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0:00:00 Estamos en el auditorio de Radio del Plata, esto es la calle Gorriti 5963.
0:00:06 Entre Rabiani y Areb Való.
0:00:08 Aquí permanecerémos cada medianoche. Gratárola.
0:00:12 Hablaremos de los poderes de Henry Slade, que era un médium norteamericano.
0:00:18 Nació este hombre en 1850 en los Estados Unidos.
0:00:22 Por ahí, en 1876, emigró a Inglaterra y comenzó así a dar unas sesiones en Londres, en Russell Square.
0:00:33 Rápidamente se hizo famoso, porque realizaba lo que los esperitistas llaman la escritura directa.
0:00:41 Es decir, los espíritus convocados por Slade aparecían ahí y escribían en pisadas.
0:00:51 Pizarras que el médium disponía para eso.
0:00:53 Pobonía una pizarra ahí y bobeías que aparecía algo escrito.
0:00:59 Esto se llamaba escritura directa.
0:01:02 Además parece que también este hombre era experto en hacer que le evitaran toda clase de objetos.
0:01:10 A Garrabi te hacía levantar, ponéle esta botella que está aquí.
0:01:14 ¿Quién no lo hace?
0:01:15 U otra botella, seguramente otra.
0:01:18 También realizaba algunas materializaciones, pero incompletas.
0:01:22 Mayormente rostros y manos.
0:01:24 Es decir, la materialización incompleta es cuando el espíritu no alcanza un ectoplasma entero.
0:01:31 Sino que aparece una parte, una especie de sinecto que del más allá.
0:01:35 Se parece ponerle una mano está bien, el cara es mejor todavía.
0:01:40 Cobraba, por sus sesiones naturalmente, un nuevo elaborar gratis,
0:01:45 pero prefería recibir solamente una persona por vez en la habitación destinada a sus experimentos.
0:01:54 Igual que Roló, un tipo por vez.
0:01:59 En cuantito el visitante se sentaba enseguida, comenzaban los fenómenos,
0:02:05 y terminaban 15 minutos después.
0:02:08 Nada de prolegó, como le va fulano, o frotarse las manos,
0:02:14 o hacerlas por lo fondillo el pantalón, flexionar, hacer crujir los huesos los dedos.
0:02:19 Todos esos bisactes de preparación, que incluso suelen hacer algunos cirujanos,
0:02:25 antes de operar, se escupen las manos.
0:02:28 Se escupen las manos, si no, antes de operar.
0:02:31 Se dan un baño aséptico.
0:02:33 Yo se que el cirujano me escupiría las manos.
0:02:37 Yo siempre que voy a hacer algo con las manos, me las escupo.
0:02:41 A veces se asumbuche primero.
0:02:43 No hacía nada. Directamente empezaban los fenómenos.
0:02:46 Y las apariciones sucedían con toda regularidad y precisión.
0:02:51 No había sleight, vacilaciones, ni histédias, ni éxtasis.
0:03:00 Todo era rápido, breve y decisivo.
0:03:03 Venía un tipo, pedía el mensaje de un pariente fallecido, y obtenía la respuesta.
0:03:09 O aparecía escrita una pizarra, o aparecía la mano del tipo y la escribía,
0:03:14 lo que sea, al instante. Total ausencia de ceremonias.
0:03:19 Incluso sleight tenía una actitud desgeñosa para hacer los milagros.
0:03:23 Y esto lo perjudicó, como ya veremos.
0:03:26 En las sesiones de sleight podía oírse incluso el rasgado.
0:03:35 Vía un lápiz en la pizarra, en la pisa.
0:03:39 Estas pizarras se guardaban bajo la mesa, y cuando las examinaban después,
0:03:45 se veía escrito el mensaje.
0:03:47 Todos aseguraban que las manos de sleight descansaban sobre la mesa.
0:03:52 También tenía una acordeón que se había de ser visitado por espíritu.
0:04:05 Por ahí usted escuchaba en el acordeón unas polcas.
0:04:10 La mesa cada tanto se elevaba también, y a veces se elevaba para dejar a la vista la pizarra escrita y el acordeón.
0:04:21 Durante bastante tiempo todo marchó muy bien.
0:04:24 En Londres había una notable curiosidad por sleight.
0:04:28 Lo visitaban constantemente para que hiciera sus demostraciones,
0:04:33 pero no tardó en producirse un inciden.
0:04:35 El profesor Ray Lancaster, así se llamaba,
0:04:40 y el doctor Duncan, un fabricante de rock, tuvieron dos sesiones con sleight.
0:04:49 En la segunda, al tomar la pizarra, que estaba bajo la mesa,
0:04:53 los visitantes vieron un escrito cuando ni siquiera había empezado la sesión.
0:05:01 Para Lancaster, aquí yo era un engaño, y escribí una carta a la prensa denunciando sleight.
0:05:10 Y hasta llegó a perseguirlo judicialmente por estafa.
0:05:13 Hubo un proceso, sleight se defendió diciendo que, en realidad,
0:05:18 él no sabía cuando se producía la escritura, y dijo que a veces empezaba precipitadamente
0:05:24 y que había espíritus impacientes que escribían incluso antes de que los interesados pudieran concentrarse.
0:05:31 Nadie quedó muy conforme con esta explicación,
0:05:34 pero en general uno no queda conforme con esta explicación porque no cree en los espíritus.
0:05:39 Claro, es un tema.
0:05:41 Para no quedar conforme con esta explicación hay que no creer en los espíritus.
0:05:46 Si uno no cree en los espíritus, no debe estar conforme, ni con esta explicación,
0:05:50 ni con el resto de las sesiones.
0:05:54 Bueno, un famoso prestidicitador, el señor Maskelein, fue citado y declaró que la mesa usada por sleight
0:06:03 tenía una trampa oculta, pero tal declaración quedó anulada por la prueba aportada por el ebanista
0:06:09 que la había fabricada.
0:06:12 De todo modo los jueces dieron un fallo condenatorio.
0:06:15 La condena fue a tres meses de cárcel, pero con trabajo forzado.
0:06:20 Cuando terminó la condena sleight le escribió a este señor Lancaster,
0:06:25 ofreciéndole dar pruebas concluyentes de sus facultades a condición de no ser molestado de nuevo,
0:06:30 pero el tipo Lancaster ni le contestó.
0:06:34 Entonces sleight se asustó y se fue en la terra.
0:06:38 Llegó a Berlín, donde armó un centro para llevar adelante sus sesiones.
0:06:44 Se decía que ignoraba el idioma alemán, a pesar de lo cual aparecían mensajes en ese idioma,
0:06:50 trazados en las pisadas, incluso con letras con caracteres del siglo XV.
0:06:55 Bueno, no hacía falta que él supiera el alemán, bastaba con que lo supieran los espíritus que escribían la pisada.
0:07:02 En uno de estos encuentros sleight invitó al jefe de policía de Berlín
0:07:07 y a varios ciudadanos distinguidos, que son los más mamertos, a presenciar la manifestación.
0:07:13 Además del asombro de todos se produjo un incidente que voy a referir a continuación.
0:07:19 Incidente.
0:07:21 Parece que para impresionar al jefe de policía sleight convocó al espíritu de un criminal
0:07:28 que el jefe de policía había matado en un entrevero, en un tiroteo,
0:07:34 y apareció el rostro de criminal, el rostro nítido de aquel criminal.
0:07:39 Y el policía, cuando vio aquella cara, sacó el revolver y le tiró un tiro.
0:07:47 Ombre, poca fe.
0:07:48 Se sacó y lo chumbó.
0:07:50 Y ahí se terminó la sesión, yo no lo que nace.
0:07:53 Pareció un sepo, sacó un revolver y tiró un tiro de verdad, se termina la sesión.
0:07:59 Pero el jefe de policía creyó que había resucitado el criminal que le había matado
0:08:04 y quiso matarlo otra vez para liberar a la sociedad de tan desagradable reincidencia.
0:08:11 Reincidencia que ella se veía venir, porque para eso uno es jefe de policía,
0:08:17 para verse venir reincidencia.
0:08:20 Sleight hizo autorizar sus joderes con el acompañamiento de profesores ilustres,
0:08:26 como se le ocurrió.
0:08:28 Ay, el invitó a tipos de la Universidad de Leipzig, filósofos conocidos, o qué sea.
0:08:34 Todos llegaron a un convencimiento completo de la realidad de lo observado
0:08:39 con exclusión de toda trampa y prestidigitación.
0:08:43 Aquellos hombres ilustres daban fe de haber presenciado la escritura irrefutable de entidades ausentes.
0:08:53 Estaban tan impresionados estos profesores y asustados, me imagino también,
0:08:59 ya que si uno cree que el fantasma que se aparece de verdad y que no es truco,
0:09:03 lo primero que hace es asustarse y sale corriendo.
0:09:07 Por más profesor que uno sea.
0:09:09 No llega a leer nada.
0:09:10 Si a mí me convencen de que un fantasma es verdadero, uso.
0:09:13 ¡Ah, no me ha miedo!
0:09:15 O sea, el paso de la incredulidad ha sido un miedo.
0:09:19 Bueno, y estos tipos, aprovechando el envión de su carrera,
0:09:27 llegaron a lo de un notario,
0:09:30 ante quien declararon bajo juramento que los fenómenos eran auténticos, etcétera, etcétera.
0:09:35 Por ahí, en 1885, Sled regresó a los Estados Unidos
0:09:40 y aunque venía con el aval de estos científicos, que acabo de citar o que acabo de no citar,
0:09:47 no le fue bien.
0:09:49 En el bastón Gérald de 1886, apareció la siguiente noticia.
0:09:55 Aquí tengo...
0:09:57 ¿El ejemplo de la noticia?
0:09:59 ¿Qué bien se pensaba?
0:10:00 Lo afanó de la hemidiotica.
0:10:01 En Celebrator Sled, he sorprendido en Westland escribiendo pizarras
0:10:07 que descansan sobre sus rodillas debajo de la mesa
0:10:11 y moviendo sillas y mesas con los dedos de las patas.
0:10:16 Parece que algunos concurrentes a una sesión, a la que se refería este diario,
0:10:22 se habían quedado en la habitación contigua y habían mirado por debajo la puerta
0:10:27 y vieron unos actos de agilidad con los dedos de los pies realizados por el medio
0:10:33 de los cuales no se daban cuenta los que sí estaban en la sesión.
0:10:38 Sled fue detenido.
0:10:41 Su defensa fue muy extraña.
0:10:43 Dijo que efectivamente hacía trampa.
0:10:48 Pero que hacía trampa porque sus poderes habían menguado
0:10:52 y que por tal motivo no podía caer en la indignidad.
0:10:58 Los jueces, inclujentes,
0:11:00 reconocieron que había realizado maravillas alguna vez.
0:11:06 Certificar la autenticidad de sus sectos, del pasado.
0:11:09 Esa es un tráblis.
0:11:12 Pero que eso no le daba derecho a sostener estafas ulteriores.
0:11:16 Lo mandaron en Cana.
0:11:18 Sled pagó la fianza, salió y no trabajó más como medium.
0:11:23 Murió en 1905 en un sonatorio de Michigan
0:11:27 donde ingresó Mersed al auxilio de espiritistas americanos
0:11:33 que lo admiraban mucho.
0:11:35 Era el ídolo de los espiritistas americanos.
0:11:38 No parece luego del espiritismo, le había dado por el alcohol
0:11:41 y esto le fue fatal.
0:11:43 No había sido antes.
0:11:46 Así termina la historia de Henry Slade y de sus poderes.
0:11:52 Que nos llenan de estupor por haber sido suscritos
0:11:55 por lumberas de Alemania.
0:11:57 Pero vaya a saber, no,
0:11:59 recuerdo la historia de José de Copertino,
0:12:02 aquel hombre que volaba ciertamente.
0:12:08 Que fue avalado por el testimonio nada menos que de Leibniz.
0:12:13 Que apareció un día y lo vio suspendido en el aire.
0:12:17 Pero bueno, ¿qué es eso?
0:12:19 Todos podemos ser engañados, algunos más fácilmente,
0:12:24 como por ejemplo los onzos como yo.
0:12:27 Pero para engañar un vivo,
0:12:30 para faltar un poco más de arte y nada más.
0:12:34 A veces a Alejandro basta con tener dos más o menos vivos
0:12:37 para que el vivo, brotheramente, se deje llevar por eso.
0:12:40 Aquí ha pasado con cosas que son bastante difíciles de manejar.
0:12:44 Por ejemplo, organizaciones de bien, ecologistas.
0:12:47 Hay dos o tres famosos que dicen,
0:12:49 yo creo que me han ganado todos los demás.
0:12:51 Bueno, es usted que...
0:12:53 Bueno, yo he sido pionero.
0:12:56 En la duda de cosas como la de San José de Copertino o Greenpeace.
0:13:03 Y lo hicimos públicamente siendo objeto de un de nuestros bastante amplios.
0:13:10 Y ahora vuelven. Ahora son todos pioneros.
0:13:13 Vuelven con la vacía descansada.
0:13:15 Y vuelven todos a hablar en contra de Greenpeace, menos yo.
0:13:19 Ya te hago igual repetir y recordar esas cosas.
0:13:23 Gracias por recordarlos, yo jamás hubiera cometido semejante...
0:13:28 No, pero es cierto que fui testigo y cómplice.
0:13:32 Ahora se dieron cuenta de todo.
0:13:36 Tarde piaste.
0:13:38 Tarde nadie que en el Sibu hubo tenido razón.
0:13:40 Claro, sin detención de eso sí que no se acuerdan.
0:13:43 Decía que de todos vos hay una cuestión básica en esto,
0:13:47 que es esa voluntad realmente comprensible y encarnada,
0:13:51 que es la de poder establecer algún nexo con aquellos que se fueron.
0:13:55 Esto ciertamente lejos de ser despreciable.
0:13:58 Y el último deseo que se ha aprovechado por aquellos maestros de la supercería.
0:14:03 Nosotros siempre recordábamos en estos casos a personas como Sherlock Holmes,
0:14:07 no Sherlock Holmes, sino su autor, Sir Arthur Cullandogre, que era espiritista.
0:14:10 Que creían las hadas.
0:14:12 Ciertamente creían las hadas y los seres pequeños, como se los llamaba a los miemos.
0:14:16 Y era espiritista.
0:14:17 Era espiritista y además soy presidente de la sociedad espiritista de Londres.
0:14:22 Y además él contó y tenía pruebas fotográficas de la aparición de Coplasma en su casa.
0:14:27 Era algo así como cuando Barton pintaba las paredes, que chorreaban cosas,
0:14:31 pero ciertamente difíciles de refutar.
0:14:34 Otro amigo, este programa que es Harry Udini,
0:14:37 estaba hasta el punto convencido de la capacidad de comunicación de un mundo con el otro,
0:14:41 que convocó gente a su tumba.
0:14:43 Bueno, ese día se conoce que no pudo hacer nada, no contestó y todo lo demás.
0:14:48 Prometió volver.
0:14:49 Prometió volver un día preciso además.
0:14:53 Y finalmente, digamos que quizás haya sido algo de cierto en la capacidad de Slade
0:15:00 y al declarar en los tribunales, un escafador capaz de convencer a un tribunal
0:15:04 de que en realidad antes era de un modo y ahora es de otro,
0:15:08 es igual a aquel ladrón que puede convencer a un tribunal de que alguna vez fue malo
0:15:12 y ahora ya no, de modo que siendo una forma inversa de la prueba,
0:15:17 de algún modo ambos están labrando su inocencia.
0:15:19 Tengo para mí que es posible que haya poderes que disminuyan,
0:15:22 que alguien haya tenido esas capacidades y en algún momento la pierna.
0:15:26 Somos testigos de cosas que suceden así.
0:15:28 Un ideal, por ejemplo, de época, que se va diluyendo
0:15:31 ante la comprobación de algunas decepciones,
0:15:34 una historia de amor que se va desilachando.
0:15:36 Bueno, la vida propia, la vida de uno que hace que una gente que esas capacidades existieron,
0:15:42 usted no me va a creer, pero hace 30 años yo era capaz de, etcétera, etcétera.
0:15:47 Filaba las naranjas solo.
0:15:49 Algo así, como que toda historia que sucedía aquí en la Tierra,
0:15:53 en el que uno se dio una lengua de un tiempo y de un espacio,
0:15:57 necesariamente termina funcionando cuesta abajo.
0:16:01 Y cuesta abajo...
0:16:10 es el tango que va a ilustrar la decadencia de Henry Slay
0:16:15 en la voz de Carlos Carden.
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