Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de piratas, señores, de un pirata. Un pirata llamado Van Tampang. ¿Quién será Van Tampang, dirán ustedes?
0:00:09 Bueno, era un hombre muy desventurado. Sabemos que era francés, no mucho más, era uno de los filibusteros que vivía en la cofradía de la isla Tortuga,
0:00:20 ahí donde vivían casi todos piratas, ¿no? Y perteneció nada menos que a la hueste del Capitán más importante del siglo XVII.
0:00:28 El Capitán Edward Mansbelt. Bajo las órdenes de Mansbelt se formó nada menos que Henry Morgan, que finalmente lo vino a suplantar en la capitanía.
0:00:41 Y que fue, seguramente, el pirata más famoso de la historia.
0:00:46 Bueno, no vamos a contar muchas peripecias de piratas, sino más bien algo acerca de las razones por las cuales Van Tampang formó parte de esas filas piráticas.
0:00:57 Se había escapado de Francia para eludir una leva. Leva, es decir, aquella acción del gobierno donde se capturan o se encarcelan vagabundos para luego mandarlos a la frontera.
0:01:10 Es decir, el caso Martín Fierro. Una leva. Martín Fierro se va justamente, uye, de su pago para eludir la leva
0:01:24 y se interna en el territorio de Los Indios. Bueno, parece que Luis XIV se había ordenado una leva, una incorporación forzosa al ejército de los tipos que pasaban por ahí.
0:01:35 Digo, explicándolo de un modo chapucero, ¿no? Y uno podía eludir las levas en aquel entonces pagando.
0:01:42 Te llevaban en canate, iban a enrolar y dice, bueno, usted, para que no lo enrolemos, de no tanto. Ponen 500 pesos.
0:01:51 Algunos pagaban y no iban. Pero Van Tampang no tenía un guita.
0:01:57 Y para eludir la leva se alistó en unas naves medio bucaneras y terminó en la isla Tortuga bajo el mando de Mansbel.
0:02:07 Casi desconforme, desconforme con las aventuras que se le presentaban.
0:02:13 Vamos, con la vida del pirata, Van Tampang que después de todo más que un pirata era un desertor, expuso a su jefe, el célebre Capitan Mansbel, sus intenciones, que eran las siguientes.
0:02:24 Él pirateaba solo para ahorrar lo suficiente para volver a Francia y sobornar al funcionario pertinente para que lo borrara de la lista de desertores.
0:02:36 ¿Entiendes? Para eso piratía.
0:02:38 ¿Y será su...
0:02:39 Y será.
0:02:40 Si yo junto guita voy...
0:02:41 ¿Y se va a agarrar la plata y dice a otro país?
0:02:43 No, señor. Es lo que quería vivir como un buen burgues en la metrólpolis.
0:02:46 Y para eso era pirata.
0:02:47 Apagaba el precio de una vida aventurera solamente para darse el gusto de vivir como un buen burgues.
0:02:54 Y se lo dijo el Capitan.
0:02:56 Mire, Capitan, usted me sabrá perdonar, pero yo no pirateo por gusto, pirateo para juntar la guita necesaria para sobregrar al tipo de registro civil,
0:03:03 porque me voy a ver de la lista de desertores y así poder vivir en la metrópolis como un buen burgues.
0:03:06 Y me dijo todo esto de un tirón.
0:03:08 Era un pesamito raro en un pirata.
0:03:11 Un pirata que en realidad tiene vocación de burgues que riga las plantas, es raro.
0:03:18 Y que, junto guita para sobornar al funcionario para ser borrado de la lista de desertores, también he dicho de desertores.
0:03:25 Que notable, ¿eh?
0:03:26 En la provincia de Buenos Aires se decía de desertor y no de desertor.
0:03:30 El caso es que las expediciones piráticas de Masbel tenían que ser siempre éxitos, era un tipo muy exitoso.
0:03:37 Él y sus hombres regresaban a la tortuga y tomaron costa rica, creo.
0:03:43 O estuvieron a punto de tomar, era un tipo buen pirata, ¿no, Masbel?
0:03:48 Bueno, regresaron por ahí a la tortuga con tesoros enormes.
0:03:53 Acá tenemos que decir que el escalafón de los piratas favorecía desde luego a quien organizaba la expedición, a capitán del barco,
0:04:04 al arrendatario de la nave y algunos macanudos.
0:04:08 Pero los piratas liso, si ya no los pichi, apenas se cobraban un pequeño dinero de ningún modo la suma necesaria para regresar a Europa y sobornar funcionarios.
0:04:19 Así que, después del reparto del botín, algunos piratas se compraban armas nuevas, otros por ahí pagaban mujeres o se compraban ron, se emborrachaban y algunos jugaban.
0:04:32 Y entre esos, entre los que se jugaban la guita, estaba Van Tampang.
0:04:37 En verdad, esa era la única forma de acrecentar violentamente la parte que aún no le tocaba.
0:04:44 ¿Puede perder?
0:04:46 Claro, era la forma de perderla enteramente.
0:04:49 Para los piratas de bajo escalafón, sólo en el juego se podía conseguir dinero.
0:04:55 Dinero suficiente, incluso para arrendar a ellos mismos una nave y dedicarse a la piratería por cuenta propia, que se rendía.
0:05:03 Atención a los chicos que están...
0:05:07 Y porque ya no eran empleados.
0:05:08 Claro, eran piratas por cuenta propia y eso, digo así como una especie de orientación vocacional gratuita que en la ciudad de La Plata, eso sí pagaba.
0:05:18 Bueno, en el curso de los años Van Tampang se había hecho en la isla Tortuga una reputación notable.
0:05:25 Se lo conocía como uno de los jugadores más desafortunados y también más insistentes que habían existido.
0:05:34 Se alía de una expedición y a su regreso intentaba multiplicarlo obtenido.
0:05:40 Parece que jugaba a los dados o al monte con puertas, andaba a saber.
0:05:44 Y perdía siempre.
0:05:45 Para seguir jugando no esperaba otra expedición, sino que pedía prestado.
0:05:50 Jugador compulsivo.
0:05:54 Entonces los habitantes de la Tortuga o los jugadores de la Tortuga, cuando lo veían venir, le decía,
0:06:00 ahí viene el prestame 100 doblones.
0:06:03 Así lo llamaban.
0:06:05 Y si alguno se le ocurría prestarle, al cabo de un par de horas ya los había jugado, los 100 doblones, y perdido desde luego.
0:06:13 Entonces cuando se le acababa la guita y también el crédito, salía de nuevo, tomaba parte en otra correría,
0:06:20 no tanto ya para ganar algo, sino para poder pagarle a los acreedores.
0:06:24 Dice el cronista.
0:06:26 Cuando partía por el pago de sus deudas, lo hacía de mal talante.
0:06:31 Y era violento y asesino.
0:06:33 Entonces incendiaba a Caceríos con el desdén que nacía de su sensación de criminal eterno.
0:06:40 Ahora cuando ya partía sin deudas, entonces robaba de buen humor,
0:06:45 de un modo caballeresco, pedía disculpas por su rapiña,
0:06:49 y gritaba contento, pronto regresaría a Francia como hombre de bien.
0:06:55 Gritaba mientras acabó.
0:06:58 Pero bueno, después otra vez en Tortuga, volvía a perder a los dados y contraía nuevas deudas.
0:07:07 Vino a suceder algo que Van Tampan no esperaba.
0:07:11 Después de un asalto de Mansberg a Santa Catalina y reducida sus deudas, le quedaron a Van Tampan 50 doblones.
0:07:20 Se puso a jugar y ganó 12 mil.
0:07:24 Ganó. Por una vez ganó.
0:07:27 Y se puso a gritar que no necesitaba más y que regresaba a Francia.
0:07:33 Muy bien, preparó el viaje, sus compañeros lo felicitaron, hubo fiesta.
0:07:40 Van Tampan llevó sus cosas a un barco que seis horas después tenía que hacerse a la mar rumba Europa.
0:07:46 Entró en una taberna para despedirse con un vaso de ron.
0:07:49 Un hombre lo llamó y le dijo lo siguiente, jugamos un chinchón y Van Tampan aceptó.
0:08:01 Empezó ganando.
0:08:03 Su desafiante tuvo que entregar papeles de libranza sobre cargamentos de azúcar para poder continar el juego.
0:08:10 Y entusiasmado, Van Tampan siguió en la taberna.
0:08:13 Y el barco se fue.
0:08:15 Y él siguió jugando y siguió.
0:08:17 Y después de una noche de juego, Van Tampan perdió todo.
0:08:22 Y desesperado volvió a listarse como pirata en otro barco.
0:08:26 Con tanta mala suerte que era el barco de uno de los peores piratas de la historia.
0:08:31 Y el olonés, aquel que se comía los corazones de los enemigos.
0:08:37 Lo hemos contado, me parece aquí.
0:08:39 Se peleaba con uno, le arrancaba el corazón y se lo lastraba el olonés.
0:08:44 Una vez, peleó con los españoles en Campeche.
0:08:49 Y lo derrotaron. Fue derrotado.
0:08:54 Y los españoles mataron a todos los piratas.
0:08:57 Y salvo solamente el olonés, porque se mezcló con los muertos.
0:09:02 Y hizo como una especie de camuflaj con sangre y arena, como la película, como el libro.
0:09:10 Y los dieron por muerto.
0:09:12 Y después los españoles hicieron una fiesta para celebrar que habían matado al olonés.
0:09:17 Y él asistió a esa fiesta.
0:09:20 Dice el cronesta, recuerdo, como si lo estuvieran en el lendo.
0:09:26 Difrasado de español. Siempre me hizo mucha gracia eso.
0:09:29 Como si uno pudiera difrasarse, por ejemplo, de holandés.
0:09:34 Supongo que tendrían un informe de español.
0:09:38 Algo así que ríen de sí.
0:09:40 Asiéndose pasar por español.
0:09:42 Asistió a la fiesta que dieron en honor de su propia muerte.
0:09:45 Pero después murió mal el olonés, ahora que me acuerdo.
0:09:48 ¿Sabes cómo murió? Se lo comieron.
0:09:51 A él cayó en manos de unos caníbales que había por ahí.
0:09:56 Creo que se llamaban cuta.
0:09:58 A ver si hay algunos gente.
0:10:00 Si es que se llamaban cuta o si él dijo algo parecido cuando lo capturaron.
0:10:04 Y lo mataron.
0:10:10 Lo mataron primero los caníbales.
0:10:15 No se lo comieron vivos porque se lo morfaron.
0:10:19 Se lo comieron a los lones.
0:10:22 Bueno, pero estábamos hablando de Van Tampang.
0:10:25 Van Tampang continúa con tanta mala suerte que se alistó con el olonés.
0:10:31 El tipo que hemos mencionado.
0:10:33 Por ahí se mandaron un robo en Maracaibo y consiguió,
0:10:37 después de muchísimas penurias, Van Tampang, el dinero para llegar a Francia.
0:10:42 Antes de partir se entrevistó con el gobernador Mesieto Guérón.
0:10:48 Y pudo cambiar el dinero por un título hipotecario en un banco francés.
0:10:53 Se consiguió un sitio en un barco decente, llegó a Francia,
0:10:57 abrió una oficina que importaba mercancía del Caribe.
0:11:02 Se puso a laborar en Francia en una oficina de importadores.
0:11:06 Y su importador.
0:11:07 Le empezó a ir bien, cumplió su sueño.
0:11:10 Pero un día con el socio que era un portugués.
0:11:14 Yo invito a jugar al chinchón.
0:11:18 Hablaban de lo ventajoso que podría resultar que alguno de los dos se ocupara de adquirir las mercancías en el lugar de origen.
0:11:26 Y si que uno de los dos fuera al Caribe, a buscar las mercancías.
0:11:31 Y como ninguno de los dos quería ir, ¿qué hicieron?
0:11:35 Los jugaron.
0:11:36 Tiraron los dados a ver quién iba.
0:11:38 ¿Y quién cree que perdió?
0:11:41 Van Tampang.
0:11:43 Se dió.
0:11:44 Y regresó al Caribe.
0:11:46 Pero cuando salía del canal de la mancha le pasó algo horrible.
0:11:50 Y lo atacaron los piratas.
0:11:52 No, a él.
0:11:55 Eran piratas ingleses.
0:11:58 Van Tampang defendió su nave hasta que un cañonazo la hundió.
0:12:04 No se supo más de él.
0:12:06 Qué mala suerte, cobre Tigre.
0:12:09 Bueno, esa es la historia de Van Tampang.
0:12:12 Un pirata que no quería hacerlo.
0:12:16 Él quería ser importador.
0:12:18 Soñaba con ser importador.
0:12:20 En general sucede lo siguiente.
0:12:22 Los tipos que lustran pisos,
0:12:25 plastifican,
0:12:27 quieren ser...
0:12:28 sueñan con ser piratas.
0:12:30 Este no.
0:12:31 Era un pirata que soñaba con lustrar pisos, por ejemplo.
0:12:35 Qué raro es eso, ¿no?
0:12:38 Un poeta, por ejemplo, que soñe con ser gomero.
0:12:42 Y dice, sí, yo soy poeta, dice el tipo, ¿no?
0:12:47 Ahí en el parnazo.
0:12:50 En el parnazo están ahí, qué sé yo,
0:12:53 todos los poetas de este mundo,
0:12:56 Bodeler, Quevedo,
0:12:58 todo y te quedan hablando de sus cosas.
0:13:01 Y hasta que le toca hablar a él,
0:13:03 que también es un gran poeta de esos, quizá en el cielo.
0:13:07 Sí, sí, yo he escrito esto.
0:13:09 Imaginemos Rubén Darío.
0:13:11 Yo he escrito, Margarita está linda la mar
0:13:14 y el viento trae esencia sutil de azar.
0:13:18 Tu aliento.
0:13:19 Margarita, bueno, si no.
0:13:22 Sí, está bien, esto me sale bien,
0:13:24 pero yo quiero ser gomero.
0:13:31 Es raro, es raro.
0:13:32 Ay, si estuviera cambiando una goma.
0:13:37 Mientras se escribe penosamente, ¿no?
0:13:40 Me casé con desprecio, escribí el lugar.
0:13:46 ¿Qué tendrá la princesa tan triste?
0:13:48 ¿Qué tendrá la princesa?
0:13:49 Sí, mira, yo haciendo esto.
0:13:51 Pudiendo dar un masazo.
0:13:53 Pudiendo meter una goma masazo
0:13:55 adentro de la llanta.
0:13:57 La goma en la bañadea.
0:13:58 Bueno, así era, van tampán.
0:14:02 ¿No hay mujeres en esta historia?
0:14:05 No hay mujeres.
0:14:06 ¿A chica el universo le dedicándose?
0:14:08 Hubo, sí, una mención muy pasajera
0:14:10 de mujeres que se podían comprar.
0:14:14 Así que hasta es medio despectivo.
0:14:16 Sí, una mujer cual?
0:14:17 Bueno, a la mujer en general, entonces.
0:14:20 Puedo ser despreciada por el autor.
0:14:22 Los barcos de piratas habían muy pocas mujeres.
0:14:24 ¿Saben las películas?
0:14:26 En las películas siempre se las ingeniaban,
0:14:28 porque imagínense una película de dos horas
0:14:30 que aparecen todos tipo sudados.
0:14:32 No es muy atractiva.
0:14:33 Siempre había una, que poner Patricia Medina.
0:14:36 ¿O se ha pasado por hombre?
0:14:38 Virginia May, yo creo que se disfrazaba de hombre,
0:14:40 que los enlupía yo solo, pues yo miraba a mí.
0:14:43 Qué hombre.
0:14:44 Me vacó por las lindas.
0:14:46 No, y a veces no, a veces sí venían
0:14:48 por unos vestidos cortados que van a provocar.
0:14:52 Estamos los piratas acá.
0:14:54 Hace seis meses.
0:14:55 Hace seis meses que estamos
0:14:57 a tazajos puros.
0:15:00 Y que no hemos visto ni un lechón en seis meses.
0:15:03 Y viene Patricia Medina
0:15:05 con el escote por el ombligo.
0:15:10 Pero verdaderamente no había mujeres.
0:15:15 Estaba prohibido, rigurosamente prohibido.
0:15:17 Bueno, yo quiero dedicar también al portugués,
0:15:21 al socio de él.
0:15:23 No sé por qué no.
0:15:25 Fue un poco más de suerte.
0:15:26 ¿Y usted a quién se lo dedicó?
0:15:27 Yo pensaba a Alejandro
0:15:29 que por ahí este tipo,
0:15:31 es probable que no le gustara ser pirata
0:15:33 porque él le tocaba hacer eso
0:15:34 que usted nombró de los pichis, ¿no?
0:15:36 De aquellos que vivían borrachos
0:15:38 y que en realidad veían como...
0:15:40 Parece un modo de dejar que la vida pase.
0:15:42 Sí, eso no era tan...
0:15:44 No pionara ser el capitán.
0:15:47 Capitán.
0:15:49 Y este hombre le tocó porque fíjese
0:15:51 mala suerte y adicto, sin malo juego.
0:15:53 Y esto es una metáfora de la adicción, ¿no?
0:15:56 Esa esena donde el barco de la vida
0:15:58 está dedicado a la cosa.
0:16:00 Y se lo voy a dedicar a esto
0:16:02 si usted me permita a nuestro amigo Horacio Molina
0:16:04 que hizo del ruso Salzman.
0:16:06 Ah, sí, en la comedia...
0:16:08 Y lo hizo muy bien.
0:16:10 Establemente.
0:16:11 Con una canción hermosa que no cantamos nunca más.
0:16:13 ¡Para, para, para!
0:16:15 ¡Para, para, para!
0:16:21 Si quieres, se las pido después.
0:16:23 ¿Usted la sabe? Roland sabe todas las canciones.
0:16:26 Usted las compró y yo las acuerdo.
0:16:28 Y yo me di, ¿y eso de dónde salió?
0:16:30 Tú, yo me dice tonto.
0:16:32 Está lindo esa medicina, sí es tuya.
0:16:34 Bueno, gracias, Roland.
0:16:37 Gracias, Roland.
0:16:42 Hay pocas canciones de piratas.
0:16:44 Pocas canciones de piratas, pero miles de juegos.
0:16:47 De juegos hay diez mil.
0:16:49 Si hay piratas, no hay.
0:16:50 La de los de cadente, únicamente.
0:16:51 Sí, o la de cerrata.
0:16:52 O la de cerrata.
0:16:53 Una de piratas.
0:16:55 ¿Por qué no hay canciones de piratas?
0:16:59 Tendría que haber...
0:17:01 Había algunas que habíamos hecho nosotros a falta de que...
0:17:07 Fue el destino.
0:17:29 Going abroad.
0:17:30 Vamos a robar, no me acuerdo.
0:17:32 A falta de estas canciones y a falta de disco alguno, la discoteca, ya que como era el día del estudiante no estaba.
0:17:39 Protestaron los discotecarios por el electrónico.
0:17:41 Protestaron, creo que eso también en cierto modo eran estudiantes.
0:17:43 ¿Se fueron al Pínic?
0:17:44 Sí, fueron al Pínic, acá Pereira y Iragola.
0:17:47 Y entonces hemos traído un disco nuestro que es el Tango Montecrío, que cantaré con mucho gusto.
0:17:55 ¿Al lado? Esa es suya.
0:17:56 Sí, sí, muy bien.
0:17:58 Con ahí está Federico Migraghi.
0:18:01 No recuerdo quién toca el violín acá.
0:18:04 Cristín.
0:18:06 Cristín, una norteamericana que tocaba el violín con nosotros y un chelista ruso.
0:18:14 Y nuestro amigo Dimitre.
0:18:15 Así que, qué cosa, teníamos un trío de tango con un pianista argentino, una violínista norteamericana y un chelista ruso.
0:18:24 La guerra fría sobre el escenario.
0:18:27 Y se disolvió naturalmente.
0:18:31 Adelante, amigos.
0:18:56 La mano de Dios.
0:18:59 Las carambas que en bocadilla se dieron en fuego en cada ilusión.
0:19:08 Y así fue el romántome picha la carta que caga de tu corazón.
0:19:17 Hagan fuego, Montecrío, soque suelvo que tu dernura alpite.
0:19:25 Hagan fuego, me manté virtuos en cobre y después de los testigos que tan volvido me toqué.
0:19:36 Perdí los primeros convites, pagando en carpetas de suerte y verdad.
0:19:44 Y luego, buscando alpite, sin contraseguidad, me dio tu maldad.
0:19:52 Las vadas de coentro subido, rencor desde el vaso, me quieren vencar.
0:20:00 Hoy juego mi trampa tranquilo, y entre horócicos te aprecia olvidar.
0:20:09 Hagan fuego, Montecrío, soque suelvo que tu dernura alpite.
0:20:17 Hagan fuego, me manté virtuos en cobre y después de los testigos que tan volvido me toqué.
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