Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de un regalo que le hicieron al Sultan Mehmet III.
0:00:09 Mehmet tenía 29 años cuando llegó al trono del Imperio Otomano, era el año 1595.
0:00:19 Mehmet había sido valiente pero una vez sola, el ejército otomano conquistó la fortalecia de Olagua,
0:00:28 ahí en el norte de Hungría, y poco después se enfrentó al grueso de los ejércitos de los afurgos.
0:00:35 Cuando las tropas se enfrentaron el 26 de octubre de 1596, Mehmet se aterrorizó y estuvo a punto de salir rajando, en verdad.
0:00:46 Para que no lo hiciera, lo envolvieron en el sagrado manto del profeta, que tiene la propiedad de insuflar una valentía sobrenatural a quien se envuelva en él.
0:00:57 Después de esta maniobra de cobijo, el ejército otomano venció, pero Mehmet no volvió a ponerse nunca más al frente de su ejército,
0:01:06 sabedor de que los milagros suelen ser solitarios.
0:01:11 Pero lo que queremos contar es otra cosa.
0:01:14 El embajador inglés en el Imperio Otomano, Edward Balton, embajador ante la sublime puerta,
0:01:22 así se llamaba en aquel entonces a la ciudad de Estambul, en los círculos diplomáticos, tenía una preocupación.
0:01:31 Había pedido a sus superiores en Inglaterra que le mandaran un regalo a Mehmet para señalar su advenimiento al trozo.
0:01:40 Balton sugería que se mandara un reloj en forma de gallo, que según él creía era lo que le gustaba a los islámicos.
0:01:48 Pero a fin de 1597 el regalo seguía sin llegar y eso perjudicaba enormemente las relaciones entre el Imperio y la compañía del Levante.
0:01:59 Esta compañía agrupaba a mercaderes ingleses que podrían ser los principales beneficiarios de la buena disposición del sultan.
0:02:08 Pero como no le reglaban nada, el sultan estaba a uno de toda buena disposición hacia los comerciantes ingleses.
0:02:16 Edward Balton murió poco después de haber enviado la última carta a la reina Isabel de Inglaterra, pidiendole que haga Zajara de algún modo a Mehmet III.
0:02:25 Finalmente la reina Isabel prestó atención póstuma a los mercaderes de su país.
0:02:33 Está mal atención póstuma porque el real que se murió fue Edward Balton y bueno, le prestó atención a los mercaderes de su país
0:02:44 y ordenó que hicieran un órgano para regalarle al sultan.
0:02:51 Y se dice, a mí me parece que lo que le gustaría a cada amigo el sultan es un órgano.
0:02:59 Entonces encargó al señor Thomas Dadan, que era constructor y miembro de la compañía de Reros de Londres, que construyeron un órgano.
0:03:11 Y el órgano que querían regalarle a Mehmet III debía ser de una clase extraordinaria, provisto de varios mecanismos de carácter musical, como así también de otros especiales.
0:03:29 Dadan construyó el órgano en un año.
0:03:33 En noviembre de 1598 hizo una demostración para la reina Isabel y la reina dejó esta fenómeno.
0:03:40 El encargo realizado a Dadan requería de su presencia en el estambul porque alguien debía manejarlo.
0:03:47 Esa de que los sultanes no son muy luchos en el manejo de órganos.
0:03:51 Y salió nomás hacia el imperio de sultán Mehmet.
0:03:55 Y el viaje fue medio bravo, ¿no?
0:03:58 Y el órgano llegó roto.
0:04:03 Dadan lo arregló, pero tardó otro año en hacerlo.
0:04:07 Yo que usted no le llevaba ningún labugro a ese Dadan.
0:04:10 Finalmente lo entraron al órgano en el palacio Topkapi, llegó el día de la presentación del regalo, la música empezó,
0:04:20 y el órgano que era mecánico tocó una canción de cinco partes dos veces.
0:04:32 ¿O lo que sea?
0:04:37 Sí, sí, bueno, habían comprado por acá, me parece.
0:04:47 En lo alto del órgano que tenía cinco metros de altura había unas ramas ahí doradas,
0:04:55 llenas de pájaros negros, unos tordos, me imagino yo,
0:04:58 que al final de la música cantaron y batieron sus salas.
0:05:03 Dadan, que era el único que conocía los mecanismos, fue llamado al palacio Topkapi después de esta demostración
0:05:10 y lo convidaron a que se quedara para siempre.
0:05:13 Queda así para siempre.
0:05:15 De este modo de sultán, cuando tuviera ganas de escuchar el órgano no tenía más que llamarlo al tipo.
0:05:21 Bueno, se le prometieron dos mujeres como para ir empezando su propio aren.
0:05:30 Se va ya empezando lo despacito.
0:05:32 El caso que Dadan recibió este ofrecibiento por parte del sultán
0:05:38 y también recibió presión por parte de la compañía de mercaderes ingleses
0:05:43 que le decían que se quedara.
0:05:46 Dadan quería volverse en la terra y rechazó los ofrecimientos del sultán.
0:05:51 No se hace eso.
0:05:52 Succedió que pocos días después Dadan fue informado
0:05:56 de que el sultán quería trasladar el órgano a otro lugar del palacio
0:06:01 y empezó a laborar allí, pero de pronto sus ayudantes turcos salieron rajando.
0:06:08 Dadan le preguntó a los tipos mientras huían.
0:06:13 ¿Qué es lo que estaba pasando? ¿Cuáles eran las razones de ese raje?
0:06:19 Le dijeron sin dejar de correr que el sultán y sus concubinas estaban por llegar hasta allí
0:06:25 y que debía partir si no quería ser muerto, porque nadie podía andar cerca
0:06:29 del lugar en que el sultán estaba con sus concubinas.
0:06:32 Todos estos se le dijeron medio resomplando porque rajaban.
0:06:36 Pero resulta que dos días antes el sultán, que estaba muy contento con Dadan,
0:06:43 lo había convidado con nada menos que echarle un vistazo a su aren.
0:06:49 Me dijo, ¿qué quiere? Le voy a invitar algo.
0:06:53 Dile echarle un vistazo a mi aren.
0:06:56 Y Dadan se quedó, digo, no rajó, pensó.
0:07:03 Si me invitó a echarle un vistazo a su aren, no le va a molestar,
0:07:08 que yo ahora esté aquí junto que viene con las concubinas,
0:07:11 a mí que me importa, el chico se quedó.
0:07:15 De golpe aparecieron unos tipos con una simitarra y le amagaron,
0:07:21 como para cortarle la cabeza.
0:07:23 Entonces Dadan comprendió que tenía que irse nomás.
0:07:26 Y que por ahí el sultán le había prometido eso, pero que estaba medio mamado
0:07:30 y que no era cuestión de reclamarle que cumpliera sus promesas al sultán
0:07:35 con la cabeza en la mano.
0:07:37 Así que salió rajando, no solo de ese lugar, sino de Estambul.
0:07:43 Se tomó un barco de regreso y no se preocupó más por el destino de los mercaderes de Estambul.
0:07:49 En los últimos años del reinado de Métter Zero, el órgano no volvió a overse.
0:07:56 Seguro que lo guardaron en una pieza poco frecuentada,
0:08:01 mitad porque ninguno lo sabía manejar,
0:08:04 y mitad porque al mejor el sultán se olvidó de que lo tenía ahí.
0:08:08 Yo qué sé por qué.
0:08:09 Pero no lo tocaron más.
0:08:11 Cuando murió Mehmed subió al trono su hijo Ahmed
0:08:16 y cuentan que Ahmed, que era mucho más piadoso que el papá,
0:08:20 se sintió ofendido por las representaciones que decoraban el órgano,
0:08:27 que juzgaba contra el azalcoral.
0:08:29 Que sabe que el eslam notaría mucho las representaciones realistas.
0:08:34 Entonces, eso le pareció intolerable.
0:08:37 Así que en 1605, Ahmed ordenó que el órgano fuese destruido
0:08:43 y sus partes sacadas del palacio.
0:08:48 Y los mercaderes de la compañía de Levante sonaron
0:08:53 porque se quedaron sin sultán agradecido, sin órgano, sin tordos y sin negocios.
0:09:00 Así que tuvimos dos años para hacerlo, uno para arreglarlo.
0:09:04 Tocamos dos veces cuál es la moraleja de esta historia.
0:09:10 No lo sé, probablemente ninguna.
0:09:14 ¿A quién dedicar esto?
0:09:16 Tomas Dalan por construir ese órgano y por no temerle a los deseos del sultán.
0:09:25 Das bien a todos los que tienen en su casa órganos con tordos que vuelan y aparatos
0:09:36 para entretener a sus noias.
0:09:39 Hemos sido la discoteca y allí nos recibió el discotecario
0:09:43 diciéndome que él en realidad tenía también un órgano
0:09:48 y me lo mostró incluso se fue a tocar.
0:09:58 Pero no es lo mismo.
0:10:01 Finalmente me dio un disco que habla de un órgano, de un organista.
0:10:07 No hay nada más diferente que un órgano de un órgano.
0:10:12 Ya no hay más organitos.
0:10:14 ¿Oganitos que estaban en las plazas?
0:10:17 Con el monito.
0:10:19 No, no lo sé, a ver.
0:10:21 Es decir, el organito ya es tan viejo que ni siquiera nos apena.
0:10:27 Ni siquiera podemos tener nostalgia de él,
0:10:31 sino nostalgia de los que tenían nostalgia del organismo.
0:10:36 Fíjese cómo funciona la educación poénica.
0:10:40 Hay una canción que se llama la Pulpera de Santa Lucía.
0:10:47 La compone me parece que en 1929.
0:10:52 No volvieron los trompas de rosa
0:10:57 a cantar la lévitas de la crisis.
0:11:02 Quizá cuando escuchaban esa canción en la voz de Ignacio Corsini
0:11:08 las personas sentían un perfume de vocación.
0:11:13 No es que lo hubieran vivido ellas mismas,
0:11:15 pero sentían un perfume de vocación de la época de rosas.
0:11:20 Pero pasó el tiempo.
0:11:23 Y cuando escuchamos eso,
0:11:25 lo que evocamos ahora es a Ignacio Corsini,
0:11:28 es el que la cantaba.
0:11:30 Es decir,
0:11:34 los perfumos que tiene la poesía van cambiando.
0:11:38 Y sin embargo, siguen funcionando igual.
0:11:42 El organito no existe más.
0:11:45 Entonces, cuando oímos hablar de organitos,
0:11:49 no nos comueve el haber perdido un pedazo en nuestra vida,
0:11:53 porque ni al mejor ni los vimos nunca, el organito.
0:11:56 Pero sí funciona igual la nostalgia.
0:12:00 Porque no es que seguro que mi papá
0:12:03 y seguro que hay una obra como esta que vamos a escuchar ahora,
0:12:08 que hablaba de un organito, el último.
0:12:11 Y entonces, la nostalgia por el organito hacía reemplazada
0:12:15 por la nostalgia de una obra
0:12:18 que trabajaba con la nostalgia por el organito.
0:12:22 Está fenómeno.
0:12:24 Y sin embargo, el fenómeno poético sigue funcionando igual.
0:12:29 Y vamos a escuchar, entonces, el último organito.
0:12:33 Y no evocaremos tanto al organito como a su autor,
0:12:36 o mero más, o al que le voy a cantar ahora,
0:12:39 que es el mundo privero.
0:12:43 Al final, el cantante de Díaz
0:12:45 volverá por los sentidos caliófonos que vargan.
0:12:51 Cada vez que los tangos recuerden al arrabalto al dito
0:12:55 y renascan los hombros y las cosas muertas
0:13:00 en el ligarro de las bocas.
0:13:14 Las ruedas embarradas del último organito
0:13:18 tendrán de tratar de buscando el arrabal.
0:13:22 Con un caballo placo y un rango y un bonito
0:13:26 y un coro de muchacha, el tiraje perro
0:13:31 con pasos apagados, el estira a la esquina
0:13:35 donde se mezcla en luces en una llana más luna
0:13:39 para que baile en falses detrás de la ornasina
0:13:43 la palda marquesa y el paldo marqués.
0:13:47 El último organito, la de puerta en puerta
0:13:52 hasta incondar la casa de la vecina muestra
0:13:56 de la vecina que se canso de amar.
0:14:00 Y así moleratando para que llore el cielo
0:14:05 el ciego inconsolable del verso de Carmiego
0:14:08 de fuma, fuma y fuma sentado en el húmbro.
0:14:17 La vaca de la vaca se va a dar
0:14:22 para que la vaca se quede en el húmbro.
0:14:26 Y en el último organito
0:14:30 se perderán la nada
0:14:34 y el alma de su orgullo
0:14:38 se quedará sin poder.
0:14:42 Y en el último organito
0:14:46 la de puerta en puerta
0:14:50 hasta incondar la casa de la vecina muestra
0:14:54 de la vecina que se canso de amar.
0:14:58 Y así moleratando para que llore el cielo
0:15:03 el ciego inconsolable del verso de Carmiego
0:15:07 del cielo inconsolable del verso de Carmiego
0:15:11 que fuma, fuma y fuma sentado en el húmbro.
0:15:21 Que fuma, fuma y fuma
0:15:28 sentado en el húmbro.
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