Transcripción automática
0:00:00 La Polión Ábrica de la Isla de Elba
0:00:08 Pure historia galante de Napoleón en la Isla de Elba.
0:00:12 Así que, atención.
0:00:14 Como sabemos, Napoleón abricó en San Templo en el año 1114
0:00:20 y se retiro a la Isla de Elba, que está en el Mediterráneo,
0:00:24 ahí cerca de Córcega.
0:00:27 Hasta así acompañaron al emperador unos cuantos personajes de su séptimo,
0:00:32 pero María Luisa, de a curgo su mujer, ya no estaba con él,
0:00:36 que se había ido a Austria, que es la abricación de Napoleón.
0:00:40 Cuenta las crónicas en la Isla de Elba.
0:00:43 Napoleón se divertía con excursiones y bromas infantiles.
0:00:48 Los aldeanos de la Isla, estupos factos, lo veían trepar por las rocas,
0:00:54 mostrarse heroico ante sus ayudantes cuando llegaba a algún lugar alto y peligroso,
0:00:59 juntaba caracoles en la playa, etc.
0:01:03 Pero durante aquellos almuerzos playeros, a Napoleón le gustaba rodearse de bella mujeres.
0:01:09 Y su ayuda de cámara, Marçán, disponía todo lo necesario para que Napoleón la pasara bien en aquellos almuerzos.
0:01:18 Invitaba unas cuantas mischas, que según el cronista, se dejaban tantear sin ofrecer resistencia.
0:01:27 En una de esas reuniones, Napoleón conoció a una dama que lo enamoró.
0:01:32 Veamos qué sucedió.
0:01:34 En la víspera de un almuerzo, las calesas donde iban Napoleón y su corte,
0:01:40 se dirigían por malos caminos hacia un lugar abrigado del viento.
0:01:45 En la segunda calesa iban una muchacha hermosa que se llamaba Adela Boli.
0:01:53 Adela era la esposa sola, ¿me han tenido la esposa?
0:01:57 Era solo una Adela. Era lo que tenía.
0:02:01 Adela era la esposa de Ianis Theólogos, que era un diplomático turco de origen griego
0:02:08 que estaba en la isla de Elba con el único fin de ver a Napoleón, que era el hombre que más admiraba en el mundo.
0:02:13 Y como suele ocurrir, el hombre que más admiraba en el mundo se le enamoró de la mujer.
0:02:21 Bueno, aquel día fueron a la playa, rápidamente Napoleón corrió al agua,
0:02:26 lo hizo rodeado de 20 guardias de gran gala, que siempre lo seguían en sus desplazamientos
0:02:32 y que debieron meterse en el bar hasta las cinturas con uniforme y todo.
0:02:36 Bueno, comieron la comida y resultó muy animada.
0:02:40 Después de lastrar, Napoleón organizó una partida de gallitos ciegos y después fue a una descondida.
0:02:49 Y Napoleón se escondió junto a Adela Boli, que debe ser Boli probablemente, entre unos arbustos.
0:02:57 Se escondió con Adela Boli entre los llulos y se hicieron amantes, vamos a decirlo así.
0:03:05 Para poder estar un buen rato junto a Adela, Napoleón había recomendado al diplomático teólogo
0:03:12 que se escondiera en un lugar determinado en el cual nadie lo encontralía.
0:03:17 Y teólogo escuchó al mirado una estrategia napoleónica y se escondió en unas rocas donde efectivamente no encontró nadie
0:03:26 y en donde permaneció largo rato.
0:03:29 Antes de ese tiempo Napoleón estuvo tranquilo junto a Adela.
0:03:33 Tras el amor, Napoleón se dejó en contra, se hizo descubrir.
0:03:39 Y último quedó teólogo, quien sin enterarse de nada y orgulloso,
0:03:45 agradeció al emperador sus instrucciones para ganar el juego.
0:03:51 Unos días después Napoleón quiso invitar a Adela a su residencia.
0:03:56 En el momento en que iba a cursar la invitación el general Rouot le dijo a Napoleón que comunicado
0:04:03 informaba la llegada a la isla de un espía austríaco.
0:04:08 Y eso era terrible. Napoleón es que no tenía por cuestiones políticas.
0:04:14 La verdad es que todavía amaba a su esposa María Luisa de Ajurgo
0:04:18 y tenía miedo de que el rumor de sus aventuras con esta Adela llegara hasta bien a que se enterara la mujer.
0:04:26 Entonces para conseguir que el espía no se enterara, planeó lo siguiente.
0:04:32 Llamó a Marchán a la ayuda de cámara y le ordenó que fuese a la casa de Adela con un traje de hombre.
0:04:39 Debía dárselo a la muchacha para que se disfrazara y de esa forma ir hasta la de Napoleón.
0:04:45 Marchán obedeció, una hora después regresó, acompañado de Adela que estaba vestida de pescador.
0:04:52 Napoleón despidió a Marchán y enseguida amó a la muchacha, por decirlo así.
0:04:59 Aquí en la reunión se repetieron varias veces.
0:05:03 Adela llegaba hasta Napoleón disfrazada y luego del amor era acompañada, siempre oculta en el disfraz, por Marchán hacia la casa.
0:05:11 Una tarde Napoleón pidió a Marchán que acompañase a Adela, pero el destino quiso que se rompiera el eje del coche justo en la Plaza del Pueblo.
0:05:23 Y rápidamente el lugar se llenó de mirón, el pueblo no se nos sucedía nada, la imaginación se rompía el eje del coche y se pusieron a mirar.
0:05:32 Y lo vieron a Marchán con uno.
0:05:35 Y Adela asustada, pensó que su única posibilidad de salvación era la fuga y salió rajando, salió rajando por un callejón.
0:05:43 Pero entre los mirones había un aguardia que rápidamente pidieron instrucciones al general Trugot y el general ordenó perseguir al que había salido corriendo.
0:05:52 Pensó que aquel misterioso persona que podía ser precisamente el estuyaustriaco y que podía atentar contra la vida de Napoleón.
0:06:01 Entonces, persiguieron al pescador y lo agarraron.
0:06:05 Le sacaron violentamente una chaqueta para ver si llevaban papeles o armas y lo que vieron los de copas madros.
0:06:14 Y informaron al general Trugot que el estuya era mujer.
0:06:20 Sin que Napoleón pudiera mediar en el asunto porque no se ha enterado que había de nada, Adela fue llevada a un destacamento.
0:06:30 Allí se asustó y confesó todo.
0:06:33 En realidad dice yo no soy espía, este disfraz no es parte de la actividad de una espía, sino de la actividad de un amante de Napoleón.
0:06:44 Ahora viene, general Trugot, que conocía bien a Napoleón, le creyó y procuró silenciarlo ocurrido.
0:06:52 Bueno, está bien señor, pero ya es tarde.
0:06:56 Todo el mundo hablaba de lo que había sucedido en la plaza del pueblo y a Napoleón salió todo mal.
0:07:02 Entre los mirones que vieron el escape de Adela estaba el verdadero espía, o tríaco.
0:07:10 Era uno de los mirones que volvió naturalmente áfie con algunas noticias.
0:07:17 Habló de la custodia del emperador, habló acerca de sus amoríos con muchachas y trazadas de pescador.
0:07:24 Antes de irse tuvo la delicadeza de contar el asunto, incluso a teólogos al marido de Adela.
0:07:30 Dice cronista que esa información le sirvió a María Luisa, a la mujer de Napoleón, solo para alivianar algunas culpas.
0:07:38 Ya andaba por entonces enamorada de general la actría con Aipar.
0:07:45 Y desde entonces se mostró públicamente con aquel general sin sentir ninguna clase de culpa.
0:07:54 Para no escandalizar más a los pobladores de Elba, Adela dejó de ver a Napoleón.
0:08:00 Teólogo, el marido griego, pareció disfrutar del encuentro de su mujer como una parte.
0:08:07 Se repiró de la isla junto a su esposa y pasó el resto de sus días contando quién lo había ultrajado.
0:08:16 Tuvo el honor de ser deshonrado por el mismo mismo Napoleón Monacar.
0:08:21 Napoleón sufrió el alejamiento de Adela, pero sus padecimientos terminaron pronto.
0:08:29 Un poco después llegó a la isla de Elba, una visita que era la visita de María Vanezca, la polaquita que ella, la que siempre estuvo enamorada.
0:08:40 Así que le duró poco la pena a Napoleón.
0:08:43 Esa es la historia de Adela, la mujer de teólogos, este hombre teólogos, que estaba encantado de quién le habían puesto los cuernos.
0:08:59 Y de la mala suerte es que tienen algunos amoridos que nacen mal barajados.
0:09:06 Hay ciertamente casualidades que contribuyen a grandar desmesuradamente un amor y a veces a abortar amores que pudieran ser grandes.
0:09:20 Un llamado a estos cinco minutos más tarde lo debido, la tipe ya se fue.
0:09:25 Un eje que se rompe en medio de la plaza, un auto que se rompe, una visita enesperada.
0:09:37 Es tan endeble la salud de nuestro cuerpo y nuestra alma que cualquier pequeño incidente puede arruinar para siempre nuestro sueño mejor.
0:09:55 ¿A quién dedica a esto? ¿A quién le gusta? ¿A qué adue?
0:10:00 A mi me gusta Adela.
0:10:04 Se la dejo para usted.
0:10:06 Le dejo la polaquita para el centro.
0:10:08 María Vanezca que siempre amó a Napoleón.
0:10:11 Sí, sí. La verdad de los protagonistas masculinos ninguno, dejando porque él espía ni que hablar, o sea, en vacinano de la playa Alaya.
0:10:20 El otro tipo que se daba a Vique, digamos por quien era amante de su mujer tampoco me cae de cintático y la actitud de Napoleón haciendo los condena al tipo jugando a los amigos tampoco me cae de cintática en esta historia.
0:10:31 Así que me quedo con las dos chicas.
0:10:35 ¿Los pobres guardianes se metían con el uniforme a la televisión?
0:10:38 Claro, el calor que hacía estaba de un uniforme de gana en la playa.
0:10:44 ¿Qué es la arena?
0:10:46 La Zabegón.
0:10:48 El tipo juntando al Mex a Napoleón, hombre grande, emperador de Francia, no han hecho a Bricar el tipo de agachado de cuatro patas juntando al Mex.
0:10:59 ¿Cuándo gallito ciego?
0:11:01 Cuando gallo ciego, escondida somos jugadores.
0:11:05 ¿Picarescos?
0:11:07 No, no juga porque es lindo jugar.
0:11:09 Porque ahí siempre está la posibilidad de un contacto.
0:11:14 En el gallo ciego usted puede infeccionar de un modo táctil la personalidad de las personas con las que toma contacto y incluso usted hasta que no adivina quién es no puede dejar de mano.
0:11:34 Y es un modo que los jugadores estábiles toman su tiempo para acertar y se equivocan a propósito.
0:11:43 El arquitecto...
0:11:45 ¿Lo has puesto en el tomo?
0:11:47 No, frío, frío, frío.
0:11:52 Bueno, pero qué decir.
0:11:55 Creo que el doctor Aris Mendi se ha cambiado el corpina.
0:12:04 No es alarmado de la otra vez.
0:12:07 Pues bien, así que a mí me gusta jugar al gallo ciego. Hacer mucho que nos juegamos.
0:12:12 ¿Subemos?
0:12:13 Al gallo ciego. Podemos organizar los lunes, que no somos tantos.
0:12:18 Lunes de gallo ciego.
0:12:21 No, bien. Aquí jugamos a la gallina ciega.
0:12:24 O a la escondida también. Escondida por radio.
0:12:29 Ciedra libre para el arquitecto Aris Mendi, que se encuentra atrás de la columna.
0:12:40 Podemos organizarlo para lunes, entonces.
0:12:42 Podemos organizarlo.
0:12:43 Trabajo un par de pacientes.
0:12:44 Pero hay lugar para esconder.
0:12:50 Porque no se esconden.
0:12:54 No pueden, porque se esconden.
0:12:56 ¿Creen que están escondidos y no están escondidos?
0:12:59 Están expuestos.
0:13:00 Se esconden, por ejemplo, atrás de paredes imaginarias.
0:13:04 En el interior de coneles inexistentes.
0:13:08 Y están así, a la vista y paciencia, todos poniendo cala, que jamás me van a encontrar.
0:13:14 Y cuando te dice, ¡Piedra libre para el paciente!
0:13:16 En el reloj que está ahí, te fingen salir de un tonel y dicen, ¡Sangre, sangre!
0:13:26 El jugador más pago de escondida era, es decir, que se pone a un metro de la piedra.
0:13:33 Tratando de sorprender al tipo.
0:13:35 ¿Lo que ha visto ahí?
0:13:36 Lo que intermena de contar.
0:13:38 50.
0:13:39 ¡Piedra libre!
0:13:40 Primero que nunca llega.
0:13:43 Y no es la idea de que el jugador ya no es ganar.
0:13:47 Ya no es ganar.
0:13:49 Si él quiere ganar escondido, no quiere nada.
0:13:51 Uno no quiere nada, quiere jugar.
0:13:53 Quiere ver el día.
0:13:54 Así es, el linda historia de la Jedrez.
0:13:56 Claro, que se diga.
0:13:57 ¿Cuérdo quiénes eran los protagonistas?
0:13:59 Uno era Petrocián, seguramente.
0:14:02 Y el rival de Petrocián le dice, este...
0:14:08 Le propongo tablas.
0:14:10 Y Petrocián dice, no.
0:14:12 Y se piensa que va a ganar.
0:14:16 Le dice el otro.
0:14:18 ¿Quiere ganarle?
0:14:22 Entonces, ¿qué quiere perder?
0:14:24 No maestro, dijo Petrocián.
0:14:26 Quiero jugar.
0:14:27 Eso que se diga ahí.
0:14:31 Hemos sido una discoteca a buscar discos relacionados con la escondida.
0:14:35 Pero no sé con qué.
0:14:37 Porque no era de la escondida, está chato.
0:14:39 No, de la escondida.
0:14:40 No, de la mala calidad de los cejes, de los carroajes en el siglo XIX.
0:14:52 Y hay, ciertamente, una milonga clásica que se refiere a esa deficiencia.
0:14:58 Se llama justamente los cejes de mi carreta.
0:15:03 La seje...
0:15:05 Un opésimo rendimiento podría justificarse en la falta de periódicos en grases
0:15:12 que es mencionada específicamente por el sujeto de iniciación.
0:15:16 Así que vamos a escuchar en la voz de su autor,
0:15:21 Don Atagualpa, su punky,
0:15:24 la clásica milonga que es de Romín Dorriso.
0:15:30 Sí, los cejes de mi carreta.
0:15:32 Uno piensa en los cejes de mi carreta y piensa en Atagualpa.
0:15:36 El autor es, en realidad, Romín Dorriso.
0:15:42 Pero es imposible no pensar en Atagualpa con Romín Dorriso.
0:15:47 ¿Sabes quién decía esto?
0:15:49 Alejandro, Don Antonio Tormo,
0:15:51 dice entre tantas cosas,
0:15:53 se había olvidado quién era el autor de la canción de la ligera,
0:15:56 que era el que le tocaba famosa.
0:15:58 Y, bueno, dice, un simacío,
0:16:00 que el día que me puede decir algo,
0:16:02 y que la hizo tan popular.
0:16:06 Bueno, vamos a escuchar entonces,
0:16:08 Atagualpa, en esta...
0:16:10 de taqueja, si se quiere,
0:16:13 acerca de una deficiencia en bostezas.
0:16:15 Adelante, Don Atagualpa.
0:16:28 ¿Por qué no ingras a los es?
0:16:41 Me llaman abandonado.
0:16:47 ¿Por qué no ingras a los es?
0:16:52 Me llaman abandonado.
0:16:56 Si a mí me gusta que suel
0:17:00 pa' que los quiero ingrasar.
0:17:04 Si a mí me gusta que suel
0:17:08 pa' que los quiero ingrasar.
0:17:26 Es demasiado abusito
0:17:34 seguir y seguir la huelga.
0:17:40 Es demasiado abusito seguir
0:17:44 y seguir la huelga.
0:17:47 Demasi a un largo el camino
0:17:50 sin nada que me entretenga.
0:17:54 Demasi a un largo el camino
0:17:57 sin nada que me entretenga.
0:18:09 No necesito silencio.
0:18:16 Yo no tengo el que pelear.
0:18:23 No necesito silencio.
0:18:26 Yo no tengo el que pelear.
0:18:30 Feliz, pero hasta tiempo.
0:18:34 Ay, ya no pienso más.
0:18:38 Feliz, pero hasta tiempo.
0:18:41 Ay, ya no pienso más.
0:18:45 Lo que es de mi cajeta.
0:18:50 Nunca los voy a ingrasar.
0:19:20 No necesito silencio.
0:19:25 Yo no tengo el que pelear.
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