Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza. ¿Será terrible aquí en el auditorio de Radio del Plata?
0:00:10 Bien, hablaremos entonces de lo que sucedía en Europa durante la Edad Media y aún durante el Renacimiento con la prostitución.
0:00:22 Parece que siempre molestó a los buenos burgueses la presencia de prostitutas cerca de sus residencias.
0:00:31 En el medio oevo hablando de Francia, la política pública consistía casi exclusivamente en expulsar las prostitutas de las llamadas calles buenas de la ciudad y en limitar sus derechos civiles.
0:00:47 Cualquier prostituta que actuase en una calle buena corría el peligro de ser echada por las autoridades municipales o incluso por vecinos enfurecidos.
0:00:58 Fue, dice modo, como nacieron inevitablemente los varios dedicados a la prostitución, fuera y junto a las murallas de la ciudad.
0:01:10 En Toulouse, allá por el año 1202, para fomentar el éxodo de las muchachas, se les prohibió tocar los productos en el mercado, comer en público, llevar niños junto a ellas y presenciar justas o torneos.
0:01:28 Como sucedía en la mayoría de los lugares, no podían llevar los mismos vestidos que las mujeres honradas.
0:01:34 En cuanto a prohibiciones en el vestid, recuerde que hubo un momento en la Roma Imperial en el cual las meretrices tenían prohibido usar calzado.
0:01:45 Con el tiempo, las chicas de los lupanares comenzaron a usar, adivine qué, unas plantillas, unas suelas que adherían a sus pies, con el siguiente propósito.
0:02:01 Esas suelas tenían moldeadas unas letras que iban imprimiendo los caminos de tierra. El mensaje sígueme.
0:02:11 No habrán dado de esas.
0:02:13 Entonces los muchachos seguían las huellas hasta el lupanar sin permanecer durante el trayecto junto a quien podía deshonrarlos.
0:02:24 Mirá los muchachos.
0:02:25 Claro, sin la huellas.
0:02:26 Con un buen nombre.
0:02:28 En Roma, aunque esto ya en el siglo XVI sucedió algo curioso, también para erradicar de la ciudad de las prostitutas.
0:02:38 En 1565, a raíz de las sesiones finales del Consilio de Trento, el severo Papa Pío IV decretó la expulsión de todas las muchachas de costumbres alegres.
0:02:52 Pero el decreto provocó tales protestas de los clientes que incluso el gobierno de la ciudad se puso a trabajar, es un decir.
0:03:04 Para persuadir al Papa de que no tomara esas medidas.
0:03:08 Y hubo una negociación.
0:03:10 El Papa propuso la expulsión selectiva de algunas prostitutas.
0:03:15 Debían ser expulsadas las más deshonestas, alegres y poco recatadas.
0:03:21 Es decir, las mejoras.
0:03:23 Y a las demás se había que colocarlas en una especie de gueto en la zona conocida, disculpe usted, por el ortacho que se encontraba entre el puerto del Tévere de la Ripeta y el corso, ya muy lejos del Baticano.
0:03:40 Pero incluso ese proyecto tuvo poco éxito porque, como se ha dicho, se ha sugerido recién, las más deshonestas, alegres y poco recatadas eran las más solicitadas.
0:03:50 Los esfuerzos de 6º-5º, que fue Papa entre 1585 y 1590, sufrieron un destino similar.
0:04:01 No pudo alejar a las muchachas de Roma.
0:04:04 A lo largo del siglo XVI, las prostitutas seguían siendo numerosas y muchas de ellas, para eludir los intentos de expulsión, fueron cuidadas y recibidas por sus clientes,
0:04:17 a los que ellas llamaban sus enamorados.
0:04:20 Como corrupciones.
0:04:21 Como corrupciones.
0:04:22 Que no otra cosa era.
0:04:24 Una característica común entre las prostitutas romanas era adoptar nombres de otras ciudades o regiones.
0:04:31 Costumbre que después tomaron los oyentes en los programas de radio.
0:04:35 Las identificaciones toponímicas daban cuenta, a veces, del carácter voluctuoso o no de la muchacha.
0:04:44 Ya que se creía que en cada lugar las muchachas tenían un ardor distinto.
0:04:50 Se pensaba que las chipriotas eran salvajes, que las griegas eran dulces y que las orientales eran sumisas.
0:04:57 Famosas eran Lucrecia la Greca, Paola la Toscana y Enriqueta la Franca.
0:05:04 Es conozco, tiene razón, sí.
0:05:06 Poco a poco la política pública pasó.
0:05:09 Despulsar las prostitutas de las calles buenas, o prohibir su presencia dentro de las murallas de la ciudad,
0:05:16 ha designado definitivamente un distrito oficial, una zona donde podían y debían recibir.
0:05:24 En el sur de Francia se extendió rápidamente la idea de crear varios destinados a la prostitución.
0:05:33 Y luego, tal como había sucedido en España con las mansevías, se acuerdan, eran los burdeles públicos en España,
0:05:40 que existieron a partir de una pragmática dictada por Felipe II.
0:05:45 Después, el rey Felipe IV era sido visitante de aquellas,
0:05:52 que los burdeles públicos que incluso tenían funcionarios que los hacían trabajar conforme a ciertos protocolos.
0:06:02 Instituciones, instituciones trasladadas a las Américas también.
0:06:06 Bueno, tal como había sucedido en España con las mansevías,
0:06:09 muchos municipios decidieron controlar la prostitución,
0:06:13 no solo expulsando a las muchachas o recluyéndolas en varios alejados,
0:06:18 sino creando burdeles que fueran propiedad de la ciudad.
0:06:23 La administración diaria de la casa era encomendada a individuos particulares.
0:06:29 Al principio habían contratado a viejas prostitutas,
0:06:33 pero luego fueron hombres provocionestos,
0:06:37 necesito las palabras oficiales,
0:06:40 que se postulaban para regentear los burdeles.
0:06:43 Había una especie de licitación y eran elegidos por el Consejo del Pueblo o por la alcaldía.
0:06:49 El elegido pagaba una cantidad anual a la autoridad municipal
0:06:54 y tenía derecho a todos los beneficios que reportaba la casa.
0:06:59 Era caralista, elificioca, el trampa...
0:07:04 Claro, el asillo de macro, el 840.
0:07:08 Sin embargo, la ciudad se reservaba un último control sobre la buena marcha del burdel.
0:07:14 Este sistema alcanzó su apogeo en el siglo XV y XVI.
0:07:19 El burdel público de Toulouse, sus pupilas, me refiero a las chicas.
0:07:25 Ayer usamos la palabra pupila para otro sentido ocular.
0:07:30 Y aquí también.
0:07:33 Los burdeles públicos de Toulouse fueron puestos bajo la protección del rey Carlos VII, en 1432.
0:07:41 Carlos VII es el rey de Juana de Arco.
0:07:44 El rey a quien reconoció Juana de Arco, a pesar de haberse disfrazado él de perefí.
0:07:50 Puesto un ganso en su lugar, muy bien.
0:07:52 Bien. Hice una visita de inspección, era entonces muy joven.
0:07:57 Dicen las crónicas. Carlos sonrió, besó, acarició, palpó.
0:08:02 Y emocionado quiso bendecir el lugar, más se le indicó que no era un procedimiento adecuado.
0:08:08 Estaba muy entusiasmado el rey.
0:08:10 ¿Qué tipo?
0:08:11 El cuidado de los burdeles municipales como único foco de lujuria.
0:08:15 Aquí la lujuria de burdel municipal.
0:08:18 Se le tritó. La que era el XV.
0:08:20 Hizo que se castigara severamente la competencia ilegal. Claro, como los quineleros.
0:08:24 ¿Por qué esa competencia era claro? No había algo.
0:08:28 Entonces se encarcelaba a los proxenetas que vendían la virginidad de las donsellas,
0:08:35 a los que levantaban prostíbulos ocultos y hasta a los que quisieron llevarse alguna de las muchachas de los burdeles municipales a su casa.
0:08:42 Qué injusticia.
0:08:44 Los textos que los gobernantes de cada ciudad o pueblo enviaban al rey para utilizar la apertura de prostíbulos oficiales
0:08:54 están plagados de eufemismos y tienen su gracia.
0:08:58 Tengo aquí la solicitud de los consejales de Castelnaudavi y que decía así.
0:09:07 ¿Y esto es lo que es esto, sí?
0:09:11 A su glorioso majestad, Carlos Heltimo de los Valois, el hijo de Catalina de Médici, rey, cuando la noche de San Bartolomeu.
0:09:23 No era de nada de su mamí.
0:09:24 A su glorioso majestad, Carlos Heltimo, se os saluda y se os pide.
0:09:29 En Vieno es real permiso para abrir en vuestros territorios una casa de visitas de hombres y de anfitriones mujeres
0:09:37 para el comercio amoroso y la saciedad sana.
0:09:41 Espeque, señor.
0:09:43 Qué horrible que es la saciedad sana.
0:09:47 Qué grosería.
0:09:48 Digamos para terminar que en esas casas estaban prohibidas jugar y blasfemar.
0:09:55 Estaban prohibidas las orgías.
0:09:57 Y, según el cronista, la sexualidad libre y despreocupada también estaba prohibida.
0:10:06 Y, por qué se nos ha ocurrido, se ha ejercido así, y se le historiador, un sexo aplacado y monacal.
0:10:12 Eso me sí.
0:10:13 Cómo le gusta usted.
0:10:14 Aplacado y monacal.
0:10:15 También, por favor, aplacado y monacal.
0:10:17 Salen dos.
0:10:18 El lugar estaba regido por normas muy similares a las que se ponían en práctica los hospitales dirigidos por órdenes religiosas.
0:10:27 El cuidado de la higiene era total.
0:10:30 Las con enfermedades contagiosas a las que se revisaban antes de entrar tenían prohibida la entrada al burdel.
0:10:37 No se permitía beber allí, se obligaba a los asistentes a dejar sus armas en la entrada.
0:10:46 Debía, además, orarse antes de iniciar la unión carnavo.
0:10:53 Y claro, para evitar cualquier inconvenience.
0:10:58 Claro, cualquier problema que surgiera allí.
0:11:01 No hay un santo funcional.
0:11:05 Un patrono.
0:11:09 Se me ocurrió lo que puedo decir, pero bueno.
0:11:11 Sin embargo, a pesar de la persecución, fueron muchos los establecimientos no autorizados que pervivieron escondidos mientras los funcionarios se esforzaban en cercar la prostitución en lugares con olor a santidad.
0:11:27 Todo dicho, realmente.
0:11:28 Que hora era santidad.
0:11:30 Acá se conoce que anduvo un santo.
0:11:32 Ahora estaba pensando, Alejandro, es notable las cosas que uno descubre que se hace interesante, como decía un viejo viajero, un viajero del siglo XIX, que para conocer una comunidad hay que ir al cementerio y al prostituto.
0:11:44 Y ahí uno se entera de qué tipo de gente vive en ese lugar.
0:11:47 Así le fue.
0:11:49 Esa cosa de las calles buenas, donde están las chicas malas, cerca de las murasias, por qué eso no se ha limitado a la prostitución.
0:11:55 Los origeros, la gente que no es decente y principal, siempre está expulsada hacia esos lugares donde está aquello que la sociedad no soporta ver la pobreza, la necesidad y en general las baquesas de los mismos que gobiernan.
0:12:07 O los extranjeros.
0:12:08 O los extranjeros.
0:12:09 Bueno, los lupanales también se han limitado.
0:12:11 Bueno, sepultarlo a uno fuera de las murasias.
0:12:13 Una de las murasias, como se hacía con los actores, porque la radio no existía.
0:12:17 Y con las protagonistas de la novela que tanto amamos nosotros, que se llama...
0:12:25 Bueno, hay una que es...
0:12:27 La que siempre citamos de brujas.
0:12:30 Ah, no, de brujas, la de Jesuita.
0:12:33 El enigma de las trompetas celestiales.
0:12:36 Sí, sueño, no, pero de las trompetas celestiales.
0:12:38 Y casos de las trompetas celestiales.
0:12:40 La joven, esepultada...
0:12:42 Una joven que pensaba morta, desmuda.
0:12:45 Estaba pensando también que es curioso como las palabras tradicionan a los pueblos.
0:12:50 Porque lo del lupanáres viene de Roma, justamente, a ver con lobas.
0:12:54 Lobas fue la muchacha que amamantó a Rómulo y Remo.
0:12:57 Quizás todos somos unos hijos de las mismas.
0:12:59 Pero bueno, es curioso que también le dicen casismo al prostituto en Italia.
0:13:02 Y no casino.
0:13:03 Ahora, pensamos también...
0:13:05 Como las forniques.
0:13:07 Que eran las pequeñas celdas donde las prostitutas...
0:13:10 Los ornijos, los ornijos, hubo nacidos.
0:13:12 Y el lupanáres, que se ha dado lugar...
0:13:14 A fornicar.
0:13:15 Al verbo fornicar de uso común en las paradas de taxis de la situación de forno.
0:13:22 Qué me querés decir, dice ella.
0:13:24 Hay que pensar también que el matrimonio ya ni sé.
0:13:28 Porque también aparece como una cuestión económica.
0:13:30 Uno se casa por cuestiones de dinero, de propiedades.
0:13:33 Y después, por otro lado, va el amor.
0:13:35 Como nos enseñaron los minnesengres y los cantores de las historias románticas.
0:13:40 Hay una síntesis que usted va seguramente a apreciar.
0:13:43 Que se puede llamar la traviata.
0:13:45 Es decir, la extraviada en italiano, la perdida.
0:13:47 Porque eso es una mujer que se ve esas cosas.
0:13:49 A la otra, bueno, la encontraron.
0:13:51 Y la dama de las camellas.
0:13:53 Donde aparece la posibilidad del amor por aquello que era una cuestión económica.
0:13:56 Yo, hasta que empecé a leer a Fuchomar, preguntaba cómo es posible esta confusión.
0:14:00 Si lo económico era el matrimonio, no la prostitución.
0:14:02 ¿Ocurre que la sabía...?
0:14:03 ¿Currónes el libro sobre el amor, el erotismo?
0:14:06 Bueno, el amor y el accidente.
0:14:08 De Daniel Gullmán, que explica algo de eso.
0:14:11 Pero también Fuchomar se explica la cercanía entre colocar al sexo en el lugar de la salud.
0:14:16 Y esto también tiene que ver con el control de la sociedad, con la educación,
0:14:20 con las formas de tener más o menos sujetados.
0:14:23 De verdad, bueno, hasta las leyes se llamaban de profilaxi.
0:14:26 ¿Qué es profilaxi? Claro.
0:14:28 ¿Qué tiene que ver eso con el sexo?
0:14:31 Lo mismo que los cuadarros.
0:14:34 Pero bueno, el asunto es que una persona que realmente fuese bien advertida acerca de estas cosas,
0:14:39 que fuese sincera, como usted dice, y que apelara la brutalidad de decir la verdad,
0:14:44 que restregarse con arena y paladar, mirando a una casquibana, a una trotacalles,
0:14:49 a una perdida, a una zorra, y mirando a una esposa diría,
0:14:52 ¿cuál de ella es?
0:14:54 Porque no entiendo qué quiere decir la bien pagada.
0:14:56 Y la bien pagada.
0:15:04 Es la canción que va a ilustrar esta colección de pequeñas historias.
0:15:11 La va a cantar Don Miguel de Molina. Adelante.
0:15:33 No te debo, no te pido.
0:15:45 Me voy de tu vera, por vía me gía.
0:15:51 Que paga con oro, tu canes morena.
0:15:56 No me ardiga pa' la gía, que gamo en pa'.
0:16:03 No te quiero, no me quiera.
0:16:09 Si tú me lo dices yo no te peí.
0:16:14 No me sé en cara que tú lo perdite.
0:16:19 También a tu vera yo to' lo perdí.
0:16:26 Bien pagada.
0:16:32 Tú eres la bien pagada.
0:16:37 Porque tus besos compre.
0:16:42 Y a mí te supe y te da.
0:16:47 Por un puño de marne.
0:16:51 Bien pagada.
0:16:55 Bien pagada.
0:17:01 Pujete, mujer.
0:17:15 No te engaño, quiero a otra.
0:17:21 No creas por eso que te traicioné.
0:17:26 No cayó en mi brazo, me dio solo un beso.
0:17:32 El único beso que Dios no pagué.
0:17:39 No te pido, no me llevo.
0:17:46 Entre esas paredes te os apunta.
0:17:51 Venas y alegrías que te da hoy medite.
0:17:56 Y esas joyas que ahora pa' otro lucirá.
0:18:10 Si tú eres la bien pagada.
0:18:15 Porque tus besos compre.
0:18:20 Y a mí te supe y te da.
0:18:25 Por un puño de marne.
0:18:43 Pujete, mujer.
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