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20 de Agosto de 2014

Napoleón y Esther Bergey en la Isla de Santa Elena (Esther Versey)

Transcripción automática

0:00:00 Muy bien, continuamos en la venganza, será terrible. Estamos en el auditorio de Radio del Plata. Este programa se hace con público presente y la entrada es libre y gratuita.
0:00:11 Podemos ver cuando quieran a Gorriti, 5963.
0:00:14 Sí, es Antonio Ramiani y Alegro Aldo Berlín.
0:00:17 Hablaremos hoy de Napoleón y de Esther Vergin.
0:00:21 Es un episodio oscuro de la historia de Napoleón. Quiero decirlo muy conocido y que ahora contaremos.
0:00:29 Como bien sabemos, Napoleón vivió sus últimos años en la isla de Santa Elena, que estaba bajo el protectorado inglés.
0:00:37 Allí, custodiado por ingleses y acompañado por algunos de sus equitos, Napoleón tuvo amores, algunos de los cuales ya hemos inventado.
0:00:51 En aquella isla de Santa Elena pasaban cosas extrañas.
0:00:54 Los franceses que compartían el destierro de Napoleón se divertían con las esclavas de James Town, que era la capital de Santa Elena.
0:01:05 Las mulattas, en las cuales recaía la elección de los compañeros de Napoleón, sentían una especie de vanidad.
0:01:17 Algunas incluso no querían hablar más que en francés.
0:01:20 Daban preferencia a los visitados.
0:01:23 Lo cierto es que disfrutaban muchísimo los encuentros con los exiliados franceses.
0:01:29 Era quizá un modo de revelarse contra el maltrato de sus dueños, los ingleses.
0:01:35 En algún caso, los marinos ingleses eran disleñados por sus propias servidoras.
0:01:41 Desde luego estaban furiosos.
0:01:43 Una noche en una taberna del puerto, donde paraban marinos ingleses y franceses, una mulata hermosa y muy querida llamada Esther Bergey,
0:01:54 osó declarar que los súbditos de Napoleón eran los mejores amantes de la isla y que solo amaría a ellos.
0:02:05 La idea de que aquella sedutora muchacha concediera a los franceses algo que pertenecía por derecho a Inglaterra
0:02:16 y no jodó todavía más a los ingleses.
0:02:19 Si levantaron entonces, recordemos que estábamos en una taberna,
0:02:24 con la intención manifiesta de hacerle olvidarme, y ante un castigo ejemplar, el recuerdo de cualquier abrazo francés.
0:02:34 Los marinos franceses saltaron a su turno, se produjo un barulho tremendo, volaron botellas, vasos, taburetes.
0:02:41 Hubo tres muertos y 21 heridos en aquella bronca.
0:02:45 Después de aquel escándalo, Esther Bergey, sería porque...
0:02:52 Sí, es Bergey porque se habla de habla inglesa.
0:02:55 Pasó a servir a la señora de Montonolón, un tipo difícil de este Montonolón, ya hablaremos alguna vez.
0:03:03 La señora de Montonolón, que era una dama del séquito de bona parte en la isla.
0:03:08 Creo que hemos hablado del Montonolón, también de la mujer,
0:03:11 y quizás hemos hablado de las sospechas que recanen sobre Montonolón con respecto a la muerte de Napoleón así en Santa Elena.
0:03:18 Pero el caso es que un día Esther aparece y revela que está embarazada.
0:03:27 Señora, estoy embarazada, digo la morocha.
0:03:30 Esta noticia no tardó en causar una gran preocupación entre los desterrados, que lo es entre los francés.
0:03:37 Esther, el que tenía costumbres muy ligeras, había estado en realidad en diversas camas muy importantes.
0:03:46 Sí la consideraba la amante habitual de Marzán en la ayuda de Cámara de Napoleón.
0:03:52 Pero no era imposible que hubiera intentado consolar incluso al emperador en algún momento.
0:03:58 O al menos esa era la opinión de los ingleses.
0:04:02 Los ingleses decían que la mujer de Montonolón había contratado a Esther Bergi para ponerla cerca a Napoleón mientras que Marzán hacía de tapadera.
0:04:15 Efectible que Esther haya sido amada por muchos y que entre todos ellos figurara a Napoleón.
0:04:24 Pero aunque nadie tuviera certezas de si había que atribuir una paternidad, era lógico que fuera otorgada al más importante de los amantes,
0:04:35 solo por un deslizamiento del seteócomo.
0:04:38 El asunto fue que aquel embarazo puso muy nerviosos a todos los habitantes de la isla.
0:04:44 Todos pensaban que Napoleón iba a tener otro bastardo.
0:04:48 Y esos rumores llegaron hasta el propio Napoleón y él se indignó.
0:04:53 Preocupado por levantar una estirpe alicaída, Napoleón negó todo y ordenó que Esther fuera expulsada de su séquito.
0:05:02 Los ayudantes de Napoleón le hicieron observar respetuosamente que ese despido causaría un muy mal efecto en la población
0:05:11 y que los ingleses publicarían en los periódicos que el emperador caído echaba las criadas a la calle después de haberles hecho un niño.
0:05:20 La verdad es que todos los hombres del séquito francés estaban enamorados de Esther.
0:05:25 No querían que se fuera.
0:05:27 Y entre los enamorados figuraban Mar-Shan y el general Gurgot, ayudante de Campo de Napoleón.
0:05:34 Desespirado ante la posibilidad de una expulsión, Mar-Shan se plantó ante Napoleón y lo ofreció una solución.
0:05:42 Propuso casarse él directamente con Esther.
0:05:46 En este modo, los rumores de un embarazo gestado por Napoleón se esfumarían.
0:05:51 Napoleón le dijo a Mar-Shan que estaba loco, que no podía casarse con una chica tan generosa en amores.
0:05:59 Napoleón le advirtió a Mar-Shan que ningún hombre de aquella pequeña tropa francesa podría mirarlo a los ojos o afectar indiferencia.
0:06:08 Mar-Shan insistió, aseguró que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por el bien de su emperador.
0:06:15 Napoleón prometió pensarlo.
0:06:17 A los pocos días, llamó a Mar-Shan y le negó la autorización.
0:06:21 Le explicó que en los periódicos no dejarían de decir que había sido él el culpable de aquel embarazo
0:06:27 y que había obligado a su ayuda de cámara a casarse con las sospechosas según la costumbre de los grandes señores.
0:06:34 Y entonces le ordenó otra vez a Mar-Shan que expulsara a Esther de su casa.
0:06:41 Mar-Shan se retiró a penado y al rato apareció el ayuda de Campo, Gurgo, que se plantó ante Napoleón
0:06:49 y le dijo, vea, me quiero casar con Esther por el bien del emperador.
0:06:55 Y una parte indignada sostuvo aquellos mismos argumentos que había expuesto ante Mar-Shan.
0:07:00 Aquella misma tarde, en octubre 1816, Esther Berge salió del séquito de Napoleón
0:07:09 y de la servidumbre de la señora de Montolón y se fue a vivir a una humilde casa en James Town
0:07:15 con la estricta prohibición de acercarse a la fortaleza donde apolillaba el emperador.
0:07:26 Estaban también junto al emperador. Mar-Shan, Gurgo, 14 marinos del ejército francés.
0:07:32 En su casa el James Town Esther tuvo su hijo y los llamó Jimmy.
0:07:38 En 1821, ya después de la muerte de Napoleón, Esther emigró con su hijo a Londres
0:07:46 y se casó con un relojero llamado Gordon. Jimmy se estableció más tarde en Conérricate
0:07:53 y se dedicó al periodismo y a la política. Le decían, el Napoleón Negro, porque era el vivo retrato del emperador
0:08:05 y las personas que no estaban al tanto de su nacimiento o lo veían por primera vez
0:08:11 se quedaban asombradas por el parecido.
0:08:14 Él, por su parte, se mostraba muy reservado a este respecto y sólo hablaba de su ascendencia
0:08:21 bajo el influjo de la bebida. Jimmy murió el 25 de mayo de 1886.
0:08:31 Esta es la historia que queríamos contar acerca de St. Berge.
0:08:35 Y de lo que pasaba con los franceses en Santa Elena y de los cielos nacionales que suelen existir,
0:08:40 es una forma más de las tantas supersticiones, xenófobas, que existen por ahí.
0:08:46 Esto que se escribe, los franceses son mejores amados.
0:08:52 Los ingleses son más bolerosos que los belgas, los belgas son mejores billaristas que los checos.
0:09:00 Es curioso, es tan curioso porque se atribuye a nacionalidades a ciertas cosas que no las ameritan.
0:09:08 Se habla del beso francés o del vicio inglés y seguramente hay muchas personas que comparten esas costumbres sin importar la nacionalidad.
0:09:15 Pero entre ingleses y franceses hay una vieja pica, hay un refrándice de los subrines,
0:09:20 los ridículos, más que un paso, el paso de Calais, el estrecho que sepa la Francia y la terra.
0:09:25 Pero respecto de esta cosa de la genealogía, el gran emperador, Napoleón Bonaparte, que muchos queremos por aquí respetamos,
0:09:32 había fracasado en eso justamente, en tener descendientes. Había tenido un hijo con María Teresa, el llamado rey de Roma, que había muerto el Pivito.
0:09:38 Sí, sí, le fue muy mal.
0:09:40 Pero había instalado a sus hermanos en todas las contras.
0:09:42 No, no, no. El rey de Roma sobrevivió a Napoleón y murió joven.
0:09:47 Murió joven, claro.
0:09:48 Sí, pero no, no, no pudo soltar.
0:09:49 Hubo un estirpe que pudiese sostener, salvo en un sobrino como en Napoleón III, que pudiese sostener esto.
0:09:56 Y en realidad lo que había era ciertamente un gran temor a que él pudiera generar alguna forma de servencia protrucha que fuera.
0:10:04 Lo que me extraña es que también se hace escandalizar un poco el emperador de estas atribuciones, porque era una costumbre.
0:10:10 Cuando tenía que sacarse de sí una novia demasiado pesada, cerrar las sus oficiales.
0:10:14 Como hizo nada menos que condecíde con este...
0:10:17 Claro, que fue el princeso de Suecia.
0:10:18 Fue la reina.
0:10:19 Porque la oficial a quien se la sedió, debino en reyes de Suecia.
0:10:22 En reyes de Suecia y esa tabela.
0:10:23 Que esa es esa tabela.
0:10:24 La dinastie reina de Suecia, todo, todo eso.
0:10:27 Una cosa que se demuestra es que los franceses tienen menos prejuicio con la raza, que los ingleses y que los norteamericanos.
0:10:34 Este, Alejandro Dumas hasta, este Jimmy Gordon, efectivamente podrían haber sido presentado por un emperador.
0:10:43 Pero lo que pensaba es que en esa sociedad las palabras importaban.
0:10:46 E importaban mucho más en torno de un emperador derrocado, pero sobre todo temido.
0:10:51 Con lo cual no se lo podía decir sire o su majestad.
0:10:54 La gente lo sabía como hablarle.
0:10:56 Y probablemente esto haya pasado también a la hora de manifestarse ser otro tipo de sentimientos con las mujeres.
0:11:02 Era probable que una mujer pudiese desearlo, pero no amarlo.
0:11:06 Me imagino a la pobre Esther dando vueltas por allí buscando alguna palabra que en el mismo modo que los oficiales.
0:11:12 Y nosotros fuese un eufemismo, una cosa que está bien para la cortesía o quizás para la indiferencia,
0:11:17 pero que en el fondo pueda revelar eso que sucedía o no sucedía o quizás no sucedió jamás o sucedió todo el tiempo entre los dos.
0:11:25 Algo que aquí podríamos llamar cariño.
0:11:28 Y cariño es, efectivamente, algo que uno no desea nunca del todo.
0:11:35 Uno prefiere el amor o el deseo, pero no el cariño.
0:11:40 Y sin embargo, es el nombre de una canción no sé si muy hermosa, pero extraordinariamente cantada.
0:11:49 Vamos a escuchar Cariño, que es un bal de Francisco Canaro con la orquesta.
0:11:53 Y cantan ahí, cosa rara, al mismo tiempo en la segunda parte, en un trío extraordinario,
0:12:00 Ada Falcón, Roberto Fugasó y Agustín Iroquesta.
0:12:05 Así que hay una hermosa segunda parte de la canción por la harmonización que se utiliza.
0:13:00 El cariño es rey del bien y del mal.
0:13:13 Cuantas veces siendo niña yo soy un cariño para mi orfanta.
0:13:21 Lo busqué timidamente y cuando ardió en mi mente la primera edad.
0:13:30 Y después en mi vida errantes la pasilla en elante vi un cariño fiel.
0:13:36 Pero cuando se acercó tuve miedo y me aleje.
0:13:47 El cariño es como sombra que a Luis nos sigue bajo nuestros pies.
0:13:54 Y si alejas sin piedad si corremos detrás de él,
0:14:02 quién pudiera estar seguro que el que pasa a nuestro lado
0:14:11 quiza que el amor es roñado que no supe ver.
0:14:29 Cuantas veces siendo niña yo soy un cariño para mi orfanta.
0:14:35 Lo busqué timidamente y cuando ardió en mi mente la primera edad.
0:14:44 Y después en mi vida errantes la pasilla en elante vi un cariño fiel.
0:14:50 Pero cuando se acercó tuve miedo y me aleje.
0:15:01 El cariño es como sombra que a Luis nos sigue bajo nuestros pies.
0:15:09 Y si alejas sin piedad si corremos detrás de él,
0:15:17 quién pudiera estar seguro que el que pasa a nuestro lado
0:15:26 y el que nos lo llamo que no supe ver.
0:15:50 Era Adafalcon junto con Roberto Fugazotti, Agustín y Rusta.
0:15:54 La venganza será terrible cariño.

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