Transcripción automática
0:00:00 Bien, hablaremos hoy de costumbres concernientes a la SEO y la belleza. Ya lo vemos hecho en otras ocasiones, pero la historia de estos temas abarca muchos siglos.
0:00:14 Así siempre agotamos estas charlas en la antigüedad clásica. Hoy nos internaremos en la Edad Media e incluso en el Renacimiento.
0:00:23 No, era nacimiento. Vamos a empezar con el siglo XVII y seguiremos adelante. Incluso saltearemos al nacimiento.
0:00:30 Tenemos el nacimiento y le metemos en la Edad Moderna.
0:00:32 Vamos, en la Edad Moderna ya bien entrada.
0:00:36 Bien, también entrada que falta poco por el área contemporánea.
0:00:42 Algunos recordarán las charlas anteriores, otros no.
0:00:47 Hemos hablado de prostitutas griegas que se cubrían el estratio con miel. Hablamos de Cleopatra que se bañaba con rey Che de Urra.
0:00:56 Y había escrito también que Cleopatra según se dice, un tratado de belleza. Hablamos de los hindúes y de sus abluciones con estiércol de vaca para lavar el alma ya que no es cuerpo.
0:01:08 Y hasta también hablamos de los orines importados de España para cepillarse los dientes.
0:01:15 Y de los perros que lamen a sus dueños.
0:01:17 Y así se aprecian.
0:01:20 Ahora hablaremos de lo que sucedió a partir del siglo XVII.
0:01:23 En Francia, mientras en la mayoría del resto de los países europeos se amontonaba el colorete de las maquillas, las francesitas procuraban conservar o aumentar la blancura de su tez.
0:01:37 Se utilizaban combinaciones extrañas a base de pepinos, azufre, pizza, cal...
0:01:45 Bueno, y las consecuencias eran terribles.
0:01:49 Algunas se ponían esas mezclas en el escrancho para ir a las fiestas cortesanas.
0:01:53 Y luego parece que tenían que desaparecer durante largas temporadas para recomponer el rostro de los efectos de las quemaduras y la humedad.
0:02:02 Pero, en todo caso, por una noche de buen aspecto, tenían que pasar meses recomponiéndose el desastre que aquellos mejunges hacían en la cara.
0:02:14 Existían blanqueadores menos fuertes, menos no sigos.
0:02:18 Los hacían con flores de agua, agua destilada de lírios, bugos de limón, aceite de talco, leche original, de la cual no se explica su procedencia.
0:02:30 Parece que estos ingredientes debían ponerse en un frasco, taparse bien y se ponían bajo el sol de verano durante un mes.
0:02:37 Y recién después funcionaba, o quizá no.
0:02:40 Yo sabía también cremas de día y de noche.
0:02:43 En el siglo XVIII la crema de belleza, la creme de gote, tenía mucho auge por no decir otra cosa.
0:02:54 Había unos vendedores ambulantes, medio charlatanes, que viajaban junto a los sacamuelas y a los vendedores del Ixiv.
0:03:04 Y parece que se vendían toda en la ciudad una crema que se llamaba afrodita y faón.
0:03:12 Y decía, en el frasco, tan perfecta para piel que es imposible no darse cuenta de que la belleza que proporciona y los años que quitan
0:03:22 no vienen de la naturaleza sino del arte de los divos doce.
0:03:26 Frasco grande era eso.
0:03:27 Estaba escrito con esta voz además.
0:03:29 El rey Luis XIV, que ya estaba un poco viejo, estamos hablando del año 1708, por eso el siglo XVIII, algunos dirán cómo Luis XIV en el siglo XVIII.
0:03:39 Y bueno, alcanzó a asomarse el viejo Luis al siglo XVIII.
0:03:42 Bueno, parece que Luis se compró 500 frascos, ni uno más ni uno menos de esta crema de belleza.
0:03:48 Deme 500 frascos, dijo.
0:03:50 Y todas las noches se surtía, junto con los masajes que le daba una mina, una buena dosis de lunguento.
0:03:57 El nombre del producto afrodita y faón viene en la mitología clásica.
0:04:03 Faón era un señor de lesbos y parece que un día, siendo ya bastante viejo, feo y pobre, era barquero, faón.
0:04:14 Rebajaba de barquero.
0:04:15 Bueno, usaba un barquito para pasear a los ancianos y un día se le presentó a la diosa afrodita, disfrazada de anciano.
0:04:24 Tal luego afrodita, que es la diosa de la belleza.
0:04:27 Y pidió que la cruzara con el bote hasta alguna costa cercana.
0:04:31 Faón no le cobró a la vieja o a la supuesta vieja.
0:04:35 En recompensa a la diosa le dio un frasco que contenía un extraño bárbaro al samón con el que ella parece que se untaba todos los días.
0:04:43 Faón lo aceptó y en cuanto empezó a usarlo, adquirió una admirable belleza y se enamoraron de él, viejo y todo, todas las mujeres de la época.
0:04:55 Especialmente se enamoró de él, safo de lesbos, mire qué cosa.
0:04:58 Ah, eso es una cosa.
0:04:59 Faón no le dio bolilla y safo se precipitó al mar desde el alcantilado de Leucade, que es... Leucade sería mejor.
0:05:08 ¿Qué lo hacemos todos nosotros cuando alguien nos da bolilla?
0:05:11 Nos precipitamos al mar desde el alcantilado de Leucade.
0:05:14 A finones del siglo XVIII, decir muchísimo después, todas las mujeres de París se untaban la Jeta con esos ungüentos.
0:05:23 Va a haber qué pasado.
0:05:24 ¿Vas a ver?
0:05:25 Otra moda curioso eran los lunares artificiales.
0:05:30 Las minas se acostumbraban a comprarse un lunar, se lo ponían en la cara, se llamaba Moche, como el jugador de boca, aunque ellas insistían...
0:05:40 ¿Pero un ser romálie?
0:05:41 ... pronuncian mormálie, sean muska.
0:05:43 ¿Pero sí compraban?
0:05:45 Sí, sí, se colocaban en puntos diversos de la cara, e incluso hasta había un lenguaje particular acerca del lunar, algo así como el abanico entre las damas españolas.
0:05:57 Ponían en la muchacha que se ponía el lunar bajo el ojo izquierdo, estaba comprometida.
0:06:03 Lo que lo hacía bajo el ojo derecho, buscaban obvio las casadas, se lo ponían en el mentoma, las quebradas fraudulentas en el entresejo y todo por el estilo.
0:06:15 En fin, miles de posibilidades hay para ponerse lunares y miles de situaciones puede ocupar este lunar.
0:06:25 O más lunares, hasta puede hablarse de un alfabeto humorse de los lunares si usted tiene suficiente lunares.
0:06:32 Pensemos alejando que era un gesto de bastante audacia porque muy poco tiempo antes, unas décadas antes, por tener lunares una podía ser tomada como una presa del demón.
0:06:40 Así es, sí, sí.
0:06:41 ¿Qué llevamos?
0:06:42 El lunar era un indicio de la posesión de amórlica.
0:06:46 La moda llegó a tal punto que las mujeres comenzaron a dibujarse ocho o nueve lunares en la cara, lo que hizo que el célebre predicador Masildón
0:06:55 terminara diciendo un sermón muy comprometido ante la corte en contra de los lunares.
0:07:01 Sermón que terminaba diciendo, la única que falta es que se pongan lunares en la pechugura.
0:07:07 Al otro día, varias damas llevaban lunares allí mismo donde había dicho este señor
0:07:13 y les llamaron justamente lunares de Masildón.
0:07:17 Qué lindo lunar de Masildón que tiene la señora allí donde le dije, allí en el paso de Uspayata.
0:07:25 A Luis XIV se gustaban las rubias.
0:07:29 Volvamos a los cartones.
0:07:32 Hemos hablado muchas veces de Luis y de una de sus amantes, más famosas, Madame de Montespán, que era Morena.
0:07:39 Pero se hizo teñir, hizo todas clases y asañas para estar con el pelo más claro.
0:07:47 Se cambió el color como podía en realidad.
0:07:50 Había recurrido a la famosa bruja, la Boacén, que también llegó a fabricarle unos filtros de amor que casi terminan con la vida de Luis XIV.
0:07:58 Lo hemos espantado aquí.
0:08:00 Bueno, se ponía Madame de Montespán en la cabeza ácido, frutas, orines, disculpeme,
0:08:08 y así durante mucho tiempo llevaba un color más o menos clarito.
0:08:12 Había también depilatorios en ese entonces para suprimir los llamados pelos superfluos, como dijo el japonés.
0:08:22 Estos depilatorios consistían en recetas poco pintorescas.
0:08:27 Había que usar las cáscaras de 50 o 60 huevos bien pulverizadas, mezcladas con estiércol de gato.
0:08:35 Todo esto reducido a polvo y todo mezclado con vinagre, vieron fuertes.
0:08:39 Después había que untar aquellos lugares que uno quisiera depilar.
0:08:44 Fue el Luis XIII, el hijo de Enrique IV, el que estableció la moda de la peluca, digo en otro orden de cosas.
0:08:51 De la peluca para hombres.
0:08:53 Se había quedado pelado rápidamente y se puso una peluca de ese que ustedes vieron después hasta la Revolución Francesa.
0:09:00 En principio las pelucas conservaban el color natural, rubio, moreno o blanco para los canosos.
0:09:07 Pero estas últimas pelucas eran difíciles de conseguir las canosas.
0:09:12 Supone que los hombres grandes ya han hecho fortuna o no tienen pelo.
0:09:18 El caso es que para no tener que andar incomodándose corriendo detrás de canosos pertinaces,
0:09:27 las pelucas no lo hablan para la peluca y así quedó la costumbre.
0:09:31 Las muchachas tenían también mucha preocupación por sus cienos.
0:09:36 La célebre ya nombrada o hacen vendía productos destinados a proporcionar mágicamente pecho a las que no tenían.
0:09:44 Sin embargo parece que las recetas no daban muy buenos resultados.
0:09:48 La doqueza de Defà le dijo a una amiga que era nada menos que Madán de Mosnepán.
0:09:55 Dice, profunda esmequeja y mi tristeza, cuanto más frato menos sale.
0:10:01 Todos saben que la suciedad era normal en los palacios, donde los cortesanos hacían sus necesidades donde podían, etc.
0:10:10 Una cosa que más siempre le ha gustado mucho a ciertos republicanos.
0:10:16 Que creen que la diferencia entre la monarquía y la democracia consiste en la existencia de baños en los edificios públicos.
0:10:24 El caso es que había perfumes. Había como la gente se bañaba poco.
0:10:32 Fernando de Napoli tenía la costumbre de usar mucho perfume, pero por qué?
0:10:41 Es un tema un poco escabroso.
0:10:44 Parece que se sentaba el hombre, incluso durante los conciertos, que daba su bella esposa tocando el arpa en el salón de su casa.
0:10:53 Se sentaba en su recrete portátil mientras asistía a esos conciertos.
0:10:59 Un asco. En eso sí es mucho mejor la democracia.
0:11:04 Algunos dicen que a lo mejor tocaba más la esposa.
0:11:07 Y si como toca su esposa.
0:11:11 Con respecto a los perfumes, siguen en este mismo asunto, se aplicaban de forma muy especial.
0:11:17 No había vaporizadores, entonces no se habían inventado todavía.
0:11:21 Y para perfumar un ambiente grande, llamaban a una criada, ligenaban la boca de perfume.
0:11:27 Y estas criadas desarrollaban una técnica interlabial o interdental para...
0:11:36 Para ramar del modo más democrático el perfume.
0:11:40 Bueno, entre otras cosas, dada la sociedad del ambiente y el correspondiente mal olor,
0:11:45 también eran muy usados los pañuelos perfumados que la gente se llevaba a la nariz
0:11:50 cuando la pestilencia alcanzaba proporciones inaguantables.
0:11:54 María de Médici tenía una colección de pañuelos perfumados increíbles, dice aquí.
0:12:00 ¿Por qué iba a ser increíble? Yo creo en los pañuelos perfumados.
0:12:04 No sé por qué uno no puede creer en un pañuelo perfumado.
0:12:07 Bueno, el caso es que María de Médici era la mujer de Enrique IV,
0:12:15 cuya pestilencia era proverbial. Era un buen rey, pero su mal olor era principés con bien.
0:12:23 Debajo de las cedas y los encajes, decían las crónicas, se enioreaba la roña
0:12:30 hasta tal punto que una grandama pudo decir a la otra.
0:12:34 Tengo una ayudante tan sucia que aquello negro que se nos hace entre los dedos de las patas
0:12:40 se le forma a ella entre los de las manos.
0:12:44 No voy a decir nada.
0:12:47 Otra consideración esta la hace voltear, ¿no?
0:12:51 En Oriente, por ejemplo, al casarse se dejaba la barba,
0:12:57 incluso para le notar que eran hombres mayores.
0:13:01 En Europa hubo varias modas de Barbudos.
0:13:06 Casi todos los cortesanos seguían la moda del rey.
0:13:09 Durante el reinado en 2014 se usó la barba descuidada.
0:13:13 Todos cuidaban de que su barba no se quitara descuidada.
0:13:17 Bueno, pues Luis III la llevaba a corta y en punta en Enrique IV cuadrada.
0:13:25 Carlos V de España y Julio II al Papa.
0:13:29 En Francisco I de Francia puso una moda los cortes de barba larga y peinada.
0:13:34 Quiero decir lo siguiente para terminar.
0:13:43 Hermosos, te importan todos los costumbres, higiénicas y cosméticas.
0:13:51 Lo que quiero decir es que usted debería elegir a alguien para dedicarle esta decisión.
0:13:56 Bueno, Alejandro, estaba pensando en principio esta cuestión que uno toma como natural,
0:14:02 el surgimiento de esos cachos de proteína, distintos colores, distintas formas y texturas,
0:14:08 como si el peyote pudiese ser humano pudiese tener todavía algo natural.
0:14:13 Y sabemos claramente desde el comienzo de la humanidad que usted acaba de contar varias de estas historias.
0:14:17 Lo curioso es que al mismo tipo de arreglo para una parte del cuerpo, de aceite o de gracia para lucir mejor,
0:14:25 se le han dado distintos significados.
0:14:27 Y creo que esto es lo más simpático de la cultura, que es también casi lo más simpático de la política.
0:14:32 Aquello que significa para unos una cosa para otros significa exactamente lo contrario.
0:14:37 Y muchas veces por ese tipo de diferencias darle a lo mismo un nombre diferente se produce en las guerras o las confrontaciones.
0:14:43 Pesado por ejemplo en nuestros amigos chinos que tantas veces han ilustrado obviamente este programa,
0:14:48 los mandarines por ejemplo, y acostumbre de ir roscando el pelo
0:14:53 hasta que cobrase la forma de una pequeña serpiente que se movía anudada al final con un bonito de un lado para el otro.
0:15:00 Y esto era un símbolo de distinción, después también de de desgracia,
0:15:04 y finalmente se convirtió en un símbolo mismo de la vieja china.
0:15:07 O sea por 1911.
0:15:09 Claro, en la Manchuria.
0:15:12 Y pues pensaba también en los marineros.
0:15:14 Nosotros hemos estado a bordo alguna vez, hace mucho tiempo, sabemos de esa vieja costumbre que le da origen,
0:15:20 por ejemplo, a eso que se llama aquí el patito, esa especie de pedazo de tela que va en la espalda,
0:15:25 para cuidar que la trenza, la crencha ingresada, es al todo marinero que se precie, caiga así.
0:15:31 Y esto empezaba finalmente en nuestro heroico cuerpo militar de Patricio,
0:15:37 o regimiento infantilía 1, que alguna vez le dio a ese pedazo de pelo,
0:15:41 roscado sobre sí mismo y colgante en la espalda,
0:15:44 el carácter de un símbolo tan fuerte que se hicieron matar, por eso hubo un empeño llamado el Motín de las Trenzas,
0:15:50 ahí en lo que es hoy el Coligio Nacional, donde con tal de no dejar cortarse las trenzas, justamente con los muchachos fueron a la muerte.
0:15:56 Pero estaba pensando que para dicatorias, cómo lo elegir una mujer de energía, de hoy, por ejemplo, una que...
0:16:02 Tiene que ser una mujer pequeña, porque las mujeres pequeñas se pusieron de moda a partir del siglo XVIII.
0:16:09 Justamente. Y, dices, ahí está la cosa. Cuanto más grande la trenza de un marinero,
0:16:15 esto lo hacía valer más, cuando más grande la trenza de un mandarín, esto le daba una curna diferente.
0:16:20 Y, sin embargo, esto mismo, el mismo afeite, el mismo la misma gracia trasladada,
0:16:24 a una mujer necesita cambiar de carácter de esta teoría para significar lo mismo,
0:16:29 es decir, más, digamos, una especie de privilegio del lugar mayor.
0:16:33 Así, donde uno vea en sí un rasgo grande y grosero, que mejor lo busque cuando vea una mujer,
0:16:39 de tal modo que esa marca sea sencillamente pequeña.
0:16:43 Y pequeña es el vals que oiremos.
0:16:47 Tiene atención a esa moda de la pequeñez que siempre informó la belleza femenina.
0:16:54 Sí. ¿Cuál es el vals?
0:16:55 Tanto en la China, donde los pies pequeños eran una muestra de belleza, en Occidente, las pequeñas manos,
0:17:02 las pequeñas cinturas, y en general, la pequeñez de la mujer suele inducir a el hombre
0:17:10 a una especie de estética de muñecas de porcelana.
0:17:14 Hay una forma, incluso creo yo, de amar a la mujer menuda y pequeña,
0:17:20 y otra de amar a la mujer importante.
0:17:25 No estoy hablando de obvias cuestiones de peso y de envergadura,
0:17:30 sino a distintas ternuras.
0:17:35 Una distinta ternura nos produce la mujer menuda, delicada y frágil,
0:17:41 y otra es la que nos produce la mujer alojada, fibrosa, grande y llena de cuerdas.
0:17:50 Lo mismo sucede, Alejandro, con cada sector del planeta, del mundo que el hombre ha creído ir por conquistar.
0:17:55 Y vamos a la sutileza para navegar un río lleno de meandros o el coraje necesario para abordar un oleaje fuerte,
0:18:01 como si alguna vez uno estuviese conquistando realmente algo.
0:18:05 Una vez más suele estar así, en eso que resulta, finalmente, ese adjetivo de comienzo.
0:18:11 Pequeña, vamos a escuchar, es un rindobal de Osmar Maderla,
0:18:16 que escucharemos en la versión, creo yo, que de Juan Trepiana, finalmente, un solo de Pialo.
0:18:25 Agradecemos a la gente que ha estado en el mundo,
0:18:30 que ha sido un río lleno de meandros y que ha sido un río lleno de meandros.
0:18:35 Y, por lo tanto, es un río lleno de meandros,
0:18:40 que ha sido un río lleno de meandros y que ha sido un río lleno de meandros.
0:18:45 Y, por lo tanto, es un río lleno de meandros.
0:18:50 Y, por lo tanto, es un río lleno de meandros.
0:18:55 Y, por lo tanto, es un río lleno de meandros.
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!