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0:00:10 Continuamos desde el Multiteatro de Buenos Aires en la Vería Corrientes, 1.283 mañana también haremos en vivo el programa desde aquí por Radio del Plata y también por el 360 Televisión Digital.
0:00:28 Hablaremos de esta noche de mujeres hermosas que han sido perseguidas, acosadas o atropelladas en virtud de esa misma belleza.
0:00:37 Bueno, perseguidas por hombres, no perseguidas políticamente.
0:00:41 Cuenta nuestro amigo Jacob Burhalt, que en los mitos clásicos aparecían en repetidas ocasiones esta línea episodica.
0:00:53 Una doncella hermosa es vista por un dios o por un mortal poderoso y esa sola contemplación desencadena una pasión tan desenfrenada que conduce al raptor o a unos planes absolutamente viles para unirse a la observada.
0:01:12 Así que vamos a contar, no mucho, pero hay un par de historias. Por lo general sucede esto con damas que se están bañando.
0:01:19 La observación de una dama enjuagándose es muy intensa y le saca una pasión muy urgente.
0:01:29 Así que dioses mortales observan a la dama en cuestión y la visión de la enjuagada enciende la pasión del observador que media tamente pone manos a la obra, por decirlo así, y trata de unírsela.
0:01:48 Uníselo.
0:01:56 Sin embargo, la primera historia que, sin embargo, no sé por qué, la primera historia que contaremos quizá la única, es la de Oritía, la hermosa hija del rey Erecteo.
0:02:09 Y bueno, esta hermosura había sido percibida por Bóreas, el hijo de Astreo y hermano de los vientos.
0:02:17 Era hermano de los vientos del sur y del oeste porque él era también un viento, el viento del norte.
0:02:22 Y también la vio a esta muchacha, Oritía, en un momento de higiene.
0:02:28 Y le gustó.
0:02:31 Bueno, Bóreas, o sea, el viento del norte, se enamoró de Oritía y pidió su mano, una sinegdo que por si lado, Erecteo, el padre, en varias ocasiones lo hizo.
0:02:44 ¿Por qué? Porque el padre se negaba siempre.
0:02:47 No dice que más, bueno, que otro modo se va a negar. No, habrá dicho.
0:02:52 Las características de Bóreas no eran muy alentadoras.
0:02:56 Parece que tenía cola de serpiente en vez de pies.
0:03:00 Y decir que tendría a falta de una cola dos.
0:03:04 Bóreas habitaba, por lo demás, en una cueva del monte Hemo, en los siete recovecos donde Ares guardaba sus caballos.
0:03:14 También podía ser considerado su hogar la orilla del río Estrimón.
0:03:19 La verdad es que ni sus características físicas ni la ubicación de su domicilio se dusían al padre de Oritía.
0:03:28 Imagínese si usted no va a casar a su hija con un señor que vive donde Judas perdió el poncho y que, además, en vez de patas tiene cola de serpiente.
0:03:36 Finalmente, Bóreas se enojó por esta negativa y dijo que se yo, que el padre le había hecho gastar mucho tiempo con sus palabras
0:03:46 y recurrió a su violencia natural, desde el viento del norte, naturalmente violento.
0:03:51 Y, aprovechándose a circunstancia, esa condición eólica, de su naturaleza, un día que Oritía bailaba a orillas del río Ilisos.
0:04:01 Bueno, también que ocurrencia, ¿no? Era bailar a orillas del río.
0:04:06 Bóreas la levantó, primero se levantó él, se levantó el viento del norte, y después la levantó aprovechando esta condición que acabamos de inventar.
0:04:17 Hace una roca del río Ergines y allí, envuelto en un manto de nubes oscuras, la tropeó.
0:04:26 Muy bien. Algunos dicen que Oritía llevaba una canastra en la procesión anual de las fiestas tecnofónias, estesmoforias, en realidad.
0:04:38 Cuando Bóreas la tomó y la arrebató sin servista por la multitud que la rodeaba y le llenó la canasta, como quien dice.
0:04:47 La cuestión fue que luego se la llevó a una ciudad en trasia, que no se dice cuál es, y allí la convirtió en su esposa, probablemente también de prepo, porque ya estaba, se vao el hombre.
0:05:01 Y tuvieron dos hijos famosos, Kalaïs, y no Kale, porque eran griegos y no franceses, y en otros llamaban Cetes, dos hijos voladores.
0:05:12 Sin embargo, siendo niños todavía no le habían crecido las salas, al llegar a la virilidad, vieron que les crecían las salas.
0:05:22 Así que, ya de grandes volaron. También tuvieron dos hijas, una fue Kion, que fue amante del Pocillón, y otra fue Kio Patra, no la que ustedes suponen, sino otra que se casó con Fineo.
0:05:37 Es nada más que aquel ciego que pronosticaba las carreras, y a quienes estos dos hermanos, hijos de Kalaïs y hijos de Oritía, le jugaron una mala pasada en otra ocasión, que no viene a Casusintas.
0:05:55 Un detalle de la estirpe de Bóreas, de este señor que era el viento del norte, en una ocasión se convirtió en un caballo, disculpe, cubrió, por así decirlo, a doce yeguas que pertenecían a Eritonio,
0:06:16 y de esas uniones nacieron doce potrancas que como buenas hijas del viento, marcaban uno treinta y cuatro la milla, y podían galopar sobre las espigas de trigo sin romperlas.
0:06:29 Incluso algunos decían que podían galopar sobre las crestas de la zona. Esta es la historia que yo quería contarles, pero hay otra que quizá es que más me guste, que siempre contamos aquí.
0:06:43 Y que es la del pobre Piresias, que vio a la diosa Tenea desnuda también bañándose, pasó por ahí, la diosa se estaba bañando.
0:06:57 La Mero perdió la vista, la diosa castigó esa indiscreción.
0:07:05 Esa casualidad, porque el pobre actigón, todo eso que se iba a decir, lo perdía.
0:07:11 Bueno, lo privó de la vista, pero otros intercedieron por él, consideraron que a cambio le dieran el don profético.
0:07:22 Pero otro día recuperó la vista.
0:07:27 ¿Piso dos serpientes acoplándose?
0:07:29 Sí, el serpiente que estaban acoplándose y ese hecho le devolvió la vista, y hasta que otra vez la perdió, porque otra vez ven cosas así.
0:07:37 También se dice que Tiresias, y esta es la parte que más me gusta de la historia, en realidad no perdió la vista por ver serpientes acoplándose ni diosas bañándose.
0:07:50 Bañándose solamente, sino que cuando vio el primero de los dos fenómenos ante dichos, o sea, de las culebras, se volvió mujer.
0:08:07 Que te digo, incluso para gobierno de todos ustedes, traten de no ver serpientes así en dolor, porque si uno es hombre se convierte en mujer.
0:08:18 ¿Es mujer si es o mujer?
0:08:20 No, es mujer. Nadie habló de ceguera.
0:08:22 No, como antes dijo que era que todo era una cosa.
0:08:25 No te hagas el peor.
0:08:27 Tiresia dijo ahora soy mujer y fue mujer durante unos años, hasta que después volvió a ver otras culebras, no las mismas.
0:08:37 Y no siempre.
0:08:38 Y se volvió a convertirse en hombre.
0:08:40 Entonces fue consultado, porque una discusión entre los dioses se discutía.
0:08:47 Miren usted si ese nombre era la mujer la que disfruta más un acto venéreo.
0:08:53 Entonces los llamaron a Tiresias, que había sido hombre y mujer.
0:08:56 Y él dijo sí de diez.
0:08:58 No sospecha.
0:09:28 Era un hombre que no podía andar tranquilo por ahí.
0:09:31 Y cuando era tranquilo se podía caquillar.
0:09:33 Sin embargo obtuvo a cambio de esta pérdida el don de la profecía y también el de la longevidad, ya que vivió varias generaciones el mago Tiresias.
0:09:49 ¿A quién quiere?
0:09:51 Está charla cerca de mujeres acosadas, perseguidas, fatidiadas por los hombres en virtud de su vez.
0:09:59 Entendí a todos nosotros quizás, pero estaba pensando en algunas categorías.
0:10:04 Estaba pensando en la pobre mujer del Rey Arturo, que se convierte en mujer de Arturo a través de una cosa, a través de las albusias, las actucias del mago Merlín.
0:10:14 Y Arturo, vos que era...
0:10:16 Empezando con el padre de Arturo, que era Azor Pendragon, o Uter Pendragon como lo diría algún locutor amigo.
0:10:25 Pero eso es que Uter Pendragon se quería invocar a una señorita y estaba casada.
0:10:30 Entonces qué hace Merlín?
0:10:32 ¿Darle imagen del dorima al tipo Uter?
0:10:35 Uter, él dice, a cambio de esto vas a regalar a tu hijo Arturo después, y le ha dicho, entre vestidos, o sea, transformado en el marido de esta dama y gierne.
0:10:43 Es el nombre que nos venía la cabeza.
0:10:45 Y, viendo a su marido, cercano, cercano, o sea, talamo, qué hace?
0:10:49 Bueno, se deja amar, poseer y qué se...
0:10:53 Lo curioso es que el otro día, cuando se despierta, la ve que es otro, que es Uter.
0:10:59 ¿Has dicho qué ha pasado aquí?
0:11:00 Claro, que hace Uter la viola, permanentemente.
0:11:03 Claro, como marido la presuade, y como extraño, naturalmente la ropella.
0:11:08 Digo que la culpa no siempre la tiene el trancho del marido, sino también, digamos, aquellos que les van a ingerir.
0:11:14 Por ejemplo, ¿cómo se le va a negar después después de estar pensando en la otra amiga de Uter?
0:11:20 Bueno, bueno, el tipo se había cometido ya la primera infamia.
0:11:23 ¿Por qué se queda por ir a Uter?
0:11:24 Pero justamente...
0:11:25 Pero no se queda uno con la novia, que fue todo legítimo.
0:11:28 Se va a quedar el pato que venía...
0:11:31 Que venía de engaño.
0:11:33 Pero eso me muestra muy mal.
0:11:34 ¿Para cuándo una casa y se queda mirando la tela?
0:11:38 Conozco qué es...
0:11:41 Estaba pensando también en este problema que era pobre Cassandra.
0:11:44 Cassandra también fue, digamos, el broco de su imagen, nada más que el pide a Polo,
0:11:49 y después, por esta especie de negativa, estos amores, y que se yo, la obliga a esta situación espantosa,
0:11:55 que nos pasa tantos analistas políticos, de predecir la verdad que nadie le crea.
0:11:59 Así nos va también.
0:12:01 Lo peor es predecir la mentira y que todos te creen.
0:12:04 Esto puede, también.
0:12:06 Eso me va mal, por algunos de esos...
0:12:08 Cassandra fue dotada por a Polo.
0:12:13 Cassandra, digamos, no era la hija de él, ¿no?
0:12:16 La hija de retros.
0:12:17 Pues bien, entonces a Polo le dijo,
0:12:18 «Venís conmigo, yo te voy a dar el don profético».
0:12:21 Y ella le prometió que sí, pero una vez que recibió el don profético, dijo que no.
0:12:27 Y entonces a Polo le escupió la boca, rebocó, y dijo,
0:12:32 «No, no alcanzó a rebocar el don, sino que hizo algo peor».
0:12:35 La convenió a que nadie crecía en las sus predicciones.
0:12:38 Y allí estaba la pobre Cassandra, en la bellísima, grande y descubrable ciudad de Tros,
0:12:42 y ella decía, «No, ese caballo no tiene que entrar en eso».
0:12:44 Y nadie le creía.
0:12:46 «Mira si van a... van a... van a...».
0:12:48 «A mi me va.
0:12:49 A mi me va.
0:12:50 A mi me va.
0:12:51 A mi me va.
0:12:52 Bueno, y pensaba finalmente en el problema de los juicios de bellísima,
0:12:55 lo que genera todo esto aparentemente es la excesiva belleza de una damara.
0:12:58 La belleza, vamos.
0:12:59 Y la conmoción que provoca.
0:13:01 Y pensaba en la dura teoría de esos espejos que de alguna manera están marcados por la masculinidad.
0:13:06 Qué otra cosa que un galán es, puede ser, el espejo de la madrastra de Blancañeres, por ejemplo.
0:13:11 Que le pregunta, quiere la madrelle y no...
0:13:14 Bueno, un día el tipo se puede decir, la verdad, mirá en la pivista, este.
0:13:18 Y esto, este es el...
0:13:19 Es el psicoanálisis.
0:13:22 El espejo, en principio, dice lo que es políticamente correcto.
0:13:26 Claro, por suerte.
0:13:27 La belleza y tú.
0:13:29 Hasta que, de tanto preguntar a la otra, le sale de adentro, le sonciendo.
0:13:33 Y se le dice, no.
0:13:34 No, mirá.
0:13:35 Pero Blancañeres dice, y le sale al espejo por las comisuras del mango.
0:13:40 Y sale vava el espejo.
0:13:43 Y después, bien, lo que ya todos sabemos es la asesidad de las jóvenes suelda.
0:13:46 Después de ser abusadas por los enanos.
0:13:48 Y, bueno, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo.
0:13:53 Y, bueno, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo.
0:13:57 Y, bueno, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo.
0:14:01 Y, bueno, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo, el espejo.
0:14:13 Y uno observiese siempre en una vez, y ya hay que responder una frase, aunque no siempre fuera a hablar.
0:14:18 Cuando esa le pregunta, bueno, este...
0:14:21 ¿Quién es la más belia?
0:14:22 Y quién es la mujer que toma salas en el espejo, es decir, uno, resopla,
0:14:27 y espera dónde dice quién sino tú.
0:14:31 Y quién sino tú es la canción que escucharemos ahora en la voz del mundo rivero.
0:14:43 Y quién sino tú ha podido en mi mente probar,
0:14:59 y ha sabido también despertar esta dulce ilusión,
0:15:07 que hoy se echado a volar de revico la sol transformada en cantar.
0:15:17 Y quién sino tú, ni la sola jambiante del mar,
0:15:24 ni la luna en su huiliza y los perros al poder,
0:15:31 ni la veriza al pasar.
0:15:36 Si el infernal es rayo, la tierra erviera,
0:15:42 o envuelta entre las sombras de estresiera,
0:15:47 la fe en mi Dios seguro no perdería,
0:15:52 solo en destresio tuyo la mataría.
0:16:00 Y quién sino tú,
0:16:07 y quién sino tú.
0:16:16 Y quién sino tú, ni la sola jambiante del mar,
0:16:23 ni la luna en su huiliza y los estresalos al poder,
0:16:30 y a un sabido inspirar.
0:16:35 Y quién sino tú,
0:16:40 y quién sino tú.
0:16:59 Era de mundo rivero la venganza, será terrible,
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