Transcripción automática
0:00:00 Vamos a contar una historia galánica de Napoleón III, así que publicamos en Francia en el año 1863.
0:00:07 Los Napoleón había restaurado el imperio, como todos sabemos, y su esposa era la hermosa Eugenia de Montijo,
0:00:15 quien lo celaba permanentemente, ya que Napoleón era muy enamoradizo y vivía rodeo de amantes, como hemos contado muchos más.
0:00:24 En verdad parece que seguía los consejos de un tratado para los hombres poderosos,
0:00:29 escrito en el siglo XVI, y que aseguraba lo siguiente, voy al tratado.
0:00:33 Los soberanos y los hombres públicos que se calientan la sangre y empachan el cerebro con la preocupación de los acontas de Estado
0:00:40 deben recurrir a menudo al amor físico para clarificar el espíritu y hacerlo más limpio ante las intrigas de la corte.
0:00:47 El acto amoroso, si se realiza sin exceso con una mujer ardiente, despierte y graciosa,
0:00:52 permite expulsar los humores que oscurecen el entendimiento.
0:00:56 Eso decía el tratado del siglo XVI.
0:00:58 En realidad Napoleón no es que tenía mucha amante porque había leído este tratado,
0:01:03 sino que al leer este tratado descubrió que era una justificación para una conducta que se venía asustando de este.
0:01:13 Se dio por delante primero un código moral y después lo cumplió.
0:01:17 No, la gente primero va a hacer lo que le da la ganas, pues busca un código moral que venía a justificar lo que está haciendo.
0:01:25 El caso es que en su prisa por sacar estos humores malignos, el emperador Luis Napoleón,
0:01:32 no siempre tomaba la precaución adecuada, en sentido de su seguridad.
0:01:37 A veces lo agarraba la mujer.
0:01:40 Una noche el emperatriz Eugenia entró sin abejar en la sala de estudios y artes de vida
0:01:45 y encontró a Napoleón III un compañero de una muchacha dedicada a una ocupación que no tenía nada específicamente militar,
0:01:52 algo que uno vaya muy lejos con las alegorías.
0:01:56 A partir de entonces, después de una breve separación, se armó la podrida,
0:02:01 Eugenia permaneció junto a Luis Napoleón pero malhumorado y vigilante,
0:02:06 que es el feor está de la humanidad junto a una persona.
0:02:10 Está lleno de matrimonios, uno de cuyos integrantes está siempre malhumorado y vigilante
0:02:18 y el otro está desesperado y fugitivo.
0:02:24 Bien. Luis Napoleón por otra parte, ante aquel emperatriz Aísca y Celia,
0:02:31 soñaba con una guerra que lo alejaba por un rato de aquella mujer.
0:02:36 Un familiar de la corte anotó a modo de crónica.
0:02:40 El emperador era capaz de prender fuego a las cuatro esquinas de Europa
0:02:43 para escapar de las permanentes escenas conjugadas.
0:02:47 Durante el invierno, para huir del emperatriz,
0:02:51 Luis Napoleón iba a patinar a los lagos y lados de los bosques de Bulón.
0:02:57 Cuando hablamos de una de sus amantes, amargó la grigol de Bichu,
0:03:04 contamos que el Napoleón era un gran patinador.
0:03:07 Se había patinado muy bien, fíjese.
0:03:09 En el hielo, Luis Napoleón ejecutaba bonitas figuras en medio de los ciudadanos maravillados.
0:03:15 Estamos hablando de Napoleón III, de Napoleón el Pequeño,
0:03:18 no de Napoleón Bonaparte. Mejor y se era Bonaparte también,
0:03:21 era sobrino, nieto de Napoleón el Grande.
0:03:24 Se divertía en hacer cosas que eran se desfiguraban,
0:03:29 se tiraban para adelante, no extintas de las describadoras.
0:03:32 Cuenta que incluso a menudo daba citas de alante sobre hielo.
0:03:37 Entonces se lo veía conducido a encantar a la señorita sobre sus patines.
0:03:44 Una de ellas era Miss Smile, una preciosa enriestra que sabía caer,
0:03:50 según explicaba Mesides Levy,
0:03:53 dando al público el más encantador y también el más impídico de los espectáculos.
0:03:59 Un día de enero de 1863, Luis Napoleón estaba dando vueltas,
0:04:05 que se hacía en algunos momentos,
0:04:07 cuando apareció una joven abrigada con un hermoso tapado de armiño.
0:04:12 Se lanzó sobre hielo la ciclón y se entregó una serie de extraordinarios atuegos.
0:04:17 El emperador se le tuvo intrigado,
0:04:20 le preguntó a uno de los sexistos quién era la dama,
0:04:23 y le dijeron que era una americana, llamada Lime Modulcan.
0:04:27 Luis Napoleón empezó a percibirla.
0:04:30 Dice la crónica que la alcanzó sin aliento y resoplando como una locomotora.
0:04:36 Y le dijo,
0:04:38 me atrevería a pedir a tan brillante patimadora
0:04:41 que quiera guiar a este que se desplaza tan humildemente.
0:04:45 Lili, encantada, tomó el emperador de la mano
0:04:49 y lo arrastró en una carrera frenéptica ante la corte sorprendida.
0:04:54 Poco después tomados de la mano, Lili y el emperador ganaron la vorizza.
0:04:59 Se separaron pero prometieron volver a verse.
0:05:02 Algunos ofrecieron aplausos y otros empezaron a murmurar
0:05:06 acerca de un encuentro amoroso que parecía en Lili.
0:05:09 Lili tenía 20 años y era la esposa de un banquero riquísimo
0:05:13 que hacía sus negocios en París.
0:05:15 Lili la cantaba, cantaba muy bien, era alumna de Manuel Garcia,
0:05:19 hermano de la famosa María Maribran,
0:05:22 la célebre cantante de siglo XIV.
0:05:27 La entretrisa eugenia se enteró de lo que había pasado
0:05:33 y calculó las intenciones de su esposo, cosa que no era nada fácil,
0:05:37 nada difícil, siempre eran las mismas las intenciones de Luis Napoléon.
0:05:42 Entonces había eugenia que en cualquier momento de encontrarse
0:05:47 su marido con Lili en un córmino público,
0:05:51 incluso Lili había declarado algunas ramas de su entorno poco prudentes
0:05:57 que Luis Napoléon le gustaba.
0:05:59 Así que la mujer de Luis Napoléon se le dio de menos.
0:06:02 Y planeó algo.
0:06:04 Era un plan débil pero quizás lo único posible.
0:06:07 Trato de hacer que Luis se enamorara de otro.
0:06:10 Unos días más tarde, mi amor,
0:06:14 fue invitado a las ulcerías del palacio donde vivía en aquel entonces.
0:06:18 Luis Napoléon, sé qué modo ese palacio, el sistema.
0:06:22 Hay ahora un lugar, ahí vacío,
0:06:28 no lejos del lubre donde venden helados.
0:06:32 Bueno, fue invitado a las ulcerías al pedido de Luis Napoléon.
0:06:41 Había una pequeña fiesta.
0:06:43 Eugenia no dijo nada cuando la vio.
0:06:46 Y el emperador creyó que su esposa se había vuelto más comprensivo.
0:06:51 Poco después Luis Napoléon y Lili entraron en conversación.
0:06:55 En el momento en que la vista del emperador pareció presa del vértigo,
0:07:00 en el escote impresionante de Luis Murton, dice el conés.
0:07:04 Apareció Eugenia y le pidió a la mina a Lili que la acompañara.
0:07:09 Lili saludo al emperador y siguió a la emperatriz hasta el otro extremo de Salón.
0:07:13 Y así, brisante, elegante, espiritual, estaba el duque de Morni,
0:07:18 el hermana, el hermana, pero que era mucho más lindo.
0:07:21 Luis Napoléon tenía mucha suerte con las mujeres, pero era muy feo.
0:07:25 En cambio, el duque de Morni, como hemos dicho algunas veces,
0:07:29 era casi como la versión corregida del emperador.
0:07:34 Bueno, y ahí estaba, ahí un tipo haciendo selva nada, ¿no?
0:07:38 De Morni estaba de moda.
0:07:42 Era parecido al emperador, pero bien.
0:07:48 Todas las damas lo deseaban y además lo decían.
0:07:51 De pronto, Lili comenzó a escuchar a su lado comentarios escaciados
0:07:55 de damas que habían sido recasadas por él o que estaban por ser Luis,
0:07:59 y de otras que habían sido amadas y les acaban a las anteriores amaravillas,
0:08:03 amatorias del duque. Ay, y el duque, el duque.
0:08:06 Muchas de estas damas incluso exageraban a período de juenya.
0:08:10 O sea, la mina se encontró con un montón de frases suelvadas,
0:08:15 y le dieron al Ruy que se me dijo,
0:08:17 «Vamos a ver lo que es el tipo de la de el duque».
0:08:20 Y al final, el duque se volvió entre cuatro, me tuvieron que sacar.
0:08:29 Y mismo el duque se vió seducida y medio también,
0:08:33 entonces el duque de Morni se le acercó,
0:08:37 dejó caer su mirada del seductor sobre él y que enrojeció.
0:08:43 Y le dijo que le gustaría mucho escucharla cantar.
0:08:47 Y se acantó, después de la segunda pieza, se las tomaron para amarse.
0:08:52 La Eugenia más tranquila fue en busca del emperador,
0:08:55 que parece que anaba como un cangrejo caminando de costado
0:08:58 para ver si se encontraba la mina, pero la mina ya se había ido.
0:09:02 Demos mi y mi multado fueron amantes durante un buen tiempo,
0:09:06 y Luis Napoleón nunca pudo amar a Lily.
0:09:10 Se enojo tanto que fue al lugar de que había surgido el engaño,
0:09:15 es decir, el Lago El Lago de Goulomb,
0:09:17 y lo hizo agujerear para que en aquella temporada nadie volviera a pátilar.
0:09:23 Así que esta fue la mancada que quería contarle hoy
0:09:26 de Napoleón III, que casi siempre ganaba, pero esta luna.
0:09:30 ¿Le gustó? ¿Le gustó?
0:09:32 ¿A quién quiere dedicarle la historia?
0:09:36 Este está a buena pátiladora, me gustó.
0:09:40 Estuvo bien un tipo de voz, es difícil levantarse la mina
0:09:43 pátilando sobre hielo y conversarse en el vídeo.
0:09:46 Imagino. Imagino porque vivimos en un país,
0:09:52 al luno de todo, el Lago El Lago.
0:09:54 Bueno, pues es un gran pátilador también.
0:09:56 Yo soy un buen pátilador.
0:09:58 ¿Alguna vez ha podido ser una tuberita para el Lago El Lago?
0:10:05 Pero bueno, veo yo como en estas competencias de pátil,
0:10:12 hay señores tan elegantes que se me imagino que si uno hace esas cosas
0:10:17 en el Lago El Lago de Palermo, es decir, que no se hiela.
0:10:20 Claro, hiela.
0:10:22 A lo mejor en una mina se levanta.
0:10:27 Realmente, y a los buenos paredadores, Alejandro,
0:10:29 porque ahí de acá estuvo un poco flojo el amigo, no?
0:10:32 No sé. ¿Por qué no es un pátilador tranquilo?
0:10:34 Porque hay que andar agujeriando el lago.
0:10:36 Porque no tuyo voliste de la vida.
0:10:38 Eso es más chile, el tiempo.
0:10:40 Pero no, además, jugó mal.
0:10:42 Porque tenía que ir ya nos vamos a ver.
0:10:45 ¡Ay, qué momento es en el momento!
0:10:48 Es en ese día.
0:10:50 Ganar la orilla con la mina, que se lleve listo.
0:10:52 ¡Está, qué tanto! Ya nos veremos cuándo.
0:10:55 Y que cada coincidencia se me empaza.
0:10:58 Bueno, hemos ido a buscar un tango,
0:11:03 una canción adecuada a esta historia.
0:11:06 El discotejero se le hizo contar como cinco veces,
0:11:09 porque se le había perdido el famoso bal de los pátiladores.
0:11:13 Son bal de enés, muy conocidos.
0:11:17 Y así como en Buenos Aires no hay lago helado, tampoco hay tango sobre patinaje.
0:11:24 Salvo sobre las clases de patinaje, que no son los que informan esta historia.
0:11:30 Así que siguió buscando detalles, buscó amores contrariados.
0:11:35 Y te juro que Lily apareció en el guábulón con un tapado de armiño.
0:11:40 De modo que me entregó el tango que se llama Aquel Tapado de Armiño
0:11:44 en la interpretación de Don El Mundo Rivero
0:11:49 con el maravilloso acompañamiento de la guitarra de Roberto Verde.
0:11:52 Así que vamos a escuchar este interesante tango.
0:12:13 Aquel tapado de armiño
0:12:17 todo correaba la vez
0:12:21 en tu guarpito abrigado
0:12:24 al seri del caballero
0:12:28 cuando pasaste a mirar
0:12:32 prendida tu cibo no
0:12:36 aquel tapado de armiño
0:12:39 cuando se me caudó
0:12:45 y acordar que del momento culminación de cariño
0:12:49 me encontraba los inventsos
0:12:52 que os amaba a ser armiños
0:12:55 cuantas noches tiritando los juntos de Virgira
0:13:00 le decía su pirámide
0:13:02 ay mi amor, si no pudiera
0:13:06 y yo con mil sacrificios
0:13:10 te lo pude al fin comprar
0:13:14 y a mis amigos sus urionos
0:13:18 y estuve un mes sin fumar
0:13:22 a aquel tapado de armiño
0:13:26 todo fue armiño
0:13:30 en tu guarpito abrigado
0:13:35 al seri del caballero
0:13:39 me resultó al fin y aca
0:13:43 a durar que tu amor
0:13:47 el tapado de estoy pagando
0:13:51 y tu amor, si ya se acabó
0:13:55 y acordar que del momento
0:13:59 culminación de cariño
0:14:01 me encontraba los inventsos
0:14:03 que os amaba a ser armiños
0:14:06 cuantas noches tiritando los juntos de Virgira
0:14:11 le decía su pirámide
0:14:13 ay mi amor, si no pudiera
0:14:17 y yo con mil sacrificios
0:14:21 te lo pude al fin comprar
0:14:25 y a mis amigos sus urionos
0:14:29 y estuve un mes sin fumar
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