Transcripción automática
0:00:00 Continuamos, la venganza será terrible, estamos en nuestro galponcito de la calle Gorriti 5963 en Buenos Aires, estos radios del Plata.
0:00:13 Este programa se hace con público presente, era Entradas Libre y gratuita y aquí los estamos esperando.
0:00:19 Hablaremos esta noche de una historia amorosa, de un triángulo amoroso podría decirse,
0:00:26 entre Josefina, Josefina, la mujer de Napoleón, la hija de Josefina, que no era la hija de Napoleón,
0:00:35 Ortencia de Guarnet y el rey, mejor dicho, y el Sard de Rusia, el Sard de Rusia.
0:00:42 Me caigo en el Sard de Rusia, se hauria de decir mi padre para hacer conocer su disgusto.
0:00:51 Bien, vamos a ubicarnos en Francia en 1814.
0:00:59 Como ya sabemos, después de la caída de Napoleón, el rey en Francia fue Luis XVIII.
0:01:07 Pero la verdad es que según parece, el verdadero rey francés era el Sard Alejandro I de Rusia, porque era el hombre más poderoso del continente.
0:01:18 Era el jefe del ejército más grande, aunque dicen también que el peor disciplinado y según nuestro historiador, el Sard Alejandro, si así el intelectual.
0:01:32 ¿Cómo uno se hace el intelectual?
0:01:34 Como todos, ¿no? Mantenía correspondencia con Thomas Jefferson, ya tiene.
0:01:39 Uno mantiene correspondencia con Thomas Jefferson, ya queda acreditado como sabio.
0:01:47 También, ¿qué decían esas cartas? No me acuerdo si fue Jefferson el que inventó esto.
0:01:56 ¿Qué cosa?
0:01:57 ¿Ah, la silla giratoria?
0:01:59 Esto que estoy usando ahora, a saber la silla giratoria.
0:02:04 Pero no estoy seguro si fue Thomas Jefferson o Benjamin Franklin.
0:02:09 Ah, siempre surge esta duda, ¿o usted planteó esta duda alguna otra vez?
0:02:15 No, no tengo esa duda.
0:02:16 Pero digo, nunca en una competencia.
0:02:18 En cambio, no tengo la misma duda con el pararrayos que fue inventado positivamente por Franklin, sin que Jefferson, ni siquiera el Sard de Rusia, haya tenido intervención ni nunca.
0:02:30 El caso es que usted querrá saber qué le decía el Sard Alejandro a Jefferson.
0:02:36 Bueno, le juraba que estaba muy interesado en las instituciones norteamericanas.
0:02:42 Bueno, y que quería adaptarlas a las condiciones rusas.
0:02:48 Ahí están.
0:02:51 Manejaba también algunas ideas concebidas por los franceses.
0:02:56 Pero en realidad las prácticas políticas de Alejandro eran absolutamente totalitarias.
0:03:01 Bueno, las de los franceses también.
0:03:04 En Rusia en aquel entonces, en la Corte de Rusia, se hablaba francés, hasta poco antes.
0:03:16 Hasta la invasión napoleónica se hablaba francés.
0:03:21 Después es probable que algunos vientos nacionalistas hayan empezado a soplar.
0:03:28 Pero la Corte, tenía por costumbre hablar francés para darse aires de vinculado.
0:03:37 Pero sigamos hablando de Alejandro I.
0:03:42 La Corte de Alejandro I era muy aburrida, se divertían con pequeñeses, con apéndices del amor, dice acá.
0:03:51 ¿Qué serán los apéndices del amor?
0:03:53 Le gustaba a Alejandro hacer de celestina, es decir, planeaba amores agenos.
0:04:02 En una oportunidad había ayudado al embajador de Napoleona en Rusia a seducir a una respetable mujer casada
0:04:12 enviando al marido a un puesto remoto. Es clásico.
0:04:16 El traslado a un puesto remoto ya viene de los tiempos bíblicos.
0:04:23 No hace mucho hemos estado hablando del traslado al puesto remoto del marido de Bechabé.
0:04:35 Sí, la será pasada creo.
0:04:37 También se divertía, me refiero no a Bechabé sino a Alejandro I de Rusia,
0:04:42 en discusiones especulativas sobre estupideces relacionadas con el amor,
0:04:48 como por ejemplo, ¿quién tardaba más en desvestirse?
0:04:51 Si la mujer o el hombre. Es una discusión apasionante, especialmente mantenida, a solas con una dama.
0:04:59 Claro. Es mejor que siete horas de bailar salsa.
0:05:02 Sí, claro. En cuanto a su lucha contra los franceses,
0:05:06 se ha dicho que Alejandro I temía muchísimo a Napoleón.
0:05:10 Bueno, ¿quién no? Cuando Napoleón invadió Rusia, Alejandro permaneció en su villa cercana a San Péterburgo
0:05:17 y le apareció solo después de que los franceses anunciaran su retirada.
0:05:22 Bueno, era un jefe de estado, ¿dónde querían que estuviera? ¿dónde estaba Churchill?
0:05:29 En el frente de batalla, no creo.
0:05:33 Bueno, no sé, no.
0:05:35 El que sí estaba en el frente era Napoleón, pero bueno, era un general.
0:05:40 Caído Napoleón, Alejandro fue invitado a Francia.
0:05:46 El Zar fue a París, se alojó con una guardia de Cossacos ahí en la calle San Florentín
0:05:54 y, al poco tiempo, y con la intervención del propio Alejandro,
0:06:00 se designó Rey de Francia a Luis XVIII.
0:06:04 Napoleón ya estaba exiliado.
0:06:08 Durante su estadía en París, Alejandro tuvo contacto con personas bien cercanas a Napoleón
0:06:16 y por ahí andaba la misma Josefina, la ex emperatriz.
0:06:20 Recuerden que Napoleón había estado casado con ella
0:06:26 hasta que la repudió para poder casarse con María Luisa de Austria.
0:06:32 Mita porque Josefina ya no ponía a tener hijos,
0:06:36 mitad porque ya no le gustaba tanto,
0:06:39 tercera mitad porque necesitaba una alianza con una casa poderosa.
0:06:45 Bueno, como sabemos, Josefina se había casado con Napoleón
0:06:53 luego de enviudar del finado Guarné, era un militar,
0:06:58 y con él sí había tenido dos hijos, Eugenio y Ortencia.
0:07:03 Dos hijos tenía Josefina.
0:07:06 Después de su separación con Napoleón,
0:07:11 Josefina había adquirido de Napoleón
0:07:14 que siempre se sentía culpable cuando dejaba una mina
0:07:18 y solía regalar cosas.
0:07:22 Y le ha decidido, Josefina, gran cantidad de propiedades.
0:07:25 Napoleón la dejó pero le regaló un montón de cosas.
0:07:28 Pero esas propiedades peligraban Napoleón en el exilio,
0:07:33 destituido, vencido, llegaron los borbones al poder.
0:07:38 Y bueno, una de esas propiedades que tenía Josefina
0:07:43 era la Malmesón, una casa donde ella vivía.
0:07:48 Desde su llegada a París, el tar Alejandro
0:07:53 entusiasmado por las descripciones que le habían hecho
0:07:57 algunos enviados, descripciones de Josefina,
0:08:01 tratando de ser recibido en la Malmesón.
0:08:06 Josefina sabía que todas las muchachas de París
0:08:09 estaban enamoradas del emperador,
0:08:12 que era un tipo de más muy apuesto.
0:08:14 Y Alejandro aceptó en la propuesta de entrevista
0:08:17 que le hizo Josefina y dos días más tarde
0:08:20 el tar se hizo anunciar en la puerta de la Malmesón.
0:08:23 ¿Cuándo entró Josefina se enamoró?
0:08:27 Dicen los cronistas que Josefina puso en marcha entonces
0:08:32 los medios de seducción de los que disponía
0:08:35 que eran algunos menos de los que había dispuesto
0:08:38 en años mejores.
0:08:40 A el cabo de media hora, Alejandro, seducido también,
0:08:44 estaba ya dispuesto a arrojar de Befrancia a los Borbones,
0:08:48 a Luis XVIII, de volverle el trono a Josefina,
0:08:52 vio como es uno, ¿no?
0:08:54 Pero bueno, pero algo sucedió.
0:08:57 Decidieron dar un paseo por el parque
0:09:00 y en un recodo del camino
0:09:03 se encontraron con Hortencia, la hija de Josefina.
0:09:09 Y ya sabe lo que sucede cuando uno se encuentra
0:09:12 con la hija de una mina que se acaba de levantar.
0:09:15 Hortencia era la ex reina de Holanda,
0:09:19 estaba casada con el hermano de Napoleón, Luis Bonaparte,
0:09:25 pero estaba alejada un poco de su esposo.
0:09:30 El zar Alejandro la vio a Hortencia
0:09:34 y sintió que su deseo cambiaba de rumbo.
0:09:38 Como suele ocurrir en algunos bailongos.
0:09:42 Muchos aseguran que en lo sucesivo los paseos entre el zar
0:09:48 y Hortencia terminaban en una habitación discreta,
0:09:54 pero no hay pruebas de eso en verdad.
0:09:58 Solo se han conocido unas cartas
0:10:01 que por su tono revelaban una gran intimidad,
0:10:05 no dispongo yo de esas cartas ahora.
0:10:08 Si ya como fuere el emperador Alejandro
0:10:12 completamente deslumbrado por Hortencia
0:10:15 usó su poder para que la familia obtuviera un trato de favor.
0:10:21 Y el resultado dejó estupefactos a los realistas.
0:10:26 Josefina no solo conservó sus riquezas,
0:10:30 sino que además Hortencia vio su dominio convertido en ducado
0:10:35 y obtuvo una pensión anual millonaria.
0:10:40 Para festejar tal éxito,
0:10:45 Hortencia invitó a su mamá,
0:10:49 a su hermano Eugenio,
0:10:51 y alzar a una fiesta.
0:10:53 Pero a todo esto Josefina no sabía nada
0:10:57 de que Hortencia salía a pasear con el Zar.
0:11:05 El día de la fiesta, por otro lado,
0:11:08 Luis XVIII, el nuevo rey de Francia,
0:11:11 celebraba un juicio religioso,
0:11:14 no debe ser un juicio,
0:11:16 un oficio religioso en memoria de su hermano,
0:11:19 Luis XVI, el tipo a quien guillotinaron.
0:11:23 Debían asistir todos los príncipes
0:11:25 que se veían aliados contra Napoleón.
0:11:28 Con enorme escándalo de la Corte,
0:11:31 Alejandro de Rusia no fue a ese oficio,
0:11:35 y en cambio fue al bailongo que hacían Hortencia y su familia.
0:11:40 Así que los borbones estallaban de furia.
0:11:44 Pero aquello que parecía absurdo,
0:11:46 es decir, que el mismo Zar,
0:11:49 que había creado la Santa Alianza contra Napoleón,
0:11:51 ayudara a los amigos de Bonaparte,
0:11:55 pronto terminó.
0:11:57 Después de aquel baile,
0:11:59 Hortencia propuso un paseo en coche.
0:12:02 Y rápidamente arrancaron ella y el Zar.
0:12:07 Y así aferíó.
0:12:10 Y Josefina vio que salían,
0:12:13 y dijo, ¡ay, espéreme, espéreme!
0:12:16 Y calculó que si iba a buscar un saquito,
0:12:19 la iban a dejar de Alhaca.
0:12:22 Y los corrió así como estaba,
0:12:24 vestida de cuerpito gentil.
0:12:27 Y bueno, el paseo duró dos horas.
0:12:31 Josefina temblaba bajo las tenues, gasas de su vestido.
0:12:36 Se pescó una engina infecciosa
0:12:39 y murió un mes más tarde a las 51 años de edad.
0:12:44 Tras haber recibido los últimos sacramentos,
0:12:47 la criolla, recuerde ese que había nacido en América,
0:12:51 pronunció el nombre de Napoleón y expiró.
0:12:55 Era el año 1814.
0:12:58 Alejandro I, espantado por todo lo que había sucedido,
0:13:02 dio por terminada su visita a París
0:13:05 y se volvió a Rusia y reinó muchos años.
0:13:09 Hortencia no lo vio nunca más
0:13:12 y tuvo con Luis una parte,
0:13:15 aquel marido, aquel hermano de Napoleón,
0:13:18 con el cual estaba casada
0:13:20 y el cual estaba un poquitín separada, un hijo.
0:13:25 Quizá lo tuvo con Luis, pero quizá no.
0:13:31 Y ese hijo que tuvo fue nada menos que Napoleón III,
0:13:36 después emperador de Francia, en los 1848,
0:13:41 y que terminó su reinado cuando Francia
0:13:45 fue derrotada por Prussia en la Guerra Franco-Prusiana en 1870.
0:13:51 Y esta es la historia de los amores de Alejandro,
0:13:55 el Sard y Josefina, primero,
0:13:58 y Hortencia después, como todo terminó por una enjina infecciosa.
0:14:02 Eso es para que vean la importancia que tiene un médico.
0:14:07 Bueno, no, no es por eso.
0:14:09 Nada más, porque si el tipo, en vez de ser el Sard de Rusia,
0:14:13 hubiera sido un buen médico, no la dejaba salir o volvía antes.
0:14:17 Bueno, no sé, no sé, señor.
0:14:19 Que poco caballero también que no la abrigó con su abrigo.
0:14:22 Claro, con su propio uniforme de Sard de Rusia.
0:14:25 Que debe ser pesadazo.
0:14:27 Abregado, abrigado.
0:14:28 Digo que el uniforme de Sard de Rusia
0:14:30 no será el mismo que la Policía de Tránsito de Jamaica.
0:14:34 Nos hemos preguntado qué canción escuchar con esta charla.
0:14:40 Y como nos gusta decirle criolla a Josefina,
0:14:45 elegimos tristeza criolla, ya que la persona que se enferma de anjina infecciosa
0:14:50 y además es rechazada por el Sard de Rusia,
0:14:53 quien prefiere a su hija por otra parte,
0:14:56 naturalmente debe sentir una gran tristeza.
0:14:59 Así que vamos a escuchar tristeza criolla,
0:15:02 más compuesto por Ignacio Corsini
0:15:06 y que canta el mismo Ignacio Corsini en este mismo acto.
0:15:32 En el rancho no nacen las lores, ni se ve la guitarra colgada.
0:15:40 Ya no escuchan la verde enrabada,
0:15:44 y ni ni ni oja un pelo de ayer.
0:15:48 Ya no se oyen rodan las espuelas,
0:15:52 zapateando un banango en la sierra.
0:15:56 Y se escuchan los gristes de vega,
0:16:00 recordando el perdido querer.
0:16:05 La morocha de ojos negros,
0:16:09 ya en tarde de primavera.
0:16:13 Recosta de la tranquera,
0:16:18 no espera más al sorzal.
0:16:21 Y en un país a la nuestra vieza,
0:16:26 la misteriosa laguna.
0:16:30 Y se oye en noche de luna el perico nacional.
0:16:38 Ya todo eso llevaron los años,
0:16:54 ya no cruzaban los del pampero,
0:16:58 y en las dañas sostendieron deladero,
0:17:02 no separan el filero a cantar.
0:17:06 Esa vampa callada en la tumba,
0:17:10 de recuerdos de mi alma no olvidan.
0:17:14 La capera azulosa impulida,
0:17:18 y su cruz el hombo segura.
0:17:22 La morocha de ojos negros,
0:17:27 ya en tarde de primavera.
0:17:31 Recosta de la tranquera,
0:17:36 no espera más al sorzal.
0:17:40 Y en un país a la nuestra vieza,
0:17:44 la misteriosa laguna.
0:17:48 Y se oye en noche de luna el perico nacional.
0:17:55 El perico nacional.
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