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23 de Mayo de 2007

Orfeo, el cantor

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos hoy de Orfeo, el cantor.
0:00:05 Orfeo era el hijo del rey de Tracia e Agro y dicen algunos que era hijo también de la música Calíope, aunque no hay mucha seguridad.
0:00:16 Fue el poeta y músico más famoso de todos los tiempos.
0:00:20 Dicen que cuando era chico, el propio Dios Apolo le regaló una lira.
0:00:26 No una moneda y una lira, que no sería nada, sino un instrumento musical.
0:00:32 Y las musas, las nueve, le enseñaron a tocar la lira.
0:00:37 Dicen que con su música encantaba las fieras.
0:00:41 Iba a tocar el tipo, tocaba unas milonguitas, venían los tigres, los leopardo, los leones, los elefantes y escuchaban.
0:00:52 Otros creen que encantaba las fieras, les gustaba las feas.
0:01:00 El cantor que encanta las fieras y también a las leones.
0:01:04 Habido algunos, ¿eh?
0:01:05 Sí. Hacía este Orfeo, cuando cantaba, hacía que los árboles y las rocas se movieran para seguir el sonido de su música.
0:01:13 Y en la antigüedad clásica, en un lugar que se llamaba Zona, en Tracia, dicen que había unos robles que estaban en posición de danza,
0:01:23 tal como los había dejado Orfeo una tarde.
0:01:27 Ágeles con la mano así, o de acá, en situación de estar bailando.
0:01:33 El caso es que después de una visita a Egipto, Orfeo se unió a los argonautas.
0:01:39 Hemos contado alguna vez aquí, les paré a los argonautas, y Orfeo iba.
0:01:44 Recuerde los argonautas, aquellos que con una nave fueron a la Colquide en el Mar Negro, a buscar el Veillon de Oro.
0:01:51 Y en aquella nave iba como comandante, Casón, pero había innumerables héroes, todos convenientemente forzúos.
0:01:58 Menos Orfeo, que era el que menos fuerza tenía.
0:02:02 Entonces no remaba.
0:02:04 Era como una especie de cafiolo.
0:02:07 Pero ayudaba con su canto.
0:02:09 Claro, era músico.
0:02:11 Nosotros remaban y él cantaba canciones marineras, canciones incopadas para dar cadencia a los remeros,
0:02:19 que remaban con cíncopa, que es la peor manera de remar, un cucripado.
0:02:25 Bueno, dicen que Orfeo ayudaba a la navegación del siguiente modo.
0:02:36 Controlaba la tempestad.
0:02:38 Cantaba también que por ahí se venía un vendaval, y el tipo se cantaba dos o tres tangos, y quedaba un ventichelo nada más.
0:02:48 Le fue también de gran utilidad a los argonautas para evitar el peligro de las sirenas.
0:02:55 Ulyse, el otro que se encontró después con las sirenas.
0:02:58 Odiseo, digamos.
0:02:59 Odiseo.
0:03:01 Bueno, superó ese riesgo haciéndose a tar al palo mayor, disculpen ustedes,
0:03:07 y tapándose los oídos con cera, si es que no lo tenía ya tapado.
0:03:12 Mientras que los argonautas lo pusieron a cantar a Orfeo,
0:03:16 y al oírlo cantar a Orfeo las sirenas dejaron de cantar por pura vergüenza.
0:03:21 Así que calculen lo que cantaría ese tipo.
0:03:25 Cuando volvió de Colquide, se casó con Ulyse, esta historia la conocemos casi todos,
0:03:31 una mina que estaba fenómena.
0:03:34 Se casó a Orfeo, supongo, como lo hacen todos los cantores,
0:03:38 habrá aprovechado su canto para seducir.
0:03:41 Después de todo, si uno canta bien y no puede seducir mina de este modo,
0:03:44 ¿para qué canta? Me pregunto.
0:03:46 Sí, la verdad.
0:03:47 El caso que se fue a vivir se instaló directamente en Tracia,
0:03:50 y un día Ulyse estaba ahí jugando con sus amigas las náyades,
0:03:55 no sea que jugarían, que se supongase usted a la rayuela,
0:03:59 alaro ese con un palo que juegan las mujeres, lo que sé.
0:04:04 Bueno, estaba ahí en un campo, en las cercanías de Tempe,
0:04:09 que es en el Valle del Río Peneo, y apareció el señor Aristéo,
0:04:14 que era un criador de abejas, por cierto.
0:04:18 Aristéo la vio a la mina jugando ahí y le gustó.
0:04:23 Le gustó, la vio jugando ahí con el aro, que se yo.
0:04:26 Le gustó y trató de forzarla, que entre nosotros.
0:04:30 Y la mina salió corriendo, imagínense.
0:04:33 Ahí, ahí, ahí, salió corriendo y el tipo atrás,
0:04:36 no, no corró, no corró, es que yo...
0:04:38 Qué peor.
0:04:39 Y tuvo la mala suerte, Ulyse, mujer de Orfeo,
0:04:43 de pisar una serpiente en pata,
0:04:46 y suele hacer aquella serpiente que son pisadas por mujeres de cantores
0:04:50 cuando son asediadas por un hombre que trata de violarlas.
0:04:53 Qué hacen.
0:04:54 Qué hizo ella serpiente.
0:04:55 La murió.
0:04:58 La murió y Ulyse dice, lamento,
0:05:03 no me diga.
0:05:04 No tiene que anunciar esta desgracia.
0:05:06 Crepo.
0:05:08 Se murió, cantó para el carnero.
0:05:12 Se murió y fueron, divan todos, por lo menos en las mitologías clásicas griegas,
0:05:15 de poder morirse, es decir, al tártaro al infierno.
0:05:18 Y Orfeo, que era muy audaz,
0:05:20 descendió al infierno a buscarla.
0:05:23 Y se hubiera buscado al infierno que se cree.
0:05:25 Por dónde entró, se preguntarán ustedes.
0:05:28 Sabemos por dónde entró.
0:05:30 Hay una entrada, digo para aquellos que tratan de ir al tártaro,
0:05:34 en a horno, cerca de Tesprótide,
0:05:38 una especie de cuevita,
0:05:40 y por allí se entra directamente al tártaro.
0:05:43 Usted allí desemboca en el cosito.
0:05:45 ¿Dónde?
0:05:46 En el cosito.
0:05:47 Dígame lo bien, que me encosi.
0:05:49 Es un río afluento del flegetón,
0:05:51 teno lejos de la estigia.
0:05:53 Un barrio espantoso.
0:05:55 A su llegada,
0:05:59 son tres riachos, coso, cosa y cosito.
0:06:04 Bueno, pero había un detalle acá.
0:06:10 Lo primero que te encontras allí es un barquero.
0:06:14 El barquero caronte,
0:06:16 aquel que cruza las aguas pústridas de los ríos infernales,
0:06:20 con una barca y que exige un óvolo como pago.
0:06:24 Por eso los griegos metían un óvolo en la boca
0:06:28 a los muertos para que pudieran dar parles
0:06:31 al incorruptible caronte.
0:06:34 Pero había un detalle, Orfeo no estaba muerto.
0:06:38 Así que no tenía un óvolo en la boca
0:06:40 y probablemente tampoco en ningún otro sitio.
0:06:43 Pero,
0:06:45 a falta de óvolo,
0:06:47 le cantó cinco o seis estilos
0:06:50 y el barquero lo llevó.
0:06:52 Y después llegados al Palacio de Hades,
0:06:55 que era el que cortaba el bacalago en aquel infierno,
0:06:58 vivía con su mujer, Persefone, como sabemos,
0:07:01 empezó a cantar, Orfeo,
0:07:03 aires tristes, vitalistas,
0:07:06 y dicen que por un momento virtud de cantor
0:07:09 fueron suspendidos los tormentos infernales.
0:07:12 Los reprobos dejaron de sufrir.
0:07:15 Ixión, por ejemplo, aquel que estaba atado a una rueda,
0:07:19 quedaba vuelta,
0:07:21 tuvo el beneficio de que se detuviese esa rueda por un rato.
0:07:24 Las danaides que llenaban un tonel sin fondo,
0:07:27 descansaron.
0:07:29 Tántalo aquel que siempre tenía hambre y sed,
0:07:32 y cada vez que se agachaba a tomar agua le bajaba el río, etc.
0:07:35 Dejó de tener hambre y sed.
0:07:38 Así, si fue, la piedra se le quedó quieta un rato,
0:07:41 y Hades y Persefone quedaron encantados con el arte de Orfeo.
0:07:45 Entonces, después de cantar, le pidieron...
0:07:49 Otra, otra.
0:07:51 Cicatrices, nunca más, un tropezón,
0:07:54 trascartón, bien pulenta.
0:07:58 Bueno, al rato el tipo dice,
0:08:01 bueno, disculpe, me dice Orfeo,
0:08:04 al rey del infierno.
0:08:07 A mi mujer la corrieron, pisó una víbora,
0:08:10 dice, está aquí, no me la podrías llevar.
0:08:13 Más, y dice, Hades, llevártela y dice,
0:08:16 pero cantate algo más.
0:08:19 Le hicieron cantar cuatro o cinco más,
0:08:22 que es el portero Suga y Diga,
0:08:25 mi longuita, quejas del alma,
0:08:29 con tu mirar.
0:08:32 Y después dice, bueno, llevártela,
0:08:34 pero vamos a poner una objeción, dijeron.
0:08:37 Ah, ah,
0:08:40 debió rechazar esta objeción o esa condición.
0:08:43 Cada vez que alguien pone una condición en estas historias,
0:08:46 esa es la condición que nos arrastra la perdición.
0:08:49 Si me permiten la rellima.
0:08:52 Dice, mira, llevártela, pero tenés que salir caminando adelante
0:08:56 y camina atrás, como esos tano que andan por la casa.
0:09:02 Pero dice, no te tenés que dar vuelta.
0:09:05 Solamente te vas a poder dar vuelta cuando los dos vean la luz del sol.
0:09:08 Eres, Jorge, o sea, que le miras y me voy a dar vuelta.
0:09:11 No es tan difícil.
0:09:13 Si, mira, si me voy a dar vuelta.
0:09:15 Y se fueron caminando, el adelante y Bride se atrás.
0:09:18 Como Melón y Melando.
0:09:20 Y van por un pasillo largo, ya estaban cerca del límite entre la sombra y el sol,
0:09:23 cuando Orfeo pensó, sí, no me estarán cargando.
0:09:26 Pensó.
0:09:29 Cuando uno le dice que no se de vuelta, es que alguien lo está haciendo, habrá dicho Orfeo.
0:09:34 ¿Para nóigo?
0:09:36 Sí, y se dio vuelta.
0:09:38 ¿Para qué?
0:09:40 Ahí nomás a Bride se murió por segunda vez y esta vez para siempre.
0:09:44 Volvió Orfeo sobre su paso, dijo, caronte, déjame pasar.
0:09:49 No, dice.
0:09:51 Y allí se reintegró Orfeo al mundo de los mortales
0:09:54 y nunca más volvió a ver a Uri, dice, no por lo menos en el mundo cotidiano.
0:09:59 Ahora bien, sucede algo.
0:10:02 Aparece en tracia el Dios Dioniso.
0:10:05 Ya se ve cómo era Dioniso, el del vino, el vaco de los latinos.
0:10:09 Y Orfeo no le rindió los honores debidos,
0:10:11 sino que empezó a ensellar otros misterios distintos de los de Dioniso.
0:10:17 Predicaba a los hombres del lugar lo pernicioso que era el homicidio en los sacrificios.
0:10:22 Predicaba a que elio, al que llamaba Apolo, era el más grande de todos los dioses.
0:10:27 Y Dioniso se ofendió.
0:10:31 Despertó en las mujeres de tracia un odio hacia Orfeo.
0:10:36 Las mujeres decidieron atacarlo y un día en que los maridos de las mujeres entraron al templo de Apolo
0:10:43 donde Orfeo oficiaba como sacerdote y ahí no aceptaba a mujeres.
0:10:47 Se apoderaron de las armas que estaban en la puerta,
0:10:50 la van a entrar con un bufoso al templo,
0:10:53 y después entraron, mataron a sus maridos y les pedazaron Orfeo.
0:10:59 Lo descuartizaron y tiraron los pedacitos, tiraron.
0:11:03 La cabeza la tiraron al río Ebro, dicen algunos.
0:11:08 No el Ebro de España, el del ejército del Ebro, Bumbara Cumbara Cumbamba.
0:11:12 Este es Ebro con H.
0:11:15 Se dice que también las mujeres en realidad lo mataron por haberse negado Orfeo a yacer con ellas.
0:11:22 Fiel como era el recuerdo de Uri dice.
0:11:26 Otros dicen que Orfeo, no queriendo comercio con las mujeres, se rodeaba de muchachos.
0:11:33 Y se llegó a afirmar que había inventado la pederastia.
0:11:38 Honor que corresponde, vamos a decirlo porque también damos esa clase de primicias,
0:11:43 a Tamiriz, que fue el primer hombre que se enamoró de otro hombre.
0:11:47 Y el otro hombre era Jacinto, un muchacho que terminó convertido en flor, pobrecito.
0:11:54 En flor de Jacinto.
0:12:02 Pero Orfeo también tenía un amante si quieren ya que estamos, ¿no?
0:12:07 El amante se llamaba Calais, no Calais, Calais, ya que estamos en Grecia y no en Francia.
0:12:13 Era uno de los hijos alados de Boreas.
0:12:16 Recuerden ustedes, Calais quiere decir el que sopla.
0:12:20 Lamento decirlo.
0:12:23 Y era un tipo que tenía alas.
0:12:25 Se discute dónde las tenías.
0:12:27 Dónde las tenías vos no, donde las tenía el tito.
0:12:30 Algunos dicen que las tenías en los talones,
0:12:32 pero le garanto que tener alas en los talones lo es muy incómodo.
0:12:36 Estás volando y te cae de cabeza.
0:12:38 Claro, uno tiene que hacer mucha fuerza.
0:12:41 Haga la prueba de hacerse agarrar uno desde la parte de los pies.
0:12:45 Para mí, que las tenía como todos nosotros en los homóplatos.
0:12:49 Bueno, se contaba también que a la muerte de Orfeo,
0:12:53 se había declarado una peste en Tracia
0:12:56 y consultado el oráculo dijo que era un castigo por la muerte del poeta
0:13:01 para liberar al país de la peste,
0:13:03 era necesario rescatar la cabeza de Orfeo
0:13:06 y tributarle honores fúnebres.
0:13:09 Bueno, fueron unos pescadores a buscar la cabeza por el río Ebrón
0:13:13 y la encontraron varada en la costa cantando.
0:13:17 La cabeza.
0:13:19 De fíjate.
0:13:21 De biosa la cabeza, el culo de Antesco, imagínense.
0:13:24 Una cabeza cantando.
0:13:26 Qué cosa, ¿no?
0:13:28 Contratar una cabeza para cantar.
0:13:31 Los músicos.
0:13:33 Y uno, bien llegan los músicos y uno lleva un bauil cuadrado
0:13:37 como un bandoneón.
0:13:39 Pero no abre y cubierto por una funda negra.
0:13:42 Deterció pelo.
0:13:44 Que deterció pelo donde la novia abordaba unas notas y una cabeza.
0:13:48 La cabeza.
0:13:50 O sea que la cabeza la pone ahí, empieza a cantar delante del micrófono.
0:13:57 No se evita esos ademanes tan desagradables que tienen algunos cantores.
0:14:02 Aquí ya no pueden asafatearlo.
0:14:05 Bueno, también dicen que después de la muerte de Orfeo,
0:14:08 su lira fue transportada al cielo donde hoy es la constelación de la lira.
0:14:15 Orfeo sigue cantando para los bienaventurados en los campos elicios.
0:14:20 También dicen otra cosa, ¿no?
0:14:22 Que la cabeza de Orfeo fue atacada por una serpiente celosa.
0:14:28 Y a Polo la convertió en piedra a la serpiente, ¿no?
0:14:33 Y al marote de Orfeo lo guardaron en una cueva de antiza
0:14:38 donde profetizaba día y noche.
0:14:40 No se sabía de profetizar.
0:14:42 Y allí se enojó a Polo porque viendo que sus oráculos de delfos,
0:14:46 claro y irineo habían sido abandonados.
0:14:51 Polo se metió en la cueva, agarró la cabeza, trató de estrangularla sin éxito, imagino usted, ¿no?
0:14:57 Claro, ya tenía vida propia.
0:15:00 El rapaz te no tenía gobo, te no tenía tangula.
0:15:02 Y pasaba de largo y le dijo, no te metas en mi negocio.
0:15:07 Y desde entonces Orfeo dejó de profetizar.
0:15:10 Hay algunas otras cabezas cantantes.
0:15:15 Ahí los Galeses tienen al Rey de los Alizos, Bran,
0:15:19 cuya cabeza canta en la roca de Harlech al norte de Gales.
0:15:25 Así que están las de Rokuro Kumi de los japoneses,
0:15:29 que son unos espíritus que en realidad son cabezas flotantes,
0:15:32 que también saben cantar.
0:15:35 Y aquí está esa, ¿cómo se llama esa cabeza que flota y que te acompaña?
0:15:43 Ah, no sé.
0:15:44 Hay una leyenda criolla.
0:15:46 ¿Aca sí?
0:15:47 Sí, sí, es una cabeza que te acompaña los viajeros.
0:15:51 Y flota en el aire hace un ruido.
0:15:54 Ah, sí, sí.
0:15:56 Lo ha contado.
0:15:59 Y ahí están los cazadores de cabezas desde luego.
0:16:02 Los híbaros.
0:16:03 Los híbaros, ese cuelga en un collar hecho de cabezas,
0:16:06 pero estas no cantan afortunadamente.
0:16:09 Bueno, ¿de gustó esto?
0:16:12 Sí, sí, mucho.
0:16:14 Me gusta la historia de Orfeo.
0:16:15 ¿A quién quiere dedicar?
0:16:17 Bueno, le voy a dedicar esto al amigo Joan Manuel Serrat,
0:16:21 que ha sido caronte.
0:16:23 Ha sido caronte en nuestra pequeña obra.
0:16:26 En una obra muy querida por nosotros.
0:16:28 En el Peche de Caronte.
0:16:29 Sí, al director y al mirado Burial,
0:16:35 en que ha utilizado esta imagen del barquero Caronte en su última película,
0:16:39 ya que hablamos de un irineo,
0:16:41 de que me he dedicado a la egizamo,
0:16:43 y a que esas personas que, a modo de Orfeo también,
0:16:47 no sé si con su canto, con su voz o con su amor,
0:16:50 por algunos momentos suspenden los tormentos infernales que vivimos.
0:16:54 Bueno, está muy bien.
0:16:56 Orfeo es un tipo simpático.
0:16:58 Y yo he oído y dije, pobre, porque...
0:17:00 ¿Y qué hizo?
0:17:02 ¿Y quién la mandó correr?
0:17:03 ¿Vio cómo es esto?
0:17:05 Viste que era peor la decía el tipo de atreo.
0:17:07 Viste que te dije que decía...
0:17:08 Claro, y ese tipo de atreo no se sabe lo que le hicieron.
0:17:11 Bueno, pero ¿qué nos importa?
0:17:13 Escucharemos, desde luego, el tango por una cabeza,
0:17:17 con toda evidencia, como he estado pensando en Orfeo,
0:17:20 con esas cosas.
0:17:21 Y también por el mejor cantor del mundo.
0:17:23 También uno que también hacía sus relatos.
0:17:26 Alguien contaba, y ese alguien era nada menos que Téric Tucci,
0:17:30 el arreglador y el director de orquesta de Gardel en Nueva York,
0:17:36 a quien dicen que Gardel lo solía llamar
0:17:41 a altas horas de la noche para que le anotara las melodías que componía.
0:17:45 Y entonces le chifló este tango por una cabeza
0:17:51 y al Téric Tucci no le gustó.
0:17:53 El propio Téric Tucci reconocía que tal vez por la hora...
0:17:58 ...a quien día estaba la mandada.
0:17:59 ¿Qué estaba haciendo a esa hora?
0:18:00 Lo escuchó y le dijo, no, pero está más, claro, eso.
0:18:04 No lo vamos mañana.
0:18:05 Sí, lo vamos mañana, pero no está bien.
0:18:07 Ya te hagas ilusión, el coné.
0:18:08 No me gusta.
0:18:09 Y el director insistió, pero no.
0:18:10 Y Gardel le decía, pero qué sabes, el caballo.
0:18:13 Y resulta que su tango verdaderamente estupendo.
0:18:20 Y hay algunas versiones últimamente del cine norteamericano.
0:18:25 Le gusta muchísimo.
0:18:26 En la lista de Schindler y en Perfume de Mujer.
0:18:29 Perfume de Mujer, en Nueva York.
0:18:30 No hay la Pachino.
0:18:31 Que tocan por una cabeza.
0:18:32 En realidad, en todas partes tocan por una cabeza.
0:18:35 ¿Por qué lo tocan?
0:18:36 Porque se trata de un tango dedicado a orfeo.
0:18:39 ¿Así?
0:18:40 Ah, es por eso.
0:18:41 Sí, por eso.
0:18:42 Que saben en Alemania del caballo.
0:18:46 El podromo de Palermo.
0:18:48 Bien, escuchamos ahora por una cabeza por Carlos Garnel.
0:18:52 Adelante.
0:19:02 Por una cabeza de un noble potrillo,
0:19:12 que justo en las rayas aflóca el dedo,
0:19:16 y que al regresar parezca decir,
0:19:20 no olvides ser hermanos,
0:19:22 sabiendo a este lugar.
0:19:24 Por una cabeza, me tejo un día
0:19:28 de la fe, la coqueta y mi sueña mujer,
0:19:32 que al furar torriendo,
0:19:34 que la muerte está mintiendo,
0:19:36 que más en un novela,
0:19:38 todo convincere.
0:19:41 Por una cabeza,
0:19:46 lo agas lo curas.
0:19:50 Por una febecha,
0:19:52 borra la tiriseta,
0:19:54 calma la margura.
0:19:58 Por una cabeza,
0:20:02 y ella me olvida.
0:20:06 Le importa perderme mil veces la vida,
0:20:10 para que vivir,
0:20:12 cuanto desengañó por una cabeza,
0:20:16 yo jure mil veces no vuelvo a insistir,
0:20:20 pero si un mirar me llería al bajar,
0:20:24 tu boca de fuego, no te lo deshiero usar,
0:20:28 basta de carrera,
0:20:30 me acabo la timba,
0:20:32 un final relleno, no lo vuelvo a ver,
0:20:36 pero si algún pinto llega a ser fija el domingo,
0:20:40 ya me juego entero,
0:20:42 ¿qué le voy a hacer?
0:20:46 Por una cabeza,
0:20:50 lo agas lo curas.
0:20:57 borra la tiriseta,
0:20:59 calma la margura.
0:21:06 y ella me olvida.
0:21:10 Le importa perderme mil veces la vida,
0:21:15 para que vivir.

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