Transcripción automática
0:00:00 Vamos, hablar de un episodio vivido por el rey Enrique III de Castilla.
0:00:05 Enrique III de Castilla.
0:00:08 Esto fue así en ese siglo XIV en España, en Castilla naturalmente.
0:00:15 Enrique III, el doliente.
0:00:18 Succedió él a su padre Juan I los Conceales.
0:00:23 Como era tan joven, se formó un consejo de regencia que gobernó en su nombre hasta que el rey cumplió 14 años de edad.
0:00:33 Muchos nobles abusaron de su pobreza.
0:00:38 Durante ese momento de la regencia y aún después porque era un rey muy joven, imagínese 14 años, algunos ahí que todavía no pelan las naranjas solo.
0:00:50 Además de aprovechar la inexferencia de Enrique, muchos nobles aprovecharon otras circunstancias.
0:00:57 Enrique permanecía constantemente encostrado.
0:01:00 Siempre andaba bastante enfermo y por eso se lo conoció como el doliente.
0:01:05 Algunos dicen que pudo haber parecido una especie de hemofilia, pero en realidad no se sabe.
0:01:12 Cuentan las crónicas, tuvo un hecho puntual de ese aprovechamiento de los nobles.
0:01:18 Y en este episodio curioso lo vamos a contar.
0:01:21 Parece que las arcas del tesoro de Castilla llegaron a en pequeñezarse.
0:01:29 Enrique en verdad sólo sostenía unas opulencias nominales.
0:01:37 La conquista americana todavía no había sucedido y la acumulación de oro en aquellas regiones era muy difícil.
0:01:46 Eran tiempos feurales en los que el vasallaje sólo le proporcionaba al rey diezmos de la cosecha
0:01:54 que ni siquiera eran cosechas importantes.
0:01:58 Había sequía en aquellos años.
0:02:00 La mayoría de las tierras habían sido repartidas entre señores, varones, nobles
0:02:06 que iban avanzando sobre la debilidad de la corona.
0:02:11 Cuentan los anales que cuando el rey Enrique salía a cazar,
0:02:15 guardaba las todorrisas que se atrapaba para que uno de los criados la vendiera luego en la feería.
0:02:21 Es decir que mirá que eso mería y pulería ranticusa, estaba pasando el rey Náudel.
0:02:27 A tal punto llegó la pobreza del rey que en una oportunidad tuvo que ir a empeñar la armadura.
0:02:34 Fue ahí al Banco Ciudad.
0:02:37 Pero bueno, en verdad mandó una ayuda de cámara para que vendiera o empeñara la armadura.
0:02:50 Allí el ayudo se encontró con un pase del gobernador Betolero, que era uno de esos nobles de lo que hablábamos.
0:02:57 Y el pase le contó un secreto.
0:03:01 Se trataba de los preparativos que se hacían para un gran festín,
0:03:05 que se iba a celebrar en el Palacio del Gobernador de Betolero,
0:03:09 y en el que se reunirían la mayoría de los señores del reino.
0:03:13 Eran justamente los hombres que socavaban el poder de la corona de Castilla,
0:03:18 y paulatinamente dejaban de reconocer la autoridad del rey.
0:03:24 Cuando esa ayuda de cámara de André, que se encontró frente a él, le explicó lo que el paje le había contado.
0:03:31 Y el rey André, que curioso, dijo que tenía ganas de asistir a ese banquete,
0:03:37 y decidió disfrazarse para enterarse de las intrigas y los resbenes de aquellos polnosos.
0:03:45 Voy a ir a decir que estas historias solo pueden ser admisibles en tiempos de rostros poco conocidos,
0:03:53 por la inexistencia de medios que los difundieran.
0:03:56 Nadie sabía cómo era la cara del rey.
0:03:59 Ni siquiera los retratos eran frecuentes, o si lo eran, por lo general, no eran confiables tampoco, a fin de decirlo, que a todos.
0:04:08 La cuestión fue que disfrazado de paje,
0:04:13 acompañado en su criado que también iba a disfrazado,
0:04:16 y con la complicidad del paje del Gobernador de Betolero,
0:04:20 Enrique, el doliente, entró a la fiesta.
0:04:23 Y gracias a eso pudo ver el gran banquete con que se regalaban los nobles,
0:04:28 mientras él andaba pasando hambre.
0:04:32 También pudo ver las burlas y el escarrio con que lo trataban.
0:04:38 Y lo peor fue que supo de una conjura general,
0:04:43 que debía diluir castilla para ser repartida entre todos los nobles que asistían a aquel vestido.
0:04:51 Entonces, indignado Enrique diseñó su gananza.
0:04:57 Primero se fue el banquete, ¿no?
0:05:00 Pero después hizo correr la voz de que había caído un enfermo y que no había esperanza de recuperación,
0:05:06 hizo saber que haría un testamento,
0:05:10 y con ese pretexto reunió en su palacio a todos los nobles que habían participado en aquel banquete.
0:05:18 El gobernador, por favor, que se iba a hacer un testamento antes de morir, en el orquese.
0:05:23 Algunos se sorprendieron al llegar, ¿no?
0:05:29 Cuando llegaron, les pareció raro que no los hicieran pasar a los aposentos reales,
0:05:36 donde debía estar el tipo en el que estaban enfermos,
0:05:39 sino que los metieron en un salón y que rodeando el salón había un montón de guardias del rey.
0:05:46 Y eso pareció Enrique, sano, revestido de su armadura, la misma que había llevado en peñal,
0:05:53 y con una espada en la mar.
0:05:55 Sin saludarlos, el rey se sentó en el trono y preguntó al primero de los nobles presidentes,
0:06:01 ¿lo hizo esto?
0:06:03 Toda la guardia del rey rodeándolo al estipo, ¿eh?
0:06:06 Y había venido solo, creía que venían a la lectura de un testamento y nada más.
0:06:11 Y le preguntó al primero de los nobles cuántos reyes de Castilla había conocido.
0:06:16 El noble respondió tres, luego entrepó a otro que respondió que había conocido a dos,
0:06:21 otro noble más viejo dijo que cinco, y así siguieron las preguntas,
0:06:25 que si todos habían podido conocer a dos o tres reyes de Castilla.
0:06:30 Enrique entonces habló con ironía.
0:06:33 Dijo que era extraño que él, que era el más joven de todos los que estaban ahí,
0:06:38 había conocido cerca de 20 reyes, y señaló a cada uno de los presidentes diciendo,
0:06:43 puedo ver al rey goberrador de Toledo, al rey arzobispo de Burgos, al rey marqués de Bibilliana,
0:06:51 y continuó enumerando a todos los nobles que se habían presentado y que pertenecían a la cuncura.
0:06:56 Cuando terminó con los señalamientos, dijo que era tiempo de que hubiera un solo rey de Castilla.
0:07:02 Y entonces aparecieron por una puerta los verdugos reales, con sus correspondientes hachas,
0:07:10 discuechos a cortarles la cabeza a los reyes sobrantes.
0:07:15 Desde luego un horror fue general.
0:07:20 Uno rajó para el río, el otro se desgocó,
0:07:24 bueno, que hacían al suelo.
0:07:27 Incluso algunos pedían ayuda al cielo y le decían al arzobispo de Burgos,
0:07:34 que estaba presente, que intercediera para que aquella ayuda llegara rápido.
0:07:41 Digo, la ayuda al cielo.
0:07:44 Y el arzobispo rezaba y decía, no, mira, no hay caso.
0:07:49 Al final empezaron a pedirle misericordia al rey.
0:07:54 Y entrí que él doliente el példoro, sólo con la condición de que se firmara la revolución de tierras
0:08:00 y bienes a la corona, y él pago y un tributo para levantar la sarka de Castilla
0:08:07 y para no tener que andar vendiendo con dormices y empeñando armaduras.
0:08:12 Los nobles quedaron presos allí hasta que cumplieron la voluntad real.
0:08:17 Pero entrí que el doliente no pudo disfrutar largo tiempo de su supremacía,
0:08:22 porque murió muy joven a los 27 años.
0:08:26 Era doliente porque estaba en el suelo.
0:08:29 Lo sucedió Juan II, y Juan II fue el padre nada menos que de Enrique IV el impotente,
0:08:36 pero también de Isabel la Católica.
0:08:48 Si no hubiera tenido este gesto enrique el doliente, la corona de Castilla,
0:08:52 si hubiera atomizado y balcanizado, y que no hubiera descubierto América.
0:09:00 Por ahí, qué lástima, por ahí no lo hubieran descubierto nada.
0:09:07 Y estaríamos en Italia.
0:09:22 Bueno, a quién dedicaré a Enrique el doliente, pobre muchacho,
0:09:28 y al ver que pobre humo tenían,
0:09:31 y no lo podían saber los médicos de finales del siglo XIV.
0:09:37 ¿Y a quién más?
0:09:39 No hay muchas fibras sin paz.
0:09:41 Porque los macanudos, al paz, que tanos dorados, que fueron las primeras,
0:09:46 son expresivos.
0:09:50 ¿Y nada de nada más?
0:09:52 No, no hay.
0:09:55 No, ni siquiera hay personas que secundan.
0:09:58 ¿Qué historia, no?
0:10:00 ¿Y una mujer?
0:10:02 Aparecí Isabel al final.
0:10:04 No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
0:10:09 Pero, ¿qué por qué dice?
0:10:12 Bueno, hemos ido a la discoteca a buscar...
0:10:17 ¿Usted con qué ilustrar esta voluntad de poder de la corona frente a la base de los barones?
0:10:22 Después de todo, sucedió en muchos otros países, en la isla perra, en Francia, etc.
0:10:28 Y entonces encontramos el tango primero yo,
0:10:33 lo que dijo el rey,
0:10:37 como declaración de su voluntad de prevalecer sobre los señores de la ciudad.
0:10:43 Primero yo es un tango que parece tratar de otros asuntos, como tiene que ser.
0:10:48 Ninguno sospecharía de escuchar su letra, que más bien parece un reproche a una gama que se ha marchado.
0:10:58 Ninguno sospecharía la intención de referirse a estas clásicas luchas entre el poder central de la corona y el poder de los noves.
0:11:10 Pero algo de eso tiene que haber en el tango.
0:11:14 ¿Por qué se le ocurre que tiene algo de esto?
0:11:17 No, no tendríamos que tango por eso.
0:11:22 Utilizaremos la estupenda versión de Don Es Mundo Rivero.
0:11:27 ¡Adelante!
0:11:38 Por espasar, por milagro, como pasaste esta noche
0:11:43 y un lado de desportismo con mínimo de carcer,
0:11:47 como despazos formilados y alzores de pinta de roche, como perfecta guaranza,
0:11:53 esta es tu gran papel, saliste de mi academia con nociones de cultura,
0:11:59 yo te vi los mejorsitos de estos de educación,
0:12:03 pero ya estoy convencido que por tu cabeza dura
0:12:07 no le haré perder el tiempo renderte tan desvío.
0:12:12 Me cuido los piros a fare de tus complicados huevos
0:12:18 y como el amor es ciego dentro de mi vida de mujer.
0:12:26 Me adoraste, si no me te, y tal que no te sentiste
0:12:33 que una tarde te pereces, dijo él para no volver.
0:12:40 Ahora a mí no hace de claro, no siente la misma cosa
0:12:45 un formato que galanteza va a ser en tu renón.
0:12:49 Transparenza en tus modales, una moral de esa cosa
0:12:53 podrán cambiarte de aterro, pero no son brazos.
0:12:57 Nosotros hemos tenido un diferente de tío,
0:13:00 lo que fuiste para arriba en placer toda sución.
0:13:04 Yo me quedé empancalado en la mitad del camino,
0:13:08 a vos que dote una fuerte y a mí me despedí.
0:13:13 Primero ya forma fuerte, que te tiende bien la vista
0:13:20 que está la página escrita de reto que muere nuestro amor.
0:13:28 Y aunque la vida cojando, me entrebaste de todos
0:13:35 en la lista de tus ojos, por primero, por primero dos.
0:13:48 Ha cantado del mundo Rivero, de Rial y Rossi, primero yo.
0:13:58 ¡Adiós!
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