Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

29 de Abril de 2002

Una historia galante de Napoleón en la isla de Elba

Transcripción automática

0:00:00 La Polión Ábrica de la Isla de Elba
0:00:08 Pure historia galante de Napoleón en la Isla de Elba.
0:00:12 Así que, atención.
0:00:14 Como sabemos, Napoleón abricó en San Templo en el año 1114
0:00:20 y se retiro a la Isla de Elba, que está en el Mediterráneo,
0:00:24 ahí cerca de Córcega.
0:00:27 Hasta así acompañaron al emperador unos cuantos personajes de su séptimo,
0:00:32 pero María Luisa, de a curgo su mujer, ya no estaba con él,
0:00:36 que se había ido a Austria, que es la abricación de Napoleón.
0:00:40 Cuenta las crónicas en la Isla de Elba.
0:00:43 Napoleón se divertía con excursiones y bromas infantiles.
0:00:48 Los aldeanos de la Isla, estupos factos, lo veían trepar por las rocas,
0:00:54 mostrarse heroico ante sus ayudantes cuando llegaba a algún lugar alto y peligroso,
0:00:59 juntaba caracoles en la playa, etc.
0:01:03 Pero durante aquellos almuerzos playeros, a Napoleón le gustaba rodearse de bella mujeres.
0:01:09 Y su ayuda de cámara, Marçán, disponía todo lo necesario para que Napoleón la pasara bien en aquellos almuerzos.
0:01:18 Invitaba unas cuantas mischas, que según el cronista, se dejaban tantear sin ofrecer resistencia.
0:01:27 En una de esas reuniones, Napoleón conoció a una dama que lo enamoró.
0:01:32 Veamos qué sucedió.
0:01:34 En la víspera de un almuerzo, las calesas donde iban Napoleón y su corte,
0:01:40 se dirigían por malos caminos hacia un lugar abrigado del viento.
0:01:45 En la segunda calesa iban una muchacha hermosa que se llamaba Adela Boli.
0:01:53 Adela era la esposa sola, ¿me han tenido la esposa?
0:01:57 Era solo una Adela. Era lo que tenía.
0:02:01 Adela era la esposa de Ianis Theólogos, que era un diplomático turco de origen griego
0:02:08 que estaba en la isla de Elba con el único fin de ver a Napoleón, que era el hombre que más admiraba en el mundo.
0:02:13 Y como suele ocurrir, el hombre que más admiraba en el mundo se le enamoró de la mujer.
0:02:21 Bueno, aquel día fueron a la playa, rápidamente Napoleón corrió al agua,
0:02:26 lo hizo rodeado de 20 guardias de gran gala, que siempre lo seguían en sus desplazamientos
0:02:32 y que debieron meterse en el bar hasta las cinturas con uniforme y todo.
0:02:36 Bueno, comieron la comida y resultó muy animada.
0:02:40 Después de lastrar, Napoleón organizó una partida de gallitos ciegos y después fue a una descondida.
0:02:49 Y Napoleón se escondió junto a Adela Boli, que debe ser Boli probablemente, entre unos arbustos.
0:02:57 Se escondió con Adela Boli entre los llulos y se hicieron amantes, vamos a decirlo así.
0:03:05 Para poder estar un buen rato junto a Adela, Napoleón había recomendado al diplomático teólogo
0:03:12 que se escondiera en un lugar determinado en el cual nadie lo encontralía.
0:03:17 Y teólogo escuchó al mirado una estrategia napoleónica y se escondió en unas rocas donde efectivamente no encontró nadie
0:03:26 y en donde permaneció largo rato.
0:03:29 Antes de ese tiempo Napoleón estuvo tranquilo junto a Adela.
0:03:33 Tras el amor, Napoleón se dejó en contra, se hizo descubrir.
0:03:39 Y último quedó teólogo, quien sin enterarse de nada y orgulloso,
0:03:45 agradeció al emperador sus instrucciones para ganar el juego.
0:03:51 Unos días después Napoleón quiso invitar a Adela a su residencia.
0:03:56 En el momento en que iba a cursar la invitación el general Rouot le dijo a Napoleón que comunicado
0:04:03 informaba la llegada a la isla de un espía austríaco.
0:04:08 Y eso era terrible. Napoleón es que no tenía por cuestiones políticas.
0:04:14 La verdad es que todavía amaba a su esposa María Luisa de Ajurgo
0:04:18 y tenía miedo de que el rumor de sus aventuras con esta Adela llegara hasta bien a que se enterara la mujer.
0:04:26 Entonces para conseguir que el espía no se enterara, planeó lo siguiente.
0:04:32 Llamó a Marchán a la ayuda de cámara y le ordenó que fuese a la casa de Adela con un traje de hombre.
0:04:39 Debía dárselo a la muchacha para que se disfrazara y de esa forma ir hasta la de Napoleón.
0:04:45 Marchán obedeció, una hora después regresó, acompañado de Adela que estaba vestida de pescador.
0:04:52 Napoleón despidió a Marchán y enseguida amó a la muchacha, por decirlo así.
0:04:59 Aquí en la reunión se repetieron varias veces.
0:05:03 Adela llegaba hasta Napoleón disfrazada y luego del amor era acompañada, siempre oculta en el disfraz, por Marchán hacia la casa.
0:05:11 Una tarde Napoleón pidió a Marchán que acompañase a Adela, pero el destino quiso que se rompiera el eje del coche justo en la Plaza del Pueblo.
0:05:23 Y rápidamente el lugar se llenó de mirón, el pueblo no se nos sucedía nada, la imaginación se rompía el eje del coche y se pusieron a mirar.
0:05:32 Y lo vieron a Marchán con uno.
0:05:35 Y Adela asustada, pensó que su única posibilidad de salvación era la fuga y salió rajando, salió rajando por un callejón.
0:05:43 Pero entre los mirones había un aguardia que rápidamente pidieron instrucciones al general Trugot y el general ordenó perseguir al que había salido corriendo.
0:05:52 Pensó que aquel misterioso persona que podía ser precisamente el estuyaustriaco y que podía atentar contra la vida de Napoleón.
0:06:01 Entonces, persiguieron al pescador y lo agarraron.
0:06:05 Le sacaron violentamente una chaqueta para ver si llevaban papeles o armas y lo que vieron los de copas madros.
0:06:14 Y informaron al general Trugot que el estuya era mujer.
0:06:20 Sin que Napoleón pudiera mediar en el asunto porque no se ha enterado que había de nada, Adela fue llevada a un destacamento.
0:06:30 Allí se asustó y confesó todo.
0:06:33 En realidad dice yo no soy espía, este disfraz no es parte de la actividad de una espía, sino de la actividad de un amante de Napoleón.
0:06:44 Ahora viene, general Trugot, que conocía bien a Napoleón, le creyó y procuró silenciarlo ocurrido.
0:06:52 Bueno, está bien señor, pero ya es tarde.
0:06:56 Todo el mundo hablaba de lo que había sucedido en la plaza del pueblo y a Napoleón salió todo mal.
0:07:02 Entre los mirones que vieron el escape de Adela estaba el verdadero espía, o tríaco.
0:07:10 Era uno de los mirones que volvió naturalmente áfie con algunas noticias.
0:07:17 Habló de la custodia del emperador, habló acerca de sus amoríos con muchachas y trazadas de pescador.
0:07:24 Antes de irse tuvo la delicadeza de contar el asunto, incluso a teólogos al marido de Adela.
0:07:30 Dice cronista que esa información le sirvió a María Luisa, a la mujer de Napoleón, solo para alivianar algunas culpas.
0:07:38 Ya andaba por entonces enamorada de general la actría con Aipar.
0:07:45 Y desde entonces se mostró públicamente con aquel general sin sentir ninguna clase de culpa.
0:07:54 Para no escandalizar más a los pobladores de Elba, Adela dejó de ver a Napoleón.
0:08:00 Teólogo, el marido griego, pareció disfrutar del encuentro de su mujer como una parte.
0:08:07 Se repiró de la isla junto a su esposa y pasó el resto de sus días contando quién lo había ultrajado.
0:08:16 Tuvo el honor de ser deshonrado por el mismo mismo Napoleón Monacar.
0:08:21 Napoleón sufrió el alejamiento de Adela, pero sus padecimientos terminaron pronto.
0:08:29 Un poco después llegó a la isla de Elba, una visita que era la visita de María Vanezca, la polaquita que ella, la que siempre estuvo enamorada.
0:08:40 Así que le duró poco la pena a Napoleón.
0:08:43 Esa es la historia de Adela, la mujer de teólogos, este hombre teólogos, que estaba encantado de quién le habían puesto los cuernos.
0:08:59 Y de la mala suerte es que tienen algunos amoridos que nacen mal barajados.
0:09:06 Hay ciertamente casualidades que contribuyen a grandar desmesuradamente un amor y a veces a abortar amores que pudieran ser grandes.
0:09:20 Un llamado a estos cinco minutos más tarde lo debido, la tipe ya se fue.
0:09:25 Un eje que se rompe en medio de la plaza, un auto que se rompe, una visita enesperada.
0:09:37 Es tan endeble la salud de nuestro cuerpo y nuestra alma que cualquier pequeño incidente puede arruinar para siempre nuestro sueño mejor.
0:09:55 ¿A quién dedica a esto? ¿A quién le gusta? ¿A qué adue?
0:10:00 A mi me gusta Adela.
0:10:04 Se la dejo para usted.
0:10:06 Le dejo la polaquita para el centro.
0:10:08 María Vanezca que siempre amó a Napoleón.
0:10:11 Sí, sí. La verdad de los protagonistas masculinos ninguno, dejando porque él espía ni que hablar, o sea, en vacinano de la playa Alaya.
0:10:20 El otro tipo que se daba a Vique, digamos por quien era amante de su mujer tampoco me cae de cintático y la actitud de Napoleón haciendo los condena al tipo jugando a los amigos tampoco me cae de cintática en esta historia.
0:10:31 Así que me quedo con las dos chicas.
0:10:35 ¿Los pobres guardianes se metían con el uniforme a la televisión?
0:10:38 Claro, el calor que hacía estaba de un uniforme de gana en la playa.
0:10:44 ¿Qué es la arena?
0:10:46 La Zabegón.
0:10:48 El tipo juntando al Mex a Napoleón, hombre grande, emperador de Francia, no han hecho a Bricar el tipo de agachado de cuatro patas juntando al Mex.
0:10:59 ¿Cuándo gallito ciego?
0:11:01 Cuando gallo ciego, escondida somos jugadores.
0:11:05 ¿Picarescos?
0:11:07 No, no juga porque es lindo jugar.
0:11:09 Porque ahí siempre está la posibilidad de un contacto.
0:11:14 En el gallo ciego usted puede infeccionar de un modo táctil la personalidad de las personas con las que toma contacto y incluso usted hasta que no adivina quién es no puede dejar de mano.
0:11:34 Y es un modo que los jugadores estábiles toman su tiempo para acertar y se equivocan a propósito.
0:11:43 El arquitecto...
0:11:45 ¿Lo has puesto en el tomo?
0:11:47 No, frío, frío, frío.
0:11:52 Bueno, pero qué decir.
0:11:55 Creo que el doctor Aris Mendi se ha cambiado el corpina.
0:12:04 No es alarmado de la otra vez.
0:12:07 Pues bien, así que a mí me gusta jugar al gallo ciego. Hacer mucho que nos juegamos.
0:12:12 ¿Subemos?
0:12:13 Al gallo ciego. Podemos organizar los lunes, que no somos tantos.
0:12:18 Lunes de gallo ciego.
0:12:21 No, bien. Aquí jugamos a la gallina ciega.
0:12:24 O a la escondida también. Escondida por radio.
0:12:29 Ciedra libre para el arquitecto Aris Mendi, que se encuentra atrás de la columna.
0:12:40 Podemos organizarlo para lunes, entonces.
0:12:42 Podemos organizarlo.
0:12:43 Trabajo un par de pacientes.
0:12:44 Pero hay lugar para esconder.
0:12:50 Porque no se esconden.
0:12:54 No pueden, porque se esconden.
0:12:56 ¿Creen que están escondidos y no están escondidos?
0:12:59 Están expuestos.
0:13:00 Se esconden, por ejemplo, atrás de paredes imaginarias.
0:13:04 En el interior de coneles inexistentes.
0:13:08 Y están así, a la vista y paciencia, todos poniendo cala, que jamás me van a encontrar.
0:13:14 Y cuando te dice, ¡Piedra libre para el paciente!
0:13:16 En el reloj que está ahí, te fingen salir de un tonel y dicen, ¡Sangre, sangre!
0:13:26 El jugador más pago de escondida era, es decir, que se pone a un metro de la piedra.
0:13:33 Tratando de sorprender al tipo.
0:13:35 ¿Lo que ha visto ahí?
0:13:36 Lo que intermena de contar.
0:13:38 50.
0:13:39 ¡Piedra libre!
0:13:40 Primero que nunca llega.
0:13:43 Y no es la idea de que el jugador ya no es ganar.
0:13:47 Ya no es ganar.
0:13:49 Si él quiere ganar escondido, no quiere nada.
0:13:51 Uno no quiere nada, quiere jugar.
0:13:53 Quiere ver el día.
0:13:54 Así es, el linda historia de la Jedrez.
0:13:56 Claro, que se diga.
0:13:57 ¿Cuérdo quiénes eran los protagonistas?
0:13:59 Uno era Petrocián, seguramente.
0:14:02 Y el rival de Petrocián le dice, este...
0:14:08 Le propongo tablas.
0:14:10 Y Petrocián dice, no.
0:14:12 Y se piensa que va a ganar.
0:14:16 Le dice el otro.
0:14:18 ¿Quiere ganarle?
0:14:22 Entonces, ¿qué quiere perder?
0:14:24 No maestro, dijo Petrocián.
0:14:26 Quiero jugar.
0:14:27 Eso que se diga ahí.
0:14:31 Hemos sido una discoteca a buscar discos relacionados con la escondida.
0:14:35 Pero no sé con qué.
0:14:37 Porque no era de la escondida, está chato.
0:14:39 No, de la escondida.
0:14:40 No, de la mala calidad de los cejes, de los carroajes en el siglo XIX.
0:14:52 Y hay, ciertamente, una milonga clásica que se refiere a esa deficiencia.
0:14:58 Se llama justamente los cejes de mi carreta.
0:15:03 La seje...
0:15:05 Un opésimo rendimiento podría justificarse en la falta de periódicos en grases
0:15:12 que es mencionada específicamente por el sujeto de iniciación.
0:15:16 Así que vamos a escuchar en la voz de su autor,
0:15:21 Don Atagualpa, su punky,
0:15:24 la clásica milonga que es de Romín Dorriso.
0:15:30 Sí, los cejes de mi carreta.
0:15:32 Uno piensa en los cejes de mi carreta y piensa en Atagualpa.
0:15:36 El autor es, en realidad, Romín Dorriso.
0:15:42 Pero es imposible no pensar en Atagualpa con Romín Dorriso.
0:15:47 ¿Sabes quién decía esto?
0:15:49 Alejandro, Don Antonio Tormo,
0:15:51 dice entre tantas cosas,
0:15:53 se había olvidado quién era el autor de la canción de la ligera,
0:15:56 que era el que le tocaba famosa.
0:15:58 Y, bueno, dice, un simacío,
0:16:00 que el día que me puede decir algo,
0:16:02 y que la hizo tan popular.
0:16:06 Bueno, vamos a escuchar entonces,
0:16:08 Atagualpa, en esta...
0:16:10 de taqueja, si se quiere,
0:16:13 acerca de una deficiencia en bostezas.
0:16:15 Adelante, Don Atagualpa.
0:16:28 ¿Por qué no ingras a los es?
0:16:41 Me llaman abandonado.
0:16:47 ¿Por qué no ingras a los es?
0:16:52 Me llaman abandonado.
0:16:56 Si a mí me gusta que suel
0:17:00 pa' que los quiero ingrasar.
0:17:04 Si a mí me gusta que suel
0:17:08 pa' que los quiero ingrasar.
0:17:26 Es demasiado abusito
0:17:34 seguir y seguir la huelga.
0:17:40 Es demasiado abusito seguir
0:17:44 y seguir la huelga.
0:17:47 Demasi a un largo el camino
0:17:50 sin nada que me entretenga.
0:17:54 Demasi a un largo el camino
0:17:57 sin nada que me entretenga.
0:18:09 No necesito silencio.
0:18:16 Yo no tengo el que pelear.
0:18:23 No necesito silencio.
0:18:26 Yo no tengo el que pelear.
0:18:30 Feliz, pero hasta tiempo.
0:18:34 Ay, ya no pienso más.
0:18:38 Feliz, pero hasta tiempo.
0:18:41 Ay, ya no pienso más.
0:18:45 Lo que es de mi cajeta.
0:18:50 Nunca los voy a ingrasar.
0:19:20 No necesito silencio.
0:19:25 Yo no tengo el que pelear.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown