Transcripción automática
0:00:00 Señores, hablaremos de los mendigos del mar de Holanda. Así que, atención, vamos a ubicarnos en la época en que España era dueña de los países bajos.
0:00:14 Es decir, durante buena parte del siglo XVI y el siglo XVII.
0:00:19 Los españoles llamaban, despectivamente, mendigos a los nobles holandeses y, especialmente, a aquellos que reunidos bajo el mando de Guillermo de Oranches habían declarado la guerra abiertada a los españoles en 1568.
0:00:35 Cuentan que el cardenal Granvela, que era consejero de Felipe II de España, fue el primero que lo llamó mendigos.
0:00:42 Los describió como mendigos y por dioceros, decían que eran individuos que tironeaban del poder español como hacían los mendigos de la manga de los señores.
0:00:55 Pero, a partir de entonces, como suele ocurrir, los holandeses se apropiaron del remoquetepesorativo y lo utilizaron como motivo de orgullo.
0:01:03 Este ejemplo, esta estructura se repite muchísimo.
0:01:07 Y el ejemplo más vulga es, por ejemplo, los hinchas de River, que son llamados gallinas, y toman ese apelativo, lo admiten y lo convierten en un motivo...
0:01:21 Los descamizados, ¿no?
0:01:23 Los descamizados, pero en éstas son llamados los descamizados y toman para sí esa palabra y la simbolizan y la resignifican.
0:01:33 Llevaban los mendigos holandeses en un sombrero, en el sombrero que llevaban como distintivo, pequeñas reproducciones de todo tipo de atributos de la mendicidad.
0:01:47 No son tantos conjeturos, ya que si uno tuviera muchísimos atributos ya no sería mendigo.
0:01:55 Pero no, tenían en el sombrero mínimas ilustraciones, de hambrientos comiendo un hueso, de seres en actitud pedigüenia, yo qué sé.
0:02:08 Parece que muchos holandeses que luchaban contra los españoles habían conjeturado que en tierra tenían muy pocas posibilidades de éxito.
0:02:19 Y por esa razón se retiraron al mar.
0:02:22 Y con emborcasiones, muchas veces deficientes y pequeñas, se convirtieron en una amenaza para el abastecimiento de las tropas de ocupación hispana.
0:02:34 Hoy vamos a contar algunas pequeñas historias de mendigos de estos nobles holandeses que se retiraron al mar.
0:02:42 Y se retiraron, digamos, lo de una vez a que estamos solos, para ejercer la piratería con el objeto de lograr la libertad.
0:02:52 Desde luego muchos de ellos son próceres holandeses, como el navegante Piet Hein, que es un héroe nacional para los holandeses, es un pirata pernicioso para los españolas.
0:03:03 Pero en verdad algunos empezaron como libertarios y terminaron como piratas liso y llano.
0:03:09 Vamos a confesarlo.
0:03:11 Y lejos de someterse a rigores nobles empezaron a fanar a cualquiera, no solo a los españoles.
0:03:20 Ahí está el amigo Hans de Harlem, que en 1619 se instaló en sales en la costa de Marruecos.
0:03:28 Y su guarida se transformó en una República de Piratas, que es la primera que hubo realmente, de las tantas que se proyectaron.
0:03:36 Duró 10 años aquella República de Piratas. Hans fue nombrado presidente y gobernó, asistido por 14 diputados.
0:03:46 Cada uno recibía una prima, una prima de Hans.
0:03:50 No, una prima de acuerdo con su trabajo, una guita.
0:03:54 El presidente iba aprendido en el 10% por cada barco que anclaba en el puerto.
0:04:01 Piraba Coima por cada barco que anclaba.
0:04:04 Yo voy el Diego de los derechos de anclaje.
0:04:08 Tenía también comisión por cada producto afanado.
0:04:12 En 1627, este amigo Hans de Harlem salió con destino nada menos que a Islandia.
0:04:20 Porque había creído con ingenuidad un cuento que le habían hecho acerca de un tesoro oculto.
0:04:28 Debió haber sospechado que no era verdad porque Islandia no es el lugar más adecuado para enterrar un tesoro.
0:04:35 Primero por su carácter indiscutiblemente remoto.
0:04:40 Y segundo por la naturaleza de su suelo, que según creo adivinar es muy rocoso.
0:04:47 Los piratas suelen preferir los terrenos de Arenoso, oficinos al mar para enterrar tesoros.
0:04:54 Y no las islas rocosas donde cavar un metro para enterrar un cofre cuesta un potosí.
0:05:00 Si les gustaba tanto el trabajo después de todo no serían piratas.
0:05:05 Pero desconociendo todas estas consideraciones, Hans de Harlem se fue a Islandia
0:05:11 y regresó a su base con un místero botín. Tenía el barco cargado con pescado en salazón y algunas pieles.
0:05:19 Y también regresó con un refrío que lo llevó a la muerte.
0:05:24 Se murió Hans de Harlem por ir a buscar un tesoro a Islandia.
0:05:27 Porque en sin ignorancia también pensó que en Islandia el clima era benigno.
0:05:32 Y resulta que hacía 20 grados bajo cero.
0:05:35 Es una temperatura absolutamente inadecuada para enterrar tesoros en las playas.
0:05:40 Tesoros que por otra parte ni siquiera existían.
0:05:43 Bueno, todo esto que estoy diciendo es para cumplir con el verdadero objetivo de este programa,
0:05:48 que es evitar que los jóvenes ingenuos se dirijan a Islandia a buscar tesoros.
0:05:54 Pero el más famoso de los mendigos fue Simón Dansar, que los españoles llamaron Simón el bailador.
0:06:02 Porque les habrá parecido que Dansar quería decir bailador.
0:06:09 Verás de saber cómo se llamaba el tipo. Yo no sé cómo se pronuncia el holandés.
0:06:13 Que será Dansar o Dansar. No lo sé.
0:06:17 Al comienzo de su carrera Simón luchó indignado por la ocupación de su tierra.
0:06:22 Pero después hizo Pirata no más. Pirata solo.
0:06:25 Su primera presa importante fue un barco de la Turkish Company.
0:06:31 Y acá dice, dice, Turkish Company, coma una compañía inglesa.
0:06:37 Dice aquí. Lo cual parece una enorme contradicción.
0:06:41 Después de decir que era una compañía turca en inglés, me dicen que era inglesa en castellano.
0:06:52 Resulta que los marineros de la Turkish estaban a punto de amotinarse por culpa del mal trato que padecían ahí en el barco.
0:07:02 Y entonces cuando vieron que Simón los atacaba, se dieron vuelta.
0:07:06 Se hicieron amigos del Pirata y se sumaron a la empresa de Simón.
0:07:11 Y junto con Simón viajaron a Argel. El sol estallaba en Argel.
0:07:17 Argel como todos saben va al harte de la piratería Berberisca.
0:07:24 No hay un gentilicio tan gracioso como Berberisco.
0:07:30 Berberisco es muy gracioso. ¿No le parece a usted?
0:07:33 Sí, es un nombre.
0:07:35 ¿De qué nacionalidad soy Berberisco?
0:07:38 Hay algunos gentilicios que no tienen gracia. Por ejemplo, Santiago Eño.
0:07:43 Este le pregunta a una persona.
0:07:49 Eso es Santiago Eño y nadie se ríe.
0:07:52 Pero si el tipo le dice soy Berberisco, toda la pisería estalla como acabamos de ver.
0:08:05 El caso es que se fueron a Argel, donde estaban los Berberiscos.
0:08:09 Y se hicieron amigos de él, Vey Argel Lino, mediante un par de lindas cautivas españolas que le regalaron.
0:08:17 Me han dicho que a los Berberiscos le gustan mucho las cautivas españolas para usar de ellas.
0:08:26 Y aceptaron en Argel aquel regalo y Simón se volvió imprescindible para la flota Berberisca.
0:08:34 Durante años se dedicó al regarme de esa flota.
0:08:37 Les enseñó a los Berberiscos a construir veleros mucho más rápidos y manejables que las pesadas galeras que usaban aquellos piratas.
0:08:46 Entonces los piratas ampliaron su radio de influencia y llegaban incluso hasta el canal de la Mancha, a Fanar, cosa que antes era imposible.
0:08:54 Bueno, el holandés Simón junto a sus amigos, los Berberiscos Argelinos, capturó unas 250 embarcaciones europeas.
0:09:04 La gratitud del Vey era tan grande que Simón vivía en un palacio propiamente como un príncipe oriental, donde vivo propiamente como un gran señor.
0:09:17 Es así. Bueno, en medio de esos viajes de Rapinia Simón se enamoró de una francesita. Este detalle es importantísimo.
0:09:25 Simón afanaba, vivía en Argel, en un palacio como un príncipe oriental, y salía a afanar a europeos.
0:09:33 Pero no hay un saque o alguna cosa así, sino morí una francesita que vivía en Marsella.
0:09:40 ¿Francésita? Claro.
0:09:42 Bueno, abandonó en el puerto de Marsella llorando para continuar con su trabajo de pirata, que evidentemente no le permitía fijar domicilio legal en Marsella.
0:09:52 Bueno, inmediatamente después del abandono, supo que le estaba extrañando.
0:09:58 En realidad, es en el momento que uno sabe que extraña a alguien, después del abandono.
0:10:05 Es muy difícil extrañar a alguien que duerme con uno.
0:10:10 Puede uno extrañarse.
0:10:14 Extrañarse, ¿no? Extrañar. Pero si extrañarse, sentir extrañeza por la persona que estaba duendo con uno, por ahí uno se levantaba al baño y vuelve, mira y dice, ¿qué extraño que es el mundo?
0:10:35 O extrañeza por uno mismo, Alejandro, en esos casos.
0:10:39 ¿Cómo estoy?
0:10:41 Pero el caso es que este hombre no echaba de menos a la francesita y cada tanto volvía y se iba de nuevo a la costa africana.
0:10:53 Y la verdad es que todas las comandancias de Marina de los puertos europeos habían librado orden de captura contra Simón.
0:11:01 Los franceses los llamaban el capitán Diablo.
0:11:06 Y era allí en Francia donde su cabeza tenía el precio más alto.
0:11:10 Pero había no a suceder que estas órdenes de captura perturbaron a Simón,
0:11:15 que en verdad tenía como idea futura regresar algún día a Francia, abandonar aquella vida de pirata y reunirse con la pequeña Marcellesa.
0:11:24 Pero claro, si había orden de captura, aquel sueño de retirarse se venía abajo.
0:11:32 Y planeó entonces una traición a sus amigos, a Argelinos, para poder recuperar la paz en Francia y mudarse tranquilamente allí.
0:11:43 La traición fue esta.
0:11:45 Simón devolvió a Francia unos prisioneros franceses que había capturado con un mensaje para el rey de Francia.
0:11:55 Y se indultó a cambio de todos mis conocimientos relativos a las fortificaciones de los piratas berberiscos.
0:12:02 Y el rey, el rey era Luis XIII, el mismo de los tres mosqueteros.
0:12:07 Y el rey aceptó ese cambio.
0:12:10 Como no dijo, yo lo indulto, etcétera.
0:12:13 Así que un buen día Simón abandonó a Argel y llegó a Francia y contó todo lo que había prometido contar.
0:12:21 Le guardió la cana a todos sus amigos Argelinos.
0:12:25 Este tiene una fortificación allá, el otro tiene dos barcos, acá hay un riachuelo, acá hay un islote, cuidado con este lugar.
0:12:34 Y naturalmente pudo unirse a su francesita por no decir otra cosa.
0:12:41 El rey lo honró naturalmente y le propuso a Mende una rica recompensa y el honor de regresar al África como enviado del gobierno de Francia
0:12:52 para conseguir la libertad de 20 barcos franceses que estaban retenidos allí.
0:12:57 ¿Se entiende?
0:13:00 Y Simón aceptó.
0:13:02 Viajó en calidad de almirante del reino de Francia a negociar con sus antiguos amigos.
0:13:08 Amigos que tenían 20 barcos franceses retenidos.
0:13:12 Amigos a los que había traicionado miserablemente, dice el cronesta.
0:13:18 Llegó hasta lo de sus antiguos camaradas y ofreció cañonazo de saludo y alar desde íntima reconciliación.
0:13:28 Y el bey dijo aceptar aquella reconciliación, prometió la devolución de los navíos franceses y lo invitó a unirse con él en tierra para brindar por viejos tiempos.
0:13:41 Y Simón fue y después volvió.
0:13:47 Volvió a bordo de su embarcación.
0:13:49 Esa es un parcación francesa, pero no volvió del modo que le había imaginado sino con la cabeza separada del cuerpo.
0:13:58 Porque el bey lo decapitó por hortiva y lo devolvió en dos pedazos.
0:14:05 Y así terminó la historia del más célebre de los mendigos, del más célebre de los nobles rebeldes y piratescos, orandeses.
0:14:13 Bueno, y estas son las historias que yo quería contar acerca de los llamados mendigos de Holanda.
0:14:20 A mí siempre me había divertido mucho decir mendigo en lugar de mendigo.
0:14:25 Me gusta la película El Príncipe y el mendigo.
0:14:29 Quejarse de los empleadores diciendo, ávaro, me pagan un sueldo de mendigo.
0:14:37 Les voy a mandar el telegrama.
0:14:42 Bueno, una monedita para este pobre mendigo.
0:14:45 Para este pobre mendigo.
0:14:46 Dios se lo abone.
0:14:48 Dios se lo abone.
0:14:49 ¿En qué se lo abone?
0:14:50 Dios se lo abone.
0:14:51 Para este pobre mendigo.
0:14:53 ¿A quién quiere dedicar estas pequeñas historias?
0:14:59 Bueno, por cierto, no a Simón que era un miserable importante.
0:15:03 Un traidor.
0:15:04 No se enoje.
0:15:06 Y sí, la tradición noje.
0:15:08 A mí me molestó mucho.
0:15:11 Cuando no están amorados, es capaz de las más miserables tradiciones.
0:15:16 Son festejadas por todos los boleros.
0:15:23 Bueno, ¿está quien piensa que un amor vale cualquier traición, Alejandro?
0:15:28 Sí, sí, no es mi caso.
0:15:33 Ya que hablamos de mendigos y de miserables,
0:15:37 esto remite necesariamente a varias cosas.
0:15:40 Por ejemplo, la Corte de los Milagros, me acuerdo.
0:15:42 Y también, por supuesto, a los miserables,
0:15:44 en tanto de los que sufren la miseria.
0:15:46 Entonces, el amigo Víctor Hugo
0:15:48 y otro amigo también escritor,
0:15:49 ya que hemos hablado de los tres mojeteros para Alejandro Dumas.
0:15:52 Bueno, ¿qué traes que ha suerte aquí presente?
0:15:55 En compañía de su hijo, Alejandro Dumas, hijo.
0:15:58 Era Moreno, te sabe.
0:16:00 Moreno, sí.
0:16:01 Mulatto.
0:16:05 Nos acuerda que decían...
0:16:08 era el padre, era más mulatto.
0:16:10 Dima.
0:16:11 Decían que no tenía muchos recursos,
0:16:15 pero le gustaba aparentar como a tantos de nosotros.
0:16:19 Y entonces tenía un carro,
0:16:21 y como no tenía para la callo,
0:16:22 iba a él como la callo de sí mismo.
0:16:25 Ya que muchos mulatos acostumbraban a trabajar en esa profesión
0:16:29 y él se ponía como la callo de sí mismo.
0:16:32 Se vestía como un cajetillo a todos.
0:16:41 y hemos pedido limosna.
0:16:44 No, hemos pedido un disco sobre...
0:16:47 sobre el que pasa la miseria.
0:16:49 No encontramos el extraordinario tango
0:16:51 que se llama por dioceros que alguna vez tuvimos.
0:16:53 Que canta Carlos Gardel,
0:16:55 pero sí encontramos uno que se refiere a esta...
0:16:58 cosa de la mendicidad y la indigencia,
0:17:02 por más que estos mendigos no lo eran.
0:17:06 Sí, lo eran.
0:17:07 Lo eran solo de nom.
0:17:08 Emólicamente.
0:17:09 Eran libertarios, en el mejor de los casos,
0:17:11 y piratas en el peor.
0:17:12 Pero bueno, como de mendigo se trata la cosa,
0:17:15 hemos elegido el tango que se llama en la vida.
0:17:18 Que no está mal.
0:17:19 Que no está mal.
0:17:20 Y que en el idioma de los argentinos
0:17:22 significa también lo explico.
0:17:25 Explica.
0:17:26 Explica.
0:17:27 Significa tener poco dinero.
0:17:30 Estar en la vía.
0:17:31 Estar en la vía,
0:17:33 que yo para la gente que asiste y que no es...
0:17:36 y aquí significa tener poco dinero.
0:17:39 Sí, sí, de los que escuchan por Internet,
0:17:41 Alejandro, de otro país.
0:17:42 No, de otro país.
0:17:43 Entonces, en la vía cantará Don Edmundo Rivero.
0:17:55 Que yo no me sumo con esos soledadios.
0:17:59 Que el román le varonca, llorando de jubes.
0:18:02 Yo tomo el risino sin penas ni agravios.
0:18:07 Que al fin de un minuto no mando un placer.
0:18:10 Porque andar con cuentas,
0:18:12 si es agua el rosario,
0:18:14 corta o al despecho por una mujer.
0:18:19 Y si llega así a llorarla,
0:18:23 porque al final le he querido,
0:18:27 puede arrumbar debatido en un rinco del café.
0:18:34 Y he de sacar un pañuelo para llevar con mis ojos.
0:18:41 Y la primero como un fuego,
0:18:45 porque la villa que de,
0:18:48 se fue mala suerte, paciencia y pancreo.
0:18:52 Que tanto merengue por una mujer.
0:18:55 Si aquel que se arruga pidiendo sojoto,
0:18:59 no es hombre ni quiere vergüenza con él.
0:19:03 Que adiós, jujíncito, que adiós, alidiada.
0:19:07 El Paco y Valerio todo ha ganado.
0:19:11 Paciencia con padre no es culpa al estrada.
0:19:15 Me vuelta al convento, no pase calor.
0:19:20 Y si llega así a llorarla,
0:19:24 porque al final le he querido,
0:19:28 puede arrumbar debatido en un rinco del café.
0:19:35 Y he de sacar un pañuelo para llevar con mis ojos.
0:19:42 Y la primero como un fuego,
0:19:46 porque en la villa que de.
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