Transcripción automática
0:00:00 Bien, ayer hablábamos de la emperatriz Isabel de Rusia y prometimos contar alguna otra historia, siempre hacemos eso.
0:00:07 Prometemos contar alguna otra historia y pues no la contamos aún.
0:00:11 Pero hoy sí, nunca hacemos esto, eh, continuar el día siguiente muy rara.
0:00:17 Así que, digamos que Isabel de Rusia, quien hablamos ayer, reino entre 1741 y 1762.
0:00:26 Ayer contamos su romance, el primer amor de su vida, Ivan Shubin, aquel que había sido inmortalizado por la marcia patriótica mi bandera.
0:00:36 Y durante su gobierno Isabel disfrutó de muchos otros romances, de duración variable, como es lógico suponer.
0:00:45 Bueno, sería que todos los romances de Isabel duraran, por ejemplo, 8 meses y 6 días.
0:00:50 Solía tener 4 o 5 amantes al mismo tiempo, en el mismo lugar, lo cual ya no es tan frecuente como la duración diferente de los amores.
0:01:00 Queremos decir que mantenía asunto que aumentaban de número segundo, permitiera la ocasión.
0:01:07 A veces, Isabel se unía, por decirlo así, a diplomáticos u otros extranjeros presentes en su corte, cuando le agradaban lo suficiente o cuando necesitaba pagar deudas políticas.
0:01:21 Los primeros de estos diplomáticos fueron Yachtarotik, que era el marqués de la Z-Ria, el embajador francés en San Peterbúlgo.
0:01:32 Otro fue el doctor Jojan Leicester, médico personal de Isabel.
0:01:38 Fue el marqués de la Z-Ria, que en 1741, en secreto y a través del médico Leicester, proporcionó a la empadra trizinero para facilitar su toma del poder.
0:01:53 Isabel les agradeció en el lecho a estos dos personajes la ayuda política que les habían prestado.
0:02:02 No parece que les había.
0:02:04 Hay que decir que al médico Leicester no les fue el todo bien, porque en 1741, el imperatis lo atrapo en maquinaciones clandestinas contra Rusia, y entonces lo mandó a arrestar y los sentenció a muastres.
0:02:20 Después le convocó el penciero, esterró una región del Volga Superior, allá donde juzgaron por el polsso.
0:02:29 Y esto que estuvo en cana hasta la muerte de Isabel, ahí se lo largó.
0:02:35 Otro amante renombre del imperatis fue Iván Shubalov, que era hijo de la condesa Shubalov, una amiga de Isabel.
0:02:46 Y ese era un hombre bien parecido al chancho.
0:02:51 No, tipo, ha puesto bastante más joven que Isabel.
0:02:56 Shubalov era el favorito.
0:02:59 Y esa condición lo había vuelto, hack tancioso, andaba en los boliches, de le hacerse pagar copetines con el pretexto de que andaba con la empadra trizinero.
0:03:09 Pero también se ilozo de su posición, claro que se acercaba a otro con berreptinas de cantor, que se ponía intolerancia.
0:03:19 Así sucedió que el príncipe Boris Yusupov, que era director de la Academia Militar, y además aficionado a la dramaturgia,
0:03:34 había fundado un teatro en el cual sus alumnos montaban obra, por decirlo así, que frecuentemente eran de autores francés.
0:03:44 La entera, Tris Isabel se entusiasmó muchísimo con la iniciativa de Yusupov y participó activamente en aquellas clases teatrales.
0:03:54 Tanto fue así que hizo trasladar aquel teatro de la Academia Militar al propio palacio imperial.
0:04:02 Los cadetes, desde que han sido salían de presentarse como actores, y decían papeles teatrales naturalmente, tanto los masculinos como los femeninos.
0:04:13 Y ahí Isabel le gustaba vestir a los actores con sus propias masas.
0:04:21 Para hacer vestidos con ropas femeninas, los cadetes primero habían desnudarse por completo naturalmente.
0:04:27 De ese modo, Isabel conoció íntimamente a varios soldados actores y se enamoró de uno, que se llamaba Nikita Bekertov, lamento decirlo.
0:04:42 Y es muy tarde tenía 18 años.
0:04:45 Isabel lo hizo su amante más bien de prepo, y se convirtió en un serio competidor desagitado de Valjúbalov.
0:04:55 Imagínense como se habrá puesto Valjúbalov, que según hemos establecido al comienzo de este programa, que se transmite en unos aviarnes a las 12 de la noche por radio continental, era muy senoso.
0:05:13 ¡Qué absurdo!
0:05:16 Bueno, se... se... empezó a andar con el Bekertov y su Valov sentero hizo putos en los.
0:05:23 Parece que Isabel se había enamorado mucho este muchachito nuevo, este actor, y lecía para él las chaquetas y los pantalones,
0:05:31 llornamentos más costosos, los adornaba incluso con sus propios diamantes, y así andaba el desconocido caderte Bekertov, paseándose por la corte, empiezado como un emperador.
0:05:46 Claro, y Valjúbalov, desesperado, urdió una intriga contra el Bekertov para llevarlo a la ruina, y sucedió lo siguiente.
0:06:01 Isabel se enteró por informantes comprados por Suvalov, que Nikita Bekertov tenía la costumbre de invitar a miembros del coro imperial y a otros nobles del palacio a sus ajos.
0:06:17 Es decir, alcahuetes de Suvalov fueron a contarle a la emperatriz que Bekertov invitaba a sus aposentos a algunos muchachos.
0:06:30 Me contaron también que hagas ajado a estas personas con comidas y bebidas, que salía con ellos a caminar por el parque Peterhof,
0:06:40 pero eso no era todo, y Valjúbalov había hecho correr la bolilla de que estos encuentros eran orgíásticos,
0:06:48 y que Bekertov se entregaba desenfrenadamente, que es la única manera,
0:06:56 la que se entrega uno, la que no se va a entregar como pidiendo permiso,
0:07:05 y más en una orgía.
0:07:09 No, no, no, no, por favor.
0:07:19 Bueno, y Valjúbalov había hecho correr la bolilla y que había unas orgías ahí, terrible.
0:07:25 Incluso con unos cuantos malceos, que tenía a lo obvio Bekertov.
0:07:30 Todo, tendría a ser de creer a la emperatriz que ese mecate personaje no era digno de su lecho.
0:07:36 Un memoria, es Catalina la Grande, que sobrina, es Isabel, defendió la historia de Bekertov,
0:07:41 escribió que el joven era poeta y que necesitaba de aquellos amigos como auditorio,
0:07:47 mientras recitaba sus versos y canciano.
0:07:50 Pero era obvio que a Catalina la Grande le iba a caer simpático a este Bekertov.
0:07:56 La cuestión fue que Isabel, sostenidamente enamorada de aquel joven actor,
0:08:01 desvenió los decires circulados entre los nobles y continuó amando con todo pervor a Nikita Bekertov.
0:08:11 Un más preocupado de lo que estaba, Iván Shubalov agudizó su lustrina e hizo algo espantoso para alejar definitivamente aquel joven.
0:08:21 Shubalov inventó un vendedor de elixir.
0:08:26 Un disfrazón, un compañero de andanzas, e hizo llegar al acorde la novedad de un ungüento que hermosseaba los rostros mágicamente.
0:08:38 Una crema en el chuga que hasta la última derruga de la raca te pianta.
0:08:44 Bueno, vieron tipo el vendedor de elixir, el señor y muchos nobles adquirieron el producto.
0:08:51 Por supuesto tenía potestades absolutamente inocuas, salvo el que le encajaron al entusiasmado Nikita Bekertov.
0:09:00 Le mandaron una crema ponz, un frasco de crema ponz que adentro tenían.
0:09:10 Y a ver qué brevaje, qué poderumbre, qué de producto en la piel del muchacho una erupción de llagas repulsivas que lo deformaron.
0:09:21 Como a todos los otros nobles no les pasó absolutamente nada, nadie pensó que era el ungüento mágico, el causante del desastre.
0:09:32 Y lo que le sucedió a Nikita Bekertov vino a confirmar lo que antes el fenatismo había creído, y Saber empezó a pensar que aquellas lagas de comante eran producto de la sísfilis o de alguna enfermedad, producto de la vida licenciosa de Bekertov.
0:09:49 Y entonces el pobre Bekertov fue alejado del acorde, volvió al ejército y a las sombras y jamás se volvió a saber de él.
0:10:01 Ivan Shúvalov, triunfante, continuó como favorito de la emperatriz durante algunos otros años.
0:10:12 Es la historia del pobre Nikita Bekertov, que por envidia fue desfigurado primero, exonerado después y finalmente olvidado por la historia, porque sabemos siquiera dónde murió el pobre muchacho.
0:10:31 Lo primero que uno tiene que decir es pobre muchacho.
0:10:36 Ha sido el comentario de Alejandro Gavina.
0:10:42 Realmente, pensando que cuanta crueldad contra bien que él lo que tenía era que era joven y elecido.
0:10:53 Bueno, le he sido por la mujer, por eso digo.
0:10:57 Y en primera cosa, a qué clase de hombres mataría a uno?
0:11:04 Los que andan con la mujer que le gusta a uno, a qué otro?
0:11:09 A qué otro?
0:11:11 Ningún otro.
0:11:13 Es lo más peligroso, a comisión más peligrosa que se puede tener.
0:11:17 Gustarle a la mina que le gusta a un tipo que es vengativo, peligroso y se llama Ivan Shúvalov.
0:11:24 Última poderoso, claro.
0:11:26 Por eso yo conozco una de las malas. Primero que le pregunto es, ¿conoce a usted la Ivan Shúvalov?
0:11:33 Si la mina me dice sí, es el que me aceita los patines.
0:11:38 Vaya en paz, de hecho.
0:11:40 Yo le digo, valla con Dios.
0:11:44 Y paso a la siguiente mina, alguna braga que no le guste a Shúvalov.
0:11:47 Claro, me diró que hay muchos, y van a Shúvalov.
0:11:51 Exactamente, el sol.
0:11:53 Siempre hay alguien que va en la vida de la mujer.
0:11:55 Y a mí, todo nosotros hay un Ivan Shúvalov.
0:11:58 Los nuestros es más bien de Nikita Beketov.
0:12:10 Entonces le dedicamos esto a Nikita, al pobre Nikita Beketov, y a nadie más, porque Isabel ya no tiene pobreza.
0:12:19 En serio, hoy, la verdad es que no dejó una macana por así.
0:12:26 Calcúre lo que había hecho con el con de este, el marqués de la Z-R-E y el doctor Leicoc.
0:12:35 El pobre Nikita Beketov lo mandó a la presión del bolga.
0:12:39 Y ahí estuvo el tiempo preguntando todos los diables si se había muerto la esperanza.
0:12:44 Bueno, hemos ido a la discoteca a buscar...
0:12:50 ...discos tangos, o sea, de gracias sucedidas a un señor ruso, a un cadete ruso aficionado al teatro, y que tuviera el gusto.
0:13:01 Dice el discotecario, de cadete ruso aficionado al teatro no tenemos nada.
0:13:07 Pero en cambio tenemos el tango, quien tuviera 18 años, que desde luego, pero desde luego, me dijo el discotecario,
0:13:16 fue compuesto pensando en Nikita Beketov.
0:13:22 Nosotros le creímos y ahora escuchamos entonces la versión de Carlos Gardel de este tango de cadica.
0:13:29 Y ahí se llama, quien tuviera 18 años.
0:14:30 Quien llegara a ser el mundo, quien ha crecido en el pasado, quien para poder presentar.
0:14:41 Por valiente y por gentil, ya no somos los muchachos juzangueiros, que brillamos con mi alma y con mi espalhiana,
0:14:52 quien llegara a compro el terrencio para que le danza de que rompura mi la vez.
0:15:00 Llevando como tengo tiempo, que te puedo, los muchachos para gran ciencia tariego,
0:15:07 que haré conando los venzos de carrero, ambas bien de muchacha, que sobrecomo el ver.
0:15:16 Quien tuviera 18 años, y olvidaste de la vida, ay, bello a tu herida,
0:15:27 por qué me agarren la bebé, que lindo que uno pudiera, con un pebrado,
0:15:38 para disfrutarlo del corazón, que lo quiero la niña.
0:15:52 Ha cantado Carlos Gardel, quien tuviera 18 años.
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