Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza Serata Arriba y estamos en Radio del Plata, en el auditorio de Radio del Plata, es lo que quisiera decir, en la casa Gorriti 5963.
0:00:12 Entre Ravi y Nani y también Arevalo.
0:00:15 Hablaremos de venenos y envenenadores.
0:00:24 Este informe comienza por los emperadores romanos.
0:00:28 Muchos dicen no usaron venenos, o mejor dicho usaron, pero no siempre como un brevaje, como algo que se injería.
0:00:37 Y empieza con el ejemplo de Calíbula, que era un hombre que disfrutaba haciendo indagaciones sobre las mejores maneras de matar a las personas.
0:00:51 Y aseguraba haber descubierto un veneno que provocaba la muerte con solo ponerlo sobre la piel de la víctima.
0:00:58 O sea, no era necesario que me acto...
0:01:00 Incidiriera.
0:01:01 Incidiriera el veneno.
0:01:03 Y este veneno ganó un nombre que es producto del siguiente episodio.
0:01:12 Calíbula consideraba que las luchas en el circo no eran lo suficientemente crueles.
0:01:18 Estaba bastante injustado porque los gladiadores no morían suficientemente.
0:01:26 Y por lo tanto, prohíbeo que llevaran coraza para que no salvaran tantas veces su vida.
0:01:32 Y un día un gladiador llamado Columbus ganó un combate y fue a presentarle sus honores a Calíbula.
0:01:40 En realidad el luchador había sido herido levemente y Calíbula probó su veneno.
0:01:45 Porque le regaló al luchacho una capa en bebida con el veneno.
0:01:50 Y poco después de ponerse la egladiador caso muerto.
0:01:54 Calíbula, recordando con gratitud a su víctima, llamó Columbus a ese veneno que había inventado.
0:02:02 A lo más, digamos.
0:02:04 Antes de este episodio, hay que recordar, me parece, a Cleopatra, que usó veneno natural.
0:02:19 Era una muchacha muy ecologista, ambientalista.
0:02:26 No le gustaban los productos químicos en el veneno.
0:02:31 Y entonces, cuando tuvo que envenenarse, lo dó haciéndose picar por una pica.
0:02:37 Por una pica en medio de la fruta.
0:02:39 Estaba con su por.
0:02:41 El caso era una pequeña víbora que te mordía y te insectaba un veneno.
0:02:50 Pero el siguiente emperador, el que vino después de Calíbula, su tío Claudio,
0:02:57 murió tras haber comido un plato de hongos de zeta envenenadas
0:03:02 que le había servido nada menos que su esposa de gripina, su última esposa.
0:03:09 La penúltima, mejor no lo vemos, nada menos que me salida.
0:03:13 Cuenta el cronista que el crimen estuvo a punto de no ser cometido,
0:03:18 ya que Claudio había bebido tanto que estuvo a punto de vomitar.
0:03:24 Ya se sabe que el envenenador debe procurar que su víctima no vomite.
0:03:29 Entonces no debe administrarle demasiada bebida, ni debe hablarle de cosas puercas, etcétera.
0:03:35 El caso es que cuando Claudio se aprestaba a vomitar, esto lo explica Tásito,
0:03:41 dice que cuando vio que Claudio estaba por vomitar a gripina,
0:03:47 salió corriendo a buscar a su cómplice, un médico llamado Genofonte.
0:03:52 Igual que el historiador, que le ayudaba en estos menesteres.
0:03:58 Y el médico entonces lo fue atender a Claudio y le dijo,
0:04:01 ahora voy a ayudar a vomitar.
0:04:03 Y le introdujo, tal como si así en aquellos tiempos,
0:04:07 una pluma de ganso en la glótis para acelerar el proceso del vómito.
0:04:13 Pero el detalle es que esa pluma estaba impregnada de más en eno.
0:04:18 Y Claudio entonces no tuvo más remedio que morirse.
0:04:22 Como sabemos, a Claudio lo sucedió Nerón, que tenía una envenenadora oficial,
0:04:30 llamaba Locusta.
0:04:32 Ella fue la que envenenó a Británico, el hijo justamente,
0:04:38 el virtuoso hijo del difunto Claudio.
0:04:41 En la corte de Nerón fueron envenenados también su preceptor Burro
0:04:48 y también Narciso y Palas, dos ciudadanos que habían tenido la mala idea de enriquecerse.
0:04:54 Y como los emperadores accedían a las herencias de los finados,
0:04:59 era muy peligroso enriquecerse.
0:05:01 Bueno, eso le pasó a estas personas.
0:05:04 Durante muchos siglos los grandes señores vivían con el temor de ser envenenado, ciertamente.
0:05:10 Tenían siempre una colección de antídotos que era preciadísima
0:05:15 y desde luego probadores del morfe.
0:05:18 Eso se mantuvo hasta, se pudo, en la casa blanca.
0:05:22 Bueno, los antídotos por lo general eran supercherillas.
0:05:27 Se buscaban cuernos de unicórneo o el famoso bezoar,
0:05:33 que era una especie de cálculo que se formaban el cuerpo de algunos animales.
0:05:38 Otros tenían dientes de tiburón, decían que cualquiera de estos amuletos,
0:05:42 el bezoar o el diente de tiburón cambiaban de color al contacto con el veneno.
0:05:48 Entonces tenían un diente de tiburón en las comidas
0:05:50 y esperaban a ver cómo reaccionaban las mentadas por qué día.
0:05:56 También había un antídot, un mejunje, inventado por el médico romano Andromaco,
0:06:01 que era con carne de vígor, amiga de pan, vino y miel, o sea, cualquier cosa.
0:06:07 U también quienes emvenenaban o probaban los antídotos con los condenados.
0:06:16 Ahí está, el célebre médico Amroa Paré,
0:06:19 que no era otro que el médico que atendió Enrique II,
0:06:22 cuando en una contienda deportiva, de memoria así,
0:06:28 una justa con el noble Montmorenci,
0:06:33 sufrió una herida tremenda en el ojo.
0:06:39 El Montmorenci, que no me ha crucido marqueso o varón,
0:06:43 lensartó la lanza en el ojo.
0:06:46 Un apogrito en el celmo, justo.
0:06:48 Sí, justo en el ajo del celmo.
0:06:50 Entonces Amroa Paré no mantuvo vivo,
0:06:54 y Andrique II un poquito, pero pues...
0:06:58 Ese médico...
0:07:06 ...probó la eficacia del besoar y de otros antídotos.
0:07:14 Carlos IX utilizó a un cocinero que iba a ser orcado
0:07:19 por haber robado la bajilla del rey.
0:07:24 Carlos IX, el que viene después, no.
0:07:27 Primero viene Francisco II después Carlos IX.
0:07:30 Enrique II, Francisco II...
0:07:32 Son Baluas todavía.
0:07:33 Todos son Baluas.
0:07:35 Carlos IX.
0:07:38 Todos son Baluas, hasta Enrique IV.
0:07:42 Es que no es el cuerpo.
0:07:43 Bueno, este médico Paré, que estaba buscando antídotos,
0:07:49 cuando vio que iban a orcar a un cocinero,
0:07:52 y justo dijo, mire, ¿a usted qué prefiere?
0:07:54 Que lo orquemos o que lo envenenemos
0:07:58 y después le demos la posibilidad
0:08:00 de probar un antídoto que ha inventado acá el doctor.
0:08:03 Y bueno dijo, enveneneme...
0:08:06 El cocinero total antídoto para la orca no hay.
0:08:10 Le encajaron, no sé qué veneno, y después el besoar.
0:08:16 Entonces el cocinero...
0:08:20 Estaba ahí, y el doctor Paré empezó a hacer anotaciones científicas.
0:08:24 Ligo aquí el informe del doctor Amrúa Paré.
0:08:28 Se puso a vomitar con grandes espasmos,
0:08:32 diciendo que tenía fuego en el cuerpo y pidiendo agua.
0:08:36 Luego se puso en cuatro patas andando como una bestia.
0:08:41 La lengua por fuera de la boca, roja la cara,
0:08:44 echaba sangre por las orejas,
0:08:46 informó a su majestad que el reo murió.
0:08:50 Eso es un informe.
0:08:52 Está bien, claro.
0:08:54 Un verdadero prócer de la medicina.
0:08:57 El cardenal Richelier vivía rodeado de gatos
0:09:01 y les hacía probar la comida.
0:09:03 Está bien que viva rodeado de gatos.
0:09:06 ¿Usted sabe dónde vivía él?
0:09:08 En el paler royal.
0:09:10 Y quiere un lugar donde se reunían las prostitutarís.
0:09:15 Bueno, él no. Él tenía gatos.
0:09:17 Les hacía probar la comida y la bebía que le servían.
0:09:22 Después esperaba un tiempo pronuncial.
0:09:24 Si las mascotas continuaban vivas, recién entonces comía él.
0:09:31 Ahora, cuando él comía y al rato los gatos utilizados para probar la comida morían,
0:09:35 él también moría.
0:09:38 Contimos para terminar un intento de envenenamiento que padeció Napoleón.
0:09:44 Cuando él era muy joven, jefe de la Guardia Nacional,
0:09:47 y se había hecho amante,
0:09:49 y una señora de apellido Daleti.
0:09:52 Estaba casada con un tal G. Borné Daleti.
0:09:56 Napoleón participaba en las recepciones que daban en casa de los Daleti.
0:10:02 El marido no sabía nada de los amoríos de su esposa con Napoleón.
0:10:06 Pero poco después, Napoleón conoció a otra chica,
0:10:11 se hizo amante de ella,
0:10:13 y empezó a mostrarse menos galante con Madán Daleti.
0:10:17 Entonces, Madán, que era muy celosa,
0:10:20 decidió asesinar a Napoleón por enfienar.
0:10:24 Y hay gente así.
0:10:26 El caso es que Napoleón recibió un mensaje de la Daleti que le invitaba a su casa.
0:10:32 Le comunicaba además que aquella noche su marido cenaba lejos,
0:10:36 y le rogaba que fuera a reemplazarlo en el decor de los altíos.
0:10:41 Y Napoleón fue.
0:10:43 Llegó a Napoleón, la amó, después se no abundantemente,
0:10:48 parece que dijo, un momento, primero vamos a revolcarnos,
0:10:52 y después nos comemos unos hinchedetes.
0:10:55 Una vez que morfó, el dolor de las entrañas,
0:11:02 lo atacó de modo tal que tuvo que pedir socorro a los gritos,
0:11:06 que por otra parte, es de la forma más razonable de pedir socorro.
0:11:10 Por suerte llegó un médico que le dio un antídoto y lo alivió un poco.
0:11:15 Después, muchos vecinos, entirados de la descompostura de buena parte,
0:11:20 fueron a visitarlos,
0:11:22 y en un momento apareció la propia Madán Daleti con su esposo.
0:11:27 En la casa de Napoleón.
0:11:29 Y ella se acercó a la oído y le dijo,
0:11:34 me habéis abandonado cobardemente y me he vengado.
0:11:39 El veneno que recorre tu central es lento pero excelente.
0:11:44 De la taz de mi crimen y yo delataré el vuestro.
0:11:48 Y medio que lo señaló al marido,
0:11:50 así que el marido era un tipo como de dos metros.
0:11:53 Y Napoleón comprendió que valía la pena callarse.
0:11:57 Y le dijo que el veneno lo estaba consumiendo.
0:12:01 Por suerte, Madán Daleti no era experta en venenadora
0:12:05 y rápidamente el médico encontró el antídoto.
0:12:08 Napoleón resolvió no visitar más a la dama.
0:12:12 Algún rencor sotuvo.
0:12:15 Cuenta Constán, que era el mayor domen a Napoleón,
0:12:19 que escribió un libro muy divertido.
0:12:22 Cuenta Constán que mucho después, pero mucho después,
0:12:25 cuando Napoleón era emperador,
0:12:27 había una lista de personas que tenían impedido el acceso a cualquier orden de la corte.
0:12:33 Y entre ellas, sin dar razones, figuraba Madán Daleti.
0:12:38 A mí cuando una persona trata de envenenarme,
0:12:41 no procuro no recibirla nunca más.
0:12:46 Y al marido menos.
0:12:48 Y yo quisiera contar una última historia
0:12:51 que siempre me ha gustado mucho, que es la de Mitridates.
0:12:54 Hay muchas que no se han contado.
0:12:56 Aquí en Catalina de Medici tenía sus famosos perfumistas,
0:12:59 los señores Ruggieri,
0:13:01 que le ayudaban en su carrera política,
0:13:04 que básicamente consistía en eliminar a su ex amigo político del modo madire.
0:13:10 La familia de los Borges, a todos.
0:13:15 Y la cara de los de Medici.
0:13:17 Los príncipes del envenenamiento que han sido.
0:13:20 Un poco calumniado, tal vez.
0:13:24 Porque era un época difícil para todos nosotros.
0:13:26 Vaya saga.
0:13:28 Mitridates, el rey del ponto, vivía obsesionado,
0:13:33 también, ante el temor de ser envenenado.
0:13:36 Entonces, no es que tenía antídoto,
0:13:40 sino que seguía un procedimiento bastante razonable.
0:13:43 Vivía pequeñas dosis de venenos para ir acostumbrando a ser todos esos.
0:13:48 La vacuna, digamos.
0:13:49 La vacuna.
0:13:50 Y se cursó de la vacuna.
0:13:52 Bueno, parece que sí se inmune a casi cualquier veneno.
0:13:56 Después de muchos años de trabajo.
0:14:00 Entonces lo agarraron unos tipos en el baño y los strangularon y lo...
0:14:06 ¡Está bien cala!
0:14:08 Todo lo se puede.
0:14:10 ¿A quién dedicar este catálogo en venena mía?
0:14:16 Alguien que, por supuesto, para encontrar los venenos,
0:14:20 la humanidad ha recorrido primero a ser verdes varias,
0:14:23 arañas varias, al pergobo los japoneses,
0:14:26 que saben que algunos bormezes saben partirlo a tiempo.
0:14:30 O sea que la naturaleza...
0:14:32 Es prodigriera.
0:14:33 El hombre, ahi, bien, ha imitado la naturaleza en el envenenamiento.
0:14:38 Incluso ve, si es una de las favoritas de programatán,
0:14:41 también se mencionaba como es el dragón de Comodo,
0:14:43 que es que no le basta con tener una saliva que es en sí misma, ponsoñosa,
0:14:47 sino que tiene secreciones a lo largo y a lo ancho de su cuerpo,
0:14:50 como algunas personas que envenenan inmediatamente al que lo toca.
0:14:53 Y lo utiliza con sus víctimas.
0:14:55 Se sabe también que aquellas bestias, aquellos animales,
0:14:59 que usan el veneno para casar,
0:15:01 no sufre los efectos del veneno después.
0:15:03 Y esto es interesante también.
0:15:05 Claro, la bestia que la serpiente no se envenena con su propio veneno.
0:15:10 Lo cual hace presar que algunas maldades no afectan a las que las comente,
0:15:15 como todos creemos, cristianamente.
0:15:17 Estaba pensando que a veces el veneno,
0:15:20 contra bien no solamente al envenenado,
0:15:22 estaba pensando en un amigo de este programa,
0:15:25 también como autor de novedades policiales,
0:15:28 Dysher Hammett, Dysher Hammett, que hablaba de poison,
0:15:30 la ciudad que era a tal punto corrupta que todos sus habitantes estaban envenenados.
0:15:35 Y lo puedo menos que recordar a nuestros amigos,
0:15:38 Dysher Hammett, Dysher Hammett, Dysher Hammett, Dysher Hammett.
0:15:41 Ah, Dysher Hammett.
0:15:42 Aquel asunto era el comalte.
0:15:44 El creador de Sam Speyd, el detective del Dyshios.
0:15:49 Dibra nuestro amigo, el hombre grigo, que usaba la misma palabra para veneno,
0:15:53 que para veneno, que es la com.
0:15:55 Todo en su medida y armoniosamente envenena o no.
0:15:58 Y después pensaba, bueno, en esto de los trajes de Shaniga,
0:16:01 el Elizabeth de First, el Elizabeth Tudor,
0:16:04 fue, recibió una vez que te regalo un vestido todo envenenado
0:16:07 una ciclina que era amante de uno de sus favoritos, se lo puso y palmo.
0:16:11 Claro, bueno, el más famoso fue el de los mitos, el Ackles.
0:16:14 El Ackles, claro.
0:16:15 Recibe también una camisa.
0:16:17 Gañada por un centauro, su mujer le regala una camisa envenenada, el tipo se lo pone.
0:16:23 Bien visto.
0:16:24 Y esto que le ha dado hoy en día con el avance de la farmacopeia
0:16:27 y con las intervenciones, es más difícil envenenar a alguien.
0:16:31 Sin embargo, se ha demostrado, y hoy encontré una cosa muy graciosa,
0:16:35 hay un universidad norteamericana que hizo una investigación
0:16:38 para demostrar que uno no puede confiar ni en sí mismo,
0:16:41 lo cual quizás deberíamos haber descubierto.
0:16:45 Bueno, yo soy una de las personas más desconfiables que conozco.
0:16:51 Bueno, bien ese sentido, el problema es de tenerse en las sustancias químicas.
0:16:55 Por tu no bien sabe que, por ejemplo,
0:16:57 el recibir una verdad irrespirada, ya lo disent algo,
0:17:00 luego la verdad que es reslegarse con arena del paladar,
0:17:02 puede producir un efecto mucho mayor que la ponsoña.
0:17:05 Y qué no decir, entonces, de cualquier amante,
0:17:07 en el momento de ser abandonado,
0:17:09 que prefieren quizás no escuchar la sentencia,
0:17:11 porque saben que cada una de esas palabras
0:17:13 funciona ni más ni menos como gotas de veneno.
0:17:16 Y gotas de veneno se llama este tango
0:17:22 en la interpretación maravillosa de Jorge Casal.
0:18:02 Con su daglio roto sirvo para pioneta
0:18:06 que existencia más y menos en veneno
0:18:10 dejando a mi madre que a mí no me esita
0:18:14 como en cel, a mí no querido en mi dolor.
0:18:20 Yo he gustado el vino que ha dolpes en agua
0:18:25 yo también fui con padre de
0:18:29 mi vida no tuvo ni un raso de calma
0:18:33 y al umbrarse el cielo de mi corazón
0:18:39 ay, muero la sombra, pero piensa repuera
0:18:44 lige mi hipote y no se olve
0:18:47 tan solo una nota ponen mi jimera
0:18:51 el triste gemido que del guanto neó
0:19:00 pero en esta vida la dicha termina
0:19:07 y mis penas prontas se disiparan
0:19:11 si la rosa muere se quiebra la espina
0:19:15 mi bueno amigo ya me olvidará
0:19:19 tan solo imborrable llenar al recuerdo
0:19:23 seguido el pasado de un modo tenaz
0:19:27 de aquella que un día perdió su veneno
0:19:31 en la fe de puro de mi imperiodad
0:19:37 Yo he gustado el vino que ha dolpes en agua
0:19:42 yo también fui con padre de
0:19:46 mi vida no tuvo ni un raso de calma
0:19:50 y al umbrarse el cielo de mi corazón
0:19:56 ay, muero la sombra de los piadas afuera
0:20:00 lige mi hipote y no se olve
0:20:04 tan solo una nota ponen mi jimera
0:20:08 el triste gemido que del guanto neó
0:20:22 era Jorge Casal en la venganza será terrible
0:20:26 gotas de veneno
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!