Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de Rodolfo II de Asburgo, el emperador alquimista.
0:00:04 ¿De quién hablamos? Mucho, porque se ha conectado con tantos alquimistas
0:00:08 que cada vez que hablamos de un alquimista aparece metido en la historia
0:00:11 nuestro amigo Rodolfo II de Asburgo.
0:00:14 A mí me gustan mucho los príncipes que hacen otra cosa, además de ser príncipes.
0:00:19 Cada vez son menos, porque la política está en manos
0:00:24 cada vez más de, primero de políticos profesionales, lo que no estaría mal,
0:00:29 pero de políticos profesionales cada vez menos humanistas,
0:00:34 cada vez menos interesados en la ciencia, en el arte, en la filosofía.
0:00:45 Casi todos los políticos son abogados, lo que garantiza justamente esa...
0:00:54 diría yo esa frugalidad del conocimiento.
0:00:58 Bien, digo yo enojándome con los abogados, pero quiero decir los abogados
0:01:02 siguen unas ciencias y unas técnicas que se abastecen a sínguez más
0:01:09 y que no tienen mucho contacto, no tienen intersección.
0:01:13 Exactamente, con el resto del saber científico.
0:01:17 Bien, este Rodolfo de Asburgo, el emperador alquimista, nació en Viena,
0:01:24 como suele ocurrir con todos los Asburgos, el 18 de julio del año 1552.
0:01:29 Su madre era María, hija de Carlos V, Carlos V de Alemania, pero Carlos I de España.
0:01:34 El papá de Rodolfo, Maximiliano II, era hijo del emperador Fernando I de Alemania.
0:01:43 Bueno, la mamá de Rodolfo era igual que su hermano, el rey Felipe II, una fanática católica.
0:01:50 Todos ustedes conocen a Felipe II, no?
0:01:54 Es aquel hombre que se nos presenta como la encarnación misma del rigor religioso,
0:02:01 un hombre vestido de negro, virtuoso, pero demasiado virtuoso.
0:02:06 El mismo diablo para los calvinistas.
0:02:09 Bueno, la mamá de Rodolfo, que era hermana de Felipe II, también era fanática católica.
0:02:15 Maximiliano, el papá de Rodolfo, era muy tolerante.
0:02:19 Se sentía muy poco obligado a la iglesia e incluso parece que se negó a recibir los últimos sacramentos en su lecho de muerte.
0:02:28 Y Rodolfito, contra el deseo de su papá, fue enviado a la edad de 11 años a España para ser educado por Felipe II.
0:02:38 Así que llegó a Madrid, se aburrió muchísimo, Felipe lo educó bajo los preceptos aristotélico-tomistas,
0:02:47 le dio algunas lecciones acerca de prácticas herejes que debían ser combatidas.
0:02:52 Un día Rodolfo y su hermano Ernesto recién llegaron, fueron a presenciar un acto de fe,
0:02:57 es decir, fueron a ver cómo quemaban a un tipo por supuesto a herejías o brujerías.
0:03:04 Parece que a éste lo quemaban con maderas verdes para que su plicio se prolongara.
0:03:10 A Rodolfo no le gustó.
0:03:13 Y después, más tarde, siendo emperador, fue considerado el más tolerante de todos los gobernantes europeos hasta ese momento.
0:03:20 ¿Cómo era Rodolfo? Se preguntará a usted desde Rodolfo.
0:03:25 ¿Cómo era Rodolfo?
0:03:27 Rodolfo era feo, medio gordo y estaba todo el tiempo colorado.
0:03:32 ¿Diosos tipo que se ponen colorado como cogote polaco?
0:03:35 Bueno, y no sólo estaba colorado, sino que se sentía vergonzado de este color
0:03:41 y se maquillaba constantemente para disimular el perpetuo sonrojo que padecía.
0:03:49 Su carácter no era nada estable.
0:03:52 Los médicos de la corte de bienes decían que padecía locura latente y a veces loreciente.
0:03:59 Es decir, estaba loco.
0:04:01 Más tarde se ha dicho que la locura de Rodolfo era maníaco depresiva.
0:04:08 Era muy melancólico y parece que ella característica empezó a notarse
0:04:12 cuando nuestro querido amigo, el rey Enrique IV de Francia, le arrebató la mano de María de Mélici.
0:04:19 Enrique IV se casó con María de Mélici, fue una de sus esposas, y este Rodolfo quería casarse con ella.
0:04:25 Pero algunas intrigas diplomáticas operaron a favor de Enrique, que en verdad no estaba para nada enamorado de María,
0:04:31 pero necesitaba el dinero de los médiches, que eran unos prósperos comerciantes de Florencia, después de todo.
0:04:38 Bueno, esto lo puso muy mal al pobre Rodolfo.
0:04:41 Volvió a Viena, se empezó a interesar por la astrología y la alquimia.
0:04:46 Parece ser que había encontrado por ahí ciertos objetos extraños.
0:04:53 Entre ellos un vaso de ágata de 75 centímetros de altura,
0:04:59 que según la tradición había sido traído por los cruzados a Europa en 1204.
0:05:05 Una leyenda decía que era el mismo cáliz en que había bebido Jesús en la última cena.
0:05:11 Quiere decir que para algunos cortesanos, éste no era ni más ni menos que el Santo Grial.
0:05:16 Y ya se sabe que la visión y el contacto con el Santo Grial proporcionan la inmortalidad.
0:05:23 Y Rodolfo exigió que le pusieran el vasito en la habitación,
0:05:28 y ahí encerrado se pasaba largas horas mirando el vaso a la espera de algún prodigio, pero no ocurría nada.
0:05:36 También le gustaban las cosas a Rodolfo.
0:05:39 En 1572 fue coronado Rey de Hungría y después de Bohemia, y no le gustó.
0:05:46 En realidad lo que no le gustaron fueron las coronas que le dieron en las ceremonias.
0:05:51 Entonces hizo hacer una corona especial, pero estaba tan sena de piedras preciosas,
0:05:56 y era tan pesada que le le asimaba el marote y no lo dejaba estar parado, de tan pesada que era.
0:06:03 Se ponía la corona y empezaba a bambolearse de un lado para otro como zapallo en carro.
0:06:11 Bueno, murió el papá y Rodolfo fue declarado Rey de Roma y emperador de Alemania.
0:06:17 Y en ese momento aparecieron algunos problemas.
0:06:20 Parece que en el testamento Maximiliano había dejado todo a Rodolfo,
0:06:24 y había un hermano de Rodolfo, Matías, que era muy ambicioso, que se enojó porque no había ligado nada.
0:06:31 Entonces se fue del país y buscó aliados entre los franceses, holandeses y españoles
0:06:37 para combatir a su hermano con el pretexto de que estaba loco.
0:06:41 Dijo, mira, mi hermano está loco, que te parece que conspiramos en subcontra y nos hacemos con el poder, que soy yo.
0:06:48 Rodolfo en realidad se olvidaba por completo de los asuntos del Estado.
0:06:53 Se estableció en un espeluznante castillo de Praga,
0:06:59 y empezó a llamar a algunos personajes extravagantes a la corte.
0:07:03 Uno de ellos fue Tadeus Ajesius, un médico de Praga que se hacía pasar por matemático, astrónomo, astrólogo y alquimista.
0:07:13 Y se hizo maestro del emperador en todas esas actividades.
0:07:17 El emperador estudiaba todo eso, invitó a su reino a sabios, orfebres, judíos.
0:07:23 Ahí estaba David Gans, un autor de una historia del Talmud,
0:07:29 y traductor de las llamadas tablas alfoncinas, que se llamaban así porque su dueño era no Raúl Alfoncín, sino el rey castellano Adolfo...
0:07:39 Adolfo no, Alfonso el sabio.
0:07:42 Bueno, una vez se presentó a la corte un tal Augusto Agugurelli, quien tenía mucha pinta de charlatán.
0:07:55 Y le dedicó a Adolfo un poema acerca de la obtención del oro.
0:08:01 Y, bueno, dijo, mire, yo soy capaz de obtener oro,
0:08:09 que le parece que me toma examen, y el tipo lo puso a trabajar.
0:08:17 Y al cabo de un tiempo, Adolfo le dijo, bueno,
0:08:26 estoy trabajando, que le parece si me da alguna recompensa.
0:08:31 Y Adolfo le mandó una bolsita vacía que decía, ya que usted crea oro,
0:08:36 produzca tanto como crea merecer y se le da bolsa.
0:08:40 Bueno, Adolfo le tomó.
0:08:42 Y el amigo Ajesius era el que comandaba el lote de alquimistas.
0:08:49 Algunos ministros apoyaban al emperador en esta pasión,
0:08:53 porque lo querían mantener ocupado mientras ellos hacían de las suyas la corte del imperio.
0:08:58 Y empezaron a llegar más locos a la corte, no solo alquimistas, sino también magos, adivinos, hechiceros,
0:09:05 cada tanto un verdadero científico.
0:09:10 Llegó Hierónimos Cotus, que anteriormente había sido consejero de Catalina de Médici
0:09:16 y la mujer de Enrique II de Francia.
0:09:19 Su especialidad, la de Cotus, eran los muñecos mágicos,
0:09:23 reproducciones de los enemigos de la casa, que el tal Hierónimos atravesaba con agujas para darles muerte.
0:09:31 Una especie de budú europeo.
0:09:34 También nuestro amigo Hierónimos Cotus fabricaba muletos de la suerte y espejos proféticos.
0:09:43 Y se ganó el favor de Rodolfo al mostrarle uno de estos espejos.
0:09:47 Parece que le mostraba en el espejo a Rodolfo una mena,
0:09:55 que parece que era la mujer más hermosa del reino.
0:10:00 Y para casarse con ella, pero esa es otra historia,
0:10:07 es la de la Zoviz, porque se convirtió al Calvinista.
0:10:11 No estoy contando el esterequivocada.
0:10:13 El Cotus este tenía unos espejos en que te mostraba el porvenir.
0:10:19 Rodolfo miraba, veía cualquier cosa, y Cotus se hizo nombrar Exorcista Imperial.
0:10:28 Y finalmente terminó siendo su alcahuete.
0:10:32 Los espejos muchos no servían para predecir el porvenir,
0:10:36 pero este Cotus era muy bueno para conseguirme enina.
0:10:40 Y Rodolfo lo tenía en ese laburo.
0:10:45 Se decía, vaya y consígame unas cuantas menas.
0:10:48 Y al rato volvía Hierónimos Cotus con tres, cuatro menas.
0:10:55 Imagínense si hizo el personaje más importante de la corte de Rodolfo de Asburo.
0:11:01 La mayoría de las chicas, dice nuestro investigador,
0:11:06 que es enemigo de Cotus,
0:11:09 la mayoría de las chicas que traía eran prostitutas.
0:11:13 Pero el mago las convertía en princesas para presentarlas al emperador.
0:11:22 Le presento a la duquesa de la enramada, a la marquesa de Malucco,
0:11:28 a la reina del Roxy y cosas así.
0:11:33 Bueno, es más fácil la conversión opuesta, le digo.
0:11:38 Es más fácil convertir una princesa en prostituta que una prostituta en princesa,
0:11:44 tan solo porque abundan más las prostitutas que las princesas.
0:11:48 Bueno, la fama de Rodolfo y de su locura llegó a Inglaterra
0:11:51 y en 1578 apareció en Praga, nada menos que la altimista Jondí, amigo de la casa.
0:11:57 También él le proporcionó otro espejo a Rodolfo, un espejo milagroso.
0:12:02 Bueno, con dos espejos y una estrella magnética que había conseguido por ahí,
0:12:07 Dí construyó un instrumento con el cual se podían hacer señales a grandes distancias
0:12:14 cuando brillaba la luna. Un especie primitivo telégrafo, pero eso no era mágico.
0:12:18 Un espejo es un espejo y se pueden hacer señales.
0:12:22 Entonces se pasaban haciendo señales y gracias a estos espejos,
0:12:26 Rodolfo tuvo conocimiento de la conquista de Rav por el cóndia a Dolfo de Schwarzenegger
0:12:32 antes de que el general Buhain le trajeran a noticia de la victoria.
0:12:36 Vino Buhain y le dijo, hemos conquistado Rav, ya lo saben y dijo Rodolfo de Asburgo.
0:12:44 Sin embargo, los celos de algunos alquimistas
0:12:48 hicieron que Rodolfo lo echara patadas a nuestro amigo Jondí.
0:12:52 Bueno, todos los que rodeaban a Rodolfo se encargaban de asuntos extravagantes.
0:12:58 A cada uno que se presentaba, aunque fuera músico, poeta o guardia,
0:13:04 Rodolfo lo enviaba a España a buscar las famosas piedras de besoar
0:13:10 que le habían sido recomendadas contra la melancolía y las palpitaciones.
0:13:14 Vos llegabas a la corte y dices, lo estás esperando.
0:13:16 Vaya a España y tráigame las piedras de besoar.
0:13:20 Nunca volvía en los tipos.
0:13:22 Durante 11 años Rodolfo no pudo atender a nadie.
0:13:26 No estuvo para nadie durante 11 años.
0:13:29 En ese lapso intentó suicidarse tres veces.
0:13:33 Un poco le levantó el ánimo la llegada de Ticho Braje,
0:13:38 de quien hemos hablado hace poco, que murió en esta corte.
0:13:42 Ticho ya explicamos cómo.
0:13:45 Tenía ganas de orinar Ticho Braje y estaba en una reunión de la corte
0:13:50 y le dio vergüenza pedir permiso y se le reventó la vejila.
0:13:54 Se le arregló.
0:13:56 Esto sucedió aquí en la corte de Rodolfo.
0:14:00 Finalmente Rodolfo murió.
0:14:06 Pero cuando se murió ya su hermano Matías se había hecho dueño de Austria,
0:14:11 de Hungría y de Bohemia y él ni se había enterado.
0:14:15 Parece que el último pedido de Rodolfo cuando se sintió morir
0:14:18 fue que le trajeran aquel vaso, cuya contemplación confería la inmortalidad.
0:14:26 Por las dudas llenó el vaso con un licor que le habían preparado,
0:14:32 tenido por misterioso y secreto, y que les llamaban,
0:14:36 licor de la inmortalidad.
0:14:39 Así que tomó licor de la inmortalidad en el vaso de la inmortalidad.
0:14:44 Acabo y unos minutos murió.
0:14:50 Tenía 60 años el loco Rodolfo.
0:14:57 La alquimia y las ciencias ocultas han estado siempre en busca de la piedra filosóphal,
0:15:03 que convertía cualquier cosa en oro y el íxir que proporcionaba la inmortalidad.
0:15:09 Pero como usted bien sabe, Rolón, esto no debe ser tomado al pie de la letra,
0:15:15 ya que los propios alquimistas explican que la piedra de toque produce una transformación superior,
0:15:21 que es la transformación del propio alquimista.
0:15:25 Voy a leer como hago tanto cada vez que hablamos de alquimistas
0:15:29 un hermoso poema que se llama así justamente, el alquimista,
0:15:34 y que nos cuenta lo que le suele suceder a quienes buscan el secreto del oro
0:15:39 y el secreto de la vida y la muerte.
0:15:41 Es un poema de nuestro amigo Borges.
0:15:46 Lento en el alba un joven que ha gastado la larga reflexión
0:15:53 y las avaras vigilias considera en sí mismo los insomnios braceros y alquitaras.
0:16:00 Sabe que el oro, ese proteo, asecha bajo cualquier azar como el destino.
0:16:06 Sabe que está en el polvo del camino, en el arco, en el brazo y en la flecha.
0:16:13 En su oscura visión de un ser secreto que se oculta en el astro y en el lodo,
0:16:19 late aquel otro sueño de que todo es agua que vio tales de mi leto.
0:16:25 Otra visión habrá la de un eterno Dios cuyo ubicua faz es cada cosa
0:16:31 que explicará el geométrico espinoza en un libro más arduo que la ver no.
0:16:39 En los bastos confines orientales del azul palidecen los planetas.
0:16:44 El alquimista piensa en las secretas leyes que unen planetas y metales.
0:16:49 Y mientras cree tocar en ardecido el oro aquel que matará la muerte,
0:16:55 Dios que sabe de alquimia lo convierte en polvo, en nadie, en nada y en olvido.
0:17:09 Corrijo este texto es que explicara el geométrico espinoza, no que explicará.
0:17:16 Hay un asiento de alguien que se ha metido a corregir.
0:17:19 Así que la estrofa es, otra visión habrá la de un eterno Dios cuya ubicua faz es cada cosa
0:17:26 que explicara el geométrico espinoza en un libro más arduo que la ver no.
0:17:32 No hay que corregir tanto.
0:17:36 ¿A quién quiere dedicar este relato?
0:17:41 Bueno déjeme que le dedique al amigo Rodolfo Alejandro.
0:17:45 Sabe que a mí los locos me caen sin pago.
0:17:48 ¿Cómo que le dan de comer?
0:17:53 Además le digo prefiero un loco tolerante que algunos cuerdos con bastante intolerancia.
0:18:00 Yo no creo, sobre todo lo digo un modo metafórico por este aspecto tolerante,
0:18:05 que saben que yo no estoy a favor de la locura ni la veo en modo poético.
0:18:09 Yo lo sé, yo lo doy la razón.
0:18:11 Como a los locos.
0:18:13 Tolerante al cual no le gustaba ver la tortura, que era algo tan cómodo.
0:18:17 Bueno me cae un poco simpático, a pesar de su locura.
0:18:21 No por eso.
0:18:23 Así que Rodolfo, ni dedicando.
0:18:25 Le iba a dedicar algo, le digo, a Scotus.
0:18:28 Sí, al que le conseguía las minas.
0:18:30 Pero no me termino de decir si está bien que alguien nos consiga minas
0:18:35 y la mina es algo que debe proveerse uno mismo.
0:18:40 Finalmente en último caso es usted mismo que debe sostenerlo.
0:18:44 Entiende, bien el tipo que trae las minas, se las arrima, se las acerque, pues se va.
0:18:49 Pues si usted le cae simpático no a las minas, cosa suya, pero...
0:18:53 ese trabajo menos amoroso que policía.
0:18:58 Preproducción.
0:19:00 Está rastreando las minas, está bien que lo haga otro.
0:19:03 Por eso es el sentido de un bailongo.
0:19:06 Está bien, dueño de un baile.
0:19:09 Acá hay mina.
0:19:11 Es más gratis.
0:19:13 Está más gratis.
0:19:16 Arreglate, arreglate a la boca, quiere que te le levante yo.
0:19:19 Dice el dueño del ya mencionado maluco.
0:19:23 Qué cree que te le levante yo.
0:19:26 Bueno, hemos resuelto ilustrar esta historia de Rodolfo Segundo
0:19:31 y de algunos alquimistas locos que nadaban por ahí
0:19:34 con el gato, un gato que se llama Entre las Brasas.
0:19:39 Ya que el alquimista está siempre con su horno prendido,
0:19:43 con su atanor, sus anjitaras, sus retortas.
0:19:49 Y entonces es necesario un juego perpetuo que supongo
0:19:53 tendrá sus brasas.
0:19:55 Yo no he sido alquimista, sino de un modo muy aficionado.
0:20:01 No pasé del mercurio.
0:20:04 Pasaba termómetros.
0:20:08 Dentro de un pequeño atanor, un jarrito era.
0:20:12 Claro, era un jarrito, era cocina,
0:20:15 y lo dejaba ahí durante varios días y no salía del mercurio.
0:20:20 No devenía en plata, ni en oro, ni en platino.
0:20:27 Hasta que me canse, porque yo no tengo paciencia
0:20:30 para alquimista, doctor.
0:20:32 Alquimista es antes que nada alguien paciente,
0:20:35 porque hay el fuego y las chasoras.
0:20:38 Pero se produjo la transformación del alquimista, que era yo.
0:20:42 Yo me convertí...
0:20:44 ¿Era alguien mejor?
0:20:45 No, me convertí al budismo.
0:20:48 Bueno, vamos a escuchar a Eduardo Falú,
0:20:51 en solo de guitarra, en este gato alquimista
0:20:53 que se llama Entre las Brasas.
0:21:05 En el que se le da el alquimista,
0:21:08 la gente se le da el alquimista.
0:21:11 Y la gente se le da el alquimista.
0:21:14 Y la gente se le da el alquimista.
0:21:17 Y la gente se le da el alquimista.
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