Transcripción automática
0:00:00 Vamos a hablar de personajes míticos o históricos que se destacaban por la memoria.
0:00:09 En una época en donde determinados inventos tienden a sustituir a la memoria.
0:00:18 Los archivos, los archivos digitales, las computadoras, las bibliotecas si te quieres.
0:00:25 Bueno, permiten, todos estos clases de ingenios permiten anotar y uno ya no necesita ejercitarse.
0:00:32 Pero no ocurría tal cosa en la antigüedad y entonces hablaremos hoy de personajes que tenían una memoria extraordinaria.
0:00:41 Entre los griegos estaban los aedos, que eran algo así como los poetas cantores,
0:00:47 que realizaban ejercicios nemotécnicos que consistían en recitar largas listas de nombres de los jefes o de los dioses o de los navíos.
0:00:57 Estas listas de nombres inconhexos, este procedimiento de repetir palabras sin conexión aparente,
0:01:06 servían según ellos para expandir la memoria.
0:01:10 Y luego una vez expandida podían recordar con más facilidad el canto, el canto poético,
0:01:18 que ya por tener sentido fluía con mayor comodidad de la memoria.
0:01:24 Y todavía sigue usándose este método.
0:01:27 De todos modos, aún para recordar nombres, el memorista trata de darles un sentido.
0:01:36 Hay un ejercicio que es clásico, que consiste en recordar un número determinado de nombres que usted escucha una vez.
0:01:44 Necesitan pausadamente una lista de palabras, ponerle 30 palabras, 40, 50 según la habilidad del tipo, y el tipo después la repite.
0:01:57 Pero el recurso nemotécnico es tratar de darle sentido a esas palabras, encontrar una conexión,
0:02:04 incluso una representación de cada palabra y conectarla.
0:02:11 De ese modo, usted las puede repetir mejor que recordándolas solamente en seco por el sonido.
0:02:17 Acá hacemos vuelta a vuelta ese cuento de los números de teléfono, que también tiene sus secretos.
0:02:27 Tiene su dibujo interno, por ejemplo.
0:02:30 Bueno, esto hacía en los Aedos para no olvidarse la letra del tango El Aguacero.
0:02:37 Entre algunos poetas antiguos se cita la extraordinaria memoria de Simone y de Seos, que vivió en el siglo V antes de Cristo.
0:02:47 Escribió Odas, Elejías, Epitafios, Epigramas.
0:02:50 Era el cantor de las glorias de Maratón.
0:02:55 Son batallas, no Maratón, Salamina, las termópilas.
0:03:03 Simone era amigo de Anacreón y Esquilo, y su rival era Píndaro, aquel cantor, aquel poeta.
0:03:11 Cuando decimos cantor, en la antigüedad clásica decimos también poeta.
0:03:15 Era su rival porque los poetas en la Grecia se sometían a competencias constantes.
0:03:22 En Grecia había lo que se llama el espíritu agonal, el agón, la lucha.
0:03:29 Pero no una lucha hija del odio, en este caso, sino justamente el espíritu agonal consistía en la competencia sin odio.
0:03:36 Y de ahí nace este espíritu olímpico, las competencias deportivas.
0:03:45 Es un anacronismo llamarlas así, pero la competencia de fuerza, de carrera, de pugilato, etc.
0:03:50 Pero también había los Juegos Florales, donde competían poetas a ver quién escribía el mejor verso, a ver quién cantaba más lindo.
0:03:59 Y bueno, las tragedias y aún las comedias tenían cada año un concurso gigantesco en Atenas,
0:04:12 donde se anotaban los autores y ahí estaban los muchachos, los skis, los ófroques, los eurípides, que a veces no ganaban.
0:04:22 Bueno, y una de las obligaciones del ciudadano de Atenas,
0:04:30 cuando digo ciudadano, no me estoy refiriendo al total de la población, sino a los poquísimos que eran ciudadanos.
0:04:37 Por suerte, ahora ya no ocurre tal cosa.
0:04:42 Todos los ciudadanos de Atenas estaban obligados a participar, no escribiendo, pero a pertenecer a un colo.
0:04:50 Obligaciones del ciudadano a teniares. Primero, pertenecer a un colo.
0:04:54 Y eso es extraordinario.
0:04:58 Todos los viernes...
0:05:00 ¿Tiene que ir?
0:05:02 Y empiezan todos, que se llaman...
0:05:04 Y bajo y bien...
0:05:06 Y esas cosas que cantan los coros.
0:05:08 Bueno, pero nos estamos diciendo del tema de la memoria, porque estamos hablando de simónides.
0:05:13 Y simónides fue el que más premios se sacó en los concurso de poesía,
0:05:18 y entonces Píndaro, que quedaba rabiosamente segundo, le tenía envidia y bronca.
0:05:24 Simónides era siempre consultado porque tenía muy buena memoria y un gran poder de cita.
0:05:31 Cuando no se podía identificar a qué parte de una obra se refería a alguien,
0:05:37 Simónides empezaba el recitado completo de la obra a la espera de ser detenido en el momento de la cita buscada.
0:05:45 No parece un buen sistema.
0:05:48 Por ejemplo, usted es Simónides.
0:05:50 Y yo le digo, debe trabajar el hombre para ganarse su pan, pues la miseria en su apán.
0:05:56 ¿A qué parte pertenece el Martín Fiarro?
0:05:59 Un momento le decía a Simónides y empezaba.
0:06:02 Aquí me pongo a cantar el compadre de la vihuela.
0:06:05 Estaba tres horas y media hasta que empezaba con el... ¡Ahí, ahí está!
0:06:10 Bueno, empezado Simónides.
0:06:15 Nadie le preguntaba nada por temora que rompiera, recitar y no terminara nunca.
0:06:20 Cuenta Cicerón, Cicerón es un romano ya, ¿no?
0:06:23 Y después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo, después de todo,
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0:07:23 ya lo reconocían todos porque Simón y Eish acordaba como estaban sentados.
0:07:27 Es una habilidad.
0:07:28 Sí, Parfén le servió para algo en ese caso.
0:07:30 Sí, claro, no parece servir para mucho, pero ahí tiene un caso en el que sirve.
0:07:34 Según Platón, Ipias de Élide, con oír sólo una vez 50 nombres, lo recordaba.
0:07:41 Seneca fue capaz de repetir 2.000 palabras en el mismo orden en que acababan de serle pronunciadas.
0:07:51 Era un record en ese sentido de marca que aumentó hasta el punto de llegar a 2.000,
0:07:59 pero fue aumentándola a lo largo de su vida.
0:08:02 Empezó cuando era chico con 2.
0:08:04 Claro, de a poquito.
0:08:05 Una lista de 2 nombres.
0:08:07 Por ejemplo, Mesa Pared.
0:08:09 Mesa Pared.
0:08:11 Y así hasta 2.000.
0:08:13 Muchas tradiciones apelaban a esos ejercicios de memoria porque la escritura podía ser peligrosa.
0:08:20 Los druidas, por ejemplo, la prohibieron.
0:08:23 Ya fuera para impedir la divulgación de sus secretos o para que los alumnos no dejaran de valorar su memoria,
0:08:30 que de hecho se necesitaba para ciertos estudios, y entonces prohibían los libros.
0:08:37 Hemos dicho alguna vez que los sacerdotes druidas eran reclutados entre los jóvenes que alcanzaban el más alto rango,
0:08:44 e incluso entre aquellos que presentaban señales de favor divino.
0:08:49 Pero antes de alcanzar el título, Sasserotal, que era el título de druida finalmente, había que estudiar durante 20 años.
0:08:59 Uno de los grados de iniciación consistía en aprenderse de memoria la extensa saga de poesía mitológica,
0:09:08 que como se ha dicho no podía escribir y se estaba prohibido, así que te la pasaba otro tipo.
0:09:14 Después había cosas mucho peores que esa.
0:09:17 Por ejemplo, una prueba era pasar la noche en un ataúd lleno de agua y componer, mientras tanto,
0:09:24 un canto que viniera a mueblar con una letra una música que le habían dado al meterlo dentro del ataúd.
0:09:32 Entonces, por ejemplo, vos te metías en el ataúd y te tocaban una música.
0:09:39 Y seguía. Entonces, toda la noche vos le tenías que poner letra a esa música.
0:09:47 Mientras lo difícil era estar, mientras tanto, adentro de un ataúd lleno de agua.
0:09:54 Eso era lo difícil.
0:09:56 Porque lo otro es fácil. Tomo y obligo, mandece un trago. Cualquiera puede hacerlo.
0:10:00 Pero permanecer toda la noche en un ataúd es más difícil.
0:10:04 Algunas otras pruebas.
0:10:06 Hay quien dice que la prueba central era morirse y regresar a la vida.
0:10:10 Pero es una prueba un poco difícil y especialmente nojosa, cuando uno cumple solamente la primera parte.
0:10:16 Sagan Agustín tenía una memoria notable, pero él admiraba a un condicípulo,
0:10:23 cuyo nombre no da en las confesiones.
0:10:26 Y ese muchacho, según dice Agustín, recitaba a Virigilio de atrás para adelante.
0:10:32 Lo recitaba con gran menoscabo de su eficacia poética.
0:10:37 Si se era un, recuerda también a un muchacho al que todo se le imprimía,
0:10:42 dice, sobre las tablillas enseradas de la memoria.
0:10:48 Algunos creían que memorizar un texto era beneficioso para el cuerpo.
0:10:52 Y citaban como autoridad a Antilo, que era un médico romano del siglo II,
0:10:56 que decía que quienes nunca habían aprendido versos de memoria
0:10:59 tardaban en eliminar los fluidos perjudiciales que permanecían en el cuerpo.
0:11:04 Es decir, los demás de memoria tenían retención de fluidos.
0:11:08 En cambio, quienes recordaban bien la sentencia poética y la repetían en cualquier circunstancia,
0:11:15 expelían sin problemas todo aquello que el cuerpo le sobra.
0:11:20 Y para hacer lugar a la memoria.
0:11:22 Para hacer lugar justamente a la memoria.
0:11:24 A los recuerdos.
0:11:25 El recuerdo ocupa mucho lugar.
0:11:27 Le digo que sí.
0:11:28 Le digo que sí.
0:11:29 Le digo que ocupa mucho lugar.
0:11:31 Ocupa muchísimo lugar.
0:11:33 Si usted recuerda demasiado.
0:11:35 Primero empieza el desalojo de sentimientos, que son los más fáciles de desalojar.
0:11:41 Después de otros recuerdos.
0:11:44 Compiten los recuerdos entre sí.
0:11:46 Así que para olvidar a una mujer, yo particularmente me dijo a otra mujer.
0:11:55 Para que toda esa información emergente de la mujer nueva desaloje, si uno tiene suerte,
0:12:01 a los recuerdos de la mujer que le impedía dormir a uno.
0:12:04 Ah, casi.
0:12:05 Los suyos son un recurso acéptico.
0:12:08 Algunos creen que es por gusto y por vicio.
0:12:11 No, para nada.
0:12:13 Es un recurso totalmente científico.
0:12:15 Pero si no lo logra olvidar, acumula recuerdos de mujeres infinitamente.
0:12:20 No se puede acumular tan.
0:12:51 Y después sale cualquiera.
0:12:52 Y qué pasa si encuentra un recuerdo o se ha olvidado?
0:12:54 Entonces ya no es un recuerdo.
0:12:57 Ah, se está volviendo una persona que se había olvidado.
0:13:01 Ah, y no, no se puede dar cuenta.
0:13:06 Si usted olvida seriamente, no se tiene que dar cuenta.
0:13:09 Avolve a conocer.
0:13:10 Si, tenía que empezar.
0:13:11 Yo me formo una persona.
0:13:12 Le digo ¿cuál era su nombre?, me hizo fulano.
0:13:14 ¿No se acuerda a mí?
0:13:16 Vamos a empezar todo de nuevo.
0:13:19 Me llamo Fulano, soy su hermano.
0:13:27 Entre los poetas más cercanos que tenían gran memoria,
0:13:31 cuentan que Jean Racine tenía una memoria prodigiosa.
0:13:35 En 1658, Racine, que tenía por entonces 18 años,
0:13:40 estudiaba en la bahía de Porroyal.
0:13:43 Un día descubrió un libro de historia antigua griega,
0:13:46 que era las historias etiópicas de Teágenes y Clariquea.
0:13:51 Y Racine se fue al bosque con el libro
0:13:55 y había empezado a leerlo cuando lo sorprendió un sacristán
0:13:59 que se lo arrebató y lo quemó.
0:14:01 Poco después, Racine consiguió un segundo ejemplar
0:14:05 que fue también descubierto y quemado.
0:14:07 Eso lo animó a conseguir un tercer ejemplar.
0:14:10 No sé por qué iba a animarlo a conseguir un tercer ejemplar.
0:14:14 A mí cuando viene un sacristán y me quema dos veces el mismo libro,
0:14:19 eso no me anima a conseguir el tercer ejemplar.
0:14:22 Y con adversidad hay gente que se anima.
0:14:24 Bueno, pero lo que hizo fue aprendérselo de memoria a este libro.
0:14:27 Y a continuación le dio el libro al sacristán intransigente.
0:14:31 Qué raro que un sacristán se entranciera.
0:14:34 Sí, es raro.
0:14:36 Y le dijo con todo desdén que ya podía quemarlo,
0:14:40 porque se lo perdía de memoria como en aquella célebre de novela
0:14:44 de Ray Bradbury, Farah and Hyde, no sé cuántos.
0:14:49 Es la novela en que, habiendo quema de libros,
0:14:52 cada tipo se aprende un libro de memoria para que no muera.
0:14:57 No los tipos, sino los libros.
0:14:59 El caso es que Racine sostuvo esa costumbre
0:15:04 y se aprendió de memoria cada libro que leyó
0:15:08 en aquellos lugares.
0:15:11 Y del mismo modo que Simone y Deseos,
0:15:15 citado hace un rato,
0:15:17 Racine era consultado por su literalidad para el verso.
0:15:23 Si tenemos a Petrarca que puso estas palabras en boca de San Agustín,
0:15:27 quiero decir, utilizó a San Agustín como personaje,
0:15:30 invetó un diálogo imaginario.
0:15:32 Y la frase es, siempre que leas un libro y te topes con una frase que te deleite,
0:15:36 puedes aprenderla de memoria de manera que cuando se presente un motivo grave de aflicción,
0:15:40 tengas el remedio preparado como si lo llevara escrito en la mente.
0:15:44 No me gustó nada.
0:15:48 Casos contrarios.
0:15:50 Por ejemplo, el caso de la memoria comentado por Swift,
0:15:55 creo acerca de los pobres Struelbrocks,
0:16:00 que eran aquellos inmortales,
0:16:04 una raza de inmortales, los Struelbrocks,
0:16:07 que se conducían como mortales hasta los 30 años
0:16:12 y después gradualmente iban tornándose melancólicos y abatidos
0:16:16 hasta llegar a los 80.
0:16:18 Cuando llegaba una esa edad,
0:16:20 no sólo tenían todas las flaquesas del abejes,
0:16:22 sino muchas más nacidas de la perspectiva de no morir nunca.
0:16:27 Y entonces los Struelbrocks no podían leer,
0:16:30 ya que la memoria no les permitía ir desde el principio
0:16:33 hasta el final de una frase.
0:16:36 A cada paso olvidaban la palabra precedente.
0:16:40 Esto lo escribía muy bien Swift, muchas gracias.
0:16:45 ¿Se acuerda aquella isla voladora?
0:16:49 Había una isla suspendida en el aire.
0:16:51 ¿Hay muchos niños?
0:16:53 Porque la isla se llamaba la puja.
0:16:56 No la puja.
0:16:58 Así se llamaba la isla.
0:17:00 En inglés a la gente le suena una cosa vagamente hispanizante.
0:17:06 Aquí no suena tal como Swift pretendía hacerla sonar.
0:17:12 Bueno, y después el memorioso Funes de Borges,
0:17:15 que está muy cercano a nuestros días,
0:17:17 que recordaba todo, pero ese recuerdo minucioso,
0:17:21 lo invalidaba para cualquier otra actividad,
0:17:24 una especie de inválido.
0:17:27 Bueno, hemos sido la discoteca,
0:17:31 a buscar discos sobre la memoria,
0:17:35 y primero no estaba el discotecario,
0:17:40 porque se había olvidado de concurrir al trabajo,
0:17:43 cosa que le ocurre con toda frecuencia.
0:17:45 Después contó él experiencias propias, de olvidos.
0:17:50 ¿De qué? ¿De olvidarte de qué?
0:17:52 Esas anécdotas que cuentan a la gente cuando se habla de algún tema.
0:17:55 No es nada, dice y cuentan como un diado.
0:17:58 La ventana abierta y se le va a mover.
0:18:00 Y se le llovió todo, o se olvidó de una cita que tenía con una chica,
0:18:05 y se peleó, esas cosas tan extraordinarias que le pasan a la gente.
0:18:09 Para un colectivo.
0:18:11 Claro, si no ocurrieran esas tonterías, esas banalidades,
0:18:15 no hablaríamos.
0:18:17 La gente no tendría el dónde la habla.
0:18:19 ¿Para qué sirve hablar?
0:18:21 Bueno, para contar eso.
0:18:23 No existirían programas como éstos.
0:18:28 No existiría la radio, le diría.
0:18:30 No existiría la radio, naturalmente.
0:18:32 Pero así que el precio que uno debe pagar por la existencia del lenguaje es...
0:18:36 La conversación.
0:18:38 La conversación banal, especialmente, que es...
0:18:41 Yo calculo el 99% coma 9.
0:18:45 El otro céntimo que falta está ocupado por la conversación ininteligible.
0:18:53 Bueno, este hombre nos dio un disco que se llama No Me Olvides.
0:18:59 Y es una canción peruana que van a tocar Ariel Ramírez y Jaime Torres.
0:19:05 Piano y charango para este guayno peruano.
0:19:11 Que se llama No Me Olvides, justamente,
0:19:14 atención a aquellos personajes de la historia que no podían olvidar.
0:19:22 Aplausos.
0:19:52 No me olvides de que me haces el vídeo.
0:19:55 No me olvides de que me haces el vídeo.
0:19:58 No me olvides de que me haces el vídeo.
0:22:25 Eran Ariel Ramírez y Jaime Torres en la venganza.
0:22:28 ¿Será terrible? No me olvides.
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