Transcripción automática
0:00:00 una intriga contra Gabriel de estrés, la amante de Enrique IV.
0:00:07 Así que húchumonos en Francia, en 1998, al rey de Enrique IV,
0:00:11 y tenía aquí varios años como favoritá la hermosísima Gabriel de estrés.
0:00:17 Ella estaba embarazada por cuarta vez del rey maldo, ¿eh?
0:00:21 Esperaba que Enrique le hiciera su esposa y la coronara reina de Francia.
0:00:27 Enrique se lo había prometido, pero siempre se presentaba alguna dilación.
0:00:32 La verdad era que muy pocos cortesanos querían a Gabriel como reina,
0:00:37 y además para que estaba la coronación,
0:00:40 debía mediar la anulación del matrimonio de Enrique con la reina Marvó,
0:00:44 que vivía retirada en Pison.
0:00:48 Enrique estaba muy enamorado de Gabriel, ¿eh?
0:00:52 Le escribía poemas y dice que no era extraño
0:00:56 ya que el rey, al cabo de siete años de relaciones,
0:00:59 se expresaba su favorita con tanto lidismo.
0:01:03 Cuentan que los encantos de Gabriel eran tan poderosos, tan atradientes,
0:01:09 que la pasión, años más tarde, todavía crecía.
0:01:13 Al recibir los versos de Gabriel, creyó que por fin iba a ser coronada.
0:01:19 Muchos cortesanos también creyeron eso y le rendían honores.
0:01:23 Yo como son de hortivas los cortesanos.
0:01:28 Gabriel se volvió puente y despensadora de favores,
0:01:33 parecía muy entusiasta en los cortesos privados del rey,
0:01:39 y decidía sobre todos los problemas del rey.
0:01:43 La favorita no vivía en el hortice,
0:01:47 se había instalado en una mansión de la calle Romentó,
0:01:52 cercana a la residencia de Aguilera, que era el lubricante en ese entonces.
0:01:56 Había no había puesto allí un museo.
0:01:58 Un corredor secreto permitía a Enrique,
0:02:03 y es cuando quería encontrarse con Gabriel.
0:02:07 La casa era misma.
0:02:09 Dice el cronista que el ardor seguía tan vivo
0:02:14 que el deseo muchas veces obligaba al rey a interrumpir
0:02:18 en entrevistas de gran importancia para sumergir este por media hora o una hora
0:02:24 en el corredor oculto.
0:02:26 Así que, que al tanto al rey Aldo, le agarraba el ardor, le agarraba.
0:02:32 Para bien, el papa, que era solamente octavo,
0:02:34 se negaba a pronunciar la anulación del matrimonio.
0:02:38 Esto sucedía por dos causas, una moral y una interesada.
0:02:42 La causa moral era el producto de las noticias que le llegaban al papa
0:02:47 acerca del comportamiento de Enrique.
0:02:50 Clemente era informado por Alessandro de Medici,
0:02:54 cardenal de Provencia, y legado en París,
0:02:59 que siempre le escribía y le contaba los grigos amorosos del rey con las favoritas,
0:03:04 y entonces el papa pensaba que un amante no podía ser consagrada.
0:03:09 La causa interesada era la siguiente.
0:03:12 El legado en París, Alessandro, deseaba casar a su sobrina, María de Medici,
0:03:17 con Enrique, y por lo tanto hacia todo lo posible para evitar el caso de El Rey con Gabriela.
0:03:23 Numerosos agentes lorentinos estaban encaragados, de acuerdo con Alessandro,
0:03:29 de alabar las cualidades de María de Medici,
0:03:32 y de creer un movimiento de opinión a favor de la chica.
0:03:37 Todos estos personajes dilaban a Gabriela,
0:03:42 pagaba a todos los que le daban informe respecto a la conducta de la nena,
0:03:48 le inventaban lujos desmedidos, crueldades y amantes para escándalo del papa.
0:03:55 Enrique Cuarto incluso casó en la trampa que provocaban los dichos de los agentes lorentinos,
0:04:00 por un momento en frió sus relaciones con Gabriela,
0:04:03 y empezó a hablar menos de casamiento.
0:04:06 La favorita se enciedó mucho, consultó a unos sabidinos,
0:04:12 y las predicciones que recibió la aterraron.
0:04:16 Uno le dijo que no se casaría,
0:04:18 otro le dijo que muriría muy joven y no vería la próxima párcua.
0:04:23 Entonces muy asustada Gabriela fue a ver al Rey,
0:04:26 quien enterneció la tranquilizó y le prometió otra vez,
0:04:30 casoario.
0:04:32 El 2 de marzo de 1599, Enrique anunció oficialmente su intención de casarse con Gabriela de estrés.
0:04:39 Como tren de su promesa le regaló el anillo que le habían entregado a él el día de su consecración.
0:04:45 Y llena de alegría, Gabriela empezó a preparar su boda.
0:04:51 Unos meses más tarde, libre ya de todo pensamiento con esto,
0:04:56 Gabriela, que estaba en Fontenbluet,
0:05:00 acompañaba a Enrique sin separarse de él ni un instante.
0:05:07 El padre Benoit, que era confesor del Rey,
0:05:10 dijo que era inconveniente que los amantes vivieran juntos donde le alquiler se llamaban a Santa.
0:05:15 Recomendó que se separaran por esos días a fin de edificar al pueblo con buenos sentimientos feliciosos.
0:05:23 El Rey hizo caso a esa recomendación y al otro día Gabriela viajó a París,
0:05:28 hasta la mansión del financiero Florentino Samed, un amigo del Rey.
0:05:33 En aquí se alquaza Gabriela disfrutó de un banquete espléndido y se acostó con un poco de malestada.
0:05:41 Al día siguiente, Cueves Santo abandonó la mansión de Samed para ir a la iglesia de Petit-Sontancoman.
0:05:47 Regresó a lo de Samed, agitada por convulsiones.
0:05:52 Suplicó que la acarcaran de aquí se alquaza.
0:05:55 Lo llevaron a la luna tía, madame Suri,
0:05:59 su estado empeoró, chogaba, tenía los ojos testorbitados y la cara convulsa por el sufrimiento.
0:06:07 El Rey que es un tío de lo que se se diga, acompañado por un pequeño cortijo,
0:06:16 galopó de Fontempleau a París y en medio del camino se cruzó con tres caballeros.
0:06:23 Obrano, Basso en pie y pompón de de Lleroy.
0:06:27 Le dijeron a André que Gabriel había muerto.
0:06:31 Andríquia se le doblaron las rodillas, casó al suelo,
0:06:34 gristó que tenía ir a la cabecera de la muerta para tenerla una vez más entre sus casas.
0:06:39 Basso en pie y Obrano lo hizo a Dieron.
0:06:43 Le aseguraron que Gabriel estaba terriblemente desfigurada y que era preferible no descubrir el recuerdo que tenía de ella.
0:06:50 Y Andríquia regresó a Fontempleau sin sospechar que lo dicho por los tres hombres era mentira.
0:06:58 Gabriel vivía.
0:06:59 La idea de transmitir esa mentira a Dieron había sido de un personaje llamado Fouquil de la Varene,
0:07:04 un antiguo cocinero que se había convertido en hombre de confianza de Andríquia
0:07:08 y que custodiaba a Gabriel en París.
0:07:12 Muchos se preguntaron qué podía tener de la Varene.
0:07:16 Algunos dicen que, tal vez, Gabriel hablara con Andríquia y le hiciese revelaciones sobre la enfermedad que la mataba.
0:07:22 La verdad es que de la Varene solo fue un engranaje en aquel complot contra Gabriel.
0:07:28 Sin ver a Andríquia, la favorita murió el 10 de abril de 1599 a los 26 años.
0:07:33 También murió el hijo que llevaba.
0:07:36 El rey, si creyó en la muerte de unos días antes, ordenó una autopsia.
0:07:41 Se caminó un envenenamiento.
0:07:44 Las indagaciones no fueron muchas.
0:07:46 Nunca se supo la verdad.
0:07:48 Parece que la desaparición de Gabriel satisfizo muchos personajes.
0:07:52 Las sospechas cayeron en el Papa y en los Medichis.
0:07:56 El Papa, que le mente octavo, salió en su capilla brigada, el día siguiente de la muerte,
0:08:01 y le dijo a sus familiares, Dios lo ha querido.
0:08:04 Después hicieron unos festejos y unos banquetes.
0:08:07 Alessandro de Toscana, un año antes y había escrito al canónico monciani,
0:08:12 el amor del rey por su dama va al aumento y esto se convertirá en un mal incogable si Dios no interviene.
0:08:20 Algunos se preguntaron quién había sido la mano que envenenó a Gabriel.
0:08:24 Se señaló a Xamé.
0:08:26 Parece que el financiero estaba en relación con el Duque de Toscana.
0:08:29 Otros señalaron al ministro Silvi que deseaba un unión económica venturosa con María de Medichis.
0:08:36 Algunos se apreciaron a decir que Enrique IV era un cobardes sometido a los resines de los Florentinos
0:08:41 y que no sabía cómo sacarse encima la piel para pactar con la Toscana.
0:08:46 Los historiadores todavía no han podido ponerse de acuerdo.
0:08:50 El doctor Cavane llegó a la conclusión de que una muerte natural, era lo más probable,
0:08:58 debilaba una exclampsia enfermedad que atacaba las parcurientas.
0:09:02 Lo único que sabemos es que poco después de Enrique se casó con María de Medichis
0:09:07 y de ese modo con una dota importante se liquidaron las reglas de los Reinos.
0:09:13 Pero, ¿por qué esta historia debe ser la mujer que verdaderamente quiso Enrique?
0:09:19 Enrique la que dijo.
0:09:21 Y esta, que también lo engañaba,
0:09:26 esta es la que estaba en su cama cuando Enrique le convidó dulce al que estaba escondido abajo.
0:09:36 Enrique llegó y Gabriel le estaba con una malte.
0:09:41 No me acuerdo con esa malte.
0:09:43 Sí yarna el caso en el cobardes.
0:09:47 Y Gabriel lo cogió afragando.
0:09:52 Y Enrique se le fue.
0:09:54 Y llegó, que sería mi idea traer una confitura.
0:09:58 Y entonces se quedó ahí,
0:10:01 hicieron el amor un rato,
0:10:03 le puso a comer más dulce y metió dulce a la cama.
0:10:07 Enrique, tomad vos también, dijo.
0:10:12 Y se fue a la risota.
0:10:16 ¿Lo dinas?
0:10:19 Bueno, ¿a quién quiere dedicar esta chala?
0:10:22 Recuerdo de la bellísima Gabriel de Estre.
0:10:26 Ay, ya mismo.
0:10:29 Vamos a ver qué disco hemos elegido, porque el discotecario no estaba.
0:10:36 Así que, vamos a escuchar el tango.
0:10:39 El duelo y el breve tango, que se llama falsas promesas,
0:10:42 ya que las promesas de Casolio de Andrique no se cumplen.
0:10:47 Falsas promesas, lo oiremos en la versión de Carlos Garnela.
0:10:53 Y también parece que el tango pertenece a uno de sus guitarristas,
0:10:57 que creo que es Viva Loa.
0:10:59 No lo sé, seguro, que se han creado que fue muy seguro de nada.
0:11:02 Falsas promesas canta Carlos Garnela.
0:11:23 Y a morir a la canción, es la suertea, así es la prensa.
0:11:28 Y a morir a la cera, es una mensajera.
0:11:32 Es la mínima mensajera de mi amor.
0:11:36 Y a morir a cien, es una mensajimera.
0:11:39 Y a mi cero, es un condenado de morir.
0:11:43 Por esos risas y promesas, en cariado no me subiste.
0:11:48 Hasta el cojones, me senté en el eloto de morir.
0:11:53 Y de ingrasas perneías, sabiendo que en mis cantores,
0:12:00 a pesar de tus dolores, todos soñaban en ti.
0:12:06 Hoy andáis entre las tanzas del camino,
0:12:10 nada que perdonamita en mi acudar.
0:12:14 Con mi alegria de los pájaros venidos,
0:12:18 y ni me enganchan las reyes de los delfineales.
0:12:21 Ese tiempo, las concojas de tu engaño,
0:12:25 es el tiempo de arrumar en mi luz, señora.
0:12:29 Y el recurso del pasado, la que os invadió,
0:12:32 su perecero solito en su cibercorador.
0:12:37 Hoy y tus risas y promesas, en cariado no me subiste.
0:12:41 Hasta el cojones, me senté en el eloto de morir.
0:12:46 Y de ingrasas perneías, sabiendo que en mis cantores,
0:12:53 a pesar de tus dolores, todos soñaban en ti.
0:13:02 A cantado Carlos Garvin, falsas promesas.
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