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0:00:00 Hoy hablaremos de venenos, accediendo a gentiles pedidos de personas que nos aman por teléfono
0:00:07 y nos dicen, hable venenos y cuelgan. Dice nuestro cronista que las mejores historias
0:00:16 envenenados pertenecen a la literatura. Lo agregaría que también las peores naturalmente.
0:00:24 Allí están las obras de sextiles, dice nuestro cronista, o por ejemplo, aquellas que trataron y no velaron los tiempos de los bords,
0:00:38 que son un paradero paradigma en lo que a envenenadores se refiere.
0:00:43 Mucho de lo que se encontró acerca de un personaje histórico como Lucrecia Borsch,
0:00:49 en cuanto a la cantarela, aquel famoso veneno que era exclusivo de la familia y cuida fórmula guardaban con gran cuidado.
0:00:57 En realidad fueron invenciones de Víctor Hugo y también del libreteista Flicce Romani,
0:01:03 que sabía que era y que trabajaba junto a Donisetti.
0:01:07 En realidad Romani y Donisetti tuvieron problemas porque hicieron la ópera de Lucrecia Borsch.
0:01:16 Pero copiaron el drama de Víctor Hugo, incluso con los personajes inventados por Hugo.
0:01:24 Entonces Víctor Hugo se enojo, no Víctor Hugo Morales sino Víctor Hugo de Víctor Francis.
0:01:32 Hizo, vale sugerencia, impidió que la obra se presentara en París, entonces le hicieron unos remientos,
0:01:40 y Romani a la obra y Lucrecia Borsch pasó a llamarse La Rine Gasta, que ya no es lo mismo.
0:01:50 Vamos a Asuntos de Venenos Verdaderos, por más que Lucrecia Borsch era ciertamente así un personaje verdadero.
0:01:58 Hablamos mucho aquí, desde el formal o César, el otro que apareció muerto ahí, que lo tiraron al Tíber,
0:02:07 Juan, que era el preferido, el papá de todos, el papá Alejandro, que estaba casado con una señora,
0:02:19 estaba casado, tenía hijos con la vanosa, no se la vayan a ver, pero eso lo hablábamos,
0:02:25 ya hemos cambiado muchas veces los venenos de Lucrecia.
0:02:30 Así que hablaremos de otro, tampoco hablaremos de Madame de Mosepan, que además de Piltro Samoroso para Luis XIV,
0:02:39 preparaba terribles venenos para las muchachas que osaban disputar el favoritismo del rey.
0:02:47 Eso no está tan de moda envenenar a las personas que le disputan a uno el amor de alguien.
0:02:59 En realidad no sé qué se hacía ahora, pero en la Montepán directamente cada vez que aparecía alguien en la local,
0:03:07 claro en la local en la vecindad de Luis XIV, redondamente la envenenaba.
0:03:14 También estaba la Marquese de Rindivíe, que era probablemente una embenadora bastante más exitosa que en Montepán.
0:03:25 Pero empecemos por los emperadores romajos. Muchos usaron venenos, no siempre como brevaje, por ejemplo Calíbula
0:03:33 disfrutaba haber descubierto un veneno que provocaba la muerte con el solo hecho de ponerlo sobre la piel de la víctima.
0:03:41 No era necesario que la víctima ingiriera el veneno.
0:03:45 Este veneno tuvo un nombre que es hijo de Siguiente Azúcar, es un poco que vamos a contar.
0:03:50 Calíbula consideraba que las luchas en el circo no eran lo suficientemente crueles, luchas eran las de antes.
0:03:58 Por lo tanto había prohibido que los gladiadores se basen corasta para que no salvaran tantas veces su vida.
0:04:06 Un día un gladiador llamado Columbus ganó un combate, fue a presentar sus honores a Calíbula.
0:04:14 En verdad el luchador había sido herido levemente y Calíbula por toda felicitación probó su veneno.
0:04:21 Le dio a ganador una capa que estaba enverrida en aquel veneno y poco después de ponerse la gladiador que ha hecho muerto.
0:04:31 Y Calíbula, recorrando a ese gladiador, llamó Columbus a este veneno que había inventado nuestro simpático y querido Calíbula.
0:04:43 El siguiente emperador, Claudio, murió tras haber comido, como ya sabemos, un plato de hongos envenenados que le había servido su esposa a Gripina.
0:04:58 Una, la última esposa naturalmente, no. Siempre uno muere por un plato envenenado por la última esposa.
0:05:10 Probablemente la primera también puede envenenarle a uno el plato de hongos, pero en ese caso también tiene que ser la última.
0:05:18 En realidad no fue todo así esto.
0:05:21 Cuenta el cronija que el crimen estuvo a punto de no ser cometido porque Claudio había herido tanto durante la cena que sintió nauseas y estuvo a punto de vomitar.
0:05:31 O sea, ¿sabe que cuando el emvenenado vomita toda la intriga corre?
0:05:37 Es muy serio, a mí mismo.
0:05:39 De modo que el buen emvenenador debe cuidar que su víctima no sienta eso de vomitar, entonces no debe administrarle demasiada bebida y hablarle de cosas chanjas.
0:05:50 Los chicos que te hacen vomitar, hablándote de lombrices y cosas así.
0:05:58 Cásito explica que a Grippina, la mujer de Claudio, la mujer y la sobrina de Claudio, espantaba ante la posibilidad de que su plan fracasara,
0:06:08 recurrió al médico genofonte, un médico que más bien parecía historiador, que la ayudaba en sus intenciones para apurar la muerte.
0:06:17 Y el médico lo fue atender a Claudio.
0:06:19 Claudio lo llamó, se lo autoricen.
0:06:24 Y dice, ahora lo voy a ayudar a vomitar, le dijo el médico.
0:06:27 Y lo que hizo fue introducir en la garganta del emperador una pluma, pero esta pluma estaba impregnada en más venenos.
0:06:35 Y Claudio no tuvo más remedio que morir, decía el niño.
0:06:40 Como sabemos a Claudio lo sucedió Nerón, que tenía una envenenadora oficial que se llamaba Locusta.
0:06:51 Con ese venero lo envenenaron a Británico, al hijo del discunto Claudio.
0:06:58 En la corte de Nerón fueron envenenados también burros, el preceptor.
0:07:09 Es curioso que uno tenga un preceptor, el espelje de maestro llamado Burro.
0:07:14 También Narciso, que era un favorito del emperador, y Pallas, otro favorito que había tenido la mala costumbre de enriquecerse.
0:07:24 Como los emperadores accedían a la serencia de los inados, era muy peligroso enriquecerse.
0:07:34 Te mataba el emperador y era tu heredero.
0:07:38 Bueno, esto le pasó a Pallas.
0:07:40 Durante muchos siglos los grandes señores vivían con el temor de ser envenenados.
0:07:45 Y tenían siempre la colección de antídotos, que eran un tesoro preciadísimo.
0:07:51 Pero en realidad se trataba de su parecerías, mucho más tincorezca que eficaces.
0:07:59 Se buscaban, por ejemplo, los cuernos de un corneo, otros, el bejoar, que era un ofrecio de cálculo que se formaba en el cuerpo de algunos animales.
0:08:08 Otros tenían dientes de tiburón y se decía que cualquiera de estos amuletos cambiaba de color al contacto con el veneno.
0:08:15 Entonces ponían un diente tiburón en la sopa, en las comidas, en las bebidas y se esperaba la reacción.
0:08:21 Si el diente tiburón cambiaba de color, entonces no se tomaba la sopa.
0:08:26 También había un antídotos, un mejunje inventado por el médico romano Andrómaco, para Nerón,
0:08:35 que era con carne de víbora y miga de pan, con un poco de vino y miel.
0:08:41 Y que era muy útil para combatir la peste, la impotencia y también el antídotos para cualquier veneno.
0:08:50 Hubo también quienes envenenaban a los condenados para comprobar el efecto de los antídotos.
0:08:59 Ahí está el célebre médico, Amrapare, que no era otro que el médico que atendió a Enrique II.
0:09:10 El otro día tratamos de hacer creer a la gente que Enrique II, el rey de Francia, que murió de un lanzazo en el ojo,
0:09:16 había llamado a no sé quién desde Cádiz, creo.
0:09:21 Pero el médico de la Amrapare, que lo mantuvo, vivió un rato largo, pero con eso, me diría, imagínese.
0:09:30 Un lanzazo justo por el agujero del gelbo, en un torneo, ni siquiera estaban.
0:09:36 Juego de malo, una competencia.
0:09:39 Enrique II, el marido de Catarina de la X.
0:09:42 Y ese era el Amrapare.
0:09:45 Y resultó ser que él probaba los antídotos.
0:09:51 El rey que vino después Carlos IX, el otro.
0:09:57 Primero vino Francisco II después Carlos IX.
0:10:02 Probó la eficacia de un besoar que le había sido regalado.
0:10:06 Entonces buscaba un cocinero que iba a ser ahorcado por haber robado la bajilla del rey.
0:10:12 Se había fallado unos platos y lo habían condenado a la orca, el cocinero.
0:10:16 Y lo consultado.
0:10:17 Mire, este señor dice, ¿qué quiere que la orquemos?
0:10:21 Os prefiero que someterse a la prueba de ser envenenado y después probar a ver si sirve el antídoto
0:10:27 que ha inventado acá el doctor Amrapare.
0:10:31 Bueno, dijo el cocinero, enveneneme.
0:10:40 Total, antídoto para la orca no hay.
0:10:44 Así que ojalá que sea un buen antídoto.
0:10:48 Muy bien, encargaron, andase a ver qué veneno.
0:10:52 Y se lo dio el propio doctor Amrapare.
0:10:56 Y después le dio el besoar.
0:10:59 Y después un besoar, mirad, el doctor Pare, para hacer anotaciones científicas.
0:11:05 Y leo, así tengo un informe del doctor Pare.
0:11:10 Se puso a omitar con grandes espasmos diciendo que tenía fuego en el cuerpo y pillando agua.
0:11:16 Luego encontrán cocinero en cuatro patas andando como una bestia.
0:11:20 La lengua colgando fuera de la boca, rojo en la cara, echaba sangre por las orejas,
0:11:25 informó a su majestad que el río murió.
0:11:30 Primado, el doctor Pare.
0:11:36 Un verdadero prósens de la medicina.
0:11:41 El que en general risé el día, vivía rodeado de gastos
0:11:46 y les hacía probar la comida y la bebida que les sirvieron.
0:11:50 Esperaba un tiempo, providencial, no se sabe
0:11:53 qué tiempo sería providencial para el cardenado, si se el día.
0:11:57 Y si las mascotas continuaban vivas recién entonces comía él.
0:12:02 Pero usted dice así lo que está pensando.
0:12:05 Por ahí él comía y morían después las mascotas.
0:12:08 Qué asado, si se el día.
0:12:10 Se moría él también.
0:12:12 Cuando eso sucedía, es decir, cuando él comía
0:12:15 y al rato los ratos que habían sido utilizados para probar la comida también morían,
0:12:21 él moría.
0:12:24 En esos casos el cardenal Richelieu moría.
0:12:29 Contemos para terminar un intento de envenenamiento que padeció Napoleón.
0:12:37 Pueb cuando era muy joven, no era jefe de la Guardia Nacional.
0:12:41 Y se había hecho amante de una joven de apellido Daletti.
0:12:46 Ella estaba casada con un tal Givorni Daletti.
0:12:50 Napoleón participaba en el acaso de la muchacha con el esposo.
0:12:55 Y ahí que se dio una comida, un bailón, no sé qué.
0:12:59 Muchas veces un invitado.
0:13:01 Y el marido, el Givorni, no sabía nada de lo que ha morido de su esposa como una parte.
0:13:09 Ahora bien, poco después Napoleón conoció y se hizo amante de una...
0:13:14 de otra mujer, una mujer hermosa.
0:13:17 Como os hayan empezado a mostrarse, menos comprometido como a Daletti.
0:13:22 Entonces él supuso que había un rival y decidió asesinar a Napoleón por infiel.
0:13:33 Hay gente así que quiere que le haga.
0:13:37 Acaso es que un día Napoleón recibió un mensaje de Madame Daletti que lo invitaba a su casa.
0:13:42 Le comunicaba además que aquella noche su marido cenaba lejos.
0:13:46 Y le rogaba que fuera de reemplazarlo en el peor de los sentidos.
0:13:51 Bueno, mejor de los sentidos.
0:13:53 Y Napoleón fue.
0:13:55 Muy bien, llegó Napoleón, la amo, y después se no abundante mente.
0:14:01 Ese momento dice, primero vamos a revolcarlo y después nos comemos unos cucherepes.
0:14:12 Una vez que morfó, usted se sabe como la cosa, pájaro que comió voló.
0:14:17 Se volvió a su casa en Napoleón y se acostó.
0:14:20 Dos horas más tarde, ché.
0:14:23 Está bien el ché.
0:14:26 Un dolor en las entrañas lo atacó.
0:14:29 Cuando uno dice ché, antes de encontrar un dolor parece que uno le doliera más.
0:14:34 Me agarró ché acá en el...
0:14:37 Un dolor en las entrañas lo atacó de modo tal que tuvo que pedir socorro a los gritos.
0:14:44 Y por otra parte es la forma más razonable de pedir socorro.
0:14:48 Bueno, sería que uno pide ese socorro de modo casi imperceptivo y muy mejor.
0:14:59 Por suerte llegó un médico, le dio un antídota, no sé qué, y lo alivió un poco.
0:15:05 Después muchos vecinos enterados de la descompostura de bona parte fueron a visitarlos.
0:15:11 A presentar su respeto.
0:15:13 Bueno, lamento que lo hagan en Venena o qué se dio.
0:15:16 Y en un momento apareció Madame Daletit junto con el esposo, con Mesilla Daletit.
0:15:23 Y ella se acercó al oído de Napoleón y le dijo,
0:15:26 ¿Me habéis abandonado cobrar de mente?
0:15:29 Y me he vengado.
0:15:31 El veneno que recorre tus entrañas es lento pero excelente.
0:15:42 De la Taz me crímen y yo delataré el vuestro, y me dio que lo sellé a lo al marido.
0:15:49 Y dice, ¿hay quien sabe cómo castigar la pérdida de su honor?
0:15:53 El veneno que recorre el alivio, el tal y igual me da aletit, era un tipo de como dos metros.
0:15:58 Y Napoleón comprevió que valía la pena callarse.
0:16:02 Después llamó al médico, le dijo que el veneno lo estaba consumiendo, etcétera.
0:16:07 Pero por suerte Madame Daletit no era experta en venenadora y rápidamente el médico encontró.
0:16:14 El antídoto.
0:16:16 Obviamente Napoleón decidió no visitar jamás aquella dama.
0:16:20 Pero eso estuvo.
0:16:22 Cuenta constant el matordomo de Napoleón que escribió un libro muy divertido.
0:16:28 Muchos después cuando Napoleón fue emperador, había una lista de personas que tenían impedido el acceso a cualquier circunste de la corte.
0:16:36 Y entre ellas sin explicar las razones, figuraba Madame Daletit.
0:16:42 Yo quisiera contar una última historia.
0:16:46 ¿Qué es la que más me gusta?
0:16:48 El centro de venenos y antídotos.
0:16:50 Y usted la conoce porque no la ha contado nunca.
0:16:52 Y si quieres la de Mitrías, el Ray del Ponto, que vivía obsesionado ante el temor de ser embenenado.
0:17:01 Entonces ya no es que tenía antídotos, sino que seguía un procedimiento muy razonable.
0:17:09 Si hacía, mejor yo, bebía o si hacía infectar o no sé qué, no se hacía infectar la plama.
0:17:18 Bebía pequeñas dosis de venenos para ir acostumbrandose a todos ellos.
0:17:26 Con gran paciencia, a lo largo de los años, fue ingiriendo dosis minúsculas de toda clase de veneno.
0:17:34 De todas.
0:17:36 Y se estuviera acostumbrando a su cuerpo.
0:17:38 Podemos dar que se hizo inmune a cualquier veneno.
0:17:42 Entonces se lo agarraron un día, unos tiros y los strangulados.
0:17:56 Aquí en dedicar este casado de embenenamientos, a Mitrías, el Ray del Ponto no está mal.
0:18:08 Al cocinero, Alejandro, por que por afanarse unos platos, el cocinero.
0:18:13 Pero a usted sí te importan los apelgos laterales del relato.
0:18:18 Sí, pobre sí.
0:18:19 No era muy importante que lo habían condenado por afanarse unos platos.
0:18:23 Hubiera sido importante si esto hubiera sido una charla acerca de la injusticia de cierta sentencia.
0:18:29 No lo era.
0:18:30 Bueno, no me da pena.
0:18:32 Y bueno, está bien.
0:18:33 Tiene razón, no.
0:18:34 El cocinero.
0:18:36 El cocinero.
0:18:38 ¿Quién va?
0:18:39 Todos los amigos de la familia Borcia que terminaban mal.
0:18:46 A los maridos de Lucrecia, el primero era un tipo que se llamaba, me parece, Corriz Amén.
0:18:57 Giovanni's Force, que era un tipo que para...
0:19:04 Claro, al padre, al papa Alejandro, le había gustado mucho, o quería no ser otro cazorio,
0:19:11 y había que divorciarle.
0:19:13 Entonces, lo acusaron de impotencia, Giovanni's Force, que al parecer marcaba 1.36 los 1.600.
0:19:23 Sin embargo, ahí lo acusaron al tipo y tuvo suerte.
0:19:29 Pero ahora le fue alfonso, el segundo marido, alfonso de Napolé, que fue asesinado.
0:19:38 Y después le agarraron la familia de este, al del otro alfonso, alfonso de este, que se le agregó a Lucrecia,
0:19:46 a la Tierra de Arrarac, y ahí, lejos del papa Alejandro, y de la parentela, la metió en una pieza,
0:19:57 y la tuvo cortita pobre Lucrecia, y la obligó a vivir una vida infeliz durante muchos años,
0:20:04 alfonso de atero miserable, preocupado únicamente por construir un caño.
0:20:12 Así que, bueno, a los amigos de la familia de Borza, y a los cocineros del Café Tortón,
0:20:22 que no hace trasnoche nos agasajamos.
0:20:28 Hemos ido a buscar tangos y canciones crioldas con venenos, ahí está el tango gotas de veneno, qué lindo que es gotas de veneno.
0:20:37 Soy el gustado del vino que dormece en el alma, yo también fui con talón, mi vida no tiene ni un ser, ni un grato de calma.
0:20:49 Qué lindo que es, un día no vamos a cantar.
0:20:52 Nunca lo vamos a cantar.
0:20:55 Si no, porque no lo pusimos hoy, porque no nos gustan, pero hoy sí que así.
0:21:00 Soy el gustado del vino que dormece en el alma.
0:21:04 No gustan pedacitos, sí, de muchas canciones, y de muchas canciones que después se desmerecen.
0:21:13 No es cierto, ojalá, hay canciones que por ahí tienen un pedazo noble, cuatro compases lo vilísimos, y después ya...
0:21:25 Hay que tocarla todo.
0:21:32 ¡Ah, gustado en el vino que dormece en el alma!
0:21:36 Bueno, pero no vamos a oír gotas de veneno, si no, tengo que...
0:21:41 Parece que no va a hablar de venenos, pero sí, se llama la última copa.
0:21:47 Vamos, es claro, la última copa de qué...
0:21:52 La última copa verdaderamente la última.
0:21:55 Es un tango de larga fama.
0:21:58 Vamos a escucharlo por un amigo de este programa que quise ser morrico.
0:22:01 En la versión de que se es morrico, la última copa, tango, es una cierta dificultad para algunos cantantes.
0:22:14 La letra parece insinuar que se tratara de la última copa de vino,
0:22:22 la última copa de alguien que va a morir, pero no porque esa última copa tembe en nada, sino porque ya va a morir eso.
0:22:31 Ya va a morir de cualquier momento, se toma una última copa de...
0:22:34 Sampán parece ser.
0:22:37 Una versión todavía más menos la presente sería que sea conforme a la cual se trata de la última copa de un señor que ha prometido ser asténeo en lo sucesivo.
0:22:49 Vayan que va a dejar en la bebida.
0:22:51 Yo he tomado la última copa, ellos tenían fantosos también.
0:22:55 Pero en realidad la verdadera intención del autor es señalar que hay un envenenamiento.
0:23:02 Un envenenamiento.
0:23:06 ¿Quién envenenó al sujeto de anunciación de Petalno a...?
0:23:12 Yo creo que la amenaz.
0:23:15 ¿Por qué le dice?
0:23:16 Si la ven, amigos, díganle.
0:23:19 Tiene que decirle que la ven no por una falla en su léxico, sino porque hay que cumplir con la rima.
0:23:28 Es una licencia poética.
0:23:31 No, no es una licencia poética, es una rima.
0:23:34 Y la ven, amigos, díganle.
0:23:37 Y si la ven, amigo, díganle, hubiera sido mejor.
0:23:41 Pero ya entonces el hombre tendría que haber empezado a cantar el tango dirigiéndose a uno solo.
0:23:48 Dije, yo la quise muchachos, ¿no?
0:23:52 Yo la quise muchachos y se dice, yo la quise el señor mío y la quise.
0:23:56 Pero como había que modificar todo el tango para una vez.
0:24:00 Y además, yo creo que el tango no está para dar clase de grama y de grama la pica.
0:24:08 Esa gente que empieza a hacer ese problema porque hay una palabra, es que fuiste eso.
0:24:15 ¡Me! ¿Qué querés ver? ¡Lago es un tango!
0:24:19 No te acordás que conmigo te pusiste con un sombrero.
0:24:24 Y está bien, ¿qué va a cantar el tiempo?
0:24:27 Oye, reci, voy a vamos a defendernos, ¿no?
0:24:29 Pues sí.
0:24:30 Eso sí, tienes cierto interés.
0:24:32 No, por ejemplo, te canta.
0:24:35 Recuerda que conmigo te pusiste un sombrero.
0:24:41 Y a que el cinturón te cuero que aún la miras le apadeje.
0:24:47 Fíjese.
0:24:48 Recuerda que conmigo te pusiste un sombrero.
0:24:53 ¡Qué la porquería hay ese yato!
0:24:55 Siguiente, si te pusiste un sombrero.
0:25:05 ¿Vos que pusiste el amigo?
0:25:07 ¡Como tenemos que!
0:25:09 ¡Que si te pusiste el amigo y ahí paraba!
0:25:12 ¡Ay, qué romper!
0:25:13 Estamos escuchando tangos.
0:25:19 Bueno, que seamos ricos lo canta bien.
0:25:24 La última copa dedicado a todos los que han sido envenenados,
0:25:28 canta y es de música.
0:25:34 Y también,
0:25:36 la primera copa dedicada a todos los que han sido envenenados,
0:25:40 canta y es de música.
0:25:43 Y también,
0:25:44 la primera copa dedicada a todos los que han sido envenenados,
0:25:49 canta y es de música.
0:25:52 Y también,
0:25:53 la primera copa dedicada a todos los que han sido envenenados,
0:26:50 Es la última parra de mi vida,
0:26:54 de mi vida muchos que llamar,
0:26:58 mejor que esos que hay contra ella,
0:27:02 que no buscó mi amor, no la venía.
0:27:06 Yo la quiero en el llanto y la quiero en mi cama,
0:27:11 solo la podré olvidar.
0:27:15 Hoy me emborracho por ella,
0:27:19 y la tienda de queda,
0:27:23 es hermosa más campana,
0:27:26 que todo mi olor,
0:27:28 poniéndolo llamar.
0:27:30 Y sí,
0:27:31 la ven,
0:27:32 amigos,
0:27:33 díganle si ha sido por su amor que olvidan la fe.
0:27:38 Hoy me emborracho por ella,
0:27:43 y la tienda de queda,
0:27:48 es hermosa más campana,
0:27:51 que todo mi olor,
0:27:53 poniéndolo llamar.
0:27:55 Y sí,
0:27:56 la ven,
0:27:57 amigos,
0:27:59 díganle si ha sido por su amor que olvidan la fe.
0:28:04 Amigos, díganle si ha sido por su amor
0:28:14 que olvidan la fe.
0:28:26 Ha cantado Guider Morrico,
0:28:29 la última copa.
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