Transcripción automática
0:00:00 Muy bien, continuamos en la venganza Serata Arriba y estamos en Buenos Aires en el auditorio de Radio del Plata.
0:00:09 Mañana estaremos en Mar del Plata, jueves en Mar del Plata, 10 de la noche en la base naval.
0:00:15 Allá haremos el programa Al aire libre y el viernes otra vez aquí.
0:00:19 Otra vez en Buenos Aires en el Galponsito.
0:00:22 Hablaremos esta noche de personajes históricos, omíticos, que lucharon contra la muerte, que se resistieron al verse frente a la muerte.
0:00:39 En la historia hebrea, nada menos que Abraham quiso escapar de la muerte,
0:00:45 a los 137 años de edad Abraham, que estaba vigoroso y sano, le había rogado a Dios que lo distinguiera de su hijo Isaac, con quien a veces lo confundían.
0:01:00 Dios le dio entonces cabellos blancos, iguales a los que Dios mismo tenía.
0:01:06 Fue ese primer signo externo de ancianidad, que fue concedido a los hombres y considerado como una señal de respeto.
0:01:15 O sea, el primer signo de ancianidad que los hombres recibieron fue un beneficio, o les parecía un beneficio.
0:01:25 Cuando cumplió 175, Abraham supo que iba a morir.
0:01:31 Luchó entonces contra la muerte con enorme fortaleza.
0:01:35 Parece que cuando el arcángel Miguel fue en busca de su alma, Abraham se quejó e insistió en que antes de morir quería ver el mundo entero.
0:01:47 En consecuencia, Dios ordenó a Miguel que permitiera a Abraham recorrer los cielos en un carro arrastrado por un querubín y así cumplir con su deseo.
0:01:58 Mentira, en realidad lo que quería Abraham era perder tiempo y mostrándole el mundo en un santiamén le acortaron la vida.
0:02:08 El caso es que después de haber visto el mundo, Abraham todavía seguía negándose a morir.
0:02:13 Entonces Dios llamó al ángel de la muerte y le dijo,
0:02:16 Acruel muerte, oculta tu fiereza, vela tu pestilencia y disfrazada de juventud y gloria, desciende y traeme a mi amigo Abraham.
0:02:29 Abraham recibió la muerte disfrazada con hospitalidad, mejor dicho, él tuvo hospitalidad y recibió la muerte disfrazada.
0:02:39 En algún momento sospechó una impostura y pidió al ángel que mostrara su verdadero aspecto.
0:02:47 La muerte así lo hizo, Abraham quiso huir pero se desmayó horrorizado.
0:02:53 Cuando recobró el sentido dijo, te ordeno en nombre de Dios que vuelvas a ponerte tu disfrazada.
0:03:00 La muerte obedeció pero esta vez aún disfrazada cumplió su misión y le dijo a Abraham.
0:03:10 Ven, toma mi mano, tenían todas las mismas manos.
0:03:14 Toma mi mano y deja que la lozanía y la fuerza regresen a ti.
0:03:22 Entonces tomó los dedos de Abraham ya resignado, ¿verdad?
0:03:25 Y a través de ellos le sacó el alma, le sacó.
0:03:31 El arcanje el Miguel la envolvió en un pañuelo tejido por Dios y la llevó al cielo.
0:03:40 Jacob, Isaac, Rebeca e Ismael, sus nietos, sus hijos,
0:03:47 lo lloraron 40 días y se pultaron junto a su esposa Sara en la cueva de Macpelada,
0:03:55 donde también están Adanieva y Jacob y Lía, no Macucicro, que está con Lía, y todo así.
0:04:02 Mitos riegos, así aparece un personaje que, disconforme, logró burlar a la muerte.
0:04:12 Hablamos de un episodio, no el central, de la historia de Cícifo.
0:04:19 Dicen que Cícifo era el más astuto de los mortales.
0:04:24 ¿Quién es el más astuto de los mortales o niño?
0:04:29 Cícifo, señorita. Muy bien.
0:04:32 Dicen que era bajo, no, dicen que era hijo y bajo también.
0:04:39 Cícifo también, niño.
0:04:41 Era hijo de Olo, que es el viento, y fue el fundador de Corinto, aquella ciudad donde está el ítimo de Corinto,
0:04:49 y donde alguien pretendió hacer un canal que uniera...
0:04:54 Oriente y occidente, digamos casi.
0:04:57 Sí, te ahorrabas la penésula del Peloponeso, nada más, pero te ahorrabas.
0:05:02 Un kilómetro tenía.
0:05:04 Bueno, cuando Zeus raptó, esta es otra historia, pero la misma.
0:05:10 Un día Zeus estaba por ahí, y raptó a una muchacha llamada Ejina, hija del dios río Asopo,
0:05:18 alguien que era al mismo tiempo un dios y un río, una divinidad fluvia.
0:05:24 Y se las tomó con la mena, Zeus.
0:05:27 Pasó por Corinto, a Galope, y Cícifo los vio.
0:05:30 Al rato apareció Asopo, el padre de la muchacha, que estaba preguntando por ahí si habían visto a su hija.
0:05:40 Y Cícifo le prometió revelar incluso el nombre del raptor a condición de que Asopo hiciera brotar una fuente en la ciudad.
0:05:53 Yo te voy a decir con quién pasó, pero voy a hacerme brotar una fuente.
0:05:57 ¿Cómo no? De consejo.
0:05:58 Una fuente.
0:06:03 Y Cícifo le dijo que... No, Zeus, Asopo.
0:06:07 Asopo era una divinidad fluvia, el que podía hacer esto.
0:06:10 Brotar fuentes allí donde se le ocurriera.
0:06:14 Toma, quitar a fuente y decime con quién estaba mi hija.
0:06:17 Cícifo le dijo, Zeus.
0:06:19 La versión más conocida de la historia de Cícifo, dice que por esa alcahuetería, por esa delación, fue condenado a empujar eternamente una roca en los infierno.
0:06:35 Pero existe otra explicación de este castigo que es la que hoy nos interesa.
0:06:40 Efectivamente, denunció... hizo la denuncia.
0:06:46 Y Zeus, para castigarlo, lo envió... le envió a Tánato, el genio de la muerte, para que lo matara.
0:06:57 Así que me denunciaste, bueno, Che Tánato, el genio de la muerte.
0:07:02 Andá y matara.
0:07:04 Pero Cícifo sorprendió a Tánato y lo encadenó.
0:07:13 Y bueno, la gente empezó a no morirse. Imagínense.
0:07:19 Todo lo que usted quiera.
0:07:21 ¿Cómo se perjudica un mundo en donde la gente no se mueve?
0:07:25 Pero sin embargo, no está aquí, pero yo creo recordado.
0:07:30 Y más sorprendente de los problemas fue el siguiente.
0:07:35 Apolo se quejó de que como no moría nadie, las guerras eran aburridas.
0:07:41 Claro, claro, muy bien.
0:07:43 Própedio dio un dios finalmente cruel como todos los dios.
0:07:47 Cualquiera que no se muere es cruel.
0:07:50 Claro, absolutamente. Incluso los dioses que no se mueren.
0:07:53 Por eso, y especialmente los dios.
0:07:55 Entonces, le hablaron a Ceo, Che.
0:07:59 Que pasa, aquí no se muere nadie.
0:08:02 No sería la primera vez que ocurriría esto, porque el mismo problema tuvo
0:08:07 cuando Azclepio curaba todas las enfermedades y nadie se moría.
0:08:14 Hay un tipo, un lapio.
0:08:16 Hay un tipo que se llama Maltus.
0:08:18 No digo.
0:08:19 Entonces, Ceo se intervino y obligó a Cícifo a liberar a Tánato
0:08:25 para que el genio pudiese seguir cumpliendo su misión.
0:08:29 Cícifo accedió pero tenía otros planes.
0:08:33 ¿Qué tipo, sí?
0:08:35 Desde luego, la primera víctima de Tánato liberado fue naturalmente Cícifo.
0:08:41 Lo largo así, pues lo mató.
0:08:44 Pero, en vez de resignarse, Cícifo, antes de morir,
0:08:48 ordenó, en secreto, a su esposa, que no le tributase honor e fúnebre.
0:08:54 Escúchame, Catalina le dijo.
0:08:57 No me tributes honor e fúnebre.
0:09:00 Cuando llegó al infierno, Ades preguntó por qué Cícifo
0:09:06 no se había presentado de la manera adecuada.
0:09:10 Y, sí, Cícifo se quejó de la impiedad de su mujer.
0:09:15 ¿Vio, me dice?
0:09:17 Como mi mujer, que no me rendió honor e fúnebre y tengo que venir aquí flojo de papel.
0:09:23 Como tal, ta gente.
0:09:25 Y, haciéndose el indignado, obtuvo de Ades
0:09:29 permiso para volver a la tierra a castigar a su mujer
0:09:34 horror de horrores, horror de sociedad machista.
0:09:38 Machista, claro.
0:09:40 Que hasta para castigar a tu mujer te dejaban volver de la muerte.
0:09:45 Una vez en la tierra, Cícifo no castigó a su mujer
0:09:48 más que nada porque el mismo era el que le había hecho,
0:09:51 que no le tributara honor e fúnebre.
0:09:54 Y, desde luego, no volvió al oceinfierno.
0:09:57 Y vivió hasta una edad muy avanzada,
0:10:01 pero cuando murió definitivamente, Ades quiso impedir una nueva evasión
0:10:08 que ordenó una tarea que no le dejara tiempo ni posibilidad de huir.
0:10:13 Y no era otra que aquella famosa tarea de empujar una piedra
0:10:17 hasta la cumbre de un monte y cuando la roca,
0:10:20 impelida por su propio peso, volvía a caer,
0:10:23 Cícifo debía comenzar otra vez su trabajo.
0:10:26 Me gusta, me gusta más esta sí.
0:10:29 Tiene más consistencia, está bien.
0:10:38 Voy a contar esta.
0:10:41 Admeto, se había casado con Alcestis,
0:10:45 la hija de Pelias, el rey de Yolco,
0:10:49 aquel que fue hervido,
0:10:52 sus propias hijas para rejuvenizar.
0:10:55 Cortado un pedazo y hervido.
0:10:57 Por culpa de Circe, sí.
0:10:59 El día de la boda, admito,
0:11:03 se le olvidó, admito se le olvidó hacer un sacrificio a Ártemes.
0:11:08 Y la diosa enojada,
0:11:11 y no de serpientes el lecho nupcial.
0:11:14 Daban los dos ahí,
0:11:16 yo digo, como te amo, que eso yo, cheques esto.
0:11:19 Bueno, no, no, esto.
0:11:24 Y eran serpientes.
0:11:27 Apolo entonces prometió calmar a Ártemes,
0:11:32 que era su hermana.
0:11:34 Apolo y Ártemes eran hermanos.
0:11:35 Y como el muchacho era su protegido,
0:11:38 pidió también otra cosa más.
0:11:42 A los hados, la gracia de que, admito,
0:11:46 no muriese el día designado por la suerte,
0:11:49 siempre y cuando se presentara a alguien dispuesto a morir en su lugar.
0:11:54 Dice, mira, mira el regalo que te hago.
0:11:57 Si el día de tu muerte se presenta algún tipo
0:12:00 y te nunca falta un cuneado o algo,
0:12:02 a morir en tu lugar, no te morir.
0:12:07 Para conseguir seguir este favor,
0:12:10 a saber reemplazarlo en su muerte, admito,
0:12:16 Apolo emborrachó a los hados
0:12:19 que aceptaron de buen grado el pedido.
0:12:22 Sin embargo, cuando llegó el día señalado,
0:12:24 como el último de admito,
0:12:26 nadie consistió en sacrificarse por él.
0:12:29 ¿Cómo es lógico? ¿Quién va a querer?
0:12:30 Solo al cestis, la mujer,
0:12:34 se resignó por amor a morir en lugar de su esposo.
0:12:38 Y eso fue lo que hizo.
0:12:40 Y ese día andaba paseando por ahí Heracles.
0:12:44 Al no ver en el palacio más que gente enlutada y lamentándose,
0:12:48 preguntó la causa de tanta tristeza.
0:12:51 Cuando supo de la muerte al cestis,
0:12:55 se conmovió y aprendió uno,
0:13:00 de sus viajes a los infierno, para rescatarla.
0:13:04 Heracles arremetió contra Tánato y contra Hades,
0:13:09 luchó con ellos, los envolvió con sus brazos.
0:13:13 Cuando los tuvo agarrados, le ordenó al cestis que rajara.
0:13:18 Cuando estuvo lejos, Heracles corrió tras ella
0:13:22 y la llevó hasta la de su esposo, Admeto.
0:13:26 El muchacho sorprendido le preguntó a Heracles
0:13:28 una y otra vez si aquella era su verdadera amada
0:13:34 y no un espectro del país infernal.
0:13:38 Una pregunta estúpida.
0:13:40 ¿Qué le importaba saber si era su verdadera amada
0:13:44 o un espectro infernal si se veía igual y lo amaba igual?
0:13:48 Claro, muy bien.
0:13:51 Después de asegurarle a Heracles de que se trataba de la verdadera al cestis,
0:13:55 los dejó solos y se retiró de aquella región.
0:14:00 Un verdadero caballero.
0:14:02 Una linda historia.
0:14:04 Estaba pensando, Alejandro, que de algún modo
0:14:07 esta especie de situación terminal,
0:14:10 este momento culminante de una existencia,
0:14:12 es lo que sostiene a todas las religiones.
0:14:14 De ahí la cosa de la vida después de la muerte.
0:14:16 Algo así como la muerte como el impedimento básico, elemental e ineludible.
0:14:21 Pero digamos que por eso es que en todas las religiones
0:14:25 también se habla de la muerte disfrazada por la imposibilidad
0:14:27 de los hombres de enfrentarse a la muerte
0:14:29 con alguna reacción que no sea el horror.
0:14:31 Hay que ser muy tawra, dicen,
0:14:33 para enfrentarse a la muerte y poder dialogar con ella.
0:14:35 Esto no explica por qué hay tantos tipos
0:14:37 que hayan podido negociar con la muerte.
0:14:39 Estás repleto de historias,
0:14:41 de payadores que tienen cuertorias.
0:14:43 Gente juega a la G3 como en las películas de Berman con la muerte.
0:14:47 Gente juega a la G3 y gana como en la película de la calle.
0:14:48 Gente que la encierra en una cajita.
0:14:50 Gente que exacta, exactamente.
0:14:52 Y también este asunto de morir en lugar de que es una especie de cosa
0:14:56 que involucra otras cuestiones
0:14:58 porque existe morir en lugar de otra persona.
0:15:01 La patria, el amor, tantas cosas.
0:15:03 En las historias a lo vez, yo tiene una ventaja
0:15:06 y es que la muerte siempre es más viva que el más vivo de los vivos
0:15:09 hasta el punto de lo que convierte el muerto.
0:15:11 El tipo se escapa a otra ciudad y la muerte lo está aguardando aquí
0:15:13 y todo lo demás.
0:15:15 ¿Cómo lo sabe bien Pablo Cogué?
0:15:16 Por ejemplo, que hay tantas historias de esas robadas.
0:15:19 Pensaba que no es diferente la desesperación
0:15:22 de los tipos que no se enfrentarán nunca a la muerte.
0:15:25 Los inmortales, aquellos que son tres partes de Dios
0:15:27 y una de hombre como Gilgames, el inmortal.
0:15:29 Y que fie un punto de la existencia
0:15:31 en que lo único que quieren
0:15:33 es aquello que todos los otros quieren rehuir,
0:15:35 que se encuentre con la muerte para encontrarlo en sentido a la vida.
0:15:38 Y éste son ideas de Simón de Boubois.
0:15:41 Claro, porque para eso justamente, para enfrentar esas cosas,
0:15:43 llegó nuestro amigo Martin Heider,
0:15:44 que dice, macho, lo de la muerte es inevitable.
0:15:47 El asunto es cómo llegás, como el hombre auténtico,
0:15:50 como el hombre inauténtico.
0:15:52 En principio es mejor conservar la dignidad,
0:15:54 porque te va a pasar igual.
0:15:56 Entonces no te escapas esa idea.
0:15:58 Ahora, ¿cómo lograr la dignidad para enfrentarse a ese momento,
0:16:00 vivir una vida intensa, es cosa tuya?
0:16:02 Nos quedamos con Heider.
0:16:04 De todos modos digo para cerrar esto.
0:16:06 No, Heider decía que no hay otro asunto que ese.
0:16:08 Claro, y tienes razón, vamos, gente.
0:16:10 Todo lo demás era literatura de vacía.
0:16:12 Por eso le decíamos a una gente que insiste en el Heider
0:16:14 que se va a dar una vez de morirse.
0:16:16 Se dice habitualmente que para bailar un tango hace un falta dos.
0:16:18 Yo creo que esto suele ser verdad,
0:16:20 menos en algunas cosas.
0:16:22 Yo creo que en el amor no hace un falta dos.
0:16:24 Y en todo caso, en el barrio que tampoco hace un falta dos,
0:16:27 es en ese tango definitivo, que es el tango de la muerte.
0:16:29 Y tango de la muerte es el tango que vamos a escuchar ahora.
0:16:32 Es un tango que forma parte de la obra,
0:16:35 lo que me costó el amor de Laura,
0:16:37 y que cantará Guillermo Fernández.
0:17:14 Yo creo que esto suele ser verdad,
0:17:18 menos en algunas cosas.
0:17:20 Yo creo que en el amor no hace un falta dos.
0:17:23 Y en todo caso, en el barrio que tampoco hace un falta dos,
0:17:26 es en ese tango definitivo, que es el tango de la muerte.
0:17:29 Y tango de la muerte es el tango de la muerte.
0:17:32 Y tango de la muerte es el tango de la muerte.
0:17:35 Y tango de la muerte es el tango de la muerte.
0:17:44 Aquí donde me ve, yo soy la muerte.
0:17:50 El precio de la última aventura.
0:17:56 Yo soy mucho más fuerte que la vida.
0:18:03 Yo soy la última rima del poema.
0:18:08 Mi voz en todo acorde siempre suena,
0:18:15 y con cualquier camino, su agüestina.
0:18:21 No hay que pensar ni preguntar.
0:18:26 Yo soy mi propia explicación.
0:18:30 Soy el sentido y el motor de la poesía y el amor.
0:18:38 La nada espera, vamos ya, su tiempo termino.
0:18:51 Era Guillermo Fernández de Alejandro Dolina, el tango de la muerte.
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