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28 de Abril de 2008

Señales del Cielo

Transcripción automática

0:00:00 Señales del cielo es el tema de hoy. Algunos fenómenos celestes fueron tomados como presagio por muchos pueblos.
0:00:12 No sólo en la antigüedad clásica, se creía que la caída de piedras del cielo o el paso cercano de cometas eran presagio de desastre futuros.
0:00:22 También esto sucedía entre los indios antes de la conquista española. Cuentan que en el Perú los adivinos, muy poco antes de llegar los españoles, habían pronosticado a Huayna Capac que el supremo hacedor asechaba el imperio.
0:00:40 Los adivinos habían visto unos cometas que según creían señalaban el fin del mundo.
0:00:46 Otro que creía en estas señales era el casique Guarani Obera. Se decía el mismo hijo del cielo y manifestaba haber sido concebido sin intervención de varón.
0:00:58 En 1577 apareció un cometa y Obera dijo a sus hombres que él había ordenado esa aparición. Todos le creyeron.
0:01:09 Entonces Obera ordenó una rebelión contra los españoles explicando que el cometa iba a ser el arma principal y que iba a ser uso de ella en el enfrentamiento en que iba a aplastar a los invasores.
0:01:24 Los indios de Obera se engalanaron con sus pilchas de guerra y lucharon contra Juan de Garay y 130 de sus hombres. Pero el cometa no los ayudó de modo alguno y fueron apresados.
0:01:38 En el antiguo Perú los eclipses atemorizaban a los súbditos de linka. La superstición era la siguiente.
0:01:48 Durante el momento en que se tapaba la luna o el sol podía morir al mundo. Era un momento de peligro, de enorme peligro.
0:02:00 Entonces cuando había un eclipse espantaban a los perros para que aullaran, asustaban a los perros para que aullaran, no para que ladraran,
0:02:10 porque hay de saberse que los perros anteriores a la aparición de los europeos no tenían por costumbre ladrido.
0:02:18 Los perros de la América precolombina solo aullaban.
0:02:25 Entonces esos aullidos servían para avisar a los dioses menores para que salieran en ayuda del astrotapado y lo destaparan.
0:02:36 Imagínense como todos eclipses y se jímero de un rato, nada más.
0:02:40 Uno tenía razones para tomar el procedimiento como certero.
0:02:44 El clípse, los perros, entonces vamos a terminar el clípse. Pero no, salió bien.
0:02:49 Vamos a avanzar algunos siglos hasta comienzos del siglo XIX, decirle, dan tiempos.
0:02:55 Casi presentes.
0:02:58 Esto sucedió en Francia y tiene que ver también con señales del cielo.
0:03:03 En París vivía un físico muy famoso, Joseph de Guy Lusak.
0:03:10 Este hombre había nacido en 1778, era químico y físico, famoso por su estudio de los gases, si me permiten la presión, en esta pequeña sala.
0:03:21 Y también junto con nuestro amigo von Humboldt, nada menos que en la composición del agua, y dieron con la fórmula H2O, que ya conocemos todos.
0:03:34 Entonces cuando tenemos sed y no hay agua, podemos tranquilamente buscar dos átomos de hidrógeno y juntarlos con oxígeno hasta conseguir un paso de agua.
0:03:45 Después de todo, usted sabe que el hidrógeno es la sustancia más abundante del universo.
0:03:52 El universo es hidrógeno y un poquitito más.
0:03:56 Si no fuera por ese poquitito más, seríamos la parte interna de un globo.
0:04:01 Bueno, pero más allá de estas investigaciones, Guy Lusak.
0:04:08 Hay una calle que se llama Guy Lusak en París que sale desde Luxemburgo hasta el Panteón.
0:04:17 Y justo donde sale, hay uno que vende unos sanguches de mortadera.
0:04:21 Hay un tipo que vende unos sanguches de mortadera fantástico.
0:04:25 Me llego de cita con toda la mortadera.
0:04:27 Ah, los mejores sanguches de mortadera, porque yo me los comía que no teníamos plata en París.
0:04:33 Por eso le parecen ricos también.
0:04:34 Bueno, lo comíamos una vez por día nada más y comprábamos el sanguche de mortadera y lo teníamos en la mano esperando.
0:04:41 Nos sentábamos en el parque Luxemburgo que era en frente y esperábamos con el sanguche de fraquín,
0:04:46 se lo venía a tomar, porque ahora se avançaba en el día.
0:04:50 Después le llevábamos el sanguche de mortadera, que era lo más barato y que más llenaba en todo país.
0:04:56 Y muchos años después se aprobó, o más o menos tampoco.
0:05:01 Dos sanguches de mortadera.
0:05:03 Y no estaba en el momento en el que se había hecho.
0:05:06 Y habiéndole yo contado este episodio...
0:05:08 ¿Estaba el tipo?
0:05:09 Estaba el negocio.
0:05:11 Compramos unos sanguches de mortadera y los comimos ceremonialmente en el parque Luxemburgo.
0:05:17 Bueno, la calle que empieza ahí se llama Gail Lissac.
0:05:21 Como este tipo, que además de estas investigaciones, estaba interesado en volar.
0:05:26 Quería volver a ver que no se había hecho.
0:05:28 Pero volar no por volar.
0:05:30 Ya en ese entonces, algunos como Mongolfie habían construido globos.
0:05:36 El tipo quería subirse un globo como este cura brasileño.
0:05:40 Porque calculaba que desde las alturas podía estudiar la composición del aire en distintas alturas,
0:05:47 ver el magnetismo terrestre, el chistaba mal.
0:05:50 Y fabricó uno de los primeros, los que se han hecho,
0:05:54 los que se han hecho a los terrestres y los que se han hecho con los terrestres,
0:05:58 y se han hecho con los que se han hecho con los terrestres y los que se han hecho con los terrestres.
0:06:03 No estaba mal.
0:06:04 Y fabricó uno de los primeros globos aerostáticos.
0:06:08 Su proyecto fue muy discutido.
0:06:11 Los comerciantes, algunos diarios le decían de todo.
0:06:16 Lo cargaban, le preguntaban cómo sería su llegada a la luna.
0:06:19 Todos decían que los impuestos aumentaban solamente para financiar esas locuras.
0:06:26 Ya que Guy Leesak era ayudado por el gobierno de Napoleón para hacer estos experimentos.
0:06:31 El caso es que a fin de 1804 se concentraron miles de personas
0:06:36 para ver cómo se elevaba el globo construido por Guy Leesak con el físico adentro.
0:06:42 Guy Leesak adentro, nada en blog, era soltar.
0:06:46 Salió desde el conservatorio de artes y oficios, que no sé dónde quedaría.
0:06:51 Después pasaron unos 20 minutos el tipo de desaludar que yo.
0:06:57 Por fin, desaparición de la nube.
0:07:00 Llevaba ahí prácticamente un laboratorio volante.
0:07:03 Pero era un globo bien hecho.
0:07:06 Podía subir, podía bajar, estaba todo calculado.
0:07:09 No eran globos a esto del cumpleaños.
0:07:12 Mientras los ciudadanos regresaban a sus casas,
0:07:15 Guy Leesak fue impulsado hacia Normandía por unos vientos del sureste que aparecieron.
0:07:22 Pero se quedó detenido en su ascensión, allá por los 4000 metros.
0:07:27 Entonces lanzó todo su lastre, y subió hasta los 5500.
0:07:35 Sabían del año 1804.
0:07:37 Guy Leesak consideró que aún era posible subir más.
0:07:41 Entonces agarró una silla que tenía antes de sentarse en una silla y le atiró al vacío.
0:07:45 Y esta vez, el lago se elevó hasta los 7000.
0:07:48 Jamás era un ser humano, había alcanzado semejante altitud.
0:07:51 Loco de alegría, Guy Leesak, comprobó algo alarmante.
0:07:56 Su respiración era dificultosa.
0:07:59 Su pulso se había acelerado y tenía la garganta seca.
0:08:03 Tomó nota.
0:08:04 ¿Y se agarró en la silla?
0:08:06 No se le había tirado, no se pudo ni sentar.
0:08:09 Conjeturó entonces que el aire se había enrabrece y se pudo echarlo.
0:08:13 Pero esto no es lo interesante.
0:08:16 Lo interesante es el incidente que empezaba a desarrollarse, sin que lo supiera bajo sus pies.
0:08:23 Cuando el tipo tiró la silla, la silla cayó justo frente a una iglesia pueblerina,
0:08:29 en el preciso momento en que la gente salía de mesa.
0:08:33 Entonces al ver que era aquella silla del cielo...
0:08:38 Invadidos de fervor religioso, los campesinos dijeron que se trataba de una de las sillas
0:08:45 en las que tomaban asientos los bienaventurados a la derecha del Señor.
0:08:52 Y los peligreses se lanzaron sin ninguna piedad sobre el envío celestial.
0:08:57 Incluso empezaron a luchar para quedarse con la silla, imagínense.
0:09:01 El cura puso orden y decidió llevar la silla divina a la iglesia
0:09:06 para ubicarlas contra otras reliquias que también tenía por ahí.
0:09:10 Y con ánimo comunal explicó que esa silla era para todos, que se fueran sentando de a uno.
0:09:17 Y así durante tres semanas se hizo como una procesión para visitar la silla
0:09:23 y había lista de espera para sentarse en la silla de Gail y Sack.
0:09:29 Hasta que al final llegaron las noticias del viaje,
0:09:33 volvió Gail y Sack de su viaje con todos sus peripeñas en las alturas
0:09:38 y todos los diarios explicaron que tuvo que arrojar una silla
0:09:43 y entonces una vergüenza general pero silenciosa
0:09:48 se apoderó de aquellos habitantes.
0:09:50 El cura sin decir palabra removió la silla de su lugar y la enterró.
0:09:58 Nadie se hizo reproches así o a otros por semejante credulidad.
0:10:06 Y esto es lo que quería contar hoy, más que las otras señales del cielo.
0:10:12 Si uno es crédulo y si uno insiste con su fue poética,
0:10:17 también puede decir que las señales del cielo pueden seguir caminos misteriosos
0:10:23 y que a la divinidad no le hace falta arrojar una silla,
0:10:27 sino que le basta con inducir en Gail y Sack el deseo de querer conocer el magnetismo terrestre
0:10:35 y hacerlo conducir un globo aerostáctico y arrojar la silla para dar una señal.
0:10:41 Y ese camino es más poético que caerse en la silla a un bien aventurado el iso y llano
0:10:48 en un problemático para eso de ubicación vertical.
0:10:52 Yo creo que sí, esta era una señal del cielo, pero no venía de arriba,
0:10:56 venía del alma de Gail y Sack, del dinero napoleónico, qué sé yo.
0:11:04 Así que dedicamos esta historia a aquellos perros que no ladraban,
0:11:13 aquellos benditos perros que no ladraban,
0:11:15 contraeriamente a los centenar enemiles que hay en mi cuadra.
0:11:19 Es decir, eso no está genéticamente la idea de ladrar, es algo cultural dentro del mundo.
0:11:28 Parece que es algo cultural.
0:11:30 Debe ser desde que es mascota, desde que es lo que es que es cuantarro.
0:11:33 Por ahí los perros americanos no eran domésticos, eran en más montaraces.
0:11:39 Cuando el perro se domestica y trata de hablar,
0:11:43 cuando alguien trata de hablar, todo el día es muy malo.
0:11:49 Así que también a los que tienen que vivir, si tienen algún sentido,
0:11:53 podemos dedicarlo, ojalá tuviera algún sentido.
0:11:56 Hemos buscado tangos con globos aeroestados.
0:11:59 No hay ninguno, no hay ninguno.
0:12:03 Pero en cambio encontramos un vals en el que se muestra un pedacito de cielo.
0:12:11 Y si llama justamente, pedacito de cielo.
0:12:14 Escucharemos la versión de nuestro amigo Horacio Molina.
0:12:41 La reja de la hierba y el viejo balcón.
0:12:46 Recuerdo que entonces reías, si yo te leía mi verso mejor.
0:12:56 Y ahora que ha pricho del tiempo, leyendo esos versos, doramos los dos.
0:13:07 Los años de la infancia pasaron, pasaron.
0:13:12 La reja está dormida de tanto silencio.
0:13:17 Y en aquel pedacito de cielo se quedó tu alegría y mi amor.
0:13:26 Los años han pasado terribles, malvados,
0:13:32 dejando esa esperanza que no ha de llegar.
0:13:36 Y recuerdo tu jefe a través de eso, después de aquel beso robado al azar.
0:13:46 Tal vez se enfrió con la brisa tu cálida risa, tu límpida voz.
0:14:07 Tal vez escapó a tus ojeras la reja de la hierba y el viejo balcón.
0:14:16 Tus ojos de azúcar quemaban, traían distancia doradas al sol.
0:14:26 Y hoy quieres asear como entonces la reja de bronce temblando de amor.
0:14:54 Los años han pasado terribles, malvados,
0:15:03 Y recuerdo tu jefe a través de eso, después de aquel beso robado al azar.
0:15:15 Ahora se omolina en la venganza, será terrible pedacito de cielo.
0:15:33 Una modulación, porque cuando uno modula suele hacerlo o un cenizón o una tercera o una cuarta o una quinta, pero que un tono.
0:15:45 Un tono a modulo.
0:15:46 Un tono, venía cantando.
0:15:47 En la mitad de la canción, la versión estaba en la bemol y la última trófa la repitió en sí de mujer.
0:15:55 Curioso, ¿no?
0:15:56 Bueno, eso es lo que toca la guitarra.
0:16:00 Ahora se omolina.

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