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28 de Julio de 2008

Un inventor alemán que se volvió loco por un error

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos hoy de un señor poco conocido llamado Max von Petenkofer.
0:00:08 Se trataba de un científico alemán que una vez se equivocó y esta equivocación lo volvió loco.
0:00:17 Max von Petenkofer era bávaro, no bárbaro, bávaro. Había nacido en Munes en 1818.
0:00:30 Lo crió un tío que era boticario de la corona. Este tío lo fajaba con regularidad.
0:00:37 Tanto se la daba para que fuera aprendiendo. Max naturalmente huyó de su lado y más tarde entró en una compañía de cómicos.
0:00:49 Fue actor durante varios años y bastante famoso. Se acortó el apellido y se hacía llamar Tenkov.
0:00:57 Llegó a actuar para el rey de Prussia, Federico Guisermo IV. Pero no le duró mucho su pasión por el teatro.
0:01:04 Volvió a Monja y estudió medicina y química y fue famoso por algunos descubrimientos.
0:01:12 Volvió a sorprender al rey de Prussia, pero esta vez en otros asuntos.
0:01:17 Petenkofer consiguió fabricar un cristal púrpura que el rey andaba buscando desde hacía tiempo.
0:01:25 También logró una mejor combustión que daba mayor luminosidad con algo a lo que se llamaba gas de madera.
0:01:35 Y de esa forma se iluminaron las estaciones del ferrocarril del reino.
0:01:40 Es decir, que era un señor bastante competente. Se ganó el favor total del rey de Prussia, Federico, cuando le insulcionó el siguiente problema.
0:01:51 Parece que el rey ordenó que examinara el aire de su palacio.
0:01:57 El rey decía que vivía seco y que la saliva se le había ausentado del cuerpo.
0:02:05 Petenkofer investigó galerías, habitaciones y descubrió que la Casa Real padecía unas espantosas corrientes de aire
0:02:15 y cambios violentos de temperatura que producían esa secretad bucal,
0:02:23 ya que ahí es donde molesta la falta de saliva del rey de Prussia.
0:02:29 Descubrió también que esto se debía al distinto nivel de humedad de los muros.
0:02:37 Hizo un estudio completo del palacio, realizó modificaciones y refacciones y el rey volvió a tener saliva.
0:02:48 Un día se puso a leer, el rey se escupió el dedo para doblar una hoja
0:02:53 y, congredidamente a lo que le ocurría siempre que debía abandonar la lectura ante este desagradable inconveniente,
0:02:58 el dedo quedó mojado por mucha saliva.
0:03:02 Petenkofer hizo muchos méritos con este descubrimiento, tuvo medallas y fue nombrado investigador de cámara.
0:03:12 Cada vez que querían investigar algo, Petenkofer.
0:03:15 En el año 1854 apareció una epidemia de cólera en Múnich.
0:03:21 Petenkofer se enfermó, pero pudo curarse.
0:03:24 Si había casado con una muchacha llamada Elena, la hija que tuvieron Ana también se enfermó y también se curó.
0:03:32 Petenkofer, entonces, empezó a investigar las causas de aquella enfermedad.
0:03:38 Recorrió todos los barrios, los palacios, las casas fobres, clasificó ropas, observó camas, observó el suelo, sobre el que se levantaban las casas de los enfermos.
0:03:49 Y escribió un informe.
0:03:52 En ese informe determinó que el cólera no se transmitía de hombre a hombre, ni por la ropa, ni por los cacharros, ni por el agua.
0:04:01 Aseguró que los gérmenes se desarrollaban en suelos úmedos, porosos o sucios.
0:04:08 Llegó a decir que el cultivo del vacío del cólera fuera del suelo no afectaba a nadie.
0:04:14 Con ese informe Petenkofer decía que en tanto no contagiaban, debían suspenderse las cuarentenas o en encierro de los enfermos.
0:04:24 Y al mismo tiempo sugería que se examinara los suelos y las casas.
0:04:29 Y el rey le hizo caso.
0:04:31 Y Petenkofer se convirtió en el higienista del reino, título otorgado por el propio Bismarck, el canciller.
0:04:39 Petenkofer desarrolló unos trabajos de ingeniería para curar suelos.
0:04:45 Diseñó un complejo de cloacas que les embocaban todas en el río Isar.
0:04:50 Para eso tuvo que pelearse con los basureros, que desde hacía siglos transportaban los deparees y se lo tiraban en el suelo, donde le van a tirar.
0:04:58 Petenkofer decía que el río se purificaba a sí mismo, merceda la vegetación y a la corriente.
0:05:05 Dice el cronista que Múnich se transformó en la ciudad más limpia de Europa.
0:05:11 Pero había un Prusiano que se opuso a Petenkofer y lo destruyó.
0:05:17 Y era nada menos que Robert Koch, Koch el leger.
0:05:21 Por entonces había descubierto el vacilo, el famoso vacilo de Koch, el vacilo de la tuberculosis.
0:05:28 Koch había estado en la India, donde el colera hacía desastres.
0:05:32 Había investigado las fuentes de agua en Calcutta y había pasado por la isla Fernando Po.
0:05:40 Llegó a la conclusión de que nada tenía que ver el suelo en tal enfermedad.
0:05:47 Esto, Koch, el córera se desarrollaba en el agua, por más limpia y potable que pareciera.
0:05:53 Sólo con la llegada mínima de desperdicios humanos, disculpe, me.
0:05:57 La epidemia podía sobrevivir.
0:06:03 También el contacto bucal con el sudor de una persona podía transmitir la enfermedad.
0:06:11 Eso decía Koch. Petenkofer insistía en que no, que el problema estaba en el suelo.
0:06:18 Hubo un debate en Berlín y Petenkofer no convenció a nadie para seguir ganando Koch.
0:06:24 Volvió enojado a su laboratorio de Múnich, que se llamaba El Palacio de la Cipótesis.
0:06:31 Tindo nombre para un laboratorio.
0:06:34 Y empezó a investigar para jorobarlo a Koch.
0:06:37 Ya se le había subido Koch entre seja y seja.
0:06:41 Cultivó víbrios de cólera en tierra para explicar que allí se multiplicaban
0:06:47 y que luego el viento esparcía los esforos.
0:06:53 Un ayudante llamado Emmerich le dijo que sucedía exactamente lo contrario.
0:06:59 El suelo absorbía y destruía a los vacíos. Jamás se difundían en el pueblo.
0:07:04 Petenkofer quedó atormentado.
0:07:07 A los pocos días en Hamburgo, donde él mismo había diseñado un sistema de alcantarillas,
0:07:13 apareció el cólera. La gente se atenía a las reglas de Koch.
0:07:17 Vivían aguerbidas y se lavaban las manos. Pero Petenkofer no se convencía.
0:07:23 Y para demostrar finalmente que los vacíos tenían que estar en el suelo para producir cólera, como él decía, hizo algo increíble.
0:07:31 Se hizo enviar desde Berlín un cultivo de vacíos reproducidos en laboratorio fuera del suelo.
0:07:38 Llamó a discípulos de Koch y delante de varios testigos,
0:07:42 se tomó una linda copa de cultivo de vacíos del Koch.
0:07:53 Por un breve tiempo, creyó que había triunfado.
0:07:57 Koch y sus asudantes quedaron impresionados, porque no se enfermaba al tipo.
0:08:04 Y temían entonces que caziera la teoría bacteriana que habían desarrollado.
0:08:09 Pero muy poco después Petenkofer enfermó de cólera.
0:08:15 Y demostró desde modo que su rival, Koch, tenía razón.
0:08:20 Sin embargo, Fon Petenkofer no murió de cólera.
0:08:26 Dos horas después de reconocer su diagnóstico, se pegó un tiro.
0:08:34 Tenía 83 años de edad.
0:08:39 Pero no se enseña esto.
0:08:42 Primero que el cólera sí se transmite por agua.
0:08:47 Segundo, que uno no debe olvidar la humildad a la hora de salvar el mundo.
0:08:55 Porque podría uno estar destruyéndolo.
0:08:59 Así que conviene tener siempre mucha prudencia para no tener que andar pegándose un tiro.
0:09:04 Y nada más se enseña.
0:09:09 ¿A quién podemos dedicar esto? Al pobre Fon Petenkofer.
0:09:14 Y a Koch, por supuesto, que nos salvo a todos de morir de cólera.
0:09:18 Si no fuera por Koch, de cólera o de tuberculosis.
0:09:23 De tuberculosis.
0:09:26 Y primero hemos sido al dispensario.
0:09:31 Para ver, para darnos una vacuna, porque yo leo alguna cosa sobre una enfermedad.
0:09:38 Y ya me parece que tengo todos los síntomas.
0:09:41 Especial, esto.
0:09:43 Y ya me empezó a agarrar el cólera hasta la última línea esta, donde me agarró la tuberculosis.
0:09:52 Y después fuimos a la discoteca.
0:09:55 ¿No va a haber un tema de cólera?
0:09:59 Porque hay un tema sobre Fon Petenkofer.
0:10:04 ¿Cómo va a haber él?
0:10:06 La última, esta copa que se tomó, llena de vaciló de Koch.
0:10:11 Bien puede ser la Copa del Olvido.
0:10:14 Y la Copa del Olvido, tengo compuesto especialmente para referirse a este episodio.
0:10:23 Y lo dedico, compuesto por Enrique Delfino, justamente para denunciar este error de Fon Petenkofer.
0:10:33 Va a ser cantada ahora por Hugo del Carril.
0:10:36 La letra no dice mucho del cólera ni de la medicina del siglo XIX, pero justamente para disimular.
0:10:44 Hugo del Carril canta la Copa del Olvido. Adelante.
0:10:54 ¡Más o menos!
0:11:03 Más o menos, será en otra copa
0:11:09 Y sirva se de algo el que quiera tomar
0:11:14 Que ando muy solo y esto es muy triste
0:11:18 Desde que supe la curva y verdad
0:11:22 Más o menos, será en otra copa
0:11:25 Que anoche juntos lo cielo toro
0:11:29 Quise vengarme, matar la quise
0:11:33 Per un impulso, me seré no
0:11:37 Salir a Código es lo certo
0:11:41 Si saber como hasta quise que
0:11:45 A preguntarle a los hombres sabios
0:11:49 A preguntarle que debo hacer
0:11:54 Al vivir de amigo miran algunos
0:11:58 Pero olvidarla no puede ser
0:12:02 Y si la mato vivir sin ella
0:12:07 Vivir sin ella nunca pone
0:12:19 Más o menos, será en otra copa
0:12:25 Y sirva se de algo el que quiera tomar
0:12:29 Que ando muy solo y esto es muy triste
0:12:34 Desde que supe la curva y verdad
0:12:42 Que anoche juntos lo cielo toro
0:12:45 Quiero alegrarme con este viento
0:12:50 A ver si el viento me hace olvidar

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