Transcripción automática
0:00:00 Vamos a Italia, entonces por lo menos, ya que no pudimos complacer esta gente con la comedia.
0:00:04 Me escriben italianos además, un veneciano, el amigo Venecia.
0:00:11 Lucrecia Borja era la hija del papa Alejandro Sexto
0:00:15 y por convenencias políticas, le hicieron separar de su marido Giovanni Esforza.
0:00:21 Hemos contado alguna vez lo que sucedió, efectivamente existía la necesidad de separarla
0:00:28 y entonces lo acusaron a Giovanni de impotente.
0:00:33 Una cosa peor no le podían hacer a un caballo italiano.
0:00:37 El tipo se esforzó pero hizo de todo para comprobar su eficacia.
0:00:45 ¿Cómo sabía la gente? Porque la impotencia es algo de... es un ámbito privado.
0:00:51 Si lo acusaron y en el juicio iban todo.
0:00:55 Lo acusaron de impotente para anular el matrimonio.
0:01:00 La gente se entreguía en todo, ¿a qué no sabía?
0:01:03 Lo que andan diciendo.
0:01:05 Y el tipo además se defendía porque había un juicio, juicio público por lo demás.
0:01:10 Especialmente no, pero cómo, y el testigo popular.
0:01:16 ¿Y él traía su...
0:01:18 ¿Sólo con testimonio se tenía que defender?
0:01:20 No, solo con testimonio porque en realidad en aquel entonces no había muchos que los médicos pudieran decir.
0:01:25 La única cosa que podía ser y que después hizo esforza.
0:01:29 Demostrar a través de la paternidad o a través de la metodología más ostensible,
0:01:38 la competencia en su asunto.
0:01:41 Pero bueno, no vamos a hablar de eso.
0:01:43 Total que como la mina era la hija del papa,
0:01:46 enseguida lo reventaron al pobre esforza.
0:01:50 Quiero decir, lo obligaron a reventar, ¿no?
0:01:52 Porque la familia de Forza era tan poderosa como el papa.
0:01:57 Y se gestó un segundo casamiento de Lucrecia, que éste era el asunto.
0:02:00 Con Alfonso de Aragón, familia española,
0:02:04 tal como Fernando Católico por ejemplo,
0:02:08 que dominaban ese entonces, desde el siglo XV, en Náporas.
0:02:16 Aunque el casamiento había sido concertado por el papa, Lucrecia consiguió amar a su nuevo marido.
0:02:22 Y él también la quiso mucho.
0:02:25 Pasado un tiempo del casorio se complicaron las cosas.
0:02:29 En el año 1500 el papa Alejandro tenía algunos hachaques de salud,
0:02:35 que muchos atribuyeron a su vida licenciosa.
0:02:39 En aquel tiempo se creía que una vida licenciosa provocaba problemas de salud.
0:02:44 Y se sabe que se sacaba de ti al revés.
0:02:47 El caso es que el 18 de junio del año 1500, durante la celebración del día de Corpus,
0:02:52 una descompostura se obligó al papa a permanecer sentado sin sumitras durante toda la mesa.
0:03:02 Un astrólogo les recomendó al papa la mayor prudencia durante ese año.
0:03:07 Usted que no, que se asombraba de la ciencia.
0:03:11 Aquí es un astrólogo, nada menos que un astrólogo.
0:03:14 Un astrólogo aconsegando un papa.
0:03:16 El 29 de junio un accidente pareció venir a cumplir con la predicción del astrólogo.
0:03:22 Una violenta tempestad...
0:03:25 No, mejor.
0:03:31 Derribó una chimenea sobre el techo del Vaticano.
0:03:35 Una viga atravesó el cielo raso de la sala donde estaba el papa y se le cayó encima.
0:03:44 Fue rescatado, quedó con dos heridas en la frente y un desmayo, pero nada grave.
0:03:51 Eso fue tomado como una libertencia del cielo, raso.
0:03:59 Para el otro tiene línea directa.
0:04:01 Y el hijo mayor del papa, Cesare Borla, se sintió muy impresionado y tomó algunas medidas
0:04:08 que le permitirían acomodarse en la escena política de Europa en caso de que se muriera el papa.
0:04:13 Porque los papas no tienen descendencia sanguínea, por más poder que tengan en vida.
0:04:20 Comenzó Cesare Borja a trazar alianzas y obtuvo rápidamente de Venecia y Francia la seguridad de su apoyo.
0:04:29 Pero había un tipo que no dio esa señal, ni esas garantías y que apareció como un súbito contrincante de los Borja.
0:04:38 Y ese era Alfonso de Nápoles, el marido de Lucrecia, que mantenía buenas relaciones con alguna familia de Roma,
0:04:48 los Colónas, por ejemplo, que eran los peores enemigos de los Borja.
0:04:53 El 15 de julio Alfonso, ah, estaba en Roma, eh, Alfonso. Alfonso de Aragón.
0:04:59 Atravesó la piensa San Pedro para llegar a su casa en Santa María.
0:05:05 Y un grupo de hombres le cerró el paso, parece que lo molieron a patadas.
0:05:11 Los agresores huyeron por la escalinata de San Pedro.
0:05:17 Hasta allí, eh, los esperaban 40 hombres a caballo, 40 cómplices que los escoltaron hasta que salieron al campo.
0:05:28 Alfonso, que había quedado desmayado y aquí en los agresores habían dado por muerto.
0:05:33 Lo matamos, dijeron. Fue trasladado rápidamente al Palacio Pontificio.
0:05:38 Hasta allí llegó Lucrecia, su mujer, se desmayó al verlo.
0:05:43 Después Lucrecia acusó inmediatamente a su hermano.
0:05:47 Estas son cosas de César.
0:05:49 Pero el Papa, informado lo ha sucedido, envió un cuerpo especial de guardias a vigilar el aposento donde estaba recuperándose Alfonso.
0:05:58 Y dijo, nada, que se llama, pero igualmente mandó unos tipos para cuidarlo al Alfonso.
0:06:03 Los médicos que acudieron a atenderlo, primero lo dieron por finado.
0:06:08 Ni bien llegó el médico y dice, este hombre está muerto, ¿veso?
0:06:11 Después vino un cardenal y le dio la solución en artículo Mórtis.
0:06:15 Quiere decir que también lo dio por muerto.
0:06:18 Ay, que está muerto.
0:06:19 Pero estaba vivo y se salvó.
0:06:21 Una semana después ya estaba fuera de peligro.
0:06:24 Para cumplir con una formalidad, César, después de todo el Coñado, visitó Alfonso.
0:06:31 Y cuenta y cronista que en determinados momentos se inclinó y le dijo al oído al enfermo.
0:06:39 Lo que no se ha hecho durante el desayuno se hará a la hora del almuerzo.
0:06:47 El embajador de Venecia, Paolo Capello, fue informado de esas palabras y se las contó al Papa.
0:06:54 Pero el Papa dijo, ah, pero sí, ya me he dicho que no había participado del ataque, no tiene que ver nada.
0:07:02 Pocos días más tarde Alfonso fue estrangulado en su cama.
0:07:08 Muerto.
0:07:10 La versión más exacta de lo sucedido le dio Rafael Brandolin, preceptor de Alfonso.
0:07:16 Contó que Alfonso no tenía fiebre, casi no tenía dolores y estaba bromeando con locresia.
0:07:22 Cuando irrumpió Michelotto Corella, un sicario, un asesino a sueldo de César de Volta.
0:07:31 Michelotto dijo que tenía órdenes de arrestar a un tío de Alfonso, uno que estaba allí, uno de los parientes que estaba en visita.
0:07:38 Y lo ató.
0:07:40 Y todos indignaron.
0:07:43 Michelotto dijo a todos que se fueran.
0:07:46 Váyanse.
0:07:48 Y todo el grupo de indignados salió de la habitación para ir a llevar su queja al Papa.
0:07:54 Dice, miren, lo detuvieron al tío fulano y lo ataron, qué barbaridad.
0:07:59 Michelotto se quedó con Alfonso, él solo, y con el tío atado.
0:08:04 Y lo mató.
0:08:07 El tío vio todo.
0:08:09 El tío no vio, estaba en otra habitación.
0:08:12 Pero Michelotto se quedó solo.
0:08:15 Y después, cuando volvieron todos, lo encontraron muerto.
0:08:19 Y Michelotto, que estaba ahí, dijo, en su ira, por el arresto del tío, Alfonso se desmayó.
0:08:25 Y al caerse, golpeó la cabeza violentamente.
0:08:30 La tristeza de Lucrecia fue inmensa.
0:08:33 Ella tenía 20 años nada más.
0:08:35 Alfonso había sido su primer amor.
0:08:38 El primer amor es el segundo marido.
0:08:41 Claro, perdón.
0:08:44 El exceso de dolor incomodó al Papa, el exceso de dolor de Lucrecia.
0:08:49 La costumbre exigía a las viudas un severo luto decoroso.
0:08:54 El Papa puso a disposición de su viejo múnca Roja y 600 caballeros para acompañarla a Nepi,
0:09:01 un austero con vento montañoso en el cual debió retirarse por un tiempo.
0:09:06 Siempre triste, Lucrecia firmó desde allí todas sus cartas con una aclaración después del nombre.
0:09:12 Lucrecia a Borges, la más desdichada de las mujeres.
0:09:16 Ah, voy a empezar a firmar así.
0:09:19 Mis mensajes.
0:09:22 Mis mensajes de texto, de celular.
0:09:24 Misajes cuales que era, por ejemplo, Soderos, DGM6,
0:09:30 firmado el negro dolinal más desdichado de los hombres.
0:09:37 Poco después le llegó a estar en cierro a Lucrecia,
0:09:40 otra convocatoria para otro matrimonio.
0:09:43 Esta vez, como hemos contado alguna vez con Alfonso Despé,
0:09:47 que era hijo del Duque de Ferrara, o Duque ya el mismo de Ferrara.
0:09:53 Alfonso Despé que hemos hablado, del cual hemos hablado hace un poco.
0:10:02 Era un tipo que estaba construyendo un canión, un canión enorme.
0:10:08 Se la pasaba todo el rato con el canión y a la mujer no le daba ni cinco de boli.
0:10:16 Pero esta es la historia de la muerte de Alfonso de Aragón,
0:10:19 que además era un hombre muy buenmoso y amado por su esposa.
0:10:23 Y entonces esto tiene una moralega.
0:10:25 Cuando uno tiene un amigo o familiar al que han tratado de asesinar y sobrevivió,
0:10:31 conviene no dejarlo solo en la habitación con un sicario.
0:10:35 Está muy bien esa moralega.
0:10:39 Dedicamos esto al pobre Alfonso, Alfonso de Aragón,
0:10:42 y a la pobre Lucrecia, una vez que le había tocado uno que le gustaba, se lo mataron.
0:10:50 Ilustramos entonces con La Solita, que también es una historia de soledad,
0:10:54 en la versión de María Marta Pizzi, nuestra querida amiga.
0:11:12 Dicen que nada le ha pena y que por nadie han llorado.
0:11:27 Y que por nadie han llorado.
0:11:34 Si depenar esta vieja y de llorar se ha cansado al campo santo para el cielo,
0:11:47 uno aún no se han llevado.
0:11:51 Solita quedó en las casas y dice que no hay orado.
0:12:01 Dicen que nada le ha pena y que por nadie han llorado.
0:12:18 En la puerta de sus días mirando al cielo rogo,
0:12:29 mirando al cielo rogo que le dijeran aquellas palabras que nunca huyo,
0:12:42 recontando sus mentiras, la esperanza la llegó por mil caminos vacíos.
0:12:55 Y dicen que no lloró, dicen que nada le ha pena y que por nadie lloró.
0:13:17 Se fue blanqueando su pelo y esperándolo si dio.
0:13:28 Y esperándolo si dio, todas se fueron casando,
0:13:37 nadie en su puerta se aprió.
0:13:42 El viento con su malicia por su ventana pasó,
0:13:50 la noche más noche y larda lo vio llorando y si vio,
0:14:01 dicen que nada le ha pena y que por nadie lloró.
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