Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de un amor de la duquesa de Abrand.
0:00:04 Así que vamos a ubicarnos en Francia en 1812.
0:00:08 Uno de los personajes más importantes de la Corte de Napoleón era la ahorita de Parmón, duquesa de Abrand.
0:00:16 Era la esposa de Gignot, uno de los colaboradores más cercanos a Napoleón.
0:00:23 La duquesa y Gignot vivían separados en muchas ocasiones, ambos tenían amantes.
0:00:30 En la Corte vivía además un muchacho llamado Mauricio de Valincor.
0:00:36 Dicen que era por entonces el hombre más coliseado del imperio.
0:00:41 Había sido amante de Paulina Bonaparte, la hermana de Napoleón, que marcaba a unos 35 la misión.
0:00:48 Había sido amante también de Ciguer, la gris, la que fue amante de Napoleón, que después se casó con Bernardoz,
0:00:58 que fue rey de Suecia. Había sido amante también de Ortencia, a Guarné, que era la hija de José Cina,
0:01:08 y de Catalina de Burtenda. La crónica dice que era el rey de la fiesta, el favorito de las damas para las artes íntimas.
0:01:16 Valincor era joven, tenía 23 años, tenía ojos azules, rubio, alto, elegante, y tenía una gran fortuna.
0:01:25 En el verano de 1812, Bonaparte y la nobleza de París, estaba en las aguas de Hex.
0:01:33 Y por allí han dado a la duquesa de Abrand que seguía la cura para tratar unos padecimientos estomacales.
0:01:41 Y eran las aguas medicinales que se ponían muy de moda el durante el siglo XIX ya rato.
0:01:49 Por la mañana la gente tomaba las aguas, inusiosamente dosificadas por una cojorte de médicos,
0:01:57 y por la tarde todos paseaban, intrigaban y se seducían.
0:02:04 Mauricio de Valincor había llegado hasta allí para reencontrarse con Desigüet de Ali,
0:02:09 pero la que ahora era reina de Suecia, en ese momento era reina de Suecia,
0:02:14 se había puesto tan gorda que Mauricio se desilusió y miró para otro lado.
0:02:20 Y vio a la ahorita pasmón la duquesa de Abrand.
0:02:24 Dice la crónica que ella se enamoró perdidamente apenas lo vio,
0:02:29 y que sin dilaciones se arrojó a su cuello.
0:02:35 ¿Me perdó?
0:02:39 Se le tiró encima.
0:02:41 El sorprendido y agradecido por aquel ahorro de tiempo y esfuerzo,
0:02:48 cayó en sus brazos el 10 de septiembre de 1812,
0:02:52 y se echó imposible de olvidar porque la duquesa se la recordaba en todas sus cartas.
0:02:59 Aquí la pasión adquirió en la duquesa de Abrand una forma absolutamente denencial.
0:03:06 Para empezar nomás, tomó una pluma, una pluma de escribir de oro,
0:03:12 se rasguñó un brazo para escribir con su sangre un juramento de fidelidad que terminaba así.
0:03:19 Y si Mauricio, o vos, o la muerte, era como para asustar.
0:03:26 A un muchacho que después todo no pedía tanto, nadie pide tanto.
0:03:31 Qué cosa que le den a uno más de lo que pide, asusta.
0:03:35 Terminó la temporada de ver a Nega, Valencur se sintió feliz de irse de las aguas.
0:03:42 Y ella le pidió que la siguiera al palacio de San Celice, en París.
0:03:47 Valencur no quiso saber nada y se despidió.
0:03:50 Y ahora acá terminó la vuelta, pronto por la salida.
0:03:53 Y se instaló en cambio en la localidad de Morghontem.
0:03:58 Creí yo que allí iba a estar tranquilo, pero me pisaron los embates de la duquesa.
0:04:06 Y ella le anunció por correspondencia que esperaba a un hijo.
0:04:11 Mauricio, espero un hijo.
0:04:13 Aterrado, Mauricio Valencur, cortó la correspondencia con aquella gama.
0:04:19 Un mes después la duquesa abandonada se presentó en Morghontem,
0:04:24 donde ante los ojos de todos los nobles que andaban por ahí,
0:04:28 hizo un escándalo tan terrible que los registros de la escena existentes en el Ministerio de Policía
0:04:35 fueron destruidos por orden del emperador.
0:04:38 De regreso a su casa, después del escándalo, la duquesa escribió a su amado,
0:04:44 me sacrificaré por tu seguridad y tu tranquilidad.
0:04:48 Adiós para siempre.
0:04:50 Al no poder ser tuya, pertenezco a la tumba.
0:04:55 Consuela mis hijos. Ellos no sabrán que tú eres mi asesino.
0:05:02 Después de enviar esa carta, se trago el contenido frasquito de la auda, no?
0:05:09 Para matarse.
0:05:11 La encontró Napoleón, borracha por el lauda en un pasillo, y se le gritó de todo.
0:05:18 El emperador mandó a corvisar a que le ayudara.
0:05:22 El corvisar la curó con los llamados baños de carne, que eran un procedimiento bastante arqueroso,
0:05:31 que consistía en meterse uno en un puentón lleno de patas y cocinas de tornera, todavía humeantes,
0:05:38 y era que se esperaba que la epidermis extrajera fuerza de alimento.
0:05:42 El tratamiento duraba 15 días y era necesario no comer nada durante ese tiempo.
0:05:47 Con ese régimen, los gritos de la duquesa, que estaba completamente debilitada, fueron menos furibundos.
0:05:54 Valencó se entiró de lo que la duquesa había hecho y se interneció.
0:05:59 Fue hasta la corte y le propuso una amistad fraternal.
0:06:03 Ella respondió, tú eres mío y de ninguna de ellas eres mi gran.
0:06:09 El padre del ser que llevo a mí, Valencur volvió a terrorizarse.
0:06:16 Se arregaron una vez más. Conoció a otras mujeres, pero vivía teniendo una nueva toma del áudano.
0:06:24 Vivía teniendo que la mina trataba de matarse otra vez.
0:06:29 Entonces tenía encuentros melancólicos con sus amores nuevos,
0:06:33 perturbados por la posibilidad de que la duquesa perdiera la vida por su culpa.
0:06:39 Cada tanto para solasarla le enviaba cartas que prolongaban la víspera del encuello.
0:06:45 Más alíctima.
0:06:47 Mientras disfrutaba de esta víspera, a finales de julio de 1813, la duquesa de Abraán se entiró de que su esposo,
0:06:57 que no, ella era casada, recordemos, con el marital Gino, que su esposo Gino se había vuelto loco.
0:07:04 Y que esa locura lo había matado.
0:07:08 Enviado a tres, y con tiempo como se murió el Gino.
0:07:11 Enviado a tres, Gino tuvo que tener caprichos cada vez más inquietantes.
0:07:18 Había hecho, por ejemplo, tocar arrebatos y movilizar dos batallones para matar a un ruiseñor en su jardín.
0:07:25 En un baile en Raguza, Gino había recibido a sus invitados de guantes blancos,
0:07:32 con decoraciones coladas al cuello, el sabre en la mano y el sombrero puesto y totalmente desnudo.
0:07:41 Te vieron amarrarlo y arrojarlo dentro de un coche.
0:07:45 Trató de escapar y se rompió una gamba.
0:07:48 La herida se infectó y el pobre Gino fue afinado.
0:07:53 Adiós, Gino.
0:07:55 Además, la duquesa perdió y dijo que esperaba. Parece que fuera cierto.
0:07:59 Al saber tales noticias, Mauricio Valincor se volvió a comparecer.
0:08:04 Eres un antiguo.
0:08:06 Y se acercó a la duquesa.
0:08:09 Parece que Gino había dejado deudas y él se encargó de solventarlas.
0:08:13 A partir de entonces, según la crónica, Valincor la siguió como aspirado por el abismo.
0:08:20 Dice el historiador que el muchacho se transformó en una especie de resagrado del amor
0:08:25 que seguía rengando el camino que le trazaba a su ondante.
0:08:28 Retirado de la pasión, Valincor quedó tomado por el santaje.
0:08:35 Aquel Calvario duró varios años.
0:08:38 Sólo una cosa vino a salvarlo.
0:08:41 Un día la duquesa de Abrand se enamoró de Balzac.
0:08:45 Se enamoró de otro tipo, nada menos que de nuestro honor y Balzac.
0:08:49 Y tuvo una breve historia en cuyo transcurso Valincor aprovechó para escapar.
0:08:57 Se salió rasgando a todo lo que era.
0:09:01 Sólo salió rasgando que sabemos muy poco de su vida posterior.
0:09:05 Miren cómo se habrá rasgado.
0:09:07 Sabemos que se casó en 1824 una mujer hermosa, Eufroxine de Lisle-Rouat.
0:09:14 El contrato de matrimonio fue firmado en el Palacio de las Tuilerías.
0:09:21 No importa eso.
0:09:23 Y después no sabemos nada.
0:09:26 Y la duquesa vivió sola.
0:09:30 La aventura con Balzac duró poco y murió en 1866.
0:09:37 Pero si no lo salvo a Balzac, a ese hombre,
0:09:40 todavía lo teníamos ahí,
0:09:43 pagándole copetines a la duquesa de Abrand.
0:09:48 Duquesa que era muy bella.
0:09:51 No se dijo aquí.
0:09:53 Pero era muy bella.
0:09:54 Napoleón trató de seducirla durante una temporada,
0:09:58 cuando todavía vivían...
0:10:00 No, no es que vivían junto con Gino, pero estaban bien.
0:10:03 No digo que vivían junto porque Gino era un militar,
0:10:05 entonces se andaba de campaña a campaña.
0:10:07 Y Napoleón, durante una de las ausencias de Gino,
0:10:11 tuvo la sombra de la sombra de un episodio con ella.
0:10:16 Pero no pasó nada.
0:10:19 Pero le agarró la locura.
0:10:22 Aquí en Chile dedicada a esto, más allá,
0:10:24 ya las víctimas de personas como ésta.
0:10:27 Sí, como el Amarquecita.
0:10:30 Bueno, aquí las personas alejando que nos ahorran tiempo y esfuerzo.
0:10:35 Pero que no es el loco.
0:10:39 Que si nos quieren, nos quieren.
0:10:41 Sí, no, no, no, no, no, no.
0:10:45 ¡Ven acá!
0:10:47 Todavía los te colojo.
0:10:50 No, pero es que...
0:10:57 Ay, löpe.
0:11:00 Quiere un consejo, lolo.
0:11:03 Quiere un consejo, lolo.
0:11:05 Rágile, gado.
0:11:07 El que no lo termina de querer, rágile.
0:11:10 Que lo quieran por la mitad, no se deje querer por la mitad.
0:11:14 Algo que le avisen.
0:11:16 Yo te quiero con la mitad, te interesa.
0:11:20 ¿Tú también estás bien con esto?
0:11:22 Eso está bien, por ahí usted le interesa también.
0:11:24 Pero si viene uno,
0:11:26 y entra por esa puerta en ella,
0:11:28 saber cómo te quiero,
0:11:30 y al otro día dice no,
0:11:32 resulta que no sé si te quiero tanto.
0:11:34 Y al otro día dice no,
0:11:36 no estoy tan interesado en vos.
0:11:38 Ayre con eso.
0:11:40 ¿Qué llamas?
0:11:41 Ayre con eso.
0:11:43 Ayre con eso porque te hacen deudor o corno.
0:11:46 Vamos a ilustrar
0:11:53 esta huida permanente o esta huida final.
0:11:57 En todo caso, el balincourt, mori, balincourt,
0:12:00 aquel muchacho
0:12:03 que tanta suerte tenía con el amor,
0:12:05 tanta suerte que al final miraba como digo.
0:12:08 Con una zambita,
0:12:11 que se damos a la zambita y que se va,
0:12:13 y que se va a nosotros que mori, balincourt.
0:12:16 Y lo escucharemos en solo del piano por Hilda Herrera.
0:15:45 que no se va a hacer nada.
0:15:50 que no se va a hacer nada.
0:15:54 que no se va a hacer nada.
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