Transcripción automática
0:00:00 Señores, hablaremos hoy de papas burlados, de pontífices que han sido sorprendidos en su buena fe o que han sido engañados de alguna manera.
0:00:14 Y de una pequeña colección de cualquier modo.
0:00:17 Francisco de Borja, que era el primer oficial de la compañía de Jesús, había enviado en 1618 al padre jerónimo Luis del Portillo
0:00:26 y a cinco compañeros para instituir la orden jesuita en Lima.
0:00:31 En 1623 los jesuitas comenzaron a levantar un templo adjacente al ya construido por máximo de San Pablo.
0:00:40 Ese año acababa de subir al Podio Pontificio Urbano VIII.
0:00:46 El superior de los jesuitas de Lima le envió al papo urbano un memorial sobre la construcción de la Nueva Iglesia.
0:00:53 Mire, santo padre, vamos a construir una nueva iglesia y le pidió licencia, le pidió permiso para poner una puerta en la fachada.
0:01:01 Estamos construyendo una iglesia, le pedimos permiso para poner una puerta en la fachada.
0:01:06 Urbano le extrañó mucho, aquí ya solicitud tan obvia, y otorgó el permiso pensando que los buenos jesuitas
0:01:14 querían mostrar su especial adhesión al papa con este gesto de humildad.
0:01:19 Cuando los jesuitas le llegó el permiso, alzaron tres arcos en la fachada de la iglesia y pusieron una puerta bajo cada uno de los arcos.
0:01:29 Los canónicos de Lima y los religiosos de otras órdenes se indignaron, pues sólo las catedrales tenían derecho a tener tres puertas frontales
0:01:39 y denunciaron a los jesuitas. Mire, como puede ser, los jesuitas tienen tres puertas.
0:01:44 Los padres jesuitas imperturbables mostraron la licencia apostólica.
0:01:49 Se les dijo que aquel documento era todo menos la autorización expresa para construir tres puertas.
0:01:56 A esta objeción los jesuitas respondieron que teniendo derecho a dos puertas, sin necesidad de permiso alguno,
0:02:03 la tercera era la que habían pedido y recibido.
0:02:07 Y el papa se enteró y supo que había sido sorprendido en su buena fe.
0:02:13 Pero como la dignidad papá le exigía no aparecer burlado, dictó otro permiso, otra licencia,
0:02:21 que otorgaba a los jesuitas el privilegio de tener tres puertas en su fachada,
0:02:26 pero con la condición expresa de no abrir nunca una de las tres.
0:02:31 El 3 de julio de 1638 la iglesia fue consagrada a San Pedro, con la asistencia al Virrey de Lima,
0:02:39 en presencia de 60 jesuitas y de muchos envidiosos dominicos y franciscanos.
0:02:47 Viene la historia de los jesuitas del Lima.
0:02:51 En todo modo, yo creo que no le resta nada el tener una puerta para tenerla cerrada,
0:03:00 salvo que uno sea de los que piensan que una puerta cerrada y la ausencia de puerta es más o menos lo mismo.
0:03:10 Habría mucha tela para cortar.
0:03:13 ¿Y si cuál es la naturaleza esencial de una puerta?
0:03:19 La posibilidad de cambiar de estado.
0:03:25 La puerta es un ente mudable.
0:03:28 Puede estar abierta y puede estar cerrada.
0:03:30 Y esa es la condición esencial de una puerta.
0:03:33 Una puerta que no pueda estar abierta ya no es una puerta sino una pared.
0:03:39 Y una puerta que no pueda estar cerrada ya no es una puerta sino un agujero.
0:03:43 Esto tendrían que escribirle los jesuitas ahora mismo a este papa benedicto.
0:03:51 Y si no lo mire, solicitamos permiso para abrir todas las puertas.
0:03:55 Ya que una puerta que no se puede abrir o no se puede hacer, una puerta no mudable, una puerta fija, no es una puerta.
0:04:05 Pero vio cómo es la gente.
0:04:09 Digo en otro orden de cosas.
0:04:11 A mediados del siglo XVI, durante las guerras de religión en Francia,
0:04:16 estaban los guisas por un lao que eran católicos y estaban los seguidores del Príncipe de Condé, que eran protestantes.
0:04:23 Bueno, los reyes después de Enrique II fueron todos católicos.
0:04:29 Pero allá por 1560, el Príncipe de Condé intentó raptar al rey Francisco II.
0:04:36 El asunto tuvo varias traiciones, cambios de bando,
0:04:40 pero lo importante es que el rey se saluvo y el Príncipe de Condé y los conspiradores fueron capturados por los guisas,
0:04:45 que eran amigos de Francisco II.
0:04:47 Muy bien. Descubierto en los conspiradores, Pío IV, el Papa, quiso mostrar su alegría por el triunfo de los católicos.
0:04:56 Y escribió una carta carlicto de guisa, segundo cardenal de Lorena, y junto con la carta le mandó un regalo.
0:05:04 Mirá qué regalo. Un cuadro pintado por Miguel Ángel, que representaba a la Virgen con el Niño.
0:05:12 Pío IV ordenó a un correo que llevara el cuadro, pero en la mitad del camino apareció un tipo que decía pertenecer a la casa de guisa e interceptó el correo papal.
0:05:24 Le dijo, mire, usted trae el cuadro para los guisas, sí. Yo soy de la casa de guisa y me voy a buscar el cuadro.
0:05:30 Y el mensajero le entregó la obra sin problemas.
0:05:33 Y el que se hizo pasar por guisa era en realidad un protestante.
0:05:37 Este hombre llevó el cuadro junto con la carta del cardenal, el cardenal, el cual estaba destinado, pero cambió el cuadro.
0:05:49 En lugar del cuadro piadoso pintado por Miguel Ángel, llevó otro cuadro.
0:05:55 Un cuadro que mostraba al cardenal de Lorena con otros cardenales.
0:06:02 Su sobrina, la reina María Estuardo, la reina madre Catalina de Médici, todos desnudos y en medio de una tremenda orgía.
0:06:12 Ahora se imagina, el cardenal abrió el paquete y vio la carta del papa, que este regalo dice el papa, se lo mando para demostrar mi alegría por el trunfo.
0:06:22 Ángel estaba en todo ahí desnudo, que eso yo.
0:06:26 Una nueva encíclica que se le pasó por algo.
0:06:28 Una arriba y otro.
0:06:30 Muy bien, lo que sucedió tiene su gracia. Primero la quemaron, qué lástima.
0:06:37 La pintura de Blasfema fue quemada y empezó una feroz enemistada entre el regno de Francia y el papa, que duró poco.
0:06:45 Que vino después a un intervalo de correos, que dejó en claro lo que había pasado.
0:06:49 Mira, el cuadro que le mande era un cuadro de Miguel Ángel, que estaba la virgen con el niño.
0:06:52 No, que viste con el niño y ya que está...
0:06:54 No, ahí vi virgen en la vía.
0:06:55 Claro, Catalina de Médici, levantando la pata.
0:07:00 Me gustó.
0:07:03 Otro papa, Sicto V, fue papa entre 1585 y 1590, tampoco.
0:07:10 Era un hombre venevo, lo de trato sencillo, pero no admitía algunos descuidos respecto a cosas y personas sagradas.
0:07:20 Una de sus órdenes, que debía cumplirse a Rajatabla, era que nadie podía llevar armas en presencia del papa,
0:07:27 ni tampoco en las dependencias del Vaticano bajo pena de muerte.
0:07:32 Al tiempo no le gustaba que entraran calzados al Vaticano.
0:07:36 También, me iba a ver al papa y se le ve y aquí el chumbo abajo, no, queda furero.
0:07:44 Eso fue lo que dijo el papa, Sicto.
0:07:46 Me vengan a ver todo lo que quieran, pero no calzado.
0:07:49 ¿Me haces el detector de metales, no?
0:07:51 No, no había, pero sí, había señores que le quedaban, palpaban de armas.
0:07:56 Cierto día, el hijo del Duque de Iparma y gobernador de los Países Bajos, Ranucho Farnesio, pedía ser recibido una audiencia.
0:08:07 Sicto aceptó, pero hizo que el príncipe fuera primero registrado.
0:08:12 Y Farnesio portaba armas.
0:08:15 Parece que tenía una fariniera del tamaño de Old El John.
0:08:22 Y lo metió preso. Lo metió preso en el castillo de Sant'Angelo.
0:08:28 Farnesio, al piber, Ranucho Farnesio tenía un tío muy influyente.
0:08:33 Saben ustedes que lo Farnesio era una familia romana muy importante.
0:08:40 Recuerde, sí, a Julián Farnese, que fue amante del propio papá Alejandro Borja.
0:08:47 El caso es que el cardenal Alejandro Farnesio se enteró de la diatención de su sobrino
0:08:53 y se fue hasta el Vaticano para pedir clemesia, porque sabía que Sicto no perdía tiempo en cumplir las órdenes capitales.
0:09:02 Cuando Sicto condenaba un tipo de muerte, lo mataban enseguida. Nada de esperar.
0:09:07 ¿Por qué lo mataba? ¿Para qué no le fueran a pedir?
0:09:10 Veo como ese. Uno dice, matelón, y después viene no, lo mate, que se yo.
0:09:15 Y eso a Sicto no le gustaba.
0:09:18 Entonces salió corriendo el cardenal Alejandro Farnesio y pidió audiencia con Sicto.
0:09:24 El papá se negó a recibirlo y Alejandro insistió.
0:09:27 Mientras tanto, el prefecto había recibido orden de ejecutar al prisionero.
0:09:32 Pero Ranucho, que sabía que su tío iba a llegar, solicitó un sacerdote para hacer confesión general de su pecado.
0:09:40 Muy bien, llegó el sacerdote y Ranucho empezó a hacer una confesión desde los primeros días ante el presidente.
0:09:49 Y la confesión no terminaba nunca.
0:09:53 Eso para no hablar de una noche...
0:09:56 ¿Qué deta, sí?
0:09:57 ...que me agarré una esbornia en hostia.
0:09:59 ¿La hacía larga?
0:10:00 Mientras tanto, en la sede de Papal, Sicto por fin decidió recibir al cardenal al que había hecho esperar a propósito.
0:10:08 Y le otorgó el perdón de su sobrino, pero pensando que tal perdón llegaría tarde y que Ranucho ya estaría muerto.
0:10:16 Pero no fue así, porque a pesar de tener sólo 20 años Ranucho había tenido una vida tremenda, según parece,
0:10:22 y no había terminado de confesarse cuando llegó el tío con el perdón y lo liberaron.
0:10:28 El cardenal, temiendo que el Papa cambiara de humor, ya había dispuesto en la puerta de Santangelo unos caballos y salieron al galope,
0:10:37 no fuera cosa que el Papa Sicto cambiara de idea.
0:10:42 Extravenario, esto de confes...
0:10:45 Ahora, tendría que haber un límite para la confesión, especialmente si esto está hecho antes de una ejecución.
0:10:53 Porque entonces te empezaste a confesar y seguís toda la vida en un estado de confesión.
0:10:58 Pero hay que estar preparado para un discurso de esa gratis.
0:11:01 Hay que estar preparado, hay gente que no tiene discurso, ni siquiera para confesarse.
0:11:05 Y por ahí el confesor, por ahí se empieza a olvidar que el tipo empieza con el pecado.
0:11:10 Claro, le piso a la cara.
0:11:11 Pero eso ya lo hizo, cuántas veces.
0:11:13 Pero uno suele repetir el pecado, en general uno es...
0:11:15 Sí, en realidad no hay muchos pecados, yo preguno solo.
0:11:19 Y lo repite, lo repite.
0:11:21 Sí, bueno, yo le voy a contar una que me gusta a mí.
0:11:27 Pero la víctima no fue exactamente un Papa sino el hijo del Papa.
0:11:33 Ya que un Papa tengo un hijo, implica una cierta sorpresa.
0:11:41 Este era el hijo del Papa Borja, Alejandro.
0:11:46 Alejandro tuvo cuatro hijos, Juan, César, Juan Borja, César Borja, Lucrecia y Zofre.
0:11:56 El preferido era Juan, César era muy malo, quizá lo mató a Juan, no sé.
0:12:04 Pero en una de esas, César que había sido educado para que fuera cardenal
0:12:09 y que después finalmente se convirtió en guerrero,
0:12:14 consiguió un casorio muy conveniente con una princesa francesa, una princesa de Francia,
0:12:22 una sobrina del rey, no sé, muy bien.
0:12:28 Y allá fue, a casarse a Francia.
0:12:35 El Papa le recomendó que tuviera una buena performance nupcial
0:12:43 para hacer quedar bien el apellido
0:12:46 y porque entendía que si los matrimonios comenzaban bien en ese sentido
0:12:51 después iba a ser muy difícil disolver, etcétera.
0:12:55 Por razones políticas, además, en aquellos años convenía que la noche de boda fuera todo un éxito.
0:13:01 Y entonces César Borja para asegurar el éxito de aquella noche
0:13:07 contrató los servicios de un médico, de un farmacéutico
0:13:13 y le pidió algún afrodisíaco.
0:13:17 Le dijo que había un afrodisíaco.
0:13:20 Pero por impericia o por mala fe de aquel médico farmacéutico
0:13:29 lo que le dieron a César Borja en vez de ser un afrodisíaco fue un laxante.
0:13:35 Es lociado.
0:13:37 Que después fue escrito en todos los sketches morísticos en Puebla Borja.
0:13:41 Sí, sí, porque parece que César estuvo toda la noche de la cocina a la sala.
0:13:46 Incluso hay una carta en donde César le comunica su puesto éxito de su gestión
0:13:52 y le dice he hecho en esta noche siete viajes.
0:13:58 Pero no le dijo a dónde había hecho.
0:14:01 Probablemente los viajes que hizo fueran a lugares excusados de aquellos palacios.
0:14:07 Ese me parece que está muy bien.
0:14:09 Ahí fue sorprendido César en su buena fe.
0:14:13 Y otra es una mayora extraordinaria de un papa que fue, creo que Juan XXI.
0:14:24 Creo que era la época en que los papas se estaban en Avignon.
0:14:28 Estoy tocando de oído.
0:14:29 Así que puede ser que comete un montón de errores.
0:14:32 Pero el asunto fue más o menos así.
0:14:34 El rey de Francia era entonces Felipe Largo.
0:14:39 Uno de los descendientes de Felipe IV, el hermoso de Francia,
0:14:44 aquel rey que fue maldito por el prefecto de los templarios cuando ardían loguera.
0:14:54 El maestre de los templarios cuando ardían loguera
0:15:00 dijo maldito sea el rey, dice el papa, que los maldijo a todos y a sus descendientes.
0:15:07 Yo creo que era uno de los descendientes, era sobrino de Felipe el hermoso.
0:15:12 Yo creo que era hijo del hermano de Felipe el hermoso que se llamaba Carlos.
0:15:16 Y fue uno de los reyes que vino después, el segundo.
0:15:21 Así que estamos, digo para saber en qué año estamos, 1350 más o menos.
0:15:27 Muere un papa y hay un concilio que se lleva a cabo en una iglesia,
0:15:34 en un convento muy grande.
0:15:36 Y bueno, empiezan las familias a conspirarse.
0:15:43 Los concilios, como sabe usted, son muy difíciles de acordar y no elegían.
0:15:50 Y el rey Felipe estaba muy interesado en que eligieran de una vez papa.
0:15:55 Y no elegían, y no elegían.
0:15:57 En el ejemplo no podían ponerse de acuerdo.
0:16:01 Y el rey resuelve, entonces, tapiar todas las entradas del convento
0:16:09 y no dejarlo salir hasta que no le hicieran papa.
0:16:13 Un trauma con las puertas.
0:16:15 Sí, sí, hoy tenemos líos con las puertas.
0:16:18 Y los amenazan.
0:16:21 Bueno, entonces yo voy a elegir rápido.
0:16:24 Yo no me acuerdo el nombre que tenía este señor antes de ser papa.
0:16:31 Pero un tipo que no formaba parte de ningún bando,
0:16:34 un cardenal de muy poca intensidad en su trato
0:16:41 y que además todo el tiempo decía estar muy enfermo.
0:16:46 Estoy muy enfermo, estoy muy enfermo, estoy muy enfermo.
0:16:51 Yo más a médicos, se la pasaba a costados, qué decirlo.
0:16:55 Entonces las familias resolvieron elegirlo a ese
0:16:59 en la inteligencia de que iba a durar poco
0:17:01 para reanudar una vez que se muriera este niato,
0:17:04 que ya tenía 70 y algo, las negociaciones.
0:17:10 Y cumplir la elección, poder salir de aquel encierro
0:17:15 a que lo había condenado Felipe en largo.
0:17:19 Y no elegieron a éste.
0:17:22 Y asumió y vivió hasta los 90 y pí.
0:17:25 Claro, se curó de todo.
0:17:28 Se curó de todo y fue Juan 21.
0:17:30 Y le había hecho la comedia a propósito.
0:17:33 Se había hecho el enfermo para hacerse elegir.
0:17:37 Se había manejado a todos.
0:17:39 Él solo, sin necesidad y una compiración.
0:17:42 Haciéndose notario, se hizo elegir
0:17:46 y fue papo durante 20 años.
0:17:51 No sé por qué le cuento todo esto.
0:17:54 Hemos ido a la discoteca a elegir una canción.
0:17:59 Algo papal.
0:18:00 Había un tango que se llama Papas Calientes.
0:18:03 Sí, pero señor, bueno.
0:18:06 El caso de Borja.
0:18:08 El tango de Arolas, pero no lo tenía el discotecario.
0:18:11 Está mal, ¿no?
0:18:14 Finalmente elegimos un lindo tango de Gardell
0:18:17 que se llama Al Piede de la Santa Cruz.
0:18:20 Y vamos a escucharlo ahora.
0:18:22 Se me dirá la letra de Al Piede de la Santa Cruz.
0:18:24 No dice nada de papas sorprendidos en su buena fe,
0:18:27 sino más bien, es un tango que, curiosamente,
0:18:30 se refiere a la ley de residencia.
0:18:32 Hemos que raro, ¿no?
0:18:34 Pero bueno, no importa.
0:18:36 La ley de residencia, un papa burlado.
0:18:40 Hay una distancia.
0:18:42 Hay más o menos lo mismo.
0:18:44 Canta Carlos Gardell, Al Piede de la Santa Cruz.
0:19:11 Los viejos no saben
0:19:14 que lo condenaron
0:19:18 o es miente, priados a su posora mujer.
0:19:26 Quizás un milagro le lleve al indulto
0:19:30 y vuelvo en su casa la dicha de ayer.
0:19:36 Miren entre el tardo Al Piede de la Santa Cruz.
0:19:43 Una anciana desolada,
0:19:46 un sonar no implora Jesús.
0:19:50 Por tus llagas que son saldas,
0:19:53 por mi pena y mi dolor.
0:19:58 Seré piedra de nuestro hilo.
0:20:02 Protegé los señores
0:20:08 y era el cielo que nos abrigó a rezar.
0:20:15 Con acento tembloroso
0:20:18 también para obter la paz
0:20:23 que maldicimos nosotros
0:20:26 un padarlo tan el dolor
0:20:31 que a su vez dice la anciana
0:20:35 protéjelo, señor.
0:20:40 Los pies engrillados por una sola planchada
0:20:44 la esposa lo mira y siera gritar
0:20:48 y el pibino siente que lleva en los brazos
0:20:52 le dice llorando lo quiero a papá.
0:20:58 Largaron la barra
0:21:01 y el último cabo
0:21:05 y brual desperenderse en todo su ser.
0:21:13 Se pierde de vista la nave baldita
0:21:17 y cae despallada en la pobre mujer.
0:21:23 Miren ese rostro
0:21:26 al pie de la sasta cruz
0:21:30 una anciana desolada
0:21:34 llorando implora Jesús
0:21:38 que maldicimos nosotros
0:21:41 para al darlos a el tu dolor.
0:21:46 Serpiedad de nuestro hilo
0:21:50 protéjelo, señor.
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