Transcripción automática
0:00:00 Señores, hablaremos hoy de la mujer de nuestro amigo Lev Tolstoy, de Sofia Tolstoy.
0:00:08 Cuando se cuentan cosas acerca de los últimos años de la vida de Don Leon Tolstoy, suele darse énfasis a su masticismo,
0:00:19 su asetismo, su estirpe de monje barbudo y los trabajos ensayísticos bastante alejados de la calidad de sus novelas.
0:00:30 De esto seguramente hemos hablado.
0:00:33 Pero hay un asunto de su vida que suele omitirse y que lo perturbó mucho a nuestro amigo Tolstoy.
0:00:41 Nos referimos a la relación que tuvo con Sofia Andreyyevna, es decir, la mujer con quien se casó en el año 1862.
0:00:49 A Tolstoy le gustaba vivir en el campo, le gustaba.
0:00:54 Hubo un momento de su vida en el que escribió poco y se dedicó a tareas rurales y a evangelizar con el mensaje de una iglesia más bien heterodoxa.
0:01:09 Predicaba para el hombre y la mujer una castidad completa.
0:01:15 Sin embargo, a uno a los 70 años, cada vez que regresaba de un paseo a caballo, tenía relaciones íntimas con su mujer, Sofia.
0:01:26 Y después empezaba a pasear por la casa con aire alegre.
0:01:31 Es decir, el hecho de que León preparara a los caballos era para su esposa un signo inequívoco de que en breve sería amada.
0:01:40 Porque al regreso de cada cabalgata Tolstoy volvía a las andadas, pero con su esposa.
0:01:51 Cabe recordar aquí un pasaje de la vida y opiniones del caballero Tristan Shandy,
0:02:01 libro que hemos recomendado mucho aquí, que dice lo siguiente acerca de cómo algo se convierte,
0:02:10 una cosa se convierte en signo de otra sin tener mucho que ver.
0:02:16 Habla del padre, el que escribe el caballero, que escribe y dice.
0:02:24 En todo lo que hacía, pues en deberes o diversiones, era de lo más metódico.
0:02:30 Como dijera muestra de su extrema precisión, basta decir que se había impuesto como norma durante muchos años,
0:02:38 dar cuerda a un gran reloj la noche de cada primer domingo de mes.
0:02:44 Teniendo ya unos 50 años, mi padre llegó gradualmente a programar con idéntica frecuencia su obligación con Yugal.
0:02:55 Esto era con el objeto de deshacerse de una vez, de esos cuidados.
0:03:01 Por una desagradable asociación de ideas,
0:03:04 aconteció que mi pobre madre nunca pudo ya oír dar cuerda al reloj sin que sus pensamientos derivacen a otras cosas
0:03:12 que irresistiblemente se agolpaban en su cabeza.
0:03:16 Es extraordinario, esto de unir falsamente dos cosas que no tenían una conexión causal
0:03:23 y que provocaban el efecto del perro de Pavlov.
0:03:27 El reflejo condicionado, ¿no?
0:03:29 El perro cuando veía que Pavlov le daba cuerda al reloj, se haría corriendo, imagínense.
0:03:43 Bueno, no me acuerdo como era, pero era igual.
0:03:45 Más o menos, sí.
0:03:47 Pareció, sí.
0:03:48 Lo trágico es que esto sucedió también a la inversa, sigue diciendo el caballero.
0:03:53 Lo trágico es que esto sucedía también a la inversa.
0:03:56 Cuando el amor estallaba, mi padre y mi madre pensaban en que debía darse cuerda al reloj.
0:04:04 Bueno, pero estamos hablando de Sofía Tolstoy.
0:04:07 Más allá de estos encuentros que venían después de la cabalgata,
0:04:12 León tuvo que sufrir mucho por causa de Sofía.
0:04:17 Primero, ella era muy celosa y los celos fueron creciendo con los años y se transformaron en locura.
0:04:24 Sofía detestaba el campo y sus trabajos.
0:04:27 Los momentos más felices de su vida con Yugal fueron cuando Tolstoy escribió Guerra y Paz y Ana Karenena.
0:04:34 Ella copiaba a los borradores y se sentía unida a él por esa colaboración.
0:04:39 Cuando Tolstoy dejaba de escribir novelas, ella se sentía traicionada
0:04:45 y comenzó a dar muestras de paranoia en 1881.
0:04:50 A partir de ese año las preocupaciones morales y sociales de Tolstoy pasaron a primer plano en su vida
0:04:56 y andaban siempre con él unos neactos a quienes Sofía llamaba los Tolsoyanos.
0:05:04 Eran discípulos de León que lo ayudaban en algunos emprendimientos sociales
0:05:09 y entre ellos estaba su preferido, el discípulo preferido, que se llamaba Cherkov.
0:05:15 Juntos con Tolstoy fundaron una editorial que se encargaba de difundir a bajo precio obra de calidad.
0:05:26 Sofía odiaba a Cherkov, no soportaba que pasara con Tolstoy tantas horas
0:05:33 y sobreviñeron escenas muy violentas.
0:05:36 Para tranquilizarla, un día Tolstoy renunció legalmente a su fortuna en beneficio de Sofía y sus hijos.
0:05:45 Sin embargo decidió ceder sus últimas obras al Domeño Público y ella enloqueció.
0:05:52 Cuando se enteró de esta sesión que había hecho Tolstoy y de sus derechos de autor,
0:05:57 corrió al estación, el estación del ferrocarril, para arrojarse bajo un tren.
0:06:03 Lograron viso a Virula.
0:06:08 En julio de 1895 Tolstoy terminó a Moinservidor y en lugar de darle a Sofía para que lo copiara,
0:06:15 se lo dio al escribiente de una revista que dirigía a una mujer.
0:06:21 Sofía sospechó que quería abandonarla por aquella señora
0:06:25 y entonces se precipitó a las calles mal vestida, quiero decir, desabrigada
0:06:31 con la intención de morir congelada.
0:06:34 Tolstoy corrió detrás y la hizo volver.
0:06:37 Sofía se marchó de nuevo al día siguiente, se hizo llevar en coche hasta la estación Cursc,
0:06:43 y le preguntó al de la boletería a qué hora pasaba el tren que no paraba en la estación,
0:06:50 para poder matarse mejor.
0:06:53 El hombre entonces la llevó a la policía y Tolstoy la rescató.
0:06:58 En realidad Tolstoy no tenía la intención de abandonarla,
0:07:03 pero otros dicen que en realidad no podía abandonarla, que es otra cosa.
0:07:07 Una vez un discípulo que llegaba a su lado,
0:07:10 decir que lo acompañaba en las tareas de campo, le sugirió una separación.
0:07:16 En una revato Tolstoy lo amenazó con su guadánea, la misma que usaba para la siega,
0:07:22 y le ordenó que jamás volviera a hablar sobre eso.
0:07:26 En 1908 el discípulo Cherkov volvió a acercarse a Tolstoy
0:07:31 y Sofía perdió la cabeza completamente.
0:07:34 Creció que aquel muchacho era un intrigante
0:07:37 y que tenía un ascendente tal sobre el maestro que podía perjudicar los intereses de la familia.
0:07:44 Suponía que Cherkov quería los manuscritos de Tolstoy para su fructo,
0:07:49 temía también que León se diera todos los derechos a aquel hombre
0:07:54 y le reprochaba a su marido las visitas de Cherkov cada vez con mayor violencia.
0:07:59 De todos modos León se reunía con el discípulo.
0:08:02 Un día, después de una de estas reuniones, Tolstoy encontró a Sofía en cuatro patas detrás de un armario,
0:08:08 pasándose alrededor de la boca una empolla de veneno que finalmente consiguieron arrebatarle.
0:08:14 Unos días más tarde Tolstoy, su hija Masha y Cherkov se encerraron en una habitación para hablar.
0:08:22 De escalza para no hacer ruido, Sofía espió por la cerradura
0:08:26 y pensó que se producía una conjura contra ella y empezó a los gritos.
0:08:31 ¡Qué sello!
0:08:34 También dio a pensar que Tolstoy tenía una relación amorosa con Cherkov
0:08:39 y se lo contó a cada persona que se cruzó con ella.
0:08:43 En una oportunidad enterada de que los dos hombres daban paseos por un pinar,
0:08:48 los siguió escondidas y dio monedas a unos niños de la aldea para que lo siguieran y contaran lo que hacían.
0:08:54 Urgaban los papeles de Tolstoy en busca de pruebas de su homosexualidad
0:09:00 y recorrió la casa con un revuelve en la cintura.
0:09:04 Naturalmente Tolstoy se cansó.
0:09:07 Un día se cansó tanto de que se cansó mucho después que nosotros, desde luego.
0:09:14 Ya estamos podridos de esta mina de la segunda frase.
0:09:19 Y la abandonó.
0:09:22 Estalló su rencor, la abandonó y le dejó una carta diciendo que se iba, pero no decía dónde.
0:09:30 Ella escribió en su diario.
0:09:33 Hemos dicho que los Tolstoy tenían dobles juegos de diarios.
0:09:36 Cada uno de ellos tenía dos diarios.
0:09:38 Uno para su uso particular y otro para que lo leyera su pareja.
0:09:43 Los dos tenían ese sistema y los dos creían que el otro lo ignoraba y efectivamente lo ignoraba.
0:09:50 Ella escribió en su diario, aunque no sé si en el verdadero o en el que tenía destinado a la lectura de Tolstoy.
0:09:58 Escribió esto.
0:09:59 Ayer León ha huido de improviso.
0:10:02 Horror.
0:10:03 Dejó una nota.
0:10:05 Después de haberla leído, corrí en mi desesperación a horrojarme a un estanque vecino.
0:10:10 Evidentemente no pude.
0:10:21 Tolstoy se había ido con un amigo, el doctor Malkowski.
0:10:24 Qué tal, doctor?
0:10:26 Parece que tomaron el tren y se detuvieron en el monasterio de Optina.
0:10:30 Y ahí pensaba alquilar Tolstoy una casa cerca del monasterio.
0:10:35 Pero su hija Masha llegó hasta allí y le aconsejó que se fuera más lejos porque Sofía lo estaba buscando y andaba cerca.
0:10:42 Entonces volvieron a tomar el tren ya acompañados por Masha.
0:10:46 Y el fin ya lo sabemos.
0:10:48 Tolstoy murió durante ese raje en el movimiento de su separación.
0:10:55 Tuvo un ataque al corazón, lo atendieron en la casa del jefe de la estación de Astápovo y se murió.
0:11:01 Entonces su mujer enterada del asunto fue hasta allí, pero no la dejaron entrar.
0:11:08 Ella sobrevivió nueve años.
0:11:12 Su marido murió en 1919.
0:11:14 Dicen que su locura se había pasiguado.
0:11:16 Ya muerto Tolstoy no encontraba a quien jorobar.
0:11:20 Y esta es la historia de los últimos tiempos con sus gales de Leon Tolstoy y Sofía Andrés.
0:11:29 Esa triste historia matrimonial.
0:11:32 Bueno, Tolstoy, por supuesto, hay que vivir con una paranoica de estas características.
0:11:37 ¿Un tipo que no fue un seconalista si no?
0:11:41 Todavía estaría escribiendo la guerra y la paz.
0:11:44 Aparte veo que el que se quiere matarse mata.
0:11:47 Esta chica no pasaba por ahí el tema.
0:11:50 Mil intentos y nada que no se veía.
0:11:53 La famosa certeza que tanto nos asusta siempre Alejandro.
0:11:57 La certeza primero del engaño, después de la homosexualidad,
0:12:01 pero en quebrantable.
0:12:03 O sea buscando pruebas y haciendo estas cosas.
0:12:06 Voy a dedicar esto también al amigo de Ossocio,
0:12:09 ya que usted habló de las cosas que terminan siendo signos de otras.
0:12:13 Y si me permite, al pobre perro de Pablo.
0:12:16 Que cada vez que lo veía a darle cuerda al reloj rajada.
0:12:19 Y al amigo de Lone Stern, el autor de la vida y opinión del caballero Tristrandi.
0:12:24 Y al que preestación que atendió a Tolstoy.
0:12:28 ¿Qué cosa Tolstoy? Siempre relacionó con el ferrocarril.
0:12:32 Hemos ido a la discoteca a buscar un tango.
0:12:38 Que ribara con esta historia y me dijo,
0:12:41 a todos los tangos que tengo aquí, riman con esta historia.
0:12:45 El tango es eso.
0:12:47 El tango es el rencor, el desencuentro,
0:12:51 y la locura, y los celos.
0:12:54 Y aquí tiene todo. Me dio el primero que agarró,
0:12:56 que era como un rencor, que es como murió Tolstoy.
0:13:00 Y me dijo, no tome, lo tengo por el mundo.
0:13:04 Me lo dio.
0:13:06 Así que este área hoy era muy fácil.
0:13:09 Difíciles por ejemplo, por ejemplo,
0:13:11 cuando hay, ponemos por caso, un chino a Zeta.
0:13:16 Un chino a Zeta, no, un chino que se ocupa de fabricar
0:13:20 culebras de cristal.
0:13:25 La discoteca.
0:13:27 ¿Cuál es el tema de hoy?
0:13:29 Chinos que fabrican culebras de cristal.
0:13:34 La cumparsita.
0:13:37 ¿Como son? Siempre se dicen los primeros que se les ocurren.
0:13:41 Bien, en este caso escucharemos como abrazado
0:13:44 a un rencor en la versión de Don El Mundo Rivero.
0:13:49 Está listo.
0:13:51 Sentenciaron las comadres.
0:13:53 Y el varón, ya difunto en el presagio,
0:13:56 en el último momento de su pobre vida rea,
0:13:59 dejó al mundo el testamento de estas amargas palabras
0:14:02 piantadas de su rencor.
0:14:24 Esta noche para sí terminaron mis asañas.
0:14:29 Un chamullo misterioso, le acorrele al corazón
0:14:33 al ninja y dentro el rincón, es el rigo el menos guadana
0:14:37 que anda un algo cerca de un atrio, el fatiando de cajón.
0:14:42 Los recuerdos mafoleros, verestrosa en la sabecha,
0:14:46 una infancia sin juguetes, un pásalo sin honor,
0:14:50 el rigo de unas cabinas, ya un dequema a las muñecas
0:14:55 y una mina que arrodilla a pizas rectos de varón.
0:15:01 Yo quiero marir con amigos, sin confesión y sin dios,
0:15:10 crucificado a mi pena, no abrazaba un rencor.
0:15:19 Nada le debo a la vida, nada le debo al amor.
0:15:27 La quiera me dio a Margu, y el amor una traición.
0:15:37 Yo no quiero la comer de las largas en el seno
0:15:42 cuando en busca de un consuelo y en busca de un perro,
0:15:46 no pretendo sacramentos ni palabras uneveras.
0:15:50 Me entrego manza a rente como me enfreje al botón,
0:15:54 solo usted, madre querida, se viviese en la ría,
0:15:59 el consuelo de encender de cuatro velas a mi adiós,
0:16:03 devolcar todo su peso sobre mi heredía agonía,
0:16:08 de llorar sobre mis manos y pedirle al corazón.
0:16:14 Nada le debo a la vida, nada le debo al amor.
0:16:22 La quiera me dio a Margu, y el amor una traición.
0:16:36 En la venganza será terrible hemos escuchado como abrazado
0:16:42 un rencor de Rossi Pohd está en la versión del mundo rivero.
0:16:46 Con Roberto Greer.
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