Transcripción automática
0:00:00 Bien, vamos a hablar de los socialos.
0:00:03 Son unos externos protagonistas de la independencia de los Estados Unidos.
0:00:13 Podríamos empezar diciendo que algunos alemanes partían hacia el nuevo mundo en aquellos tiempos.
0:00:20 Allá por 1750, una inmigración alemana, los que hoy son los Estados Unidos,
0:00:28 había alemanes que huían de problemas religiosos y dios, pero después hubo otros alemanes
0:00:37 que llegaron ya durante la guerra de la independencia y eran mercenarios contratados por el rey Jorge III de Inglaterra.
0:00:46 Cuando los americanos se declararon en breve el día, algunos ingleses simpatizaban con ellos
0:00:53 y deploraban las tácticas de un gobierno que muchas veces obligaba a los ingleses a tomar las armas
0:01:01 y a enfrentar a quienes a lo mejor eran parientes, amigos, o hijos de amigos o nietos de amigos.
0:01:08 Por tal motivo, Jorge III tenía dificultades para reunir un ejercito numeroso para luchar contra los rebeldes de las colonias.
0:01:16 Y entonces firmó un contrato en 1775 con el señor llamado Federico de Gese Cacel,
0:01:22 que se comprometió a su ministra de los ingleses, 22.000 soldados alemanes, que fueron los llamados gecianos.
0:01:31 En realidad, la mayoría de los reclutados por Federico de Gese eran campesinos.
0:01:38 Muchos de ellos tenían que hacerse mercenarios porque estaban en la miselia, no le quedaba ninguna otra alternativa.
0:01:46 Según se dice, la disciplina en aquel grupo reunido por Federico de Gese era muy severa.
0:01:53 Los oficiales exigían obviencia extantánea, a veces incluso asortaban a la tropa sin motivo alguno.
0:02:02 La deserción se casigaba con la muerte, se sometía a los reclutas de una instrucción constante
0:02:10 y, aún cuando viajaban en los barcos en dirección América, se los sometía a terribles descanes,
0:02:17 a veces se los obligaba a permanecer firmes y alineados en medio de terribles tempestades.
0:02:24 Tenían unos elegantes uniformes azules, unos cascos metálicos alargados en punta, que parecían litras de ovirpo.
0:02:33 Y eran brutales, muy brutales.
0:02:37 Los colonos de los Estados Unidos los llamaban unos del infierno, unos con H,
0:02:43 con recordación de los soldados de Artila y también en recordación de aquel lugar a donde se supone uno va cuando se mueve.
0:02:51 Como la mayoría de los gestianos no habían conocido antes de su vida militar más que a Nigeria y pobreza,
0:03:01 les parecía lógico llevarse todo lo que podían de las casas y granzas de los nativos.
0:03:07 No sabían inglés, no distinguían mucho entre los rebeldes y los pro-británicos o los británicos,
0:03:14 de manera que ante la duda saqueaban todo lo que encontraban a su paso.
0:03:18 Es cierto que luchaban codo con codo con los británicos, pero no mantenían buenas relaciones con ellos.
0:03:24 Sentían un desprecio enorme por aquellos extranjeros a los que consideraban torpes y borrachos.
0:03:32 Y que su idioma gutural les sonaba demasiado áspero.
0:03:36 Al decirlo del rato, cualquier idioma extranjero sona siempre demasiado áspero.
0:03:41 Calculece que son alemanes los que hablan de las perezas
0:03:44 y todos nosotros creyendo en los poseedores de una lengua dulce,
0:03:48 tenemos decidido que los alemanes hablan un idioma lleno de consonantes y de durezas
0:03:55 e imposible de ser utilizado para la poesía sin que nos importe un rábano vete.
0:04:01 Es inevitable recordar aquel pasaje de Ravelé en Gargantú y Pantagruel.
0:04:10 Los personajes hoy en hablan a un señor y panurgo, pregunta creo.
0:04:16 O alguien le pregunta a panurgo, ¿qué idioma habla ese hombre?
0:04:20 Y panurgo contesta.
0:04:22 Así hablan los alemanes y así hablaríamos nosotros por la oreja hacia Dios Plubiér.
0:04:27 No dijo por la oreja, pero es lo que digo.
0:04:30 Lo que podemos transmitir es la atención a algunas damas que hay en la placa.
0:04:38 El caso es que ingreses y alemanes empezaron a luchar contra los rebeldes,
0:04:42 pero luchaban cada uno por su lado, como hemos dicho no se llevaban día.
0:04:46 Durante el verano en 1776, un hombre de origen alemán llamado Lurwig,
0:04:52 Panadelo en Philadelphia, que era hombre de Washington,
0:04:57 era un hombre de Washington,
0:04:59 y se hizo pasar por desertor rebelde y se insertó en las líneas gestiales.
0:05:07 Se dedicó el conceso por orden del propio Washington
0:05:11 a convencer a los gestianos para que desertaran.
0:05:15 Les infiltró, empezó a decir, ¿qué se hizo?
0:05:18 Desertan.
0:05:20 Y les habló a los gestianos de las ricas tierras de Pensilvania.
0:05:26 Le dijo que si desertaban podrían establecer senillas con sólo pedirlo.
0:05:32 Les aseguró que podrían hablar su propio idioma,
0:05:36 trabajar tierras propias y además,
0:05:39 les juro que las muchachas del lugar eran pecho bonas y complacientes.
0:05:44 Virtudes aquellas que eran las que los gestianos más admiraban.
0:05:48 Y el plan de Lurwig dio resultado,
0:05:51 porque cientos de alemanes acompañados por el Panadelo
0:05:55 hundieron de noche y establecieron lo más en Pensilvania,
0:05:58 donde se dedicaron al cultivo de las tierras
0:06:01 y al examen de las pechugas complacientes de las muchachas del lugar.
0:06:08 De todos modos, la pérdida de unos cuantos centenares de soldados
0:06:11 no significó mucho, ya que el 12 de junio de 1776 llegó a New York,
0:06:15 y el alemán Vincent von Liephausen,
0:06:18 conocido por sus compañeros como el hombre,
0:06:21 se hundaba el pan de Manteca con el pulgar.
0:06:25 El capitán Liephausen arribó en Norteamérica con 15.000 sesianos nuevos.
0:06:30 Tanto poder parecía indicar que los días de Washington estaban contados,
0:06:35 como efectivamente era, pero no era lo sentido.
0:06:38 Washington sufrió, saben ustedes, una derrota aplazante
0:06:42 en la fuertaleza de Haccio.
0:06:44 2000 norteamericanos cayeron en manos del capitán Liephausen.
0:06:48 Y así empezó la unillante retirada de Washington hacia el sur
0:06:52 a través de las llanuras de Ixarce.
0:06:55 Y llegó a las riberas de Pensilvania con sólo 3000 hombres.
0:07:01 La mayoría escuálidos y despualles tibios,
0:07:05 sin zapatos, capas, rotos o pantalones.
0:07:09 Venimos de Mendoza, de Cuyo y de Unterremoto,
0:07:12 por eso es que traemos los pantalones rotos.
0:07:15 Le hice un verso que no tiene nada que ver con esta gente.
0:07:20 Pero este defecto de los pantalones del cantor Mendozino
0:07:28 y de los dos lados de Washington me hizo recordar.
0:07:32 El caso es que en el que Washington recuperaba sus arapiencas tropas,
0:07:37 otro militar gestiano, el colonel Rahl,
0:07:40 entrenaba a sus hombres en el entonces al día del 30, aunque hoy es capital.
0:07:44 Rahl era un individuo muy aficionado a la bebida, a la juega,
0:07:49 y también era amante de la música.
0:07:52 Se acaba todos los días a los músicos de los que era cierto
0:07:56 para que desfilaran por las calles de Trenton
0:07:59 y, sin saber, una sola nota le pedía al director de la banda militar
0:08:02 que le enseñara los movimientos característicos de la batuta
0:08:05 para luego imitarlos frente a los instrumentos.
0:08:09 Hay mucha gente que cree que eso es dirigir.
0:08:12 Puede ser con una batuta ante los músicos.
0:08:15 Y efectivamente, eso es dirigir.
0:08:23 Un día, un espíritu exigeno le aconsejó a Rahl fortificar el pueblo
0:08:29 contra un posible ataque de las fuerzas de Washington.
0:08:32 Le digo, mire, Washington va a atacar.
0:08:35 Pero el colonel Rahl no lo escuchó.
0:08:38 Washington, por su parte, sabía que para un buen gestiano
0:08:43 la Navidad era una época de grandes orgías
0:08:47 y pensó en atacar justo el día de Navidad a las tropas de Rahl.
0:08:51 Podía contar con qué se encontraba con una guarnición borracha y desprevenida.
0:08:57 Así que al final de la tarde, el día de Navidad,
0:09:00 sea el 25, la tarde, las tropas rebeldes
0:09:04 empezaron a desplazarse arriba abajo
0:09:07 incluso con los pies envueltos en tela de bolsa artigiega para no ser ruida.
0:09:11 Un patelán, patelán.
0:09:13 Es famosa.
0:09:14 Y esperaron a que se hiciera de noche para atacar.
0:09:17 Mientras tanto, los que hacían los celebraban la Navidad
0:09:21 con considerable despreocupación.
0:09:24 Estaban reunidos alrededor de unos pinos vistosamente decorados
0:09:28 según era costumbre en Alemania.
0:09:31 Y fueron esos los primeros árboles de Navidad que se vieron en Norteamérica
0:09:35 donde harían carreras como ninguna otra parte del mundo.
0:09:39 Creo que ningún otro país existe esa pisión casi superquiciosa por el árbol de Navidad.
0:09:47 Bueno, el coronel Rahl en aquellos festejos debía sin parar a guardiente de manzanas
0:09:53 y jugaba el quintón en la casa de Jepo de Corneo.
0:09:57 Esa es la idea de una orquía que tenía los gestiados.
0:10:02 Estar mamá o comiendo las cartas en la tarde.
0:10:07 Por ahí en un momento apareció un campesino pro-británico
0:10:11 que parecía que había visto a los rebeldes
0:10:13 y le llevó una nota advirtiendo el inminente ataque al Washington.
0:10:17 Pero el coronel que estaba coraciando y mamá
0:10:20 se guardó la nota en el bolsillo en la leyó nunca.
0:10:23 La nota decía, guarda que viene el Washington.
0:10:28 Y el tipo se la guardó no me llegué jugando a las cadáveras.
0:10:32 El caso de que los patriotas, me refiero a los actuarios de Washington,
0:10:37 sorprendieron a los gestianos allá por las 7 de la mañana del 26 de diciembre.
0:10:42 Rahl con una resaca que no le permitía ni pararse,
0:10:46 intentó organizar a los soldados, todo mamado.
0:10:50 Rahl salió de acá, género un casoncillo parece,
0:10:53 e intentó en vano controlar a la tropa.
0:10:56 Pero es muy difícil controlar a una tropa borracha
0:10:59 que está en lo también uno borracho y encima un casoncillo.
0:11:03 La biciclina se resía siempre.
0:11:08 Bueno, salieron todos rajando uno para cada lado, no?
0:11:12 Algunos fueron derribados por las balas, el otro arrancó para el río.
0:11:16 Otros se las tomaron, pues, pues, era mi logra.
0:11:19 La Navidad terminó en un besazo, creó un besazo palojeciano.
0:11:23 Rahl recibió tres balazos mortales, dice la crónica,
0:11:27 pero en realidad, con qué uno lo hacía, o hasta, o sea,
0:11:32 lo mataron tres veces, un énfasis innecesario, pues,
0:11:37 y recibió también el odio de todos los sobrevivientes
0:11:41 cuando al revisar sus cadáveres encontraron en el bolsillo
0:11:45 la nota que le habían dado mientras jugaba las cartas,
0:11:48 la famosa nota guarda que viene Washington.
0:11:52 La victoria de Trenton sobre los alemanes
0:11:56 renovó las esperanzas de los rebeldes que estaban, ya se había dicho, muy desanimadas.
0:12:01 Entonces, muchos jóvenes impulsados por aquella victoria
0:12:04 se incorporaron a las pilas de Washington.
0:12:08 Bueno, quién sabe cuál hubiera sido el destino de Washington
0:12:12 sin aquel triunfo, dice Dilo.
0:12:15 Algunos de ellos podrán decir, no tiene sentido concebir
0:12:18 lo que hubiese sido tal o cual, o irá sin este o aquel episodio.
0:12:23 Usted a Suiza le saca las montañas, los caminos, los largos,
0:12:29 y las casas y qué le queda.
0:12:32 Los suizos nada más.
0:12:34 Nada, no le queda nada.
0:12:36 A Washington le saca, a George Washington,
0:12:39 la victoria de Trenton, la conducción de las tropas americanas,
0:12:44 su casamiento, su nombramiento como presidente de la nación, el CT,
0:12:49 qué le queda, la fumada, lo que uno cualquiera.
0:12:55 Bueno, un año después, un ejército de 7000 hombres bajones de Canadá,
0:13:00 6000 en angestianos, y estaban bajo el mando del varón Federico von Riedersen.
0:13:05 El resto de los hombres estaban bajo el mando de un inglés, John Barthain,
0:13:08 creo que se llamaba.
0:13:10 La esposa del varón era la baronesa Federica,
0:13:14 el varón se llamaba Federico, y la baronesa Federica como en el barrio.
0:13:20 Claro, la carnicera, la carnicera, el lavandinero, la lavandinera, y así.
0:13:28 Bueno, Federica von Riedersen, parece que fue probablemente
0:13:33 una de las mujeres más notables de aquella guerra.
0:13:36 Para estar junto a su marido, viajó desde Quebec, a Tincón de Roga, en Canoa,
0:13:45 y montaba sobre un cañón, disculpe, ¿no?
0:13:49 Cada uno viaja como nada, dice, con sus tres hijas y tres gigadas.
0:13:53 ¡Cañonazo!
0:13:56 El Paco se lo cañó en el Colorado.
0:13:58 Claro, quedaba para todo.
0:14:00 No empujaba en ese lugar.
0:14:02 Y una oportunidad para eluvir una tormenta,
0:14:05 una de esas tormentas que ya acudía mucho a los camiones, a la Canoa, ¿no?
0:14:09 Pasaron la noche en una isla extrañamente deshabitada.
0:14:14 Al día siguiente se enteraron de que ese carácter desertico tenía una razón,
0:14:20 ya que era la isla de la serpiente Cascabel.
0:14:24 Porque es tan interesante.
0:14:26 El manjar preferido de la baronesa Federica von Riedersen era el oso.
0:14:31 Cuando podía, se hacía un dixito de oso.
0:14:35 Bueno, la tropa de von Riedersen libró unas terribles batallas,
0:14:40 entre junio y noctubre de 1777, y las perdió todas.
0:14:46 Era el ejército de las mil derrotas.
0:14:49 Perdió sobre todo en Saratoga.
0:14:52 Allí, de 500 oficiales excecianos quedaron después de la batalla unos 20.
0:15:00 Y esa fue la batalla que afirmó la independencia de los Estados Unidos.
0:15:04 Ya en 1770, el Congreso aprobó una resolución que ofrecía tierras
0:15:09 a los excecianos que decidieron quedarse en América.
0:15:12 Y así, en 1762, se calculó que habían combatido en solo norteamericano 29.667 excecianos.
0:15:21 Vieron 7.500 murieron en las batallas,
0:15:24 y el resto echó raíces en América del Norte y formó cientos de importantes colonias.
0:15:31 Así que la promesa de Washington de autorgar tierras
0:15:34 y de permitir la posibilidad de conocer jóvenes pechugonas y complacientes,
0:15:38 surtió efecto.
0:15:40 Y allí estarán los descendientes de aquellos soldados tan terribles,
0:15:44 mezclados ya con la sangre de las pechugonas y de los advenerizos.
0:15:49 Sangre que nunca faltan una nación como la del Estado Sidenio.
0:15:53 Bueno, a quien dedicar esta recordación de esta tropa de alemanes no siempre recordaba.
0:15:59 Fíjese que casi 30.000 tipos combatiendo a favor de los ingleses en la guerra de la independencia norteamericana
0:16:07 es un número muy considerable, y sin embargo,
0:16:10 sin embargo, pocas veces se habla de la participación alemana en la independencia norteamericana.
0:16:16 En realidad, pocas veces se habla de la independencia norteamericana.
0:16:20 Así que ¿qué es sencillo? Tendría hablar de la participación alemana
0:16:24 cuando no se habla ni siquiera de aquel lugar donde tuvo lugar esa participación.
0:16:28 Hay muchas cosas, no se habla,
0:16:32 y a alguien podría decir que es sencillo
0:16:35 que tiene pasarse todo el rato hablando de la revolución americana.
0:16:39 Bueno, es un debate completamente inútil y que se ha instalado aquí, Rolón.
0:16:43 Así que yo le rodaría que tiene cada ocurrencia que nos alejan.
0:16:49 Si perdónenme, no hay sin quereres del año.
0:16:52 Bueno, ¿a quién quieren evitar?
0:16:55 En el medio de mercenarios y que negara algunas cuestiones con los ingleses, en la historia, en la revolución.
0:17:03 Lo que es lo único que me parece en el candos que me gustan son las pechugonas, complacientes.
0:17:10 Y los cantores del docino, los especiales amigos Antonio Toro,
0:17:13 ya el número cantores de la que se inya, ¿no?
0:17:15 Especialmente aquello que tiene los pantalones.
0:17:17 Exacto, bueno.
0:17:20 Yo también quiero dedicar a los alemanes amigos que escuchen,
0:17:24 hijos de alemanes, nietos de alemanes, vecinos de alemanes,
0:17:29 y a Jorge Alemán de la embajada argentina en España,
0:17:35 que nos ayudó mucho, también.
0:17:39 Y también a la condesa de la maroneta Federica.
0:17:46 A la que le gustaban los dos.
0:17:48 Y a los criados que la acompañaron, aquella inolvidable navegación,
0:17:51 montada en un cañón de Quebec, a Ticonder Toga, por no decir otra cosa.
0:17:57 Ticonder Toga, si da nada, pero bueno, disculpe, no.
0:18:02 Y al borracho, aquel que se guardó la norte, y sigo con los chinchones.
0:18:08 No tengo más nada que ver.
0:18:12 ¿Por qué va a ilustrar usted musicalmente esta historia?
0:18:17 Mire, ahí acordándonos que el señor que estaba jugando al chinchón,
0:18:23 creo que escucharemos por culpa del escolazo.
0:18:30 Que lo quiero que lo haber dicho, lo que quiero decir,
0:18:33 por culpa del escolazo e interpretado por nuestro querido don, el mundo.
0:18:40 ¡Va adelante!
0:19:10 No tengo ni la ropa facilada,
0:19:13 para poder escabiar el whisky me fui al que verá yo.
0:19:23 Llamaba por ti más al cecla, ni a la barra de esquina,
0:19:28 derrayaba hasta las vidas por si había que armar.
0:19:33 No cuando panconcleca, haciéndose a barroja,
0:19:38 cuando una amiga rastota de mi puliz con partida,
0:19:43 tomaron buen día a ver voler a la cosa.
0:19:52 Despeñé el charco y el gobo,
0:19:55 recundí hasta la barroja,
0:19:58 y del centro me fui a la boca al inicio de un altísimo.
0:20:03 El rey del conventillo,
0:20:05 me fui ganando de apuro,
0:20:08 más fuerte, más rojo, duro.
0:20:10 Ya no podía tirar,
0:20:13 y tanto a poderme aguantar mi amigo del lajuro.
0:20:20 Hoy del raco a la ensreerada de chimba,
0:20:23 y disparada,
0:20:25 y de la vida locada,
0:20:27 ya no vi de la caída.
0:20:29 Una grida tenía chica,
0:20:31 azucas, sus beneficios,
0:20:34 y el sacrificio cuando extrañé del infierno,
0:20:38 y no por sol de palermo de palo,
0:20:41 de punto al vino y si no no no.
0:20:45 Y hay que darse gusto total,
0:20:47 en una de esas viene el 9,
0:20:49 llama al 13 y nos mandan 94.
0:20:53 ¡Eres el chico!
0:20:59 Ha cantado el mundo rivero por culpa del escolazo,
0:21:03 por el escolazo.
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