Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de un santo que es Pacomio, y un hombre santo, no sé si fue santificado oficialmente,
0:00:08 pero era un hombre piadoso y un poco milagro, ya veremos.
0:00:12 La vida de Pacomio fue ante todo la tarea de un hombre decidido a instalar en el desierto los primeros monasterios del mundo cristiano.
0:00:23 Su historia fue escrita en versiones coptas.
0:00:26 La lengua copta, usted sabe, es una lengua que está a mitad de camino entre el griego y el antiguo egipcio.
0:00:36 Es una lengua un poco áspera, más concreta que la lengua griega y aunque la lengua latina.
0:00:42 Los filólogos del barrio andan diciendo por ahí, por favor, que la lengua copta es más bien descriptiva,
0:00:50 es una lengua de testimonio y de la casuística, es el caso por caso.
0:00:55 Se presta menos que la lengua griega, las especulaciones filosóficas e infinitamente menos que la latina, los secretos oratorios.
0:01:03 Bueno, Pacomio, qué lindo el nombre Pacomio.
0:01:07 Pacomio.
0:01:08 Mira quién me da ahí.
0:01:10 Pacomio.
0:01:11 Pacomio.
0:01:16 Pacomio, qué viejo.
0:01:20 Ah, acomodamos ahí.
0:01:30 Es si lo mato de sur.
0:01:32 No, de caldormitra aquí.
0:01:35 Bueno, Pacomio, nací en el año 286 en la localidad de Esne, en el Alto Egipto, muy cerca de Tebas.
0:01:44 Tuvo una infancia pagana, dicen que no adoraba a los ídolos, sin embargo, lo dicen los cristianos que escribieron después y la geografía.
0:01:56 Él no adoraba a los ídolos más que en apariencia, se hacía el pagano. Cada vez que bebía el vino de los sacrificios lo vomitaba.
0:02:08 No era cristiano porque todavía no sabía que existía el cristianismo.
0:02:13 No era que, solo por eso.
0:02:15 Al cumplir 20 años lo hicieron en Grosar de Prepo en el ejército romano y un buen día partió hacia su guarnición que estaba en Antinópolis.
0:02:25 Y así por primera vez se enteró de que existían sobre la tierra seres que se hacían llamar cristianos.
0:02:32 Y que tenían por costumbre dejarse martirizar antes que renegar de su fe.
0:02:37 Pacomio impresó a frecuentarlos asiduamente.
0:02:43 Un día decidió consagrarse al Dios de los cristianos.
0:02:48 Un día llegó a Géneset, que en griego se llama Quenovo Skion.
0:02:54 Es un pueblo igualmente desconocido bajo cualquiera de los dos nombres por mí.
0:02:58 En el que vivían unos pocos habitantes sofocados por el clima de uno de los lugares más calurosos de la tierra.
0:03:05 A saber, Géneset.
0:03:07 O si usted quiere, Quenovo Skion.
0:03:12 Se instaló allí.
0:03:14 ¿Ablé?
0:03:15 En Géneset.
0:03:16 O en Quenovo Skion.
0:03:18 Cultivó algunas legumbres y palmeras.
0:03:22 No es lo mismo, cultivó las legumbres que palmeras.
0:03:26 Pero para este prosista sí.
0:03:29 Las cultivó exclusivamente para los forasteros que pasaban por el camino.
0:03:34 En aquel lugar, casi abandonado, se hizo bautizar.
0:03:38 De arriba a abajo.
0:03:40 Lo que no era fácil porque había poca agua, en mi imagín.
0:03:43 Fue entonces cuando yo hablaba de un antiguo...
0:03:49 de las sexis.
0:03:50 Un hombre de antiguas actividades ascéticas.
0:03:54 Un hombre era Palamón.
0:03:56 Y que vivía cerca de así, en un cerro desértico,
0:03:59 cercano a la ciudad griega de Dios Polisparva.
0:04:03 El viejo Aceta.
0:04:05 Me gusta el viejo Aceta.
0:04:08 Lo tomó como discípulo.
0:04:12 Pacomio se quedó con Palamón siempre años.
0:04:19 Siguiendo el programa, su maestro que era durísimo.
0:04:22 Además del ayuno y de una única ingestión de agua, pan y sal,
0:04:27 a lo que se le agregaba un poco de ceniza para darle un poco de mal sabor.
0:04:32 Pacomio debía aprender algunas consideraciones acerca del sueño.
0:04:36 Palamón creía que el sueño arrastraba a la Céseta
0:04:39 a un mundo de ilusiones y errores.
0:04:42 Debió entonces dormir solo lo estrictamente necesario.
0:04:46 Y de ser posible sin acostarse.
0:04:49 Para como un vigilante provincia.
0:04:52 Para evitar la molicia del reposo.
0:04:55 El sueño estrictamente necesario se lograba en cuclillas,
0:04:59 e incluso de pie apoyado contra un muro.
0:05:05 Ya no veo.
0:05:07 En los futuros monasterios que construyó después Pacomio,
0:05:12 esta regla de dormir parado o de no dormir acostado,
0:05:16 fue aplicada rigurosamente.
0:05:18 Los monjes dormían sentados en asientos bajos
0:05:21 y el propio Pacomio, en su monasterio, pasó 15 años enteros sin acostarse para dormir.
0:05:29 Era prínvisaje de la vigilia, lo hizo también junto a Palamón.
0:05:34 Palamón lo obligaba a levantar si lo mandaba a caminar por el desierto horas enteras,
0:05:39 llevando unas piedras muy pesadas para suprimir en él la tentación del sueño.
0:05:44 Existía así mismo una postura destinada a luchar contra el sueño.
0:05:49 Se llamaba estacionarismo.
0:05:52 Y consiguió permanecer inmóvil con los brazos en cruz.
0:05:56 Y esta inmovilidad que requiere una gran decisión,
0:06:01 una gran entereza, es decir, una inmovilidad trabajosa.
0:06:05 Sí, claro, esforzada.
0:06:07 Claro, y esto impide dormir desde luego.
0:06:12 Parece que cierta noche se le apareció un ángel,
0:06:19 a Pacomio, desde la Copa de una Cacia,
0:06:22 y le dijo, entárate aquí, y construye tu morada.
0:06:26 Dio una multitud de hombres vendrá a ti.
0:06:31 El ángel le dio también un libro, que era la regla de los futuros monasterios.
0:06:37 Un libro impreso en el cielo, desde luego.
0:06:40 Así Pacomio recibió de manos divinas el destino de los hombres
0:06:44 y la ley bajo la cual deberán vivir.
0:06:47 Bueno, o sea como fuere Pacomio,
0:06:51 resolvió instituir en el desierto unas comunidades
0:06:55 que se basaran en reglas sociales y principios nuevos.
0:06:59 Hubo algunas vacilaciones, porque él pensó
0:07:05 que a lo mejor el contacto con la gente,
0:07:08 por ahí era un obstáculo para su salvación.
0:07:11 En fin, este alono más empezó a juntar discípulos.
0:07:16 El primer discípulo que tuvo fue su hermano.
0:07:20 Los dos se entregaban a mortificaciones terribles.
0:07:24 Jornadas enteras bajo el sol envuelto en manta.
0:07:29 Se ponían bajo el sol y se envolvían en una fresada.
0:07:33 No movían ni las patas ni las manos y las mantenían extendidas
0:07:38 para evitar que yo les ganara.
0:07:41 Se quedaban ahí horas y horas y horas bajo el sol.
0:07:44 Jamás se arrodillaban, los pies se linchaban,
0:07:47 las manos las tenían llenas de sangre,
0:07:49 porque no las movían ni siquiera ante la multitud de mosquitos que las leboraban.
0:07:54 Ni se espontaban los mosquitos, se quedaban firmes ahí.
0:07:57 Pronto el número de sus discípulos aumentó,
0:08:00 imagínese, con esa tentación.
0:08:03 De tal modo que la pequeña construcción provisional
0:08:08 que habían hecho un taberné si resultó insuficiente.
0:08:12 Y edificaron una segunda construcción en la cercanía de Pabou.
0:08:19 Hay que decir que los demonios, imagínese,
0:08:22 venían con muy malos ojos la empresa de este hombre.
0:08:25 Yo demonio, como sabe, y claro.
0:08:28 Bueno, yo tengo este informe, y dicen, se comencen.
0:08:32 Pero los demonios venían con muy malos ojos.
0:08:35 Ahora voy a decir por qué.
0:08:37 Y comenzaron las tentaciones.
0:08:40 Empecé a atentarlo para ver si lo apartaban del recto camino.
0:08:45 Por aquel entonces el diablo,
0:08:48 cuando Pacomio se disponía a arrodizarse para orar,
0:08:51 hacía bajo sus pies una especie de agujero
0:08:54 a fin de que el santro se amederentara y dejara de rezar.
0:08:58 Era un diablo muy poco imaginativo para atentarlo.
0:09:01 Que le atentaba el agujero a Pacomio.
0:09:04 Después lo hacían equivocar en los rezos, los demonios.
0:09:09 Más tarde empezaron a jugar más fuerte
0:09:12 y se presentaron ante la vista de Pacomio
0:09:15 bajo el aspecto de mujeres desnudas.
0:09:17 Se se sentaban para comer con él.
0:09:20 Dicen que Pacomio cerraba los ojos
0:09:22 y el corazón y todo
0:09:25 hasta que ellas se desvanecían.
0:09:28 Otro problema que tenía que ver
0:09:31 con la regla de la vida monacal era la risa.
0:09:34 Reír equivalía a asociarse a los gozos del mundo profano.
0:09:40 La risa de la Z era el signo
0:09:43 de que aquella no estaba en guardia contra el demonio.
0:09:45 Así la risa roló,
0:09:47 estaba severamente proscrita en los monasterios y hermitas.
0:09:51 La risa podía ser, al igual que otros abandonos,
0:09:54 una culpa, un signo de orgullo
0:09:57 o la prueba de una excesiva confianza en sí mismo.
0:10:00 El aceita no tenía derecho ni siquiera sentirse orgulloso de su asesis.
0:10:05 Una vez terminada la construcción de un monasterio en Moncose,
0:10:09 Pacomio se sintió orgulloso de su obra y la vio bella.
0:10:13 Dicen que enseguida temió que aquel sentimiento surgiera de la vanidad
0:10:17 y desesperado se apreció a desplazar algunas columnas
0:10:21 para darle al edificio un aspecto desagradable.
0:10:24 Se trataba de una cesis artística
0:10:27 que buscaba la fealdad en la asimetría
0:10:30 y también el malestar de lo no acabado.
0:10:34 Fíjese, un artista que, por puro humildad,
0:10:39 tiraba con pan de columnas,
0:10:41 escribe algunas palabras con falta de ortografía y eso.
0:10:45 Pacomio murió en el año 348 a causa de la peste.
0:10:51 Tenía 62 años de edad, fundó nueve monasterios
0:10:55 y fue él quien organizó lo que la vez anterior llamamos en Obítica.
0:11:01 Hablamos alguna vez esto.
0:11:03 La disciplina impuesta por Pacomio era tal
0:11:06 que exigía poner a prueba la sinceridad y voluntad del candidato
0:11:10 antes de ser aceptado en la comunidad.
0:11:13 Obligaban a cada recién llegado
0:11:16 a echarse a tierra ante cada monje que entraba o salía.
0:11:20 Un poco molesto.
0:11:22 Una vez sufrida esta primera prueba,
0:11:24 el candidato era admitido en el interior
0:11:26 y confiado por algún tiempo al portero.
0:11:29 Y la encargaban las comisiones más repugnantes.
0:11:33 La cesis colectiva trajo cientos de problemas,
0:11:36 sobre todo con la comida.
0:11:39 Las comidas tenían lugar en un refector y en un comedor
0:11:42 y si algún monje quería llenar, solo podía hacerlo así.
0:11:45 Allunaban el comedor o morfaban el comedor.
0:11:48 Semejante situación se hizo intolerable
0:11:51 porque bastaba que un monje se obtuviera ostensiblemente de morfar
0:11:54 para que los demás se sintieran culpables
0:11:56 y se acusaran de ser demasiado tibios en su asesis.
0:12:00 Ahora cosa se guarda tan puerto al punto
0:12:02 que finalmente nadie comía.
0:12:05 Para solucionar este inconveniente,
0:12:07 Pacomio creó una vestimenta con enormes capuchas
0:12:11 para que uno pudiese agachando el menón,
0:12:14 cubrir el plato propio
0:12:16 y comer al abrigo de miradas indiscretas
0:12:19 y sin ver lo que hacía el vecino.
0:12:22 En el momento de la muerte de Pacomio,
0:12:24 los nueve monasterios que había fundado
0:12:26 contenían 7000 monjes.
0:12:28 Las soledades del Alto Egipto se poblaron de monjes.
0:12:32 Algo había nacido así,
0:12:34 una nueva forma de vivir y de organizarse,
0:12:36 que finalmente transformó el desierto de Tabeneci,
0:12:39 según se ha dicho, en una pradera de Santos.
0:12:42 Todos pensaron que es mejor ir a vivir donde no hay nadie.
0:12:45 Tantos lo pensaron que se convirtió ya en una...
0:12:50 en una cremese.
0:12:52 Como suele ocurrir con algunas playas desiertas
0:12:55 de la provincia de Buenos Aires,
0:12:57 que se ponen de moda por desierta.
0:12:59 Y como todos los macanudos de la Argentina
0:13:01 están enamorados de las playas desiertas,
0:13:04 allí vamos todos.
0:13:06 800.000 enamorados de las playas desiertas
0:13:09 se apretujan en mar de las Pampas.
0:13:14 Bueno, esto es todo.
0:13:18 ¿A quién quiere dedicar esta vida de Pacomio,
0:13:21 el constructor de monasterios?
0:13:23 Bueno, de las personas piadosas,
0:13:25 ya que él se lo describió así como,
0:13:27 hay que plantar una palmera en medio del desierto
0:13:29 nada más que para darla en los caminos antes.
0:13:31 Y una cerveja o esas cosas.
0:13:34 Y después ya que hemos hablado...
0:13:36 ¿Queréis que dormir parado también, eh?
0:13:40 Ya que hemos hablado de gente con los pies inchados,
0:13:43 de tentación...
0:13:44 Como Edipo.
0:13:45 Y de Tebas, un amigo Edipo.
0:13:47 Edipo, que era de otra teba, ¿no?
0:13:50 De la teba de Grecia.
0:13:51 Esta es la teba de Egipto, que queda ya
0:13:53 nilo arriba, ¿no?
0:13:55 Nilo arriba voy llevando a mi hangada.
0:13:59 En el nilo no hay muchos hangaderos.
0:14:04 Como son los hangaderos del nilo.
0:14:07 El nilo es un río muy largo, el más largo.
0:14:09 El más largo.
0:14:10 Y también uno de los muy pocos ríos
0:14:13 que corre de Sur a Norte.
0:14:19 Los egipcios viajeros,
0:14:21 que veían el eufratis y el tigris,
0:14:23 se maravillaban,
0:14:25 porque para ellos decir sur,
0:14:28 la dirección sur era en contra de la corriente,
0:14:31 y la dirección norte
0:14:33 quería decir a favor de la corriente,
0:14:35 y lo decían del mismo modo.
0:14:37 Y cuando encontraron un río que corría
0:14:39 para el otro lado,
0:14:40 dijeron, ¿qué locura es esta?
0:14:42 O sea, nombraban los puntos cardinales
0:14:45 basándose en la dirección de las aguas del nilo.
0:14:48 Cuando encontraron un río que iba al revés,
0:14:51 se maravillaron muchísimo.
0:14:53 Pero ya era tarde.
0:14:55 ¿Por qué era tarde?
0:14:56 No sé, pero se me ocurrió que musicalmente
0:14:59 le daba una cierta profundidad.
0:15:01 Pero ya era tarde.
0:15:03 Nunca es tarde para maravillarse muchísimo,
0:15:06 ya que el maravillarse
0:15:08 no es cosa que venga a salvar la vida de nadie.
0:15:11 Nunca es tarde porque el maravillarse
0:15:13 es una actividad más bien gratuita.
0:15:15 Pero me gustó mucho decir
0:15:17 se maravillaron muchísimo,
0:15:19 pero ya era tarde.
0:15:21 Está bien, es un buen final para todo.
0:15:23 Para todo.
0:15:24 Para todo.
0:15:25 Para todo.
0:15:27 Sí, podemos decir cualquier cosa.
0:15:30 ¿A dónde…?
0:15:31 ¿Qué hiciste esta tarde?
0:15:35 Bueno, fui a sacar una fotocopia
0:15:37 de la Divina Comedia.
0:15:40 Pero ya era tarde.
0:15:45 Las cosas que se hacen demasiado tarde
0:15:47 adquieren una nobleza.
0:15:51 Justamente por la inutilidad.
0:15:55 boca pero ya era tarde. Haga así la siguiente experiencia, diga así cualquier cosa y agregue
0:16:03 ese lema inciso pero ya era tarde. Verá cómo se ennoblece. Vamos a escuchar el tango que
0:16:15 démonos aquí que era lo que le decía Pacomio a su hermano cuando se envolvían en una fresada
0:16:21 y se quedaban quietos de las 24 horas y ni siquiera se movían pues agudirse las moscas.
0:16:26 Así que el tango que démonos aquí, Don Héctor de Stamponi, ha sido compuesto pensando en
0:16:31 Pacomio aunque Don Héctor con quien había hablado mucho jamás se atrevió a confesármelo.
0:16:38 Lo escuchamos creo que en la versión de Carlitos García.
0:18:51 Era Héctor de Stamponi, yo pensé que era una versión de Don Carlos García pero evidentemente
0:19:03 hemos reconocido el solo de piano del autor Don Héctor de Stamponi con ese cambio de tonalidad
0:19:09 en el medio que yo he escuchado en persona tantas y tan venturosas veces. Quédemos los
0:19:17 tangos aquí por Héctor de Stamponi entonces.
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