Transcripción automática
0:00:00 Continuamos, la venganza será terrible, estamos en el museo Evita de la ciudad de Buenos Aires, aquí en el auditorio Cristina Banfi, y bueno, hay mucha gente, el auditorio está repleto.
0:00:15 Yo debo saludar al doctor Sergio, que me ha saludado hoy en la clínica donde fui, a atenderme brevemente, y me conversó un rato con mucha amabilidad.
0:00:33 Es un pasante, o ella es médico, es una luz.
0:00:36 No, es un médico de verdad, este va aparentemente.
0:00:40 Las Pilcheras lo acreditaban como médicos, no? En fin.
0:00:44 Bueno, les recordamos que mañana estaremos en el auditorio de Radio El Plata, en Gorriti 5963, a la medianoche, y el lunes haremos el programa más temprano en la casa de la provincia de Buenos Aires.
0:00:57 Será a las 20.30, hay encallado 2.37.
0:01:00 Nadie debe dedicar de concurso.
0:01:05 Hablaremos ahora de los Vikings, de la moral de los Vikings.
0:01:11 Saben ustedes que las naciones nórdicas consideraban la guerra como el más honorable de los oficios, y el valor como la virtud mayor.
0:01:22 Era, entonces, una moral heroica, tal como era la moral de los españoles que luchaban contra la ocupación musulmana.
0:01:32 Haban hombres que desde niños se preparaban en el ejercicio del valor, en el caso de los españoles.
0:01:38 La palabra valor, que es la que designa el coraje, sirve también para designar lo que vale.
0:01:45 Es decir, lo que vale es el coraje.
0:01:47 Y lo mismo pensaban los Vikings, pero en otro idioma.
0:01:51 Los guerreros creían que siempre que una batalla fuera inminente,
0:01:56 Odin, el príncipe de los dioses, enviaba a unas ayudantas, que no eran otras que las balquirias, nada menos que las electoras de los caídos.
0:02:07 Las tipas llevan al campo de batalla, elegían a tres o cuatro y se los llevaban al cielo.
0:02:15 Bueno, en realidad, seleccionaban a la mitad de los guerreros muertos y los transportaban en unos caballos muy veloces,
0:02:22 a través del puente Bifrost, del cual ya hemos hablado algunas veces aquí,
0:02:28 y los llevaban hasta el Valjala, esa especie de cielo del malevaje Viking.
0:02:34 Las balquirias eran, o bien las hijas de Odin, o tal vez descendientes de reyes mortales.
0:02:44 Eran doncillas que tenían el privilegio de permanecer inmortales e invulnerables.
0:02:50 Pero, siempre y cuando, obedecieran a los dioses, y siempre y cuando, y aquí viene la trampa de la inmortalidad,
0:03:00 siempre y cuando permanecieran vírgenes.
0:03:05 Ese es el asunto.
0:03:08 Los antiguos imaginaban que descendían estas balquirias a la orden de Odin,
0:03:14 descendían del cielo, quiero decir, no descendían de un modo genealógico,
0:03:20 para elegir entre los caídos en la batalla los más dignos de disfrutar de los placeres del Valjala.
0:03:28 Eran representadas como jóvenes, desde luego, y hermosas.
0:03:33 Bueno, claro, no van a poner como asistentes para el paraíso a unas señoras más bien bruscas.
0:03:39 Bueno, parece que tenían los brazos resplandecientemente blancos.
0:03:44 Bueno, es una virtud que, lamento, no poder apreciar.
0:03:48 Cabellos dorados y sueltos, es una virtud contingente.
0:03:53 Se puede ser muy atractiva, con cabellos dorados y sueltos, se puede no serlo también.
0:03:59 Hecha esta descripción, que ya me predispone un poco en contra,
0:04:03 diré que llevaban lanzas y escudos, lo cual no ayuda mucho tampoco.
0:04:08 Si acercaban a los caídos y con el beso de la muerte los elevaban al cielo.
0:04:15 Los caballos de las balquirias eran como personificaciones de las nubes.
0:04:21 Mira qué pobético.
0:04:23 Y acá dice, era natural creer que el hielo y el rocío caían sobre la tierra
0:04:29 desde las crines de aquellos caballos mientras surcaban el aire.
0:04:34 Les diré que no es en absoluto, natural creer eso.
0:04:38 Lo natural es lo que creemos.
0:04:41 Creemos que el agua y el hielo caen de arriba, vayan a saber por qué.
0:04:44 Eso es lo natural.
0:04:46 ¿Qué es lo primero que a uno se le ocurre?
0:04:49 Bueno, cuando yo era chico no creía bajo ningún punto de vista
0:04:52 que había caballos de cuyas crines acudidas oportunamente provenían al cierzo y la nieve.
0:04:57 No, no creía eso, ni creía en realidad ninguna otra cosa.
0:05:02 Recibía aquellos fenómenos meteorológicos como quien no se sober.
0:05:08 Es decir, no me importaba mucho.
0:05:17 El pensamiento lugar es cualquier cosa menos poético.
0:05:20 ¿Por qué llueve? ¿Qué es eso?
0:05:23 Cuando un niño pregunta por qué llueve, la madre le dice, camine para adentro.
0:05:28 Camine para adentro, que se va a mojar todo.
0:05:31 No se le dice camine para adentro que las corceles de las balquirias están sacudiendo sus crines.
0:05:36 No le dice.
0:05:38 Como quiera que sea.
0:05:40 La misión de las balquirias no se lo se limitaba a los campos de batalla.
0:05:44 A menudo cabalgaban sobre el mar y tomaban a los vikingos muertos en las embarcaciones que se hundían.
0:05:51 Agarraban ahí y se los llevaban.
0:05:54 A veces esperaban en la costa y señalaban con el dedo a algunos navegantes
0:05:59 y eso era advertencia infalible de que la batalla que se aproximaba era la última.
0:06:06 Lo cual era recibido con gozo por todo héroe nórdico porque se suponía que las balquirias realizaban esas elecciones
0:06:17 como acabo de decir para llevarte un lugar mejor.
0:06:21 Se dice que se vestían las balquirias con plumajes de cisne.
0:06:26 Estaban vestidas con plumas de cisne.
0:06:28 Y sólo se la quitaban para bañarse, para pegarse una enjuagada.
0:06:35 Bajaban a la tierra a bañarse, ante la proverbial falta de fuentes en el cielo.
0:06:43 Cualquier mortal que la sorprendiera de este modo bañándose
0:06:48 y que tuviera el plumaje que se quitaban para realizar esas abluciones
0:06:55 podía evitar que la balquiria abandonara a tierra e incluso podía obligarla a casarse con él si éste era su deseo.
0:07:03 ¿Está claro?
0:07:05 La balquiria se sacaba su vestimenta de plumas, se empezaba a lavar
0:07:10 y si vos te hacías con esas plumas la dominabas y podías casarte con ellas si querías.
0:07:16 Había que gente que recorría a los campos buscando balquirias emplumadas para casarse o algo.
0:07:23 Cuentan que tres balquirias llamadas Old Room, Albit y Isbank Bit
0:07:29 fueron sorprendidas en su baño y se casaron con los hermanos Egil, Slakzin y Bolún.
0:07:38 ¿Qué tal, Bolún?
0:07:40 Acandamos.
0:07:42 Las balquirias vivieron con ellos durante nueve años.
0:07:45 Los hermanos se hicieron con las plumas y la obligaron a casarse.
0:07:50 Vivieron nueve años hasta que se las arreglaron para recuperar las plumas perdidas
0:07:55 y los típoles tenían a guardar la saber en qué ropero.
0:07:58 Y regresaron al Valhalla.
0:08:00 Parece que no los querían a los hermanos.
0:08:08 Los héroes que se morían, hemos contado alguna vez esto.
0:08:13 Los héroes que se morían.
0:08:14 Ya las chicas Z ya volvieron.
0:08:17 Ya volvieron.
0:08:18 Quiere decir que no iban por propia voluntad.
0:08:20 Iban solamente por la fuerza que una adquiría sobre ellas poseyendo su plupaje.
0:08:29 Dice que cuando vos te morías, vos eras un guerrero, te morías, te ponían ahí al pie del trono de Odín
0:08:36 y así escuchabas los primeros elogios.
0:08:39 Odín los elogiaba.
0:08:41 Y eso ya era un premio.
0:08:44 Bueno, lo felicito, mi querido Scala Grinson.
0:08:48 Por la forma en que lo amasijaron.
0:08:51 Y ya estaban elogiados.
0:08:53 Además de la gloria de semejante distinción,
0:08:56 más placeres esperaban a los guerreros en el Valhalla como hemos contado tantas veces.
0:09:02 Se les proporcionaban espléndidas diversiones en las largas mesas
0:09:06 donde hermosas vírgenes, generalmente las mismas valquirias,
0:09:11 que servían tanto para un barrido como para un fregado,
0:09:14 les presentaban sus respetos con dirigente cortecilla.
0:09:17 Bueno, estas doncellas, que según algunos mitógrafos eran nueve,
0:09:23 les llevaban a los guerreros grandes cuernos,
0:09:26 rebosantes de hidromiel.
0:09:28 Algunos dicen que eran dieciséis, me refiero a las valquirias.
0:09:31 La bebida popular de los nórdicos eran, en realidad, la cerveza,
0:09:35 pero consideraban que la bebida era demasiado ordinaria.
0:09:39 Entonces no cabía escabiarlas en la esfera celestial.
0:09:44 Por lo tanto, imaginaban que Odín mantenía sus mesas con abundantes suministros de hidromiel,
0:09:50 la cual era producida, en grandes cantidades, por la cabra Hydrum,
0:09:55 la cual pasía continuamente las hojas y ramas del Lerald.
0:10:01 Lerald era la rama más elevada del fresno Ygrasil.
0:10:05 Quiere decir que el fresno tenía nombre y una de sus ramas también.
0:10:09 La carne con la que disfrutaban del perpetuo agasajo, los guerreros del cielo,
0:10:13 provenía de un jabalí divino llamado Srimmir,
0:10:17 un animal prodigioso que era matado diariamente por el cocinero Andrimmir
0:10:23 y hervido en la gran caldera que se llamaba Edirimnir.
0:10:28 Todo tenía nombre.
0:10:30 El jabalí divino volvía a la vida cada jornada.
0:10:34 Lo mataban todos los días y el tipo revivía, le crecía otra vez la carne
0:10:38 y lo carneaban y así de este modo los suministros nunca se acababan.
0:10:42 La renovación milagrosa de la comida no era el único hecho prodigioso que ocurría en Alba Alhalla.
0:10:47 Se contaba que los guerreros, después de haber comido y bebido hasta la saciedad,
0:10:53 tomaban sus armas, iban al campo y se mataban en una simpática batalla.
0:10:59 ¿Qué les gustaban los guerreros? ¿Le gustaban combatir?
0:11:02 Eran guerreros, no eran jugadores de pelotanzesto.
0:11:05 Pero con una ventaja, al cabo de la jornada las heridas se curaban
0:11:11 y los muertos resucitaban al sonido del cuerno que anunciaba la cena.
0:11:17 ¿El sonido del cuerno?
0:11:19 Es el original.
0:11:29 Me suena otra cosa, pero...
0:11:35 Eso, naturalmente, producía algunas consecuencias desagradables.
0:11:39 Me refiero a la resurrección.
0:11:42 Si la guerra es por nada y se te mataban, resucitabas, nadie tenía cuidado.
0:11:49 Iban todos al frente, nadie tomaban ningún tipo de precaución, y entonces ya te aburrías.
0:11:55 Me imagino que un héroe, después de que lo mataran 60, 70 veces, ya se empezaba a aburrir.
0:12:02 Y ya pierden el entusiasmo.
0:12:06 Te aburrís de morir todos los días, todas las tardes me matan.
0:12:09 Sí, otra vez.
0:12:11 Dice al principio me gustaba andar con la cabeza en la mano, ahora ya te podrías.
0:12:16 ¿Cómo hacer para no pudrirse de los placeres?
0:12:20 Es toda una pregunta para el constructor de cielos y para el que no construye cielos también.
0:12:26 Para el que es solamente aspirante a cielos también es una pregunta.
0:12:32 La pregunta puede formularse así.
0:12:35 ¿Cómo hacer para no aburrirse de los placeres que duran mil años?
0:12:40 ¿O cómo hacer para no aburrirse de los placeres que duran un año?
0:12:44 Es más o menos lo mismo.
0:12:46 Y la respuesta es que nadie lo sabe.
0:12:48 Algunos optan por cambiar de placeres, hasta que se dan cuenta de que todos los placeres son el mismo.
0:12:58 Especialmente si uno los cambia.
0:13:01 La única manera de que todos los placeres no sean el mismo, quizás sea no cambiar de placer, no me parece.
0:13:09 Y eso solamente lo saben algunos guerreros que desde luego no son yo.
0:13:15 Finalmente, ya que tales placeres eran los más elevados que la fantasía del guerrero Viking podía imaginar.
0:13:21 Imagínense, no eran muy creativos.
0:13:24 La mayoría de los muchachos juraba morir con las armas en la mano.
0:13:29 Incluso llegaban a herirse ellos mismos cuando sentían la muerte cerca para irse de una vez al Valhalla a hacerse agasajar por las balquillas.
0:13:38 Porque la otra muerte, la muerte en la cama, se llamaba, disculpen ustedes, la muerte de Paja.
0:13:46 Porque los catres, los colchones o geregones donde apollaban los Vikings estaban justamente hechos de este material.
0:13:57 ¿De cuál de usted? De este.
0:14:01 Esto es todo lo que teníamos que decir acerca de las balquillas, que por otra parte es un número muy interesante de la tetralogía de Wagner.
0:14:11 No sé quién dedicar esto, si es que hay que dedicarlo.
0:14:17 Pero a las balquillas, a las mismas balquillas, no sé.
0:14:25 Que te hagan inmortal, me hace acordar un verso, creo que de Tennyson.
0:14:29 Ven dulce lena a hacerme inmortal con un beso.
0:14:32 Y las balquillas, al rescatarte y al llevarte a la Valhalla, te contagiaban la inmortalidad con un beso.
0:14:43 Está muy bien. Si alguna vez me he sentido inmortal, ha sido a la salida o a la entrada de algún beso.
0:14:53 No está mal esta idea.
0:14:56 Hemos ido a la discoteca y hemos preguntado qué música escuchaban en el Valhalla.
0:15:06 El disco de carios.
0:15:07 Hay música.
0:15:08 No sé si.
0:15:09 Naturalmente sí.
0:15:10 No sé si el disco de carios está capacitado para contestar eso.
0:15:13 Me dijo que solamente escuchaban un tango que se llama para que bailen los muchachos.
0:15:19 Que desde su título están anunciando también su propósito.
0:15:24 Están aún convencerme.
0:15:27 Pero finalmente se hacía tarde y yo dije más sí.
0:15:32 Para que bailen los muchachos es una buena música para pasar ante los elementales vikings del Valhalla.
0:15:39 Escuchamos entonces al maravilloso cuarteto de Aníbal Troil y Luigro Alberto Grilla en este tango que se llama
0:15:47 para que bailen los muchachos.
0:16:17 No sé si se puede escuchar.
0:16:19 No sé si se puede escuchar.
0:16:21 No sé si se puede escuchar.
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