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16 de Abril de 2007

Catálogo de muertes extrañas: el papa Adriano IV, Esquilo, Arquímedes, Pausanias, Pietro Aretino, Jean-Baptiste Lully, Allan Pinkerton, Enrique Granados y Franz Reichelt

Transcripción automática

0:00:00 Es un poco áspera, eh. Hablaremos hoy de muertes extrañas.
0:00:07 Tenemos un pequeño catálogo.
0:00:11 Catálogo que vamos ampliando constantemente porque juntamos muertes extrañas, ¿no?
0:00:18 Bueno, son muertes extravagantes, ridículas.
0:00:23 La muerte siempre tiene algo ridículo.
0:00:26 Pero empecemos. Empecemos con el Papa Adriano IV, que fue el único inglés en alcanzar el pontificado.
0:00:34 Adriano estuvo enfrentado a Federico I Barbarroja, el legendario emperador, que dicen que todavía está vivo y que algún día resucitará.
0:00:43 Estuvo enfrentado a Adriano con Federico durante mucho tiempo, pero eso no importa los efectos de su muerte.
0:00:50 El caso es que un día en 1159 el Papa Adriano regresaba caminando hacia su residencia.
0:01:00 Venía de pronunciar un terrible sermón maldiciendo y amenazando de excomunión al ya citado Federico I.
0:01:10 Y en un momento se detuvo ante una fuente para refrescarse.
0:01:15 Dice, me voy a jugar un poco y a tomar un poco de agua.
0:01:23 Y mientras bebía, una mosca le entró en la boca y se le quedó atragantada.
0:01:30 Los médicos, que fueron avisados inmediatamente, no pudieron extraer la mosca y el Papa murió asfixiado.
0:01:39 Es una cosa de la misma vida.
0:01:44 Y una muerte extraña. La primera de este catálogo.
0:01:51 Y más siendo Papa, ¿no? Sí. Imagínense una mosca.
0:01:56 A vos qué te pasó, imagínense. Me mató una mosca.
0:02:00 Bueno, a no ser. Primera muerte extraña. Después le voy a pedir opinión al ser que le gustó más.
0:02:06 Papa Adriano IV, mosca atragantada.
0:02:11 Segunda, Esquilo, un amigo de este programa.
0:02:16 Recuerda que Esquilo, además de ser autor de 90 tragedias, se conserva, me acuerdo, no era.
0:02:29 Fue soldado. Fue soldado de Maratón.
0:02:33 Ya que están estos días hablando de la película 300 y de la lucha entre los griegos y los persas.
0:02:39 Él estuvo en la otra batalla célebre, en la batalla de Maratón, allí donde estaba el famoso soldado de Maratón,
0:02:45 que fue avisar... Corriendo de lo que había pasado.
0:02:49 ...de los persas. Se corrió 42 kilómetros, no sé en cuánto tiempo.
0:02:55 Bien, en dos horas, no sé en cuánto.
0:02:58 En esa batalla peleó Esquilo.
0:03:02 Y dicen que en su epitafio, decía que él estaba más orgulloso de haber participado en la batalla de Maratón,
0:03:13 que de todo lo que había escrito.
0:03:16 Pero bueno, íbamos a contar cómo murió Esquilo.
0:03:19 Parece que un día estaba paseando, ya viejo Esquilo, ¿no? No va a ser de joven.
0:03:23 Esquilo, sabemos todos que murió viejo, la negota tiene que ser la última.
0:03:29 Sí, sí, cuando la negota de como murió.
0:03:32 Claro que es viejo, estamos contando su muerte.
0:03:36 Es como aquel que decía Fulano era un tipo...
0:03:41 Napoleón era un señor de 42 años.
0:03:44 Ah, sí, qué rico.
0:03:46 Pero no importa.
0:03:47 Se venía paseando Esquilo y se le cayó una tortuga en la cabeza.
0:03:57 Parece que una águila volaba sobre él y soltó una tortuga que había capturado poco antes.
0:04:06 Y la tortuga le cayó en el marote al pobre Esquilo y lo mató.
0:04:12 Atención.
0:04:14 Este es un programa de servicios.
0:04:17 Es una de aquellos caminantes que sin protección alguna se lanzan a la campiña a pasear en actividades peripatéticas.
0:04:27 Bien podría una águila soltar la tortuga que hubiera capturado poco antes y ocasionarles la muerte.
0:04:34 Así que hay que pasear con casco.
0:04:36 Con el correspondiente casco anti-tortuga.
0:04:40 En realidad nunca había nadie caminando así en el campo con un casco.
0:04:48 Pero uno se muere así.
0:04:52 Mire Esquilo por ejemplo.
0:04:55 Además cuanto más alta esté la águila y suelta la tortuga, peor.
0:05:01 Peor para uno.
0:05:03 Si la águila suelta la tortuga un metro de altura no sucede gran cosa.
0:05:10 De mil metros.
0:05:12 De mil metros es un tortugazo.
0:05:14 La agujera pase de la corazon.
0:05:16 A ver, ¿por qué la suelta la tortuga?
0:05:17 Una roquina la tortuga.
0:05:18 Por accidente, mi marito.
0:05:19 No, como por accidente.
0:05:21 Normalmente.
0:05:22 Por el sentimiento.
0:05:23 No, tampoco.
0:05:24 ¿Qué hice yo con este pobre quilónio?
0:05:28 ¿Por qué la águila toma una presa?
0:05:31 La eleva y la suelta para que la presa muera cuando cae en el golpe y la come cuando está muerta.
0:05:35 Pero qué más lindo de comer un hombre con una tortuga para la guila.
0:05:38 Claro, si comió a kilo entonces.
0:05:40 La tortuga de alarma.
0:05:41 Cúlico caramores palentos.
0:05:44 ¿Cuánta carne come una tortuga?
0:05:47 50 gramos.
0:05:49 Si la águila come tortuga no levanta a hombres.
0:05:52 Entonces bueno, la levanta, la suelta.
0:05:54 Puede levantar a un hombre, una guila o no.
0:05:56 Una guila.
0:05:57 ¿Cómo es de grande la guila?
0:06:00 Y el águila puede llegar a tener 70 centímetros.
0:06:03 Entonces me parece que no puede.
0:06:06 El caso es que anote, es kilo.
0:06:09 Es kilo.
0:06:11 La tortuga.
0:06:12 La tortuga.
0:06:13 Tortuga son el mate.
0:06:16 Arquímedes.
0:06:17 Recuerda, arquímedes, que fue el inventor de la palanca.
0:06:21 Como todos ustedes saben es una...
0:06:25 algo que sirve para levantar cosas.
0:06:30 Con poco fuerza.
0:06:32 O no, es saltear.
0:06:34 Una palanca consiste en saltear prioridades.
0:06:37 En tener un amigo en un cargo público.
0:06:40 No, es otra cosa.
0:06:45 Una comodo.
0:06:46 Y si te palanca en tanto...
0:06:47 Claro, conseguir un trabajo o algo así.
0:06:51 No es eso.
0:06:52 Eso lo inventó Arquímedes, que parece que tenía muchos amigos en la administración.
0:06:56 Mucha comoda.
0:06:57 Y hacía nombrar a los amigos.
0:06:59 No, no, recuerde, déme un punto de após y mover el universo.
0:07:02 Y dijo otras cosas más también.
0:07:04 No fue el mismo que descubrió el peso específico.
0:07:08 Eureka, dijo.
0:07:10 Eureka, dijo cuando...
0:07:11 ¿Qué quiere decir Eureka?
0:07:12 Lo encontré.
0:07:13 Lo encontré.
0:07:14 Pelicán, dijo.
0:07:18 Es otra marca de tinta.
0:07:21 Bueno, y la muerte de Arquímedes sucedió en la siguiente circunstancia.
0:07:25 Parece que Aníbal, el legendario general de Cartago,
0:07:30 invadió la campiña italiana y también la isla de Sicilia.
0:07:34 Y él estaba en Syracusa.
0:07:36 Arquímedes vivía en Syracusa y Sicilia era Grecia en aquel entonces.
0:07:40 Pero en aquel entonces ya no.
0:07:44 El caso es que estaba Arquímedes en Syracusa dibujando,
0:07:51 no sé si un triángulo, unas paralelas cruzadas por unas transversales,
0:07:56 en la Tierra.
0:07:58 Y explicándose así mismo el Teorema de Tales.
0:08:01 Y apareció un soldado de Aníbal y le dijo ¿Qué estás haciendo ahí?
0:08:07 Arquímedes le contestó un poco más.
0:08:10 Le dijo.
0:08:11 No me moleste porque estoy demostrándome a mí mismo el Teorema de Tales.
0:08:17 Y el soldado lo mató.
0:08:21 Una reacción tremenda, ¿no?
0:08:23 Era un poco más llevado al soldado.
0:08:28 Qué bruto.
0:08:29 No es muy extraña.
0:08:31 Aníbal, Arquímedes lo mató un soldado.
0:08:33 ¿A cuántos mataron el soldado?
0:08:35 Me dirá, bueno, no todos estaban demostrando así mismo el Teorema de Tales.
0:08:43 El soldado lo ensartó con la espada como churrasco de croto porque ya se sabe
0:08:48 que los soldados tienen una próverbial intina contra los Teoremas
0:08:51 y particularmente contra el Teorema de Tales.
0:08:54 Bueno, este me gustó menos igual.
0:08:57 Pausañas, te sabe que era un general y príncipe espartano.
0:09:02 Parece que mandaba el Ejército griego en la batalla de platea.
0:09:06 Y parece que lo acusaron de traición por un asunto que él tenía,
0:09:13 que no viene al caso, lo acusaron de traición.
0:09:16 Y ese tipo salió rajando para que no lo capturara.
0:09:20 Y se escondió dentro de un templo, en el interior de un templo,
0:09:24 y en el interior de los templos estaba prohibido matar a nadie.
0:09:28 Él se quedó ahí escondido y los soldados que lo perseguían,
0:09:32 la patrulla que lo perseguió, no podía liquidarlo.
0:09:37 ¿Cómo hacemos? Imagínense, llevar más un sacrilegio aquí,
0:09:42 entonces los que lo perseguían que eran espartanos,
0:09:46 tapiaron el templo y lo dejaron encerrado adentro.
0:09:49 No entraron a matarlo, pero tapiaron el templo y lo dejaron a él adentro
0:09:54 y murió pausañas de inanición.
0:09:57 Paraedado.
0:09:58 Ah, no, entonces pausañas encerrado adentro el templo.
0:10:04 No me gustó tampoco.
0:10:06 Pero el que viene ahora sí, Pietro Aretino,
0:10:09 ese era un gran poeta de Arezo,
0:10:12 así aversos chanchos, versos picarescos, no?
0:10:17 Era un tipo de cuidado, ya hablaremos de Aretino, ahora me acordás.
0:10:23 Y un día una hermana de Aretino le contó un cuento picante,
0:10:27 ¿a qué no dice cuál lamentablemente?
0:10:31 Probablemente sería el del japonés,
0:10:35 que vivía al lado de un español llamado Curro,
0:10:40 que tenía unos perros que molestaban muchísimo a su vecino,
0:10:46 y no lo dejaban dormir de noche.
0:10:50 O tal vez el del paisano que fue a la farmacia,
0:10:53 a adquirir sus positorios o el de...
0:10:57 ¿Qué sé?
0:10:58 Algún no dice.
0:10:59 Sí, pero no dice cuento cuál.
0:11:01 El caso es que la hermana de Pietro Aretino
0:11:03 le empezó a contar un cuento picante,
0:11:06 y Pietro se empezó a reír de tal forma
0:11:09 que se cayó de la silla y se rompió la cabeza.
0:11:12 Murió.
0:11:14 Murió.
0:11:19 ¿Cómo lo cuenta eso, como caía de silla muerto de risa?
0:11:22 Murió de risa.
0:11:24 Murió a consecuencia de un cuento chancho
0:11:27 que le refirió a su hermana.
0:11:29 Me gustó.
0:11:32 Esto también deja la enseñanza siguiente, ¿no?
0:11:35 Que es niño.
0:11:38 Cuando te vayan a contar un cuento picante,
0:11:42 ponte un casco.
0:11:44 Acaso el mismo que usas para evitar las tortugas.
0:11:48 Y también conviene escuchar los cuentos de parado,
0:11:52 porque Aretino se cayó de la silla.
0:11:54 Si hubiera estado parado, no le pasaba nada.
0:11:58 Y cuando uno se rie, tiende a moverse hacia atrás.
0:12:01 Al menos si uno es un personaje de historieta.
0:12:08 Me he caído de la risa, es una frase típica, ¿no?
0:12:13 Es una frase de Pietro Aretino.
0:12:15 Fueron las últimas palabras de Pietro Aretino.
0:12:21 Hemos hablado muchas veces aquí, de Jean Baptiste.
0:12:24 Llu li.
0:12:26 Lili sería mejor.
0:12:28 Que nació en Florencia y que se llamaba, en realidad,
0:12:30 Giovanni Baptista Luli.
0:12:32 Y viajó a Francia y allí se hizo violinista primero,
0:12:35 y director de orquesta después, en la Corte de Luis XIV.
0:12:39 Y Lili marcaba como todos los directores de su época
0:12:43 el compás con un bastón.
0:12:45 Bastón largo, ¿eh?
0:12:47 Sí, tocaba al orquesta, empezaba...
0:12:50 Y el marcaba...
0:12:52 ¿Me da compañero?
0:12:54 Marcaba el compás con un bastón.
0:12:58 Y por ahí, entusiasmado, como algunos directores
0:13:01 de orquesta, lo que se entusiasmaba, manqueó eso y yo,
0:13:04 este...
0:13:08 Se encajó el bastón en el pie.
0:13:14 Mucho tiempo después,
0:13:16 se...
0:13:20 Murió?
0:13:21 Murió.
0:13:22 Pero cómo?
0:13:23 Gangreina primero, muerte después.
0:13:31 Es gente mala.
0:13:33 Niño, cuando quieras marcar el compás,
0:13:39 ponte un... no.
0:13:42 Márcalo con el dedo.
0:13:44 ¿Con cuál?
0:13:45 Con este.
0:13:47 Por esto se reemplazó el bastón por la batuta, evidentemente.
0:13:50 Un poco más inofensiva.
0:13:52 Capaz de sacarse un ojo, uno con la batuta.
0:13:54 Sí, con la batuta por ahí a seguir.
0:13:56 Mirás, una cosa redonda, ensartada en la batuta,
0:13:58 como un picle.
0:14:00 Y estuvo ojo.
0:14:02 No veo la partintura.
0:14:04 Ni siquiera lo veo bien.
0:14:06 Es raro, dice.
0:14:08 Hay algo ensartado en la batuta y ni siquiera lo veo bien.
0:14:12 Otro que murió de Gangreina fue el detective Alan Pinkerton,
0:14:16 el creador de la agencia nacional de detectives Pinkerton en Chicago,
0:14:21 que todos los lectores de novelas policiales conocen,
0:14:26 fue el que descubrió una conspiración para asesinar a Ibrahim Lincoln
0:14:30 y también anduvo detrás de Jesse James.
0:14:33 ¿Se acuerda? Aquel bandido los do.
0:14:36 Jesse y Frank James.
0:14:38 Jesse James.
0:14:40 Yo vi la película, yo maté a Jesse James.
0:14:43 ¡Qué película!
0:14:48 Un día, en 1889 Pinkerton tropezó y se mordió la lengua.
0:14:54 Sí, le engangrenó y murió.
0:14:59 Fíjese, un hombre acostumbrado a enfrentar tantos peligros,
0:15:04 trompezo, se mordió la lengua y murió.
0:15:09 Y eso por andar con la lengua afuera.
0:15:13 ¿Cómo dejó en Gangreina la lengua?
0:15:16 ¿Cómo dejó que se le engangrene la lengua?
0:15:20 Se dejó estar.
0:15:22 Se dejó estar.
0:15:23 Es que uno es así.
0:15:25 Uno se muere la lengua y se va...
0:15:29 Mañana a vos si me duele.
0:15:31 Mañana a mañana cuando querés ir, un día vas a ir y ya te moriste de Gangreina.
0:15:36 Pero no conviene andar con la lengua afuera.
0:15:41 Yo por eso cuando voy a tropezar meto adentro la lengua.
0:15:47 Usted no hace cosas con la lengua afuera, cosas difíciles.
0:15:51 ¿Por qué será? ¿Qué pasa? La lengua aumenta la precisión en los actos.
0:15:57 Ustedes van a ir los cirujalos por ejemplo.
0:16:02 ¿Qué pasa?
0:16:04 A bailar esta ranchera con la lengua afuera, con la lengua afuera.
0:16:09 ¿Se acuerdas cómo era?
0:16:11 Era más o menos.
0:16:13 Yo me acuerdo.
0:16:15 A bailar esta ranchera con la lengua afuera, con la lengua afuera.
0:16:20 A bailar esta ranchera tan suces sin educación.
0:16:25 Mire, señor.
0:16:27 Si mire, señora, cuide a su hija.
0:16:29 Bueno, ahí le decimos lo, sigamos.
0:16:31 Anote entonces.
0:16:33 Pinkertone.
0:16:35 Gangreina de lengua alista.
0:16:37 Y acuérdense los niños de guardar la lengua en el fondo de las fauces.
0:16:43 Cuando vayan a correr.
0:16:45 Tampoco.
0:16:47 Enrique Granados, te lo conoce, un gran pianista y compositor español.
0:16:51 Ustedes me conocen, las Goyezcas, que era...
0:16:54 Es una ópera, pero me parece que era una suítra.
0:16:57 Bueno, qué sé yo.
0:16:59 Les trenaron la obra en Nueva York y fue en barco.
0:17:01 Y era la primera guerra mundial.
0:17:03 Y cuando volví a creo, el buque fue torpedeado por un submarino alemán.
0:17:09 Taba enrique Granados ahí lo más tranquilo.
0:17:12 Un castor piano.
0:17:15 Sintió como un zumbido, ¿no?
0:17:19 Pero lo peor es que al barco no le pasó nada.
0:17:23 No, no, no, se asustó y se tiró el agua.
0:17:29 Lo vio venir.
0:17:33 Vio el submarino, vio que...
0:17:35 Uy, alguno le habrá dicho, vio de eso.
0:17:38 Uy, ahora nos aleramos.
0:17:40 No torpedean.
0:17:42 Una palabra compleja, ¿no?
0:17:44 Sí, peligro.
0:17:46 Y el tipo se asustó y dice, ah, yo me tiro al agua.
0:17:50 Y se tiró el agua y...
0:17:52 Me lo imagino, viendo el barco que se iba lo más fresco.
0:17:56 Desesperado se tiró al agua.
0:17:59 Es una muerte extravagante, ¿no?
0:18:02 Y la última, que creo que le va a ganar a todas.
0:18:07 Había un famoso sastre austríaco que vivía en París.
0:18:10 Se llamaba Reicheld.
0:18:13 Se llamaba.
0:18:15 Estamos en el año 1912.
0:18:18 Y este hombre, Reicheld, había inventado una capa
0:18:22 con la que aseguraba se podía volar.
0:18:27 Una capa voladora.
0:18:30 ¡Es mi hermano!
0:18:41 Bueno, con esa capa, según Reicheld, se podía volar como un murciélago.
0:18:46 Y entonces...
0:18:49 Pidió autorización para tirarse con la capa
0:18:56 desde la Torre Eiffel.
0:18:59 ¿Para probarla?
0:19:01 Fue a la comisaría y pidió autorización.
0:19:04 No, primero fue a ver a los propietarios de la Torre.
0:19:07 A mañana, aquel entonces propietario de la Torre.
0:19:10 Y le consideraron la autorización con desagrado.
0:19:14 Pero le impusieron una condición.
0:19:17 Le dijeron, usted tiene que conseguir también un permiso a la policía.
0:19:21 Y al mismo tiempo, firmar una renuncia a cualquier derecho
0:19:25 en la que absorbiera los propietarios de la Torre de toda responsabilidad.
0:19:29 ¿Cómo hacen con los ascensores?
0:19:32 Habiendo escaleras, etc.
0:19:34 No se responsabiliza.
0:19:36 ¿Y los ascensores?
0:19:38 Habiendo otras formas de morir,
0:19:41 los dueños de la Torre no se responsabilizan.
0:19:44 De aquellos que...
0:19:46 o mejor dicho, habiendo escaleras para bajar,
0:19:49 la empresa no se responsabiliza
0:19:51 y los que vinieren a tirarse el primer piso.
0:19:54 Y fue a la policía.
0:19:57 E increíblemente la policía le dio la autorización.
0:20:01 Le debe haber creído.
0:20:03 Y el tipo fue la comisaría y digo...
0:20:06 vengo a pedir una autorización para tirarme de arriba la Torre de Femme.
0:20:10 Va a decirse...
0:20:12 ¡Cogáni está más!
0:20:15 Así que a la 7 en punto de la mañana del 23 de febrero de 1912
0:20:21 el SASTRE, acompañado de un grupo de animadores y fotógrafos de la prensa,
0:20:26 subió hasta el nivel de la primera plataforma.
0:20:29 El tipo tenía Femme su capa, pero no tanta.
0:20:32 Y se tiró.
0:20:38 ¿Vivió?
0:20:40 La capa no sirvió.
0:20:44 Y el SASTRE se hizo pomada contra el piso.
0:20:48 Y esa es la última de nuestras extrañas muertes.
0:20:53 Niño.
0:20:56 No te tires de arriba de los techos.
0:20:59 Alte la total ausencia de Torres Eiffel,
0:21:02 que provería el hemonosáneo.
0:21:05 Nada de tirarse desde el techo, de cualquier otra altura,
0:21:09 con una capa del tío.
0:21:12 La famosa capa de tu tío.
0:21:16 Cuando uno tiene frío.
0:21:18 Si alguno tiene frío, tapate con la capa de tu tío.
0:21:22 Y si tenés calor, hay dos maneras.
0:21:25 La primera es tocar el tambor.
0:21:28 Y la segunda no la recuerdo.
0:21:36 Así que nada de capas.
0:21:38 Las capas no vuelan, Niño, como se encargó
0:21:40 de demostrar para siempre, el SASTRE RYGEL.
0:21:44 Porque con una de esas demostraciones,
0:21:46 ya todos sabemos que las capas
0:21:50 que construyen los SASTRE no vuelan.
0:21:53 Para eso se hacen estas cosas.
0:21:55 Para dejar ejemplo, para la posteridad.
0:21:57 No, no, para experimentar.
0:22:00 Usted por ejemplo se tira con una balsa hecha de paja
0:22:04 desde la China para llegar al Perú
0:22:07 y demuestra dos cosas.
0:22:10 O que bien pudieron los chicos llegar al Perú
0:22:13 o que bien pudieron no llegar.
0:22:17 Cosa que ya sabemos desde antes que usted se tirara
0:22:20 con esa balsa de porquería
0:22:24 en la desembocadura del río Janssen.
0:22:27 Bueno, esto es todo lo que quería decir.
0:22:29 No me estendere más.
0:22:31 Bueno, a usted, ¿cuál le gustó más, Guilepi?
0:22:36 El hombre que cayó de la torre infert como una tortuga.
0:22:40 No, se le mezclan las historias de muchachos.
0:22:47 A mí el tipo que se tiró el agua.
0:22:50 Granados.
0:22:52 Se asustó y...
0:22:57 ¿A usted, Dolina? Me gustó esta también, de la capa.
0:23:00 A mí me gustó la del que se cachó
0:23:02 porque no explotaba el cueste.
0:23:04 A ella no la contó hoy.
0:23:06 Pero esa es la que siempre me gusta.
0:23:12 Bueno, Alejandro, deje que me dedicar,
0:23:14 entonces, esto al amigo Esquilo,
0:23:17 digamos que peleaba por la patria
0:23:20 de un buen poeta, que son dos combinaciones.
0:23:22 Mala suerte que le cayó una tortuga en la cabeza,
0:23:25 si no, todavía estaría vivo.
0:23:28 Y escribiendo esas hermosas tragedias
0:23:31 que tanto nos gustan.
0:23:33 Siete quedaron, siete de las noventas.
0:23:35 ¿Cómo perdían las cosas en la antigüedad?
0:23:38 No cuidaban nada.
0:23:40 Y mucho menos que nada las tragedias de Esquilo.
0:23:43 Señores, hemos resuelto a mueblar
0:23:47 esta historia de muertes con el tango de la muerte,
0:23:50 una obra que pertenece a lo que me costó el amor de Laura,
0:23:53 y que escucharemos en la versión de Juan Carlos Magneto.
0:24:17 No sé qué es lo que pasa.
0:24:19 No sé qué es lo que pasa.
0:24:21 No sé qué es lo que pasa.
0:24:45 Nadie se acordará.
0:24:49 Yo juego con la carta más segura.
0:24:55 No importa los baivones de la suerte.
0:25:01 Aquí, donde me ves,
0:25:04 yo soy la muerte.
0:25:07 Parecio de la última aventura.
0:25:13 Yo soy mucho más fuerte que la vida.
0:25:19 Yo soy la última arriba del poema.
0:25:25 Mi voz en todo acorde siempre suena.
0:25:32 Y con cualquier camino, yo hago esquina.
0:25:38 No hay que pensar ni preguntar.
0:25:42 Yo soy mi propia explicación.
0:25:46 Soy el sentido y el motor.
0:25:50 Del atuecía y el amor.
0:25:54 La nada espera.
0:25:57 Vamos a su tiempo termino.
0:26:09 Hemos escuchado a Juan Carlos Aguilietto interpretar
0:26:12 de la opereta Criolla lo que me costó el amor de Laura de Alejandro Dolina,
0:26:16 tangos de la muerte.

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