Transcripción automática
0:00:00 Una aventura de Eugenia de Montijo. ¿Saben ustedes qué Eugenia de Montijo era la mujer de Napoleón III, el emperador de Francia?
0:00:12 Numerosos panzletistas, al record del año 1860, dijeron que la emperatriz de Eugenia había tenido varios amantes.
0:00:23 Algunos le han atribuido regaciones con uno oficial de capadores y otros, un hirvio con el rúg de Osuna.
0:00:30 También se ha dicho que anduvo con el conde de Grex. Parece que el tipo mientras... el conde de Grex, no?
0:00:40 Pues entonces, de claro. Parece que el tipo mientras conducía muy rápido un coche por la tuyería, ahí, donde ahora no hay nada.
0:00:49 Con la calle Ribolí. Se cayó y se fracturó el verso izquierdo, el conde de Grex.
0:00:55 Por orden de la emperatriz se transportó a uno de los habitaciones de Palayu y era ahí mismo.
0:01:02 Dicen que la noche siguiente, en la ponida del tercero, se despertó por el ruido de unas alegres frijas.
0:01:10 Se levantó, se dirigió al apartamento de Eugenia y vio que su esposa no estaba.
0:01:17 Mortificado, recorrió todo lo pasillo preguntando por ella.
0:01:22 Cuando llegó ante la habitación que ocupaba el conde de Grex, entró sin llamar.
0:01:28 Ahí estaba su esposa, tendida junto al herido.
0:01:34 Eugenia se asustó y dijo que sólo le estaba haciendo algunas cosquillas.
0:01:38 Una hora después, una gente de policía que llevó al conde de Grex hasta la frontera.
0:01:43 Es preciso decir, sin embargo, que según algunos, Eugenia no engañó jamás al emperador.
0:01:50 Según su biógrafo, Federico Llollí, la emperatriz tenía el gusto de inflamar los ánimos de los hombres para luego emprender la repidada.
0:02:03 Pero podemos contar algunas de las mayores imprudencias.
0:02:11 La memoria se hizo de Eugenia.
0:02:13 Una noche, Eugenia fue un baile de disfrazes que daba el Búquere Morín.
0:02:19 Se disfrazó de Marquesa del siglo XVIII.
0:02:22 Un disfraz que a nuestros ojos no parecería disfraz.
0:02:30 Una Marquesa del siglo XVIII y una emperatriz del XIX no parecerían iguales a nuestros ojos anacrógicos.
0:02:40 Bueno, el caso es que se puso un disfraz de Marquesa y se mezclo un antifaz de tercioctelo azul,
0:02:48 de gran tamaño, que le dije que le tapaba casi todo el encarcho.
0:02:52 Uno de los más cérebros seductores de la época era el Marques de Saint-Macé.
0:02:57 Estaba allí vestido de dominó, que era un traje con capucha muy usado en las reuniones de disfraz.
0:03:04 Este personaje, el Marques de Saint-Macé, era la citimista.
0:03:09 De luego no era buena partista en absoluto y no era invitado casi nunca a la corte de Napoleón III.
0:03:17 Jamás había estado cerca de la emperatriz y, además como era una fiesta de disfraz,
0:03:26 vino a dar junto a Eugenia, no sé, no sé, a ella.
0:03:31 Nunca la había visto, no tenía mucho trato.
0:03:33 También estaba disfrazada cuando piso a Coraz y le estaba levantada.
0:03:39 El Marques quedó intrigado por aquella misteriosa Marquesa, se le acercó,
0:03:44 murmuró a algunos de esos cumplidos que él tenía y a los cuales llevaba un uso casi profesional.
0:03:51 A Eugenia le gustaron.
0:03:53 Me sí de Saint-Macé se dio cuenta y se hizo más apremiante.
0:03:59 Eugenia tuvo miedo y se escapó.
0:04:03 Corrió hasta un extremo del salón, se perdió entre un grupo de bailarines,
0:04:08 pero Saint-Macé la encontró, la tomó de la mano y la llevó hasta una ventana.
0:04:13 Eugenia, encantada de vivir una pequeña aventura, lo siguió medio temblando ya la mina.
0:04:20 Y por ahí el Marques ahí, entre visaje y visación le dijo,
0:04:28 si no me está permitido conocer esta noche el rostro que oculta para coberter el chófero,
0:04:33 quiero al menos saber su nombre.
0:04:35 Eugenia se negó, no hay nada.
0:04:38 Saint-Macé insistió.
0:04:40 Entonces ella dijo, le daré una cita.
0:04:44 No puede ser en mi casa.
0:04:46 Podrá hacerme mañana por la tarde a las tres en el bosque de Hulon, en el guadulon.
0:04:51 Cerca del lado.
0:04:52 Le estaría así con un lando descubierto.
0:04:55 Pasaré dos veces, un pañoro por mis labios y sabrás que eso hizo.
0:05:00 Eugenia se había enamorado del Marques.
0:05:03 Saint-Macé encantado de ver que al fin te cuentas.
0:05:08 Le había ido bien, volvió a su casa, ciclando bajito.
0:05:13 Dice el tronesta, aquel hombre que enamoraba impunemente pagó cara esta irresponsabilidad.
0:05:22 Al día siguiente, a la hora indicada, Saint-Macé se constituyó ahí cerca del lago del Guadébulon,
0:05:28 al asecho del lando de la brella desconocida.
0:05:32 Mientras soniaba con las posibles consecuencias de su aventura,
0:05:37 vio que se producía un movimiento en el paseo.
0:05:41 Aparecieron unos criados de acavallo que anunciaron que venía el coche del Peratriz de Francia.
0:05:49 Respetuoso, el Marques se quicó el sombrero para saludar a la soberana que pasaba ante él,
0:05:55 marcha lenta de los caballos.
0:05:57 De repente vio que la imperatriz de Francia se pasaba dos veces consecutivas el pañono por los lagros,
0:06:05 el tipo de cochabos.
0:06:07 Alchagmas se las locaron las rodillas,
0:06:13 y estaba a punto de caer al suelo cuando un guardia de servicio se separó del coche y se la cercó.
0:06:20 Señor dijo,
0:06:22 su majestad me manda preguntar qué día os sería agradable ser invitado a las tuyerías.
0:06:28 ¿Chagmas sí?
0:06:30 No supo qué decir.
0:06:32 Dijo, bueno, ya le voy a mandar una nota, qué sé yo.
0:06:36 El guardia le sonrió y le dijo que las cartas no llegaban tan rápido y tan fácilmente a manos del imperatriz,
0:06:42 y que era mejor que les transmitiera su respuesta arriba a vos.
0:06:45 El guardia, mira.
0:06:48 Su siguiente confidencial,
0:06:51 era imperatriz,
0:06:53 y ni él ni el imperatriz querían que cartas con mensajes comprometedores llegaran a la sugería.
0:06:59 El tipo que decía, digame, ah, ya me voy a ir a la cinco, hacía el recloto.
0:07:03 Pero nosotros se pegó un susto árbaro.
0:07:06 Y si no, se nos enviaba una carta eugenia,
0:07:09 el guardia se la tomó,
0:07:11 y Chagmas se volvió a su casa a la mirada.
0:07:14 Pensó en sus propiedades en Francia, en su nombre,
0:07:17 en las posibles represabias del emperador,
0:07:20 imaginó desgracia en más que pasiones.
0:07:23 Y se asustó.
0:07:26 Le escribió al emperatriz.
0:07:28 Señora, al hacerme una invitación tan seductora,
0:07:31 he visto cumplido el más querido deseo,
0:07:34 pero obedecer a ello sería poco recomendable.
0:07:37 Ruego a vuestra majestad que me permita desclinar la tentación.
0:07:43 Eugenia, enormemente decepcionada,
0:07:47 al no poder encontrarse en la sugería con aquel hombre que había enamorado,
0:07:52 y había impresionado, lloró amargamente muchas en maras.
0:07:57 Después lo vio.
0:08:00 Y al encontrarse con aquel hombre,
0:08:03 su placer siso es evidente, demasiado evidente.
0:08:07 Le demostró demasiada simpatía.
0:08:09 Cacmase, desde luego recibió aquí las muestras con gran terror.
0:08:14 Un día Eugenia lo vio en un parque,
0:08:17 se separó de su cortejo y adelantó unos pasos,
0:08:21 y se acercó a conversar con él.
0:08:23 Él la vieron, el taller cándalo,
0:08:26 y finalmente el marquero Cacmase,
0:08:29 sospechado de intrigas amorosas con emperatribos franceses,
0:08:32 se vio obligado a recluirse del interior del país.
0:08:36 Nada más es su poder.
0:08:38 En cuanto a Eugenia,
0:08:40 apenas se recibió un tibio recto
0:08:44 de la Polión III.
0:08:46 Este fue la historia de Eugenia de Montijo y el marquero Cacmase.
0:08:50 La Polión III no estaban en condiciones de retar mucho
0:08:53 porque él sí, ella ha venido muchísimas veces,
0:08:56 la Eugenia de Montijo.
0:08:58 Y dio de ver sido,
0:09:00 miré que la historia de la Asia es allena
0:09:03 de gobernante juzgurioso,
0:09:06 este debe haber sido el más grande
0:09:11 de todos los fidelos.
0:09:17 No solo fue uno de los más grandes,
0:09:24 sino que con toda seguridad
0:09:26 cualquier cuya sufidelidad
0:09:28 se documentaron mejor
0:09:30 está cerca de nosotros,
0:09:32 y porque vivió en una época
0:09:34 donde se nos anota,
0:09:36 donde había mucho interés en contabilizar.
0:09:41 Ya habíamos ingresado en nuestros tiempos,
0:09:44 en estos tiempos en que todo se cuenta,
0:09:47 y que cuando decimos que un hombre con gran amante
0:09:50 nunca falta que pregunté cuántas amantes tuvo.
0:09:55 ¿A quién quiere dedicar esta samba?
0:09:57 La pequeña historia de la pobre Eugenia,
0:10:00 que era hermosísima,
0:10:02 la oportunidad era así que al final,
0:10:05 siguiendo y se gustó
0:10:08 por no llevarlos más,
0:10:10 o por llevarlos, pero no tomarlos,
0:10:12 al final,
0:10:14 Camac terminó de completar un engano,
0:10:16 no lo engañó,
0:10:18 no completó su engano.
0:10:20 Me parece que me gustaría dedicar
0:10:23 a los que saben que la seducción,
0:10:26 cuando le ha resultado a veces el amor,
0:10:28 es un juego serio que tiene sus riesgos,
0:10:31 porque el oxígeno está decidido jugarlo,
0:10:33 tiene que ponerle la moneda.
0:10:36 ¿Qué ponerle la moneda?
0:10:38 Lo ponerle a ninguno de los dos,
0:10:40 ella seduce y se va, y él se seduce y no se anima.
0:10:42 ¿Esa lo que cuando se seduce en sé qué es?
0:10:44 Es que en el engano se se engana,
0:10:46 barreros, en ese caso.
0:10:48 A mí me parece muy guapo,
0:10:50 me parece que es muy guapo.
0:10:56 Bueno, hemos ido a buscar un disco
0:10:59 que ilustra convenientemente
0:11:02 este episodio.
0:11:04 El punto central, desde luego la sorpresa de
0:11:06 Sir Bruno,
0:11:08 cuando vio pasar por el Guadé Bulón,
0:11:11 a la mina que había conocido en Mascarada,
0:11:13 en su nueva condición,
0:11:15 su clamante condición de emperatriz de local sensión.
0:11:18 Voy a estar esperando una media de la esquina,
0:11:21 a la que no conocen el todo,
0:11:24 suponente que la conociste por denésbolos,
0:11:26 y viene ahí al Guadé Bulón
0:11:28 y es la emperatriz de la Francia.
0:11:35 Ese episodio se ilustra muy bien
0:11:37 con el tango que se llama sorpresa,
0:11:39 y que también es la historia
0:11:41 de un encuentro casual.
0:11:43 ¡Canta Carlos Gafés!
0:11:58 ¡Canta Carlos Gafés!
0:12:28 ¡Canta Carlos Gafés!
0:12:58 El interior de este ovario
0:13:00 es el del otro deseador.
0:13:10 Con el corredo que santo Alejandro
0:13:13 venimos dentro a un llorudo
0:13:16 que yo no te vi.
0:13:18 Es lo que te ha mirado
0:13:20 y me he sufrido.
0:13:22 Por qué fue mi heria
0:13:24 lo que te ofrecí?
0:13:26 Porque me odiaras
0:13:28 cuando malditar
0:13:29 una de más tan buenas
0:13:31 que aquí te saludarán.
0:13:33 Ese maldito
0:13:35 como un final
0:13:37 listo, lo adoramos
0:13:39 mi amor de romper.
0:13:41 Hoy dejo un sentir
0:13:43 entre todos los días.
0:13:45 Si vienas la fuerza
0:13:47 que juega para mí
0:13:49 un beso de tu alejadino
0:13:51 que dale tu amor
0:13:53 es un besito el acaflado
0:13:55 que dice
0:13:57 mil osapacios
0:13:59 un pedazo de enganía
0:14:01 a mi corazón
0:14:03 y más del sentía
0:14:05 al interior
0:14:07 un deseo perdiente
0:14:09 reducirse a vos.
0:14:16 Hemos escuchado a Carlos Gardel
0:14:18 interpretando
0:14:20 de Gilberte Sanga
0:14:22 por Trista.
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