Transcripción automática
0:00:00 En el sudoeste de los Estados Unidos y al norte de México vivían los indios pueblos. Tenían una particularidad que llamó la atención de los españoles.
0:00:07 Vivían en casas de varios países, pero no se parecía que se venían en la ciudad.
0:00:12 En el sudoeste de los Estados Unidos y al norte de México vivían los indios pueblos.
0:00:18 Tenían una particularidad que llamó la atención de los españoles.
0:00:24 Tenían una particularidad que llamó la atención de los españoles. Vivían en casas de varios pisos.
0:00:31 Y más extraño todavía, todos los asentamientos de los indios pueblos estaban construidos en sitios fortificados y generalmente muy altos.
0:00:44 El asentamiento de la Roca de Acoma era el más seguro de todos.
0:00:50 Se levantaba sobre una piedra que terminaba en una meseta enorme.
0:00:55 Allí estaba la ciudad de Queres, cuyos bordes asomaban a precipicios que sus partes menos violentas eran de unos 50 metros de altura.
0:01:05 Para subir, sólo había un camino bien custodiado.
0:01:09 Por las otras paredes era casi imposible, puesto que eran perpendiculares al suelo y a veces, desde la perspectiva del escalador, se inclinaban hacia afuera.
0:01:21 La primera vez que los españoles supieron de esa curiosa ciudad fue en 1539, cuando Afray Marcos, descubridor de Nuevo México,
0:01:33 le hablaron de una gran fortaleza llena de indios sabios en cuestiones de construcción.
0:01:40 Ni Afray Marcos ni otros conquistadores trataron de establecerse allí y dejaron a los indios pueblos en paz.
0:01:48 En 1598 llegó a Nuevo México el adelantado Oniate y quiso dominar la región.
0:01:55 Muchas tribus, los tanos, picuríes, tehuas y taos se sometieron formalmente al régimen español.
0:02:04 Al ver su fácil sumisión, Oniate se sintió muy animado y decidió visitar personalmente las fortificaciones más importantes.
0:02:14 Algunos grupos no habían adcripto a la corona.
0:02:18 Bueno, por un lado salió Oniate y por otro, Suedeckan, Juan de Salvíbar, con 50 hombres.
0:02:26 Lo primero que hizo Oniate fue visitar a los pueblos allá en la roca de Acoma,
0:02:31 acampó con algunos soldados al pie de los acantilados.
0:02:35 Bueno, los principales de la ciudad bajaron desde lo alto de la roca y solemnmente juraron aliarse a la corona esquadriola.
0:02:46 Oniate, muy orgulloso, el tipo, les advirtió acerca de la importancia del paso que acababan de dar.
0:02:55 Y les dijo, un poco agrandado, que si violaban sus juramentos serían tratados como rebeldes a su majestad.
0:03:03 Bueno, los jerarques indios trataron a los españoles muy amistosamente, dijeron aceptar todo
0:03:10 e invitaron a Oniate y a sus hombres a subir a la ciudad.
0:03:16 La verdad es que estos indios habían mandado espías entre las tribus que ya se habían sometido a la corona
0:03:26 y sabían que Oniate era el más peligroso de los invasores.
0:03:31 Y la invitación a subir a la ciudad era en verdad una trampa.
0:03:36 Bueno, Oniate, junto a sus soldados, llegó a la cima y rápidamente intuiso algo.
0:03:44 Empezó entonces a rehusar cada invitación que se le hacía, de pasar a determinada casa o acercarse a algún balcón rocoso para ver el paisaje.
0:03:57 Muy atento y con toda rapidez abandonó la población.
0:04:03 Y aquel rasgo de prudencia lo salvó porque dentro de una de las casas estaban esperando para matar.
0:04:12 Oniate abandonó la roca de Acoma, pero poco después llegó hasta allí Juan de Saldívar, el edecán de Oniate, que andaba dando vueltas por ahí cerca.
0:04:23 Había salido, como se dijo, a convertir a otros indios, convertir y a sojuzgar.
0:04:30 También fue bien recibido por la gente y también fue invitado a subir a la ciudad.
0:04:38 Y Saldívar no fue cauto, subió con 16 hombres.
0:04:43 Había en el lugar tantas maravillas, era la gente tan cordial que los visitantes pronto olvidaron toda sospecha
0:04:53 y gradualmente fueron dispersándose para ver las cosas que más le llamaban la atención.
0:05:00 Finalmente los mataron. Juan de Saldívar fue la primera víctima.
0:05:06 Oniate vino a enterarse de semejante traición de quienes habían jurado pertenecer a la corona
0:05:13 porque algunos soldados de Saldívar habían logrado salvarse.
0:05:19 Cinco pudieron saltar al vacío y aunque cayeron desde 50 metros, sólo uno se mató.
0:05:28 Los otros cayeron sobre arena y maltrechos fueron huyendo como pudieron y se salvaron.
0:05:40 Durante algunos días se mantuvieron al costado de la roca
0:05:46 hasta que al final los encontraron otros soldados y finalmente fueron rescatados por Oniate,
0:05:56 que estaba en la Colonia de San Gabriel. Allí se juntaron todos y pensaron qué hacer con los pueblos,
0:06:03 los indios pueblos y la roca de acoma. Oniate dijo que semejante atropello quedaba sin castigo, etc.
0:06:14 Pensaba que los indios en Valentonados no dejarían con vida a ningún español
0:06:20 y todas esas cosas que se piensan en casos como este.
0:06:24 Y un hombre se ofreció para capitanear la expedición.
0:06:28 Era Vicente de Saldívar, el hermano de Can Muerto.
0:06:33 En enero de 1599 Vicente de Saldívar salió de San Gabriel a la cabeza de 70 hombres.
0:06:40 La mayoría de los que se ve eran modestas en expedición.
0:06:44 Sólo unos cuantos iban armados con mosquetes. La mayoría no eran alcauceros,
0:06:50 sino piqueros armados únicamente con lanzas y espadas.
0:06:55 Iban arrastrando eso sí, un pequeño pedrero, una especie de catapulta,
0:07:00 que era su única arma de articería, por así decirlo.
0:07:04 Cuando llegaron al pie de Acoma, Vicente de Saldívar envió como era formal,
0:07:10 aún era aldo a leer la intimación a rendirse en nombre del Rey de España.
0:07:15 Dice el cronista que desde lo alto recibieron por respuesta insultos, piedras, flechas y otras porquerías.
0:07:24 Era evidente que era indispensable tomar Acoma por asalto.
0:07:32 Saldívar hizo disparar entonces unos pocos arcabuses por un lado,
0:07:37 mientras que por otro hacían su ascenso la mayoría de los hombres que llevaban atado el pedrero, aquella catapulta.
0:07:45 Bien, llegaron a la cima y empezó, según los cronistas,
0:07:50 una de las más tremendas luchas cuerpo a cuerpo que registra la historia de América.
0:07:55 Peleando en proporción de uno contra diez, Saldívar se abrió camino y tomó, más bien destruyó.
0:08:01 Ayer se abrió la ciudad de Queres, allí en la roca de Acoma.
0:08:06 No quedó nada. Hasta tal punto no quedó nada que no existió ningún despliegue colonial.
0:08:13 Saldívar terminó con el lugar y se retiró.
0:08:17 En aquella lucha murieron 503 pueblos y 16 españoles.
0:08:23 Las mujeres fueron llevadas hasta un convento en San Gabriel para que las educaran en el cristianismo.
0:08:31 Tiempo más tarde, otros indios, también llamados pueblos,
0:08:38 se trasladaron hasta Acoma para reconstruir la ciudad de Queres,
0:08:43 aunque quebrantados, como para pensar en otra guerra,
0:08:48 mostraron eso sí una implacable hostilidad hacia los españoles,
0:08:54 hasta que una nueva conquista, esta vez por otros medios, vino a terminar con los enfrentamientos.
0:09:01 Lo que sucedió fue lo siguiente.
0:09:04 En 1629 trae Juan Ramírez, quiso ir a Acoma.
0:09:09 Le dijeron que le iban a matar y no le importó y salió solo y sin armas.
0:09:15 Llegó hasta la roca, empezó el ascenso y en cuanto los indios pueblos vieron que se acercaba un español,
0:09:23 le lanzaron una lluvia de frechas.
0:09:26 Pero no le dieron.
0:09:29 En medio del frenesí que se había armado arriba por semejante llegada,
0:09:34 una muchacha de Acoma tropezó y cayó por el precipicio.
0:09:40 Vino a caer sobre unos lluvios, no llegó al abajo, cayó cerca, entre unos lluvios cerca de donde estaba trae Juan,
0:09:50 y donde no podían ver los indios quienes creyeron que la chica había caído hasta el último suelo y había muerto.
0:09:57 Trae Juan se acercó hasta la indiesita y la llevó sana y salva hasta arriba.
0:10:04 Al ver el aparente milagro, los pueblos recibieron a trae Juan como a un mago,
0:10:09 y allí vivió 20 años y logró convertir a casi todos, que además aprendieron a leer y a escribir en español.
0:10:17 Cuando murió frae Juan en 1664, los pueblos que habían sido los más feroces parecían ser los indios más dóciles de nuevo México.
0:10:28 Algunos expedicionarios como Diego de Vargas pudieron ver que en la punta de la roca de Acoma,
0:10:34 en medio de la reconstruida Queres, se levantaba una iglesia.
0:10:40 Aquí termina esta breve historia de la ciudad destruida de Queres,
0:10:49 termina también esta breve historia de las extrañas construcciones de estos indios.
0:10:58 Roza apenas las poco frecuentes historias de los indios que prosperaban en aquellas regiones de los Estados Unidos.
0:11:09 No se hace acordar también a otros indios que vivieron en altura todavía más impresionantes,
0:11:17 que se estén pensando en los amautas de Machu Picchu, y en aquellos caminos también fáciles de ser defendidos por poca gente.
0:11:30 Nos hace acordar también a los muchachos de Masada.
0:11:35 Claro, totalmente ahí donde el pueblo de Israel se eligió el fisi.
0:11:41 ¿Y a algún modo hay algo de siniestro en la rendida, la ferocidad de los pueblos?
0:11:52 Ciertamente, Alejandro, porque estaba recordando que poco tiempo después, un siglo después, más o menos,
0:11:57 andan por ahí dos muchachos, dos muchachitos de 20 y pico menos de 30 años, ambos llamados Luis y Clark,
0:12:03 a los que Cefras le dijo nada más que marchárase al oeste y vieran qué encontraban.
0:12:07 Estos dos tipos encontraron muchas plantas que no conocían y encontraron indios y se cruzaron con los pueblos, justamente,
0:12:13 y vieron que eran sumisos.
0:12:15 ¿Y en qué concluyó esto que un siglo después de que fueran Luis y Clark y los encontraron así viniera la conquista de lo que se llaman los norteamericanos,
0:12:22 la conquista del oeste y vieron algunos la necesidad, la conveniencia, a veces el ser medioarístico para la llegada de extranjeros,
0:12:29 que no todos los extranjeros que llegan son igualmente buenos o igualmente malos.
0:12:33 Pero cuando uno hace un viaje hacia algún lugar, lo puede ser en términos de invasión o en términos de inmigración.
0:12:39 Hoy estaba disfrutando de una bella lectura donde se recuerda que a España los árbets no llegaron como invasores,
0:12:46 sino que fueron cruzando, no hubo jamás un ejército de llegada, fueron cruzando y haciéndose amigos de las muchachas
0:12:52 y generando una cultura maravillosa que prosperó del 711 al 1492.
0:12:56 Pero que después alguien decidió que eran invasores, en un lugar que ni siquiera se llamaba España cuando llegaron,
0:13:01 y fueron echados malamente, quizás porque no se había ido a tiempo.
0:13:06 Y en ese sentido pensaba que le pasa a veces a las personas que tienen una meta, por ya sea por aventuras,
0:13:13 o por ejemplo, gente que se va de un país que está mal para ir a otro que está próspero,
0:13:17 o gente que va del campo a la ciudad o a la inversa buscando algún tipo de ideal.
0:13:21 Y hay decisiones, Alejandro, que igual que pasa en la cultura del sudoeste norteamericano,
0:13:26 donde se mudo otro ejemplo que usted le va a utilizar de los navajos, que alguna vez fueron rebeldes,
0:13:31 fueron sometidos, fueron masacrados y la Segunda Guerra Mundial garantizaron que los códigos norteamericanos jamás
0:13:36 fueran descifrados por los nazis, porque no es un idioma, ¿no? Es una sentura paladoja de estudia.
0:13:41 Pero, lo que decía es que siempre existe la tentación del regreso,
0:13:47 cuando uno le va muy bien, o la tentación del regreso cuando uno le va muy mal,
0:13:52 y que para evitarles que justamente a Rlan Cortés, por ejemplo, quemó las naves,
0:13:56 pero hay decisiones que también son como un viaje y uno no puede ser advertido por la masacre del adelantado,
0:14:01 del guardeniente o del edecal, y que, bueno, si uno supiera el abismo que lo espera ahí,
0:14:07 o la tribu hostil que lo espera, seguramente tomaría otra decisión,
0:14:10 porque no siempre hay un buen espíritu que lo mira uno y le diga, tú que puedes, vúélvete.
0:14:16 Y tú que puedes, vúélvete, o vuelvete.
0:14:21 Es la hermosa canción criolla que vamos a escuchar en la voz de Subma Paz, adelante.
0:14:46 Suena.
0:15:00 Soñé que el río me hablaba, como de nieve con preña,
0:15:10 y dulce me recordaba las cosas de mi creencia,
0:15:20 qué cosas más parecidas,
0:15:26 es tu destino y el mío,
0:15:32 andar penando y cantando por esos lacos caminos.
0:15:45 Tú que puedes, vúélvete, me dijo el río llorando,
0:15:55 los erros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando,
0:16:05 los erros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando.
0:16:24 No te preocupes.
0:16:43 Qué cosa triste ese río,
0:16:49 quién pudiera ser laguna,
0:16:55 y oír el silbo del junto, cuando lo duelsa la luna.
0:17:08 Tú que puedes, vúélvete, me dijo el río llorando,
0:17:18 los erros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando,
0:17:28 los erros que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando.
0:17:37 Tú que puedes, vúélvete.
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