Transcripción automática
0:00:00 Curiosidad es acerca del casar, del silencio. Vamos a citar a personajes famosos que hablaban poco.
0:00:10 O también nos referiremos a cuestiones de etiqueta que imponían cerrar la boca e incluso hablaremos muchísimo.
0:00:17 Y algunos grupos religiosos que tuvieron y tienen aún como premisa el silencio.
0:00:23 Algunos historiadores han dicho que el silencio ha sido uno de los elementos esenciales de muchas religiones.
0:00:31 En la antigüedad clásica se privilegiaba una retórica elocuente y verborrágica.
0:00:38 Hablamos, por ejemplo, de los grandes oradores riegos, cuya elocuencia servía como prueba, tenía un valor de prueba en los juicios.
0:00:48 Si un abogado, vamos a llamarlo así, era elocuente, pues eso servía para ganarla con tienda.
0:00:55 No se analizaban tanto los hechos expuestos como la forma en la cual se los exponía.
0:01:02 Pero hoy hablaremos de silencio. Decíamos que, aunque en la antigüedad se privilegiaba esa verborragia,
0:01:09 por ahí el silencio religioso o el silencio sagrado no era infrecuente.
0:01:14 Pitágoras, y muchos como él, sometía a sus discípulos a un silencio inicial de dos años.
0:01:23 Vos te anotabas en la escuela de Pitágoras y por dos años no podías hablar.
0:01:28 No hemos contado algunas veces. Tampoco veías al maestro los primeros dos años, en realidad no sepa qué ibas.
0:01:36 Pero el silencio era decisivo entre los pitagóricos.
0:01:40 Plutarco decía que el silencio era algo profundo y reverente, y aseguraba que el silencio era divino,
0:01:46 en tanto que era lo que aprendíamos de los dioses.
0:01:51 De los hombres decía Plutarco, y se aprendía la palabra, que para él, para Plutarco, no para nosotros, era una cosa más baja.
0:01:59 Los padres de la iglesia se acercaron a este pensamiento.
0:02:03 San Ambrosio se preguntaba, rectoricamente, lo siguiente,
0:02:09 ¿Qué deberíamos aprender antes que cualquier cosa, si no es acallarnos, para que podamos ser capaces de hablar?
0:02:17 Decía esto que es hablar de más. Decir esta frase, es contradictorio con lo que se está indicando.
0:02:26 San Ambrosio, que además fue el que inventó la manera de leer en silencio.
0:02:32 Pero también San Ambrosio refundió en el sentido de compiló, suavizó, glosó, trabajó sobre el tratado de Cicerón.
0:02:40 No es que lo refundió en el sentido lugar de la palabra, por ejemplo, a Fulano lo voy a refundir.
0:02:46 Cuando refundió en ese sentido el tratado de Cicerón sobre los deberes,
0:02:52 lo convirtió en un manual de conducta para cleríos,
0:02:57 cosa que Cicerón, desde luego, no se proponía, toda vez que cuando él escribió aquel tratado no había ni clérigos, ni cristianos.
0:03:04 Bueno, en esa obra, San Ambrosio incluye la recomendación de silencio, como muestra de pudor y vergüenza.
0:03:11 Y el silencio siempre fue una señal de gravedad.
0:03:16 Hablar demasiado ha parecido con una señal de vacuidad o de ligereza.
0:03:22 Se ha relacionado la reserva verbal con la nobleza y, por el contrario, la locoacidad con la bajesa.
0:03:29 El charlatán, el hombre que se ganaba la vida hablando en la Plaza del Mercado.
0:03:34 El Papa Pio V publicó un decreto especial en el año 1568.
0:03:41 Tenemos aquí el texto, en el que se dice que está prohibido charlar en las iglesias.
0:03:47 Me parece muy bien eso.
0:03:49 San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, impuso la pena de diez días en cana, pan y agua a quien conversara en la iglesia.
0:04:06 Bien, estamos haciendo un ejercicio de silencio.
0:04:10 Mientras que el silencio era señal de virtud, algunos grupos religiosos se obtuvieron un silencio total.
0:04:16 San Bruno, de Colonia, fue el fundador de la Cartoja.
0:04:21 Los cartujanos, e hizo voto, el amigo San Bruno, de silencio riguroso.
0:04:27 Él y todos los monjes que lo siguieron.
0:04:30 Se retiraron al desierto de la Xarthuaz, cerca de Grenoble,
0:04:35 donde cada uno empezó a vivir al estilo de los antiguos anacoretas de la tebaida,
0:04:39 pero no la tebaida, sino aquí donde se acabó de decir.
0:04:42 Y hay una anécdota graciosa, cerca de San Bruno.
0:04:45 Cierto personaje visitó el taller de un escultor famoso, que ni me acuerdo quién era,
0:04:50 y vio una de las estátuas con las cuales el escultor estaba trabajando y quiso hacer un cumplido.
0:04:56 Yo de Cree, le estaba a toque, se dio un cumplido clásico por otra parte,
0:05:01 y me dijo qué belleza, qué maravilla, sólo le falta hablar.
0:05:06 Y el escultor le contestó, pues si hablara, yo sería el menos talentoso de los hombres,
0:05:13 porque es la estatua de San Bruno, que justamente no hablaba.
0:05:19 La cuestión es que la orden de la cartuja, esta de San Bruno, tuvo cada vez más bienes.
0:05:24 Nadie hablaba, tenían un complicado lenguaje de sienias para satisfacer las necesidades cotidianas.
0:05:30 Bueno, entonces lamento decirle que hablaban, se comunicaban.
0:05:35 Cuando otros religiosos hablaban acerca del valor de las palabras edificantes,
0:05:40 los cartujos escribían acerca de los peligros espirituales de la locuacidad.
0:05:46 Bueno, pero se puede ser demasiado hablador escribiendo.
0:05:52 Escurioso, no renunciaban a la expresión de los pensamientos,
0:05:56 renunciaban a la forma sonora de esa expresión, pero escribían, escribían tranquilamente,
0:06:01 escribían 20 páginas para decir nada.
0:06:05 Masenino Fernández, refiriéndose a Víctor Hugo, lo calumnió de siguiente modo.
0:06:10 ¿Qué querés con ese gallego?
0:06:13 El lector se fue y él sigue a hablar.
0:06:23 Bueno, en el siglo XIV ya muerto San Bruno,
0:06:30 vamos a darlo por muerto, pobre San Bruno, debe haber muerto en silencio.
0:06:36 Ya muerto San Bruno, el Papa Urbano V, quiso dar a esta orden de los cartujanos que no hablaban,
0:06:43 una muestra de aprecio y consideración.
0:06:46 Se lo voy a favorecer, estos tipos, son buenas gente.
0:06:49 Y decidió reformar las reglas austeras de aquella orden haciendola más suave en algunos aspectos,
0:06:55 como por ejemplo, en el referente a no hablar.
0:07:01 Digo, bueno, desde ahora pueden hablar.
0:07:04 Y el proyecto indignó a los cartujos y enviaron una carta, toda llena de objeciones,
0:07:09 una carta de 20 páginas.
0:07:11 Urbano, pensando que les estaba haciendo un favor, decidió seguir adelante con esa reforma.
0:07:15 Es decir, decidió dejarlos que hablar.
0:07:18 Y entonces apareció en el Palacio Papal de Avignon, por la época de los papas en Avignon,
0:07:24 una cometiva muy extraña, era una delegación de ancianos cartujos que desfilaron silenciosas
0:07:31 y tristemente, antiurbanos que Intu y Su corte.
0:07:36 Tanto el Papa como los cardenales, quedaron estupefactos lo insólito de aquella embajada.
0:07:43 Porque en verdad, todos los que acudían a la curia apostólica lo hacían para manguear,
0:07:48 alguna dispensa, algún indulto, una exención, pero no, los cartujos querían vivir con toda severidad
0:07:55 y mantener su silencio.
0:07:57 Entonces Urbano no continuó con sus reformas y tampoco ni siquiera les obligó a que les dirigieran la palabra
0:08:04 y ni los atendió.
0:08:06 Los dejó nomás que hicieran lo que quisieran o mejor dicho, los dejó nomás que no hicieran lo que quisieran.
0:08:14 Los cuáqueros, aquellos tipos que temblaban, consideraban las palabras como signos de bileza,
0:08:22 como una parte del siglo, del mundo exterior, y recomendaban obtenerse, de decir, muchas palabras.
0:08:30 La ilustración más notable del repudio de los cuáqueros a la palabra fue la institución de la llamada Reunión Silenciosa,
0:08:37 una forma de culto, sin oraciones, sin sermones, de exclusiva meditación.
0:08:45 Los reyes también consideraban una virtud el permanecer silenciosos.
0:08:48 Ahí están los reyes de España, los sáutrias de Felipe II en adelante.
0:08:56 Parece que sacando a Carlos I, todos los sáutrias eran particularmente célebres por esa condición silenciosa.
0:09:05 Incluso lo usaban como estrategia para parecer más dignos.
0:09:09 Entre los reyes franceses dicen que los más conversadores fueron Enrique IV, Luis XIV y Luis XV.
0:09:16 Napoleón hablaba poco y Napoleón III muchísimo.
0:09:20 Así que Napoleón III no hartaba a los ministros hablando sobre balística.
0:09:24 Él era experto en balística y en artillería.
0:09:29 Y los tenían los ministros dos horas hablando sobre el asunto.
0:09:36 Antegramente en la Corte de los Reyes de Fráge en Mersalle, nadie podía hablar con el rey durante las comidas.
0:09:46 A menos que el rey le dirigiera primero la palabra, así estabas ahí y por ahí al rey se le prendía fuego el pantalón.
0:09:57 Estaban prendiendo fuego el tiempo.
0:09:59 Y bueno, no le decía nada. No le podía decir.
0:10:03 Si él no te dirigía la palabra antes, lo dejaba que se quemara.
0:10:08 Y el rey ardía y chau.
0:10:11 Si el rey no estaba muy locuente, a veces nada más que para facilitar la comida, decía una frase cualquiera como para dar permiso a los demás a que hablaran.
0:10:21 El tipo no tenía ganas de hablar, pero decía cualquier cosa.
0:10:25 No tengo ganas de hablar pues.
0:10:26 No, decía ponerle no sé dónde vamos a ir a parar, que es una frase provocadora y ahí podías hablar todo el tiempo.
0:10:34 Yo he visto también ahí en la Provincia de Buenos Aires a los trapenses que hacen voto de silencio y que saludan con inclinaciones de cabeza, con sonrisas, pero no hablan.
0:10:45 Hablarán los animales.
0:10:50 Melampo, un personaje de los mitos griegos, tenía la facultad de oír el lenguaje de los animales.
0:10:57 No sólo de oírlo, sino de entenderlo.
0:10:59 Pero bueno, esos son mitos.
0:11:02 Hemos ido a la discoteca a buscar un disco que ilustra a esta vocación silenciosa.
0:11:09 Debe haber algo.
0:11:11 Debe haber algún tango que llame silencio.
0:11:17 Tiene que haber.
0:11:19 Ahí entramos, llama silencio.
0:11:21 El discotecario es bastante parco.
0:11:23 El discotecario es muy parco.
0:11:25 Si no marco, había un discotecario suplente.
0:11:29 Me empezó a hablar de Roland Barth.
0:11:33 Miren, silencio, lo que es producido exclusivamente para no ser signo, por ahí termina siendo signo.
0:11:45 Eso le hizo tomando mal.
0:11:47 Que ha parado.
0:11:49 Se recupera como signo el silencio.
0:11:53 Casi no hay manera de que no signifique algo.
0:11:57 Significa por empezar, lo dice el propio Barth, me parece.
0:12:01 Soy silenciosa.
0:12:05 Bueno, entonces ya salí corriendo.
0:12:10 Me compré un disco.
0:12:12 Es esta mironga tan linda de Omar Moreno Palacio,
0:12:16 que escucharemos cantada por su autor,
0:12:18 y que se llama nunca te dije nada.
0:12:21 Evidentemente es una mironga que habla.
0:12:24 Sobre estos asuntos de silencio.
0:12:55 Yo te vi hacia mi manera
0:12:59 y fue mi más ortanea
0:13:03 el perfume de tu piel
0:13:06 y tu carita añadiada
0:13:09 el dulzor de tu mirada
0:13:12 la tristeza de tu llanto
0:13:15 pensarme que quise tanto
0:13:17 y nunca te dije nada.
0:13:24 No te digas nada.
0:13:28 No te digas nada.
0:13:33 Capaz de montar un ruedo
0:13:36 por un porón de finera
0:13:40 o dormir con cien puleras
0:13:44 sin que me llegue el ver.
0:13:48 Mi sangre no tiene fe
0:13:51 para cualquiera tropejar
0:13:54 algo para tan chacita.
0:13:57 Alguien lo más entrañudo
0:14:00 yo que acudí tan corajudo
0:14:02 y nunca te dije nada.
0:14:06 Estáñate y lo sofrié
0:14:11 hay en mis noches seré
0:14:16 un húmedo en la bosque con pena de vis
0:14:21 yo soy María
0:14:25 y yo soy María
0:14:29 y yo soy María
0:14:33 y yo soy María
0:14:36 en mi fantasía
0:14:39 por las braces tan deseadas
0:14:42 fui a llegar a una encordada
0:14:45 y un triste canto me llegan
0:14:48 pude ser tu santo pega
0:14:50 y nunca te dije nada.
0:14:58 Era omar Moreno Palacios
0:15:03 la venganza será terrible
0:15:05 nunca te dije nada.
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