Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible desde el auditorio de Radio de Plata, la que se gorriste 5963.
0:00:08 Mañana también atenderemos aquí y pasado lo mismo.
0:00:14 Esta es una pelotita de ping pong, el señor Evo.
0:00:17 Vamos a hablar hoy, como ya habíamos amenazado, de sacrificios humanos en vengala.
0:00:28 En el valle del Bramaputra, en la India, el pueblo de los Lothanaga tenía por costumbre
0:00:41 arrancar la cabeza, las manos y los pies de la gente que encontraba para clavar las extremidades
0:00:47 separadas en sus campos a fin de asegurar una buena cosecha.
0:00:54 Es decir, no es que te mataban por mera malevolencia, y mucho menos malevolencia, sino que se trataba
0:01:01 de un procedimiento destinado a mejorar el agro.
0:01:09 Los gondos, otro grupo de aquellos lugares, robaban muchachos brajamanes y los reservaban
0:01:15 como víctimas para sacrificar después de la ciega, de la ciega con ese.
0:01:22 Estaban a los brajmanes con lanzas envenenadas y regaban los granos con su sangre.
0:01:30 Enseguida, el mitógrafo aficionado recordará la historia griega de Litíerses, y también
0:01:38 los mitógrafos, pero esta vez los profesionales, suelen decir que esta historia de Litíerses
0:01:44 llegó desde la India a los mitos griegos.
0:01:47 Litíerses era un señor que, bueno, el cegador por excelencia, recibía los forasteros y
0:01:59 los obligaba a competir con él en una ciega rápida, cada uno con su guadaña.
0:02:06 Él salía siempre vencedor y decapitaba a su adversario.
0:02:11 Tuvo la mala suerte, este hombre, de que Heracles nada menos pasó una vez por sus campos,
0:02:18 aceptó el reto de Litíerses y lo venció, lo adormeció con un canto y después le cortó
0:02:27 la cabeza.
0:02:30 Pero sigamos en la India.
0:02:33 Daremos más precisiones acerca de una costumbre horrorosa que tuvo lugar, hasta no hace mucho,
0:02:40 en la India, más precisamente en la región de Bengala.
0:02:45 Incluso hasta los primeros tiempos de la ocupación inglesa, los habitantes de la región ofrecían
0:02:52 sacrificios humanos a la diosa tierra, Taripenu, y creían que aseguraban buenas cosechas,
0:02:59 incluso la inmunidad para toda clase de enfermedades y accidentes.
0:03:07 La víctima, Omeria, solo era aceptable para la diosa si había nacido destinada a hacerlo,
0:03:16 es decir, si era hijo de un padre víctima.
0:03:21 Es que como veremos, había familias de personas destinadas a ser sacrificadas, personas cuyos
0:03:28 antepasados ya habían sido ofrecidos a la diosa.
0:03:34 Así como en algunos países existían linajes de verdugos, en Bengala había una dinastía
0:03:41 de seres destinados al sacrificio.
0:03:44 Las víctimas vivían muchos años, recién eran sacrificadas después de que tuvieran
0:03:49 hijos para garantizar la sucesión en los horrores del ritual.
0:03:55 Al llegar la madurez, el joven Mérida, que como hemos dicho, nombraban a las víctimas,
0:04:03 recibió una esposa que usualmente también pertenecía a la clase de víctimas, y con
0:04:10 ella recibió una parte de tierras y ganado.
0:04:14 Ese tipo de familias de futuros sacrificados debían tener mucha progenia, como se ha dicho,
0:04:22 para garantizar la sucesión para que hubiera siempre suficientes víctimas para cada nueva
0:04:28 siembra.
0:04:29 Se habían considerado estos niatos seres sagrados.
0:04:32 Antes de respanto, se las trataba con extremo afecto, mezclado de respeto también, y eran
0:04:39 bien recibidas en todas partes.
0:04:42 Ahora bien, el modo de verificarse el sacrificio era el siguiente.
0:04:47 10 o 12 días antes de que te la dieran, te consagraban mediante un corte de pelo, pelo
0:04:56 que hasta ese momento te lo dejaban crecer.
0:05:00 Nunca en la vida se cortaba el pelo, hasta que faltaban 12 días para morir.
0:05:06 Multitudes de hombres y mujeres se congregaban para asistir a aquel primer paso y se entregaban,
0:05:14 ya que estaban para mejor sacralizar la ceremonia, se entregaban a varios días de orgía salvaje
0:05:23 y osena la cibia.
0:05:26 Somos las señoritas.
0:05:28 Orgía salvaje y osena la cibia.
0:05:31 ¿Cómo me gusta osena la cibia?
0:05:36 La cibia.
0:05:37 Yo creo que la conocí.
0:05:43 El día antes del sacrificio se vestía a la víctima con ropas nuevas, que ganan de
0:05:49 ocurrir en Garte.
0:05:50 Un día antes.
0:05:52 Y se lo llevaba por los pueblos en procesión.
0:05:55 En algún bosque que nunca faltaba destinada al sacrificio, longían con aceite, manteca
0:06:05 y lo adornaban con flores.
0:06:07 Es decir, lo aceitaban, al neato lo adobaban.
0:06:11 Siempre se producía algún forcejeo para obtener la más pequeña reliquia de las víctimas.
0:06:18 Una partícula, por ejemplo, de la pasta con la que había sido ungida o una bota de salióa
0:06:25 se estimaba que tenían grandes virtudes.
0:06:27 Algunos le arrancaban pilos y otros le rogaba que les considera el don de un escupitajo
0:06:35 para untarse la cabeza, porque todo eso traía muy buena suerte.
0:06:40 Como estaba dispuesto que la víctima no podía ser atada ni tampoco podía mostrar
0:06:46 resistencia, para que esto no ocurriera, a veces le rompían los huesos a las víctimas
0:06:52 o las intoxicaban con opio.
0:06:55 El modo de matar la variaba lo más común era la estrangulación.
0:07:01 Un modo espantoso de sacrificio.
0:07:03 Bueno, tenían un elefante de madera, una cosa muy difícil que como no entiendo no lo voy
0:07:09 a repetir.
0:07:10 Los despojos conseguidos por estrangulación eran rápidamente llevados a cada aldea por
0:07:18 las personas que había sido encargadas para eso.
0:07:20 Y si mataban a la víctima, pues se llevaban los restos a las aldeas y a las unidades agrícolas.
0:07:28 Con el objeto de asegurar una rápida llegada, se apresuraba su transporte por relevos de
0:07:34 hombres y así se trasladaba en postas, incluso hasta lugares que estaban a 200 o 300 kilómetros.
0:07:41 Todos los que estaban en las aldeas ayunaban hasta la llegada de los restos.
0:07:47 Cuando llegaba, los depositaban en el lugar asignado, allí los recibía la Asamblea Pública,
0:07:55 un sacerdote, los jefes de familia y lo echaban en uno, yo al tiempo, y lo ofrendaban a la
0:08:04 diosa tierra.
0:08:06 Bueno, parte de los restos se destiraban a los pequeños propietarios que se llevaban
0:08:14 en su pedacito y lo enterraban en sus tierras.
0:08:19 Para que las virtudes de sacrificio se garantizaran había unos últimos pasos, porque no crea
0:08:25 que es tan fácil.
0:08:28 Y durante tres días no debía barrerse en ninguna casa.
0:08:35 Se guardaba absoluto silencio, no se encendía ningún fuego, tampoco se cortaba madera ni
0:08:43 podía recibirse a forasteros.
0:08:46 Digamos que, para terminar, el cuerpo de la víctima tenía adquirida la virtud directa
0:08:53 de hacer crecer las mueses y también de garantizar la buena voluntad de la diosa tierra.
0:09:02 Por un lado, crecían las plantas.
0:09:06 Por el otro lado, la diosa se mostraba agradecida, te protegía de enfermedades, de infidelidades
0:09:13 de tus amantes, todas las cosas por el estilo.
0:09:16 Estas son conjeturas.
0:09:18 ¿Usted está agregando algunas cosas?
0:09:20 Una enorme virtud benefactora se atribuía a las lágrimas de las víctimas que, antes
0:09:30 de la muerte, eran recolectadas para la producción de lluvias.
0:09:38 Esto tiene bastante de científico.
0:09:43 Una lágrima, es en cierto modo el llover de nuestros ojos.
0:09:48 ¿Cómo se transforma en la subida?
0:09:50 No sé, tanto como eso no sé, pero no sabe cualquiera que haya escuchado un programa
0:09:57 de la New Age.
0:10:01 Que cuando uno llora llueve.
0:10:04 Sí, se transforma así.
0:10:06 No, pero no ese mismo día, a lo mejor un año después.
0:10:09 Ah bueno, señor.
0:10:12 Bueno, eso es todo lo que tenía que decir.
0:10:16 ¿Qué ceremonia tan...?
0:10:18 Es pantoso.
0:10:19 Sí, muy cruel.
0:10:20 Bueno, he ido al discotecario.
0:10:24 No, la verdad que es una historia de una crudeza, porque hasta sacrificio animal se banca.
0:10:31 Sí, pero humano.
0:10:32 Yo me hizo el discotecario.
0:10:34 Y yo por ahí una gallina se la estrangulo con mis propias manos.
0:10:40 Y quiere que le muestre porque vio que yo ve en mí una cierta incredulidad.
0:10:45 Y lo que no me cree fue buscar una gallina.
0:10:49 En el fondo.
0:10:50 El caso es que él también de algún modo exoneró de culpa a los crudelísimos protagonistas
0:11:00 de esta historia diciendo que una buena cosecha es una buena cosecha.
0:11:05 Y entonces me dio esta canción que vamos a escuchar ahora que se llama precisamente
0:11:10 El cosechero.
0:11:12 Y que va a cantar para nosotros Mercedes Sosa.
0:11:40 El viejo río que va cruzando a la tarde es el con un gran camalotón.
0:11:59 Llevo a la bolsa en su loco vaipen.
0:12:04 Rungo a la cosecha cosechero yo seré.
0:12:08 Y entre copos blancos mi esperanza cantaré.
0:12:12 Con manos curtidas tecares en el algodón mi corazón.
0:12:20 A tierra del chaco que brachera y mamparas prenderán mi sangre coro un lunkos a pucaí.
0:12:28 Y serán el sur con mis hombros bajo el sol para otro lunkos.
0:12:35 Algodón te se va, te se va, te se va.
0:12:39 Trata banda mutada de luna y sudor un ranchito borracho de sueños y amor que lo yo.
0:12:51 Algodón te se va, te se va, te se va.
0:12:55 Trata banda mutada de luna y sudor un ranchito borracho de sueños y amor que lo yo.
0:13:21 Trata banda mutada de luna y sudor un ranchito borracho de sueños y amor que lo yo.
0:13:39 De corrientes vengo yo arranquera ya se ve.
0:13:47 Y en la costa un acordeón viviendo a su lento chavame.
0:13:55 Con vueltas coser, chaco se quiero yo seré.
0:13:59 Y entre copos blancos mi esperanza cantaré.
0:14:03 Con manos curtidas tecares en el algodón mi corazón.
0:14:11 A pierdado el chaco que bracheras y montaras.
0:14:15 Tenderas mis ancrecó los lontos a puca y serán el sur con mis hombros bajo el sol para otro lunkos.
0:14:26 Algodón te se va, te se va, te se va.
0:14:56 Quiero yo, quiero yo.
0:15:04 Era Mercedesosa, la venganza será terrible el cosochero.
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