Transcripción automática
0:00:00 Esto es La venganza será terrible por el espectador.
0:00:11 Hablaremos hoy de Vincent Prisnitz.
0:00:17 Bueno, ahora viene cuando se pregunta desde la última fila,
0:00:23 ¿Quién demonio será Vincent Prisnitz?
0:00:29 Bueno, no era un señor muy importante, pero sí era extravagante.
0:00:34 Durante el siglo XIX se pusieron de moda las abluciones curativas o fecundantes,
0:00:43 es decir, baños que aparentemente convertían al titular en una persona fecunda o sana.
0:00:50 Había muchos balnearios, termas, lagos, donde según se decía el sigo te bañaba,
0:00:57 te curaba si esta o aquella enfermedad.
0:01:00 Muchísima gente visitaba distintas aguas benéficas o milagrosas
0:01:04 promovidas en distintas ciudades por mercaderes que estaban desde luego interesados
0:01:10 en que uno se pegaron enjuagada aquí o allá.
0:01:14 Y van también personas famosas.
0:01:17 Por ejemplo, la emperatriz José Fina, que como ya hemos contado, buscaba descendencia,
0:01:23 visitaba aguas fecundantes y Napoleón la acompañó muchas veces.
0:01:29 También Eugenia de Montijo, la mujer del otro Napoleón, Napoleón III,
0:01:34 concurrió con su esposo cada vez que se enteraba de la existencia de alguna fuente prodigiosa.
0:01:41 Aparecían en todas partes, esta fuente se ponían de moda, un tiempo, después no.
0:01:48 Bueno, como se le ocurrió.
0:01:50 El mismísimo Japón quiso curar sus males en distintas termas.
0:01:59 Lo mismo hizo Lord Byron.
0:02:02 Hubo alguien que a principios del siglo XIX usufrutuó aquella fe de la gente en el agua
0:02:08 y desplegó todo un sistema de curaciones parecido a quien propusiera Anton Mesmer.
0:02:17 Se acuerda de Mesmer, hemos hablado aquí de Mesmer, del mesmerismo.
0:02:21 Mesmer trabajaba así, juntaba a sus pacientes alrededor de un tacho con agua
0:02:29 y todo agarraba en un palito, lo metían adentro del tacho, se producía, según decía Mesmer,
0:02:35 una especie de corriente entre las personas.
0:02:40 Esto es parecido.
0:02:42 Este hombre del que vamos a empezar a hablar siguió los pasos de Mesmer con distintos procedimientos.
0:02:49 Se llamaba, como hemos dicho, Vincent Prisnitz.
0:02:53 Era de la ciudad de Grafenberg, un pueblo de cilesia que por entonces pertenecía a Prusia.
0:03:00 Nació en 1799.
0:03:03 Prisnitz fue una especie de médico aldiano que se hizo famoso en el pueblo
0:03:09 tras curar algunos vecinos con el agua de una fuente que tenía y que según él tenía podres medicinales.
0:03:18 Así cualquiera que tenía problemas iba a lo de Prisnitz, se pegaba una lavada,
0:03:26 después se envolvía con un paño y según dicen los pacientes se curaba.
0:03:31 Muchos tuvieron a Prisnitz por un mago.
0:03:34 Su esponja, ya que el tipo usaba una esponja, y su agua para muchos tenían fuerzas ocultas.
0:03:46 El obispo de Böger Siefen no amenazó con la cárcel,
0:03:51 no mitad porque le parecía que era un poco diabólico lo que hacía este hombre.
0:03:57 Pero resulta que un día se enfermó el obispo de Böger Siefen.
0:04:04 Y lo llamó a Prisnitz para que lo salvara y el tipo lo salvó, no más.
0:04:09 Entonces el obispo empezó a elogiar a Prisnitz, incluso desde el pulpito donde predicaba,
0:04:14 y las visitas aumentaron naturalmente.
0:04:18 El caso es que la comunidad médica no veía con mucha simpatía estas curaciones.
0:04:24 Yo como es la comunidad médica, si las curaciones las efectúan a ella sienten una gran inquietud.
0:04:33 Y tres funcionarios llegaron hasta la casa de Prisnitz para investigar cómo era el asunto.
0:04:41 Lo primero que hicieron fue pegarle una inspección a la bañadera, pero no encontraron nada raro.
0:04:48 De cualquier manera creciendo que algo podía ocultar, le embargaron la esponja
0:04:53 y le comunicaron que tendría que lavar a los enfermos solo con la mano,
0:04:57 por si era que la esponja ocultaba algo.
0:05:01 Pero en realidad con eso se logró que el método tuviera mejor resultado,
0:05:06 porque parece que las manos de Prisnitz eran más efectivas que la esponja.
0:05:11 Bueno, como lo sabe cualquiera.
0:05:14 El rey Carlos X que hizo visitarlo, hubo algunos cruces de cartas para establecer ese encuentro.
0:05:21 Los ministros del rey insistieron en viajar con él porque no querían que nadie,
0:05:25 y mucho menos un extranjero como Prisnitz, porque era el rey de Francia, claro,
0:05:30 no querían que nadie pusiera las manos sobre el rey.
0:05:35 El caso es que durante estos años Prisnitz tuvo una intuición científica.
0:05:43 Calculó que transpirar hacía bien.
0:05:49 ¿Qué estaba sentado ahí? Tengo una intuición científica.
0:05:54 Me parece que
0:05:58 transpirar hacía bien.
0:06:05 Y advocates agregó el protocolo de envolver a los enfermos con mantas de hielanas para que sudaran.
0:06:16 La consistía en baño frío o baño caliente.
0:06:19 Abrigo, sudoración, otra vez eso, y otra vez frío y así.
0:06:24 Todo tenía que ver con los cambios de temperatura,
0:06:27 y estaban recomendados especialmente para la gota, la tuberculosis, la fiebre,
0:06:34 y la peste misteriosa, que no sabemos cuál es.
0:06:39 Prisnitz construyó una casa con varias barracas de madera para los clientes.
0:06:45 En aquel pueblo vivían 3.000 personas y visitaban los baños unas 6.000 por mes.
0:06:53 Y se sometían allí a unos procedimientos extrañísimos.
0:06:57 Y aparecieron en el mismo pueblo algunas competidores.
0:07:02 ¿Qué pasa? Viendo que venía mucha gente, habrán dicho,
0:07:08 algunos, para no hacer cola, se pega la enjuagada en otro lado.
0:07:14 Le ponemos enfrente a otro, y suele mirar, voy acá enfrente y tengo menos cola.
0:07:19 Eso calcularon los competidores.
0:07:23 El veterinario del pueblo decidió levantar unos baños
0:07:28 a los que agregó tratamientos con las vidas de diferentes animales
0:07:34 que según parece tenían propiedades curativas.
0:07:37 Bueno, la lambida de vaca siempre se ha sabido que es buena, aunque sea para peinarse.
0:07:44 La comunidad médica incrementó sus quejas y lo persiguieron a Prisnitz,
0:07:52 incluso judicialmente.
0:07:54 Una vez más llegó un funcionario para observar los métodos de Prisnitz,
0:08:00 y este funcionario era médico también, y resulta que quedó impresionado por lo que vio.
0:08:06 Pasó ocho días en casa de Prisnitz y tomó anotaciones,
0:08:11 y según parece, los clientes vivían en cuartos muy fríos.
0:08:17 Había una ventana que estaba siempre abierta, las comidas también eran frías,
0:08:22 porque Prisnitz aseguraba que las comidas calientes volvían a los hombres pesados y estúpidos.
0:08:30 Entonces, allí obligaban también a todos a beber 30 vasos de agua cada día,
0:08:36 los asistentes tenían que dar un paseo por el bosque de esnudos para purificarse.
0:08:42 Bueno, después de todo aquello, muchos mejoraban.
0:08:46 Entonces el médico que fue a controlar le dijo a las autoridades que Prisnitz no era un charlatán.
0:08:52 En 1826 los baños de Prisnitz recibían gente de todo el mundo,
0:08:58 pagaban sumas muy altas, otros no pagaban porque le fiaban los pobres.
0:09:03 Tres monumentos a Prisnitz fueron costeados por Austria, Prusia y Francia.
0:09:11 A los 51 años, Prisnitz se enfermó.
0:09:17 Le agarró un ataque de apoplejía, le agarró.
0:09:22 Llamaron entonces a unos médicos para que les hiciera una sangría, que era el procedimiento usual en esos casos.
0:09:29 Pero sus ayudantes no lo permitieron.
0:09:32 Dijeron, el señor Prisnitz solo se cura con agua.
0:09:38 Y procedieron como él les había enseñado.
0:09:44 Baños frío, baños calientes, baños frío, mantas, baños frío, se murió.
0:09:53 A los pocos días se murió.
0:09:57 Aquellos baños con aguas prodigiosas quedaron entonces en el olvido.
0:10:03 Los aciertos se olvidaron ante algunos errores.
0:10:13 Prisnitz hizo que poco más tarde, de todos modos, esto y aciertos y errores, no vale la pena detenerse a hoy.
0:10:23 Pero el método científico consiste en buscar el error, un solo error, de nota que el método es error.
0:10:34 No estamos ante una verdad.
0:10:37 Así una vez, 6x9, 9x54, es que entonces no sirve la multiligración.
0:10:44 Prisnitz hizo que poco más tarde, o la acción de Prisnitz, facilitó que poco más tarde se institucionan lugares donde el clima fuera propicio para asthmáticos o para tuberculosis.
0:10:57 Porque aquella fórmula que aseguraba que podían eliminarse todos los males a través de la sudoración,
0:11:03 sí estudió y pudo comprobarse que sí era buena para algunos casos.
0:11:09 Así que, todos los que estamos sudando esta noche y que nos hemos curado a fuerza de sudor,
0:11:16 rendimos homenaje a Prisnitz.
0:11:22 Hemos ido a la discoteca, hablamos con el discotecario, y él dijo que también se cura con agua.
0:11:31 Siempre le dice que él también se cura.
0:11:34 Sí, y que eso no es nada, porque también tiene la dieta de la luna, que él deja de comer el día que hay luna en cena y baja seis kilos.
0:11:46 También me explicó que a veces va una señora que le adivina la suerte y le acierta todo.
0:11:51 Bueno, pero qué tiene que ver esto?
0:11:53 No, no es nada, pero el discotecario está siempre interesado en ser más interesado.
0:12:00 Pero le dio un disco o no le dio nada?
0:12:02 Me dio un disco que vamos a escuchar ahora.
0:12:04 ¿Tiene que ver con este tema?
0:12:06 Tiene que ver, porque se llama Agua Florida.
0:12:10 Es un disco que podríamos escuchar con alguna atención, y ya no se canta así.
0:12:17 Y lástima que no se canta así.
0:12:20 Un disco de 1930, de Berzer, de Alberto Vila.
0:12:25 Alberto Vila era un cantante que después hizo carrera en el cine, o está completamente olvidado, o está completamente olvidada esta manera de cantar.
0:12:35 ¿A qué se refiere? Como la manera de...
0:12:38 Una manera un poco inocente, pero también muy limpia.
0:12:46 Cantarle imprimamente requiere no solo inocencia, sino también una preparación vocal.
0:12:54 ¿Y porque no tiene ningún truco?
0:12:57 No solo no tiene ningún truco, no tiene ningún defecto.
0:13:01 La voz no viene...
0:13:03 Lo que se ha hecho es disingular los efectos de la voz, que no quiere, por ejemplo, una emisión y un sonido homogéneo, y continuo,
0:13:10 sino que está lleno de carrasperas, de imperfecciones, justificar eso con la expresividad.
0:13:20 Se dice, el sujeto de enunciación de este tango está tan consternado por lo que le pasa que canta así.
0:13:28 Lo hemos dicho muchas veces, pero lo repetimos una vez más.
0:13:31 Se dice.
0:13:33 Claro, este hombre está enfermo, solo, abandonado por su amor, y entonces tiene la voz de una persona enferma, solitaria y abandonada por su amor.
0:13:46 ¿Respuesta? No.
0:13:47 La voz que tiene que tener un cantor es la de un cantor profesional.
0:13:51 Y después, después, está el tema.
0:13:56 No es una película.
0:14:00 Una canción no es una película. Ni el cantor hace el papel del tipo que está representando.
0:14:08 Escucharemos, entonces, a Alberto Vila en este tango que se llama Agua Florida.
0:14:13 Agua Florida, vos eras curiosa.
0:14:31 Te usaban las pobres violistas del tango, de pelador liso como Agua en la junta, cuando se bailaba alegrando el tango con un taconeo y una media luna.
0:14:51 Perfumbe del tiempo, ahora que paso, vuelvo en la vida a ser así.
0:15:00 Cuando las percantas mentían que no, bien pedazlos en agua vacían que sí.
0:15:10 China, sé si ya si creen donas que al sondre las acordeonas bailaban un mito con.
0:15:20 China, que oliendo Agua Florida se metían en la vida a punta de corazón.
0:15:30 Agua Florida, vos eras curiosa.
0:15:40 De cuando una viola tostaba de prima y otra en la cuerda y abandonó a las bórtonas y un ramo de caeta en la cala esquina y la vida era tinta y guapetona.
0:15:58 Vos eras del tiempo del gacholadeo, de la mila herosa, anclada al bulín, del lazo en el fero del perca el floreado y de la cadetía y el pericundi.
0:16:16 China, sé si ya si creen donas que al sondre las acordeonas bailaban un mito con.
0:16:27 China, que oliendo Agua Florida se metían en la vida a punta de corazón.
0:16:40 Agua Florida, vos eras curiosa.
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