Transcripción automática
0:00:00 Vamos a el tema inicial del programa de hoy.
0:00:04 Sabe que en este programa hay muchos catálogos de milagros.
0:00:08 Juntamos milagros.
0:00:11 Y hoy tenemos uno muy lindo.
0:00:13 Vamos a contar algunos milagros.
0:00:15 Incluso milagros chinos, que son milagros muy breves y sencillos.
0:00:19 Empezamos con este.
0:00:23 En el siglo VIII los Longobardos,
0:00:26 que era un grupo germánico que había invadido el norte de Italia.
0:00:30 Los Longobardos hicieron prisioneros a un diácono.
0:00:34 Y lo querían degollar.
0:00:36 Tenían ahí presos, lo vamos a degollar, lo vamos a degollar.
0:00:39 Había por ahí también un sacerdote llamado, disculpen ustedes,
0:00:43 Santulo.
0:00:45 Se llamaba Santulo.
0:00:48 Y eran felices los tres.
0:00:53 Entonces, Santulo, que me dio andaba bien con los Longobardos,
0:00:57 consiguió que le dejaran a su cargo la custodia de este diácono
0:01:03 al que pensaban de gollar.
0:01:05 No, dice yo lo voy a cuidar.
0:01:06 Los Longobardos, dice no.
0:01:07 Pero no lo voy a dejar escapar.
0:01:09 No, no, dijo Santulo.
0:01:11 Respondo con mi vida.
0:01:13 Si el prisionero se escapa, matenme a mí.
0:01:17 Y el prisionero se le escapo.
0:01:21 Pero Santulo se ofreció, incluso voluntariamente,
0:01:27 a los invasores y dijo, bueno, no lo persigan.
0:01:30 Acá estoy yo.
0:01:31 Aquí estoy yo.
0:01:32 Me hago cargo.
0:01:33 Me hago cargo.
0:01:34 Y los Longobardos lo condenaron a muerte.
0:01:36 Y entonces es cuando empieza a suceder algo milagroso.
0:01:41 Cuando llegó el momento de decapitar a Santulo,
0:01:45 el verdugo quedó con el brazo levantado sin poder descargar el golpe.
0:01:50 Y pues yo sigo y quedo con el brazo así.
0:01:53 Detenido en el aire.
0:01:55 Santulo lo había inmovilizado, o mejor todavía.
0:02:00 La divinidad lo había inmovilizado al verdugo para salvar a Santulo.
0:02:06 Salvar a Santulo suena extraordinario.
0:02:09 Bueno, en medio de esta escena, a saber Santulo acostado esperando el golpe
0:02:16 y el verdugo detenido con el hacha en alto,
0:02:20 Santulo prometió, aprovechando que estaban todos quietos,
0:02:25 prometió restituirle el movimiento al verdugo
0:02:29 después de hacerle jugar a él.
0:02:31 Yo no sé cómo habrá jurado el verdugo, que no podía moverse, pero bueno.
0:02:35 Lo hizo jugar al verdugo y a los jefes Longobardos,
0:02:39 que después de esa ejecución no matarían a ningún cristiano más.
0:02:45 Cuenta la crónica que los Longobardos, algunos espantados
0:02:49 y otros evangelizados al instante al ver semejante prodigio,
0:02:54 liberaron a Santulo y le ofrecieron bueyes y caballos
0:02:59 e incluso la libertad de otros presos que habían tomado.
0:03:03 Después de ese reconocimiento, el verdugo recuperó su andar.
0:03:09 Este es el primer milagro, un milagro un poco flojo,
0:03:12 solamente salvado por el nombre del protagonista.
0:03:20 Segundo milagro, lo ha contado San Ambrosio
0:03:23 y sucedió en los primeros tiempos cristianos.
0:03:26 Inés era una hermosa doncella romana.
0:03:31 Había abrazado el cristianismo y hecho votos de castidad.
0:03:38 Al verla, el hijo del noble Sempronio se enamoró de ella,
0:03:43 pero no podía seducirla con dadivas ni con ruegos.
0:03:48 Bueno, no son dos métodos muy nobles de seducción.
0:03:51 Usted cómo seduce en los bailes, con dadivas primero y con ruegos después?
0:03:55 Daré que te cuesta y tomar estos 20 centavos.
0:03:59 Bueno, para decirlo bien, el hijo del noble Sempronio estaba enamorado,
0:04:10 trataba de seducirla, no sé bien de qué modo, y nada.
0:04:14 El padre, el muchacho, es decir, el propio Sempronio,
0:04:17 se entiró del mal de amor de su hijo
0:04:20 y ordenó, como funcionario y noble que era,
0:04:23 Inés, que se rindiera a los deseos del joven.
0:04:27 Le dijo, hoy, Inés, como funcionario, te ordeno que te rindas
0:04:32 a los deseos de este joven, que casualmente es mi hijo.
0:04:35 Y ella se negó con firmeza.
0:04:38 Sempronio, entonces, la hizo exponer desnuda en una mansevilla.
0:04:43 Ahora va a saber, dijo. Mejor dicho, ahora van a ver.
0:04:47 Y ahí es donde vino el milagro.
0:04:50 Dice la historia, que es un milagro extraordinario.
0:04:53 Para disimular la desnudez y en defensa del pudor de esta donsella,
0:05:00 comenzó a crecerle en su cabeza y a brotar de modo visible
0:05:06 gran cantidad de pilos que ella usó con toda astucia
0:05:12 para tapar aquello que había sido obligada a mostrar.
0:05:17 Pero los milagros no terminaron allí.
0:05:20 El hijo de Sempronio quiso tocar a su amada
0:05:25 corriendo esa cortina de cabellos que parecía la de una peluquería,
0:05:30 que cubrían a la chica.
0:05:32 Pero al tocarla cayó muerto a sus pies.
0:05:39 Estas historias siempre tienen su momento edificante, como este.
0:05:45 Parece que Sempronio naturalmente quedó destruido
0:05:48 y no se perdía de su hijo.
0:05:50 Y Eines, con sus rezos, mire qué buena que era,
0:05:54 obtuvo la resurrección del enamorado.
0:05:58 El pibes que había caído muerto resucitó.
0:06:01 Pero eso sí, nunca correspondió a su amor.
0:06:05 Porque vio como es uno, ¿no?
0:06:08 Los resucitás a uno y ya se creen con derecho a todo.
0:06:12 Sí, claro. Le dijo la mina.
0:06:14 No crea que porque lo resucité voy a andar concediéndole otros favores.
0:06:20 Dijo mientras se peinaba todos los pelos que tenía con glóctor.
0:06:27 Me gustó este milagro. Sí, me gustó muchísimo.
0:06:32 Algunos milagros chinos muy breves.
0:06:35 Ha habido otro milagro más brutal todavía,
0:06:38 de una doncella que quería conservar su castidad,
0:06:42 muy hermosa, y accediendo a sus rezos, el cielo la volvió fea.
0:06:50 Es decir, la cara le cuidaba la castidad.
0:07:03 Tenemos en el catálogo algunos milagros chinos muy breves.
0:07:08 Sia Oukai era un hombre que había muerto de muerte natural.
0:07:13 El espectro regresaba cada tarde a su hogar para tomar un té.
0:07:18 Como Sia Oukai no hacía mucho más que tomar té en su hogar.
0:07:24 En vida.
0:07:27 Nadie lloró una ausencia.
0:07:29 Me gustó.
0:07:32 Un hombre que en vida solo tomaba té.
0:07:35 El hombre regresó al fantasma, también tomó té, y nadie notó su ausencia y ni siquiera el milagro.
0:07:43 Al gobernador de la prefectura de Bojai le gustaba una muchacha
0:07:48 de la que logró una promesa de casamiento.
0:07:53 Ahora, pasaron muchos años y ella no cumplía la promesa.
0:07:56 El gobernador, Arto Ya, descapitó a la prometida, le cortó la cabeza.
0:08:03 Y el siguiente se presentó la cabeza en su sala de trabajo.
0:08:08 La cabeza le dijo lo siguiente, estúpido.
0:08:15 Y voló a encontrarse en las alturas con otra cabeza.
0:08:18 Ah, voló además.
0:08:19 Sí, la de un muchacho que había corrido su misma suerte.
0:08:23 Es decir, siempre encontramos nuestra cabeza gemela.
0:08:28 Último milagro chino.
0:08:30 Hubo en la prefectura de Siang Sia una familia, los Wang, que fueron a banearse al río Pang.
0:08:38 La señora Wang estuvo en el agua mucho tiempo y se transformó en tortuga.
0:08:44 Todos los parientes quedaron llenos de estupor y regresaron a la casa sin la señora Wang.
0:08:52 Volvamos a los milagros cristianos.
0:08:58 Este es uno de los que más me ha gustado.
0:09:00 Macario, el egipcio, vivió en el siglo IV.
0:09:05 En una oportunidad, las autoridades encontraron a un hombre muerto.
0:09:11 Y señalaron a otro como el posible asesino y lo persiguieron para apresarlo.
0:09:17 Y el sospechoso se refugió donde vivía Macario, que era un santo.
0:09:24 Los guardias llegaron hasta la casa de Macario y le pidieron que entregara al hombre que buscaban.
0:09:31 Y el buscado gritaba desesperadamente desde dentro de la casa que él no tenía la culpa de que esa muerte y se negaba a entregarse.
0:09:39 Soy inocente, soy inocente.
0:09:41 Macario, entonces, pidió a todos que lo acompañaran hasta el sepulcro del hombre muerto.
0:09:48 Una vez allí, Macario miró al sepulcro y dijo,
0:09:52 Pepino, y mando que digas si este hombre te mató.
0:09:59 Y el muerto, con voz clara, respondió que aquel hombre no era el asesino.
0:10:06 Los presentes quedaron atónitos porque pensaban que sí era el asesino.
0:10:14 Y luego le suplicaron a Macario que ya que estaba le preguntara al muerto quién había sido realmente el matador.
0:10:24 Y Macario respondió lo siguiente,
0:10:27 A mí me basta que el que no tiene culpa no tenga pena, que sea castigado el culpado no me toca.
0:10:34 Y además no soy el cagüete.
0:10:45 Y se volvió a su casa.
0:10:47 Me gustó muchísimo este milagro.
0:10:51 Alguna vez contamos un milagro que consistía en castigar a un hombre con una lluvia particular.
0:10:58 Una lluvia escueta que perseguía al desdichado a donde fuere.
0:11:04 Sando Nato fue un obispo de la Toscana que vivió en el siglo IV.
0:11:11 Conseguía, Mercedes de la Oración, sequías particulares.
0:11:16 No se mojaba si yo veía porque sobre él los aguaceros no callan nunca.
0:11:21 Es un milagro muy funcional.
0:11:24 Hemos ido a la discoteca.
0:11:32 Y el discotecario tardó mucho en llegar.
0:11:35 Tardó mucho en llegar.
0:11:37 Tardó tanto.
0:11:42 Que no vino más.
0:11:44 Hasta que por ahí llegó y nosotros ya habíamos elegido otro disco.
0:11:49 Era inútil su presencia.
0:11:52 Nos preguntó acerca de qué era.
0:11:57 Le contábamos milagros, milagros, milagros.
0:12:00 Y él nos contestó que un milagro tardío ya no es un milagro.
0:12:07 Cuando un milagro se hace demasiado tarde no sirve para nada.
0:12:11 Y nos dijo el discotecario que evidentemente era otro
0:12:15 porque el que nos atiende siempre es un salarme.
0:12:18 Nos dijo lo mismo sucede con la justicia tardía, que no es justicia.
0:12:25 Y sucede también con el amor.
0:12:28 Con amores que llegan tarde.
0:12:30 Usted está años y años detrás de alguien.
0:12:32 Y cuando uno se acostumbró,
0:12:35 ese alguien aparece a tocar el timiso y dice,
0:12:37 ¿qué es eso?
0:12:40 Es tarde.
0:12:43 Y vamos a escuchar una canción que se llama Si no me quieres hoy.
0:12:49 Si no me quieres hoy, ya no me quieras más.
0:12:53 Es una canción que hemos grabado para una pequeña ahorita
0:12:58 con Cecilia Milone y un pequeño conjunto.
0:13:02 También lo hemos cantado hace mucho tiempo con Soña Rollón,
0:13:06 que está aquí mirándonos.
0:13:08 Y que seguramente va a disfrutar de esta especie de balcecito muy, muy raro.
0:13:14 Un duro muy raro.
0:13:17 Pero que era el único disco que teníamos.
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