Transcripción automática
0:00:00 Bien, señores, hablaremos tal como habíamos prometido, de penitencias inusuales, expiaciones
0:00:09 que incluso eran realizadas para evitar encierro, cárceles y muerte.
0:00:14 Ya vamos a ver.
0:00:15 Empecemos con la siguiente historia.
0:00:18 Dos caballeros llamados Mildred y Juan de Riel dieron muerte a mediados del siglo XI
0:00:26 a Conrado, obispo de Burgsburgo.
0:00:30 Arrepentidos de haber matado a Conrado, confesaron y fueron a pedirle perdón al Papa León Noveno.
0:00:39 Fueron recibidos y perdonados a condición de que se presentaran solamente vestidos con calzoncillos
0:00:48 y con una soga al cuello.
0:00:50 Bueno, ya cuando pidieron la audiencia, dijeron, bueno, está bien, pero presentense en calzoncillos
0:00:58 con una soga al cuello.
0:00:59 El Papa les impuso además la penitencia de no volver a hacer uso de sus armas, de no
0:01:05 usar prendas de color, de no asistir a espectáculos públicos de ninguna clase.
0:01:10 Bueno, eso es mucho peor que presentarse en calzoncillos.
0:01:15 Los dos caballeros quedaban también imposibilitados de volver a casarse si quedaban viudos y debieron
0:01:22 trasladarse a Tierra Santa y permanecer allí por cuatro años.
0:01:26 Era mucho.
0:01:27 Y además, ¿qué tiene que ver los de los calzoncillos si quieres el regalo, padre?
0:01:33 Pero prefiero que me metan precios.
0:01:36 Muy lejos no debería haber llegado en calzoncillos con la soga al cuello, ¿no?
0:01:39 No, porque además este viaje a Tierra Santa debían hacer los vestidos de lana ayunando
0:01:45 a pan y agua, los marques...
0:01:47 No, perdón, los miércoles.
0:01:48 Ah, atención.
0:01:49 Los miércoles y los viernes.
0:01:51 Y en el trayecto debían ir rezando a viva voz mientras caminaban.
0:01:57 Se ve que ese Papa cuando laburaba laburaban.
0:02:01 Laburaban, sí.
0:02:03 Ahora bien, el regreso a Alemania debía ser ya no en ropa de lana, sino otra vez en calzoncillos
0:02:10 y con una soga al cuello.
0:02:12 Probablemente con los mismos calzoncillos y la misma soga con la que se habían presentado
0:02:18 ante el Papa Leonov.
0:02:20 Sí, reconoció el diseño.
0:02:21 Cuando se fueron, el Papa dijo, sabéis, recién vinieron uno, unos tipo ahí te vas
0:02:27 a matar de risa de lo que les hice.
0:02:29 Los papas son bromitas.
0:02:31 Sí, claro, esto es una broma.
0:02:34 Debían también presentarse ante el Papa para certificar el regreso.
0:02:39 Costa en las crónicas que iniciaron tal como se les indicó la pregrinación, pero en
0:02:45 ningún archivo se indican si regresaron.
0:02:49 Así que es muy probable que no hayan alcanzado a volver.
0:02:53 No ya en calzoncillos, sino ni siquiera vivos.
0:02:57 Otro caso.
0:02:59 Frutmundo, que era un franco de casa ilustre, disputó junto a sus hermanos la herencia paterna.
0:03:08 El tío de aquellos muchachos sugirió que la herencia también le pertenecía a él.
0:03:14 Cuidado, se ve el hermano en el final.
0:03:16 Entonces Frutmundo y sus hermanos mataron al tío.
0:03:20 Así, bueno, te matamos.
0:03:22 Pero se arrepintieron, vio como es uno.
0:03:25 Entonces fueron a ver al rey Lothar y consultaron de qué modo podían expiar el crimen.
0:03:33 Esto sucedió a mediados del siglo IX.
0:03:35 El rey Lothar convocó a los obispos que hicieron atar las muñecas de los culpables
0:03:41 y encadenaron también sus piernas para darles lastre, para darles peso, de modo que incluso
0:03:48 las cadenas estaban muy juntitas y sólo podían caminar a pasos cortos como esas damas
0:03:53 compolleratubo que corren el colectivo.
0:03:55 Con la rodilla junta.
0:04:00 También los intimaron a ir en aquel estado así amarrados hasta Tierra Santa.
0:04:06 Frutmundo y sus hermanos caminaron encadenados a Roma.
0:04:10 Así pudieron ver al Papa Benedicto III, que les dio salvo conducto para que pudieran continuar
0:04:16 su expiación sin otras perturbaciones.
0:04:20 El Papa les ordenó que volvieran y les prometió el perdón al regreso.
0:04:26 Dice, cuando vengan piden hablar conmigo, yo lo voy a atender y les voy a dar el perdón.
0:04:34 Si en otra lengua.
0:04:36 Los muchachos pudieron llegar a Jerusalén, pasaron algún tiempo así, después visitaron
0:04:40 en Egipto otros lugares santos y en Cartagón visitaron el sepultro de San Cipriano y al
0:04:47 final volvieron a Roma cuatro años más tarde.
0:04:50 Parece que siempre se tardaba cuatro años.
0:04:53 Y seguían encadenados.
0:04:54 La gente se compadecía de su suerte y los socorría.
0:04:59 De todos modos el Papa no creyó que fuese suficiente aquella travesía para concederles
0:05:04 el perdón.
0:05:05 Y le dijo, bueno vayan de nuevo a Jerusalén y también a Canán y a Galilea e incluso
0:05:12 al monte donde se ha detenido el arca.
0:05:16 El monte Ararat.
0:05:18 Y cumplieron.
0:05:22 Regresaron a Roma luego de otros cuatro años de travesía pero pasó algo terrible.
0:05:27 Benedicto ya se había muerto.
0:05:30 Lo único que le faltaba hacer a ese Papa era morirse para corrobar a nuestros amigos.
0:05:36 Y el nuevo Papa Nicolás I que no estaba enterado aquella penitencia ni de sus crímenes ni
0:05:42 en verdad de nada no lo recibió.
0:05:44 Frudid Mundo y sus hermanos se despojaron de sus cadenas y regresaron a Francia triste
0:05:49 y asustado.
0:05:51 Nunca pudieron recibir del Papa la certificación de que la penitencia había sido cumplida.
0:05:57 Para eso es la culpa del crimen jamás se borró o sea que habrán ido al infierno
0:06:02 Cacuró yo.
0:06:05 Había otros personajes que ludían el dictamen de penitencia ordenado por el Papa.
0:06:11 Y es el caso Guillermo VII de Poitou y este hombre que era además el noveno duque de
0:06:18 Aquitania.
0:06:19 No, otro hombre que era el noveno duque de Aquitania el trovador famoso era el mismo
0:06:27 tipo.
0:06:28 Estamos hablando del mismo tipo.
0:06:29 El abuelo de la reina de Leonora que fue reina de Francia en la tierra y madre del famoso
0:06:38 Ricardo Corazón de León y su hermano Juan Cinterna.
0:06:43 Este tipo era Guillermo de Poitou.
0:06:45 Dice que Guillermo había estafado a la condesa de Châtelerol.
0:06:51 El obispo de Angulema lo exhortó a cambiar de conducta.
0:06:55 Dijo Cheves y cambió de conducta.
0:06:57 Y Guillermo le contestó que iba a cambiar de conducta cuando el obispo se peinara.
0:07:01 El obispo era pelado.
0:07:04 Y eso ofendió mucho al obispo que pidió reparación.
0:07:09 De su cuero cabello.
0:07:11 Y Guillermo entonces se arrepintió lo que había dicho al pelado, al obispo, al pelado.
0:07:19 Y exigió que se le dedicara una penitencia.
0:07:23 Y dice, mándese a mi salud una penitencia.
0:07:28 Y lo mandó a hacer un viaje a Jerusalén.
0:07:31 Pero la verdad es que Guillermo ya tenía pensado ir a tierra santa y le hizo creer al obispo
0:07:36 de Angulema que iba para expiar sus decires.
0:07:39 Y ella tenía pensado ir igual.
0:07:41 Partió por otra parte con una numerosa tropa de amigas y de amiguetes.
0:07:46 Según el cronista convirtió su trayecto, el trayecto que debía ser santo, en una andanza orgiástica.
0:07:56 Junto con aquella tropa penitente y blasfema al mismo tiempo, Guillermo cantaba e incluso
0:08:02 amaba sobre los lugares más santos.
0:08:07 Último detalle, dicen que cuando la gente lo veía pasar a Guillermo y sus amigos, quedaba
0:08:12 estupefacta ante tan gratificante expiación.
0:08:17 Y le preguntaban a los muchachos a qué obispo había que acercarse para recibir una penitencia
0:08:23 de esas características.
0:08:29 Bueno, y esta fue la última de las penitencias o de las expiaciones de trabogantes.
0:08:35 Que hemos de contar hoy.
0:08:41 A mí me han dado mucha pena estos dos amigos que hicieron el viaje dos veces.
0:08:48 Esos hermanos cuando llegaron el papa se habían muerto.
0:08:51 Han cambiado de papa y el otro ni siquiera le había dejado una nota.
0:08:56 Se murió sin dejarle.
0:08:57 ¿Qué le costaba?
0:08:58 Mirá, me quedan pedientes.
0:09:00 Mirá, me estoy muriendo en el cuchar.
0:09:01 ¿Eres inusgencia?
0:09:02 ¿Dónde la?
0:09:03 Un papa muere sin saber quién será su sucesor.
0:09:06 Pero a quién corresponda.
0:09:07 ¿A quién me sucedieres?
0:09:11 A la muerte de obispo.
0:09:12 El resulte que hay unos tipos así y así que fueron mirá cuando vuelva.
0:09:15 Perdónamelo, listo, chau.
0:09:17 Me voy a morir.
0:09:20 Será justicia.
0:09:23 Y los otros también.
0:09:26 El primer, los de Conrado, para que se diga Conrado, el crimen de lo de Hansen, donde
0:09:30 vas con el bulto apurado, a los lagos lo voy a enterrar, es el cuerpo del pobre Conrado
0:09:34 que acabo de escondizar.
0:09:35 Eso es una confesión en tiempo y forma.
0:09:38 Y el otro también interesante es que el tipo que te manda Jerusalén por haberle dicho
0:09:43 pelado.
0:09:45 Se tiene un muy marcado actor.
0:09:49 Y otro tipo de discriminación que no mencionamos ayer, la de los pelados.
0:09:55 ¿A de los pelados, señor Sissi?
0:09:57 Y los programas son tan políticamente correctos, en un sentido, que no se cuitan de serlo
0:10:02 en otros.
0:10:03 Entonces discriminan gordos, pelados, viejos, feos, ridículos.
0:10:10 Tengo todo lo que quiera ver.
0:10:13 De todos modos nosotros hicimos la partidina de declaración de que no hay manera de no
0:10:18 discriminar.
0:10:20 Que hay discriminaciones, especialmente aquellas que son de clase, de raza, de creer, que te
0:10:26 discriminan ya solamente por pertenecer a una categoría, a una clase.
0:10:31 Incluso las nacionalidades que son tan frecuentes en la parte.
0:10:33 Pero finalmente, otro tipo de discriminaciones no hay más remedios que hacer.
0:10:38 No hay más remedios que hacer.
0:10:39 Sí, porque además la marca de la singularidad no necesariamente es discriminatoria, digamos,
0:10:44 hay gente diferente.
0:10:47 Entonces el profesor ha de discriminar cuando elige cuáles de los alumnos pasarán al
0:10:54 curso siguiente.
0:10:55 Más aún el juez ha de discriminar al que delinquen.
0:10:57 Al culpable del que no lo es.
0:11:01 Y así el mozo habrá de discriminar el platillo que hemos pedido de aquellos que no hemos
0:11:08 pedido.
0:11:09 El enamorado, o bien el urgido por la pasión amorosa no ha de discriminar.
0:11:14 Todo amor es discriminatorio.
0:11:19 Es menor o mayor medida.
0:11:21 No somos menos discriminatorios.
0:11:25 Otros los son de un modo adamantino.
0:11:27 Para no hablar de otras, pero bueno.
0:11:31 Estaba pensando Alejandro en términos de una dedicatoria que hay alguien que se caracterizó
0:11:37 por cierta forma de penitencia y que hizo toda una doctrina de eso, un monje que a veces
0:11:41 viene este problema llamado Rasputin que le decía a las ramas de la Corte Rusa, empezando
0:11:48 por la sarina, que estaba preocupada por la hemofilia del Sarebichal.
0:11:52 Sarebichal.
0:11:53 Que la forma de expiar los pecados era refocilándose con el.
0:11:59 Y el señor de alguna manera lo marcó porque bien se sabe cuando las intrigas de Rasputin
0:12:04 llegaron hasta oídos de los nobles, de los bollardos que seguían dando vueltas por
0:12:07 ahí y trataron de martarlo.
0:12:09 El tipo se bajó como cinco escones envenenados, un litro de vino que estaba más envenenado
0:12:13 todavía, tres balazos en la espalda.
0:12:15 Tres balazos y me lo tiraron al río.
0:12:17 Y todavía seguía cacareando.
0:12:19 De modo que algo entre, digamos, la expiación y el exceso quizás haya.
0:12:24 Pero estaba pensando sobre todo, Alejandro, que fuera de Rasputin usted le remarcó un
0:12:29 carácter extraño y que es esto de tardar cuatro años en expiar.
0:12:33 Bien me parece pensar que algunos que han cometido el pecado de traicionar su palabra,
0:12:38 de no defender sus principios, de tratar de engañar a la gente, se banquen cuatro años
0:12:42 más que todo un periodo presidencial y después vuelvan.
0:12:45 Mientras tanto, ¿qué digan para tener un brindisito cada tanto?
0:12:49 Me voy para Mendoza.
0:12:54 Voy para Mendoza, ya que no a Tierra Santa, se llama casualmente este tema que nos ha entregado
0:13:02 el discotecario y que Jorge Dório ha resignificado con tanta gracia.
0:13:08 Los Nocheros de Arnta, conjunto maravilloso, cantarán esta bella canción.
0:13:46 Vendí una escoza, junté unos pesos.
0:13:53 Voy para Mendoza.
0:13:57 Dicen que toda la gente es buena y amable.
0:14:03 Con amaneño creo que abundan las fueras moza.
0:14:10 Caramba que tengo ganas de llegar pronto.
0:14:15 Mula mañosa, apura el trango.
0:14:23 Voy para Mendoza.
0:14:25 Señores, soy Juan Ordoñez, vengo de Chile, yo le diré.
0:14:33 Solo vengo por un tiendito, unos días un par de añitos.
0:14:48 Y si la suerte no me pase, tal vez un día me quedaré.
0:15:02 Que bien canta Juan Ordoñez, dirán las niñas.
0:15:13 Yo muy modesto, iré galante.
0:15:21 Voy aprendiendo.
0:15:23 Señores, soy Juan Ordoñez, vengo de Chile, yo le diré.
0:15:30 Solo vengo por un tiendito, unos días un par de añitos.
0:15:45 Y si la suerte no me pase, tal vez un día me quedaré.
0:15:52 Señores, soy Juan Ordoñez, tal vez un día me quedaré.
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