña, era la mujer más mala del mundo.
0:04:32 Era energica, amarga, fea e insoportable.
0:04:37 Su crueldad era tan grande que, según parece, hacía morir sin piedad a todos los que le molestaban.
0:04:45 Y el rey tenía que dedicar gran parte de su tiempo a impedir que su mujer cometiera clímenes,
0:04:51 porque no solo mataba a los que le molestaban, sino que había mucho que le molestaban.
0:04:58 Por ejemplo, la reina detestaba a uno de los caballeros preferidos del rey, que se llamaba Bertrand.
0:05:05 Un día falsificó una orden real en la que se indicaba al prevoce de París
0:05:11 que condujera al señor Bertrand a Monfasson para ser colgado.
0:05:19 Para completar el engaño se apoderó la mina del sello real, lo estampó ahí en el documento con un placer lacre,
0:05:27 y se lo mandó al prevoce de París.
0:05:31 Agarró a Bertrand y mató.
0:05:34 El funcionario y amigo de Bertrand se amplificó a recibir la orden
0:05:38 y fue hasta la casa del caballero condenado y le comentó que iban a matarlo.
0:05:43 Y Bertrand pidió ir a ver al rey antes de que se concretara la pena.
0:05:47 Concedida esta gracia, se presentó al rey para ver al menos por qué lo iban a colgar.
0:05:53 Así que llegó al doble que en ese enteón se lo iban a un museo, sino que al palacio real.
0:05:58 Y Felipe se lo recibió.
0:06:00 Se preguntó amablemente qué quería tan temprano en las cinco de la mañana.
0:06:04 Y Bertrand le dijo, Majestad, cuando uno va a morir procura levantarse temprano.
0:06:11 Y le dio al rey la carta que el prevoce había recibido.
0:06:16 Felipe paliesió, pidió disculpas y no lo condenó.
0:06:22 En momentos en que se había detonado la guerra, Felipe debió solucionar ocho de estos asuntos.
0:06:29 Otro fue el siguiente.
0:06:31 En una oportunidad juana intentó matar al obispo de Bogué con un procedimiento distinto esta vez.
0:06:38 En ocasiones que el obispo era huésped del palacio, le dijo,
0:06:44 Ser bienvenido, misramos y yo os cuidaremos.
0:06:49 Para empezar os hemos hecho preparar un baño.
0:06:53 Y el obispo, que conocía los sentimientos de juana, desconfió, desconfió, dijo.
0:06:59 Y habló con el hijo mayor del rey de Juan y con toda franqueza le participó su temor.
0:07:05 Le dijo, mirá Juan, a mí me parece que tu vieja me quiere la liquidad.
0:07:11 Y Juan le dijo, es fácil, me bañaré con vos y veremos qué pasa.
0:07:17 Al enterarse de tal proposición la reina se asustó y fue corriendo impedida a su hijo que entrara en el baño del obispo.
0:07:25 Y el príncipe preguntó por qué no podía bañarse y juana por toda respuesta agarró un perro que acertaba pasar por ahí
0:07:32 y lo arrejó al agua y el animal murió en pocos minutos.
0:07:37 El rey enterado de él le echó impidio a su mujer que se mostrará en público durante varias semanas.
0:07:42 Me tapa que no asesinara a nadie.
0:07:45 Mientras tanto la flota francesa aniquilada en Eclipse, la caballería pues deseesa en quasi.
0:07:54 En el curso de esta última batalla la encantaría inglesa, que estaba armada con unos arco ligueiros y de tiro rápido, aplastó a los franceses.
0:08:03 Por cada flecha que lanzaron los franceses, los ingleses lanzaban siguiente.
0:08:08 Dos años después del desastre de Croix-Sie, el duelo invadió al lorre.
0:08:13 Juan, el hijo mayor del rey, perdió a su mujer, la hermosa bone de Luxemburgo.
0:08:20 Felipe pensó en volverlo a casar y se lo iba a casar de nada.
0:08:25 Y se decidió por Blanca de Navarra.
0:08:29 Tras obtener su mano, mandó a embajadores a buscarla.
0:08:33 Se asaba en Camino hacia París, donde la esperaba infaciente Juan.
0:08:38 Cuando la rey, la Juana, la mala, la mujer de Felipe se murió ella también.
0:08:44 Sin terramar una lágrima, Felipe hizo enterrar a su esposa, que tantos problemas le había creado, y esperó tranquilamente a su futura nueva.
0:08:52 Cuando Blanca llegó al lorre, todos quedaron impresionados.
0:08:57 Jamás habían visto una mujer tan hermosa.
0:09:01 Y el mismo rey se enamoró de Blanca.
0:09:05 Unos días más tarde, mandó a su hijo un pequeño viaje por la provincia.
0:09:10 Vaya, mi hijo, deje una vuelta por la provincia.
0:09:14 Y aproveció que estaba sola con Blanca, y le dijo que si quería ser reina de Francia,
0:09:20 el método más rápido era casarse con el rey, en vez de casarse con el heredero.
0:09:26 Y la joven se dejó convencer con facilidad.
0:09:31 Incluso aceptó que Felipe hiciera con ella lo que algunos historiadores denominan, ensayo de matrimonio.
0:09:37 Por eso fue tan satisfactorio el ensayo que desde entonces ambos se consideraron prometidos.
0:09:44 Cuando Juan regresó de su viaje por la provincia, se enteró del asunto.
0:09:50 Abandonó el palacio, desde luego rehusó a asistir a la boda de su padre y su prometida.
0:09:58 La unión, sin embargo, de Felipe VI y Blanca no fue larga.
0:10:04 Succedió que el rey se murió.
0:10:07 Se murió porque tenía, según dicen aquí, 56 años que no resistieron la bogosidad de los 16.
0:10:14 De su nueva esposa. En aquel tiempo hacía mal.
0:10:26 Así que como suelen decir los cronistas antiguos, debilitados por los excesos amorosos,
0:10:32 Felipe murió un año después del casorio.
0:10:38 Blanca no se volvió a casar. Juan fue el sucesor de Felipe
0:10:43 y creó no sólo la corona, sino también aquella guerra de los 100 años.
0:10:48 Es una historia de Felipe VI, del comienzo de la guerra de los 100 años,
0:10:53 de lo mal aquella su mujer y de cómo le sopló la novia al hijo.
0:11:03 A Blanca, que era fácil y hermosa.
0:11:09 Y también a Alejandro, a los médicos modernos que han transformado la vida sexual en algo bueno.
0:11:17 No como antes, que era malo.
0:11:19 En el para ti, en el vosotras, dice que hace muy bien.
0:11:24 Es un médico de los médicos modernos.
0:11:27 El doctor comilló, dice que adelgaza.
0:11:29 Sí, señor. Entre 600 y 300 calorías.
0:11:33 Según con quién, según cuándo y con quién.
0:11:46 Felipe no, pues se le iba a dedicar, no más que por la vida.
0:11:49 A uno le gusta la mena, gasta más calorías o menos.
0:11:53 A mí me parece que más.
0:11:54 Sí, probablemente gasta más.
0:11:56 Sí, probablemente gasta más.
0:11:58 Claro, tiene que andar imaginándose otra vez.
0:12:07 Bueno, ¿a dónde hemos ido?
0:12:10 A la discoteca a buscar un disco sobre Felipe Esecto y su mujer.
0:12:17 Y entonces apareció el tango que se llama Matala.
0:12:20 Canza el tango Matala, cuyo autor era su propio maestro de canto, Don Carlos Jare.
0:13:21 Pero no, no tengo la culpa, señor.
0:13:26 Y fue lo que hizo, no, que este amor,
0:13:30 quien puso en su cuerpo y por la gran amor,
0:13:33 con todo su acero lo pude bajar.
0:13:38 Pero no, no tengo la culpa, señor.
0:13:43 Yo puse en su cuerpo y por la fe de la flor
0:13:47 ni besos malditos la ignoración.
0:13:51 Por eso el que no lo muere, lo engordé.
0:13:56 Matala, Matala, con ti no lo te pierdes.
0:14:05 Aún en las palabras, con verorio al matar.
0:14:12 Y al verla corriente, de la baila de la flor atorada.
0:14:20 Puse en un club lo diferente, te pierde de abrazo
0:14:24 y entonces quisiera desharla y matar.
0:14:33 Pero no, no tengo la culpa, señor.
0:14:38 Y fue lo que hizo, no, que este amor,
0:14:42 quien puso en su cuerpo y por la gran amor,
0:14:46 con todo su acero lo pude bajar.
0:14:55 No puse en su cuerpo y por la fe de la flor
0:14:59 ni besos malditos la ignoración.
0:15:03 Por eso este amor, por eso soy por ti.
0:15:15 Temos escuchado a Carlos Arden, interpretar Matala.
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