Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos entonces de lo prometido. Cuando uno va al cielo de los griegos o al infierno de los griegos,
0:00:08 va al mismo sitio. El cielo no es más que un distrito menor del infierno,
0:00:13 donde van algunos privilegiados que después de todo no la pasa muy bien que digamos.
0:00:19 Pero lo más notable de este antro que se llama el Ades,
0:00:25 el Ades como también llama Ades el príncipe del infierno.
0:00:31 A la manera de la farmacia, diríamos.
0:00:33 Sí, también. El dios a quien le tocaron en el reparto del universo que hicieron los hermanos,
0:00:40 los hijos de Cronos y Rea, después de vencer a los titanes, a Ades le tocó el subsuelo.
0:00:49 Hay pocas leyendas con Ades. Es uno de los dioses olímpicos principales,
0:00:57 pero más bien permanece como personaje abstracto y muy rara vez participa de alguna leyenda.
0:01:05 No tiene mucha épica.
0:01:06 Lo cual demuestra la sabiduría, nuestros ancestros griegos,
0:01:09 estado que él eligió esa región en la que más vale andar calladito.
0:01:12 Tanto es así que casi nunca se lo nombraba por su nombre.
0:01:17 Tenía sus apodos. Lo nombraban poco y cuando lo nombraban de otra manera.
0:01:24 Generalmente le decían Plutón, que quiere decir rico.
0:01:29 ¿Por qué? Le decían rico porque justamente en el subsuelo donde están enterrados el oro,
0:01:35 la plata, los metales preciosos, etcétera, etcétera.
0:01:39 Pero bien, también se llamaba Ades al ámbito donde este Dios reinaba.
0:01:46 Allí hay tormentos, muchos tormentos que se han hecho famosos a partir de la poesía clásica.
0:01:53 Tales tormentos en realidad no son tan dolorosos que digamos,
0:01:57 pero tienen un solo inconveniente. Es que son eternos.
0:02:01 Por ejemplo, usted entra al infierno, primero cuidado con el cáncer o vero,
0:02:07 de tres cabezas y aliento fétido.
0:02:10 Ah, tres veces.
0:02:12 Porque lo puede morder no una, sino tres veces.
0:02:15 Allí a la derecha se van a encontrar con las danaides,
0:02:18 que son unas 50 hermanas que están condenadas a llenar un tonel.
0:02:23 Llenar un tonel no es un tormento demasiado doloroso,
0:02:26 pero lo malo es cuando usted tiene que repetir esa operación eternamente
0:02:32 y tal es lo que le pasa a las danaides,
0:02:34 que tienen que llenar toneles que por otra parte no tienen fondo.
0:02:37 Y ahí están como estúpidas echando agua a toneles que no la retienen.
0:02:42 Se va a encontrar, usted sí es entendido,
0:02:45 con tántalo que padece la siguiente calamidad.
0:02:49 Está metido en una especie de laguna con el agua hasta aquí.
0:02:54 Hasta el esternón.
0:02:59 Lo explico porque esto es radio.
0:03:02 Cueigan sobre tántalo unas ramas con frutos
0:03:05 y cuando el tipo pretende tomar un fruto el árbol se levanta.
0:03:10 Tiene sed y cuando pretende tomar agua de la misma laguna
0:03:13 el nivel del agua baja y ya no le da en el esternón.
0:03:17 De modo tal que el destino de tántalo es no alcanzar nunca
0:03:21 ni los frutos ni el agua.
0:03:22 Si a usted lo condenaran a esto por dos horas diría,
0:03:25 bueno, total dentro de dos horas me como un pancho.
0:03:28 Pero no, este tormento dura siempre.
0:03:31 Acerca de la duración del infierno se han pronunciado en contra
0:03:35 muchísimos legulejos elefes.
0:03:38 Sin embargo lo cierto es que cuando una pena es demasiado prolongada,
0:03:41 prolongada no, prolongada,
0:03:44 deja de ser pena,
0:03:46 lo saben perfectamente aquellos que hayan padecido,
0:03:50 por ejemplo, un desengaño amoroso.
0:03:52 Bueno, al cabo de 30 o 40 años a uno se le pasa.
0:03:55 A uno se le empieza a pasar y dice, bueno,
0:03:58 a lo mejor podría conocer a otra mujer.
0:04:01 El caso es que cuando un tormento se prolonga mucho,
0:04:04 el cuerpo y el alma empiezan a defenderse
0:04:08 y empiezan a acostumbrarse.
0:04:10 Y los muchachos del infierno que ya hasta le han tomado
0:04:13 el gustito al calor.
0:04:15 La puerta cierren, es un inciso que suele escucharse.
0:04:20 Cuando aparece un nuevo reprobo que abre la puerta del infierno
0:04:24 y les entra un chiflete que se les hace invesar.
0:04:29 Entre tantas penas de segundo orden,
0:04:34 cuya máxima molestia es la perpetuidad,
0:04:37 figura la de sísifo.
0:04:39 Sísifo que además ha hecho sí.
0:04:41 Yo lo voy a decir a sísifo que...
0:04:43 Sí, digale que griten en bobaja
0:04:45 y si prefieren que suspendamos el programa
0:04:48 para que puedan conversar tranquilos,
0:04:50 también podemos hacerlo.
0:04:55 Vamos a guardar a esta.
0:04:58 No, lamentablemente, nuestros amigos...
0:05:01 No, no, no, ¿cierto?
0:05:03 No, dice sísifo que está con nego ocupada.
0:05:07 ¿Quién es sísifo?
0:05:08 Se preguntarán los nenes de la popular.
0:05:11 Sísifo ha sido el más astuto
0:05:13 y el menos escrupuloso de los mortales.
0:05:16 No conozco.
0:05:17 Se lo tiene por fundador de la ciudad de Corinto
0:05:20 y empieza su carrera de piolón
0:05:23 el día en que un chorro de cartel,
0:05:26 cuatrero, le afanó los rebaños.
0:05:30 Este cuatrero se llamaba autólico
0:05:33 y era experto en robos.
0:05:35 Hermes, el correveidile del olimpo,
0:05:38 le había dado el poder de cambiar
0:05:40 cualquier animal que afanaba,
0:05:42 porque era cuatrero, ¿no?
0:05:44 Quitándole los cuernos
0:05:46 o volviendo lo negro al que era blanco.
0:05:49 Por ejemplo, se afanaba un novillo negro
0:05:51 y lo volvía blanco.
0:05:52 Entonces venía el dueño
0:05:54 y le decía, vengo a buscar el novillo negro
0:05:56 que me robaste que te vi.
0:06:01 El único que tengo aquí es blanco y es mío.
0:06:04 Autólico le afanó los rebaños a sísifo
0:06:07 y sísifo fue hacer valer sus derechos
0:06:09 y autólico, canchero,
0:06:11 le hizo ver, mirá, son de otro pelaje.
0:06:14 Y sísifo le dice, no, no, no, no.
0:06:16 Fijate la pezuña.
0:06:20 Y en la pezuña, sísifo había grabado
0:06:22 la siguiente inscripción.
0:06:24 Robado por autólico a sísifo.
0:06:27 Y entonces, bueno,
0:06:29 imagino, granía de la comisería.
0:06:31 Mansa pezuña tenía el bicho igual.
0:06:33 Aquel día era la víspera de la boda,
0:06:35 de la hija de autólico.
0:06:36 Mire, como todo se junta.
0:06:38 Anticlea se llamaba esta muchacha.
0:06:43 Y se casaba con la Ertes.
0:06:46 Este nombre a algunos le sonará familiar.
0:06:51 Sísifo sedujo a Anticlea,
0:06:55 anticipándose al novio a la Ertes.
0:06:58 ¿Abra ido a la tada de él, digo?
0:07:01 El hijo producto de este anticipo,
0:07:04 antes no se daba apuntada sin nudo,
0:07:07 fue nada menos que odiseo Ulises.
0:07:10 Sísifo, este piola que evitó el robo
0:07:13 y que le sedujo a la hija al chorro,
0:07:15 estaba casado a su turno.
0:07:17 Estaba casado con una de las playas.
0:07:19 Conocen ustedes la constelación de las playas.
0:07:22 Es aquella que se vea ya.
0:07:24 Las playas son unas estrellas.
0:07:27 Y una vez, parece que sí,
0:07:30 fue al oráculo donde iban todos
0:07:32 cada vez que tenían algo importante que consultar.
0:07:35 Y el oráculo le dijo,
0:07:37 ¡cúchame, engendrá hijos con tu sobrina!
0:07:40 ¿Por qué ellos te protegerán?
0:07:44 Fue a seducir a la hija del hermano.
0:07:48 Sí, suene ser sabotino.
0:07:50 Sísifo, que se llamaba Salmoneo.
0:07:55 ¿Mero, una dortensa?
0:07:57 ¿Sabes cómo se llamaba la hija?
0:07:58 Se llamaba Tiro.
0:08:00 Después se quejan.
0:08:02 Pero Tiro se avivó
0:08:04 de que en realidad
0:08:06 no la estaba suceduciendo por amor,
0:08:08 que eso no hubiera sido nada.
0:08:10 Y es que se fue para tener hijos
0:08:12 que luego lo protegiesen.
0:08:14 Se dió cuenta.
0:08:16 Dice, en realidad,
0:08:18 mientras el otro hacía las maniobras previas,
0:08:20 le dijo,
0:08:22 no me estás seduciendo por amor,
0:08:24 sino que quieres en general en mi hijo
0:08:26 que luego te vengan a proteger.
0:08:30 se la aguantó viola,
0:08:32 tuvo a los hijos.
0:08:34 Y después los mató.
0:08:36 Como su nombre lo indiga.
0:08:38 muy bueno. Y ahora viene el motivo por el cual Sisypho fue condenado a la pena que describiremos al
0:08:43 final de esta charla. Un día Zeus, el príncipe de los dioses, raptó a Eginna, la hija de Asopo,
0:08:50 Asopo era un dios río, y Zeus raptó a Eginna y la benefició como tantas, y Sisypho lo vio,
0:08:57 estaba escondido atrás de unos yusus y lo vio. Y en eso aparece el padre de la mina, Asopo.
0:09:05 Yo dice, no sabes donde está mi hija, la Eginna. Mira, dice, yo te le voy a decir, pero vos me tenés
0:09:12 que prometer que si yo te digo quién fue, vos me tenés que abrir una fuente acá en mi territorio.
0:09:22 Porque Asopo era un dios río, patrocinaba las aguas, y así nomás con la mano que abría
0:09:28 una fuente en cualquier lado, y ahí te podías refrescar las patas.
0:09:59 Difícil que el chancho chifle, porque fue Zeus. Yo ya sé lo que tengo que hacer de
0:10:09 contigo, pero Zeus enteró de que Sisypho había batido la cana, porque Asopo,
0:10:14 Asopo se lo fue, se fue a quejar y se dice, escúcheme padre de Zeus, a ustedes parecen
0:10:19 ratar una chica, etcétera. Y quién te contó, preguntó a Zeus, y Asopo dijo, no, me contó Sisypho.
0:10:24 Entonces Zeus se enojó y ordenó a Ades, ya mencionado al jefe del Averno, que lo llevase
0:10:31 al infierno. Pero resulta que Ades se presentó ante Sisypho para llevarlo al infierno y
0:10:37 dice, mirá, se oye, el príncipe del infierno, tengo que llevarle al infierno, etcétera.
0:10:39 Sisypho lo engañó con una anahuevo, nos arribé, y lo terminó atando, a que no te dejas atar,
0:10:46 vio como es. Le puse unas esposas, la cerró y lo dejó atado a Ades, que era también la muerte. O sea,
0:11:02 que se quedó la muerte prisionera en casa de Sisypho y nadie podía morir. O mejor y yo.
0:11:10 Nadie se moría, estando la muerte atada y sin poder ejercer su profesión, la gente no se moría.
0:11:17 Ni siquiera los hombres que habían sido decapitados morían ante la perplejidad de ellos mismos.
0:11:24 Imagino el jefe de perplejidad. Me pido como desde Apúlida.
0:11:28 Entonces Zeus mandó al Dios de la guerra a Ares, a Ares, a liberar a Ades.
0:11:37 De todos modos es interesante pensar en un período en el que nadie se muriese, aunque sea por un rato.
0:11:47 Fue Ares y liberó a Ares y lo puso a Sisypho en sus manos. Pero Sisypho ordenó a su mujer que no lo enterrara.
0:11:56 Le dijo, mira, me voy a morir ahora, pero no me entierres, le dice a la mujer. Bueno, al infierno,
0:12:03 y le dice a los funcionarios de Ades, y dice, mire, yo acá quiero hacer una objeción.
0:12:12 Estoy acá en el infierno, pero no me enterraron, así que no vale. O por disposiciones de los ritos griegos.
0:12:20 Y Zeus, que estaba ya cansado, y se dejó en adentro y le impuso por Piola un castigo ejemplar
0:12:30 que consistían que Sisypho tuviera que subir una piedra enorme a la cima de una colina,
0:12:35 y después la tenía que dejar caer por la otra ladera, y otra vez empezó de nuevo.
0:12:42 Arraburaba roca, la empujaba, la tiraba para el otro lado, y así. Pero en verdad nunca llegó a la cima,
0:12:49 porque la piedra antes de llegar se le caía, y no para el otro lado, sino para este.
0:12:55 Y así, durante un día, durante dos, durante años, durante la eternidad,
0:13:01 su esposa, avergonzada, Mérope, una de las playas, abandonó para siempre a sus hermanas las playas, de pura vergüenza.
0:13:11 Y por eso, desde hace unos mil años antes de Cristo,
0:13:15 algunos dicen que una y otros dicen que dos de las playas faltan.
0:13:24 Esa constelación tiene ahora una estrella menos que hace tres mil años,
0:13:28 y evidentemente la estrella que falta es Mérope, la avergonzada esposa de Sisypho.
0:13:36 También se puede elegir otra leyenda acerca de las playas, según la cual,
0:13:43 las playas eran el tapón de un tanque de agua que hay sobre la bóveda celeste.
0:13:51 Y que ese tapón fue sacado por Dios mismo cuando ordenó el diluvio.
0:13:56 Sacó alguna de las playas y empezó a caer agua, y ¿qué pasó?
0:14:01 Diluvio universario. Ese es lo que yo llamó una explicación.
0:14:06 El hecho es que los corintios nunca supieron dónde estaba Sisypho enterrado,
0:14:13 tal vez porque en realidad se olvidaron de enterrarlo.
0:14:16 Pero ahí debe andar todavía Sisypho, reimpujando la piedra,
0:14:20 ya acostumbrado, como hemos dicho, por el paso del tiempo,
0:14:23 la debe ir empujando despacito, como los empleados del ferrocarril,
0:14:27 que se debe parar largos minutos en la piedra hasta que ve que viene algún guardián,
0:14:31 entonces le da, por ahí hace que empuje y no empuja.
0:14:35 Hace jueguito, o sea con la vida.
0:14:36 Y ese yo pone a uno que se la empuja, que es...
0:14:40 Gambitos que le ha ido enseñando la eternidad.
0:14:44 Y al final de esta historia, de un malandra tramposo y engañador,
0:14:51 hay un mérito narrativo que no le podemos negar a la historia.
0:14:58 Ha sabido despertar en nosotros la sensación de que,
0:15:02 si alguien pudo engañar durante un rato a la muerte,
0:15:06 tal cosa podría volver a suceder.
0:15:09 Y entonces, la sombra de la sombra de una esperanza nace en nosotros.
0:15:16 La esperanza necesita tan poquito para despertarse.
0:15:20 La esperanza debe ser a la muerte, ¿no?
0:15:22 La única esperanza posible, que otra esperanza va a tener.
0:15:27 Y entonces ahí estamos, a lo mejor podemos inventar un truco para encadenarla.
0:15:33 No sé si será buen negocio tampoco.
0:15:37 ¿A quién quiere dedicar esta recordación de algunos de los principales pobladores
0:15:48 del tártaro, del Ades, que tenía también su cielo, pero era un cielo mistón buimediócre,
0:15:55 los campos elicios, mucho peor que la avenida que hoy lleva su mismo nombre.
0:15:59 Un tiempo compartido para eso, digamos.
0:16:01 Yo quiero, Alejandro, que hay dos personas, especialmente que se me ocurren,
0:16:05 que merecen, a medida, ciertamente ser dedicados.
0:16:08 Uno es un amigo de este programa, un hombre de Palermo, de la zona de Palermo,
0:16:12 que tenía algunos problemas de visión, y que se yo que escribió sobre compadritos y todo esto.
0:16:18 Y lo que de algún modo tenía alguna idea respecto de esta cosa del paraíso y del infierno,
0:16:25 y que lo trasladaba a estas versiones que podemos entender.
0:16:28 Los mortales, los que no somos dioses, y los que, quizás, tenemos de confianza
0:16:32 de que los dioses nos presten atención.
0:16:35 Jorge Luis Borges alguna vez imaginó formas distintas de paraíso,
0:16:38 si nos presentó los de Suédenbor, nos presentó también esos lugares a los que acude alguien
0:16:43 que está soñando, algún amigo de él como Coleridge también habló de estas cosas,
0:16:48 y sobre todo nos habló de Milton, no Milton, el brasileño, sino aquel que tenía,
0:16:53 sabía que el cielo y el infierno pueden entrar en bodas.
0:16:56 Pero el otro entrar en bodas quiere decir, por supuesto, tener contuvac,
0:17:00 mientras ellos no entran desnudos.
0:17:01 Y la otra persona es alguien que quizás es el que nos merece yo como racionalista y periodista,
0:17:07 el mayor de los respetos un aniversario se escuple ahora de su intensa biografía,
0:17:12 un señor que se enamoró una sola vez y supo que para que ese amor fuera posible,
0:17:17 no tenía que alcanzarlo del todo.
0:17:19 Ella se llamaba Beatriz Portinari, se habían visto una vez,
0:17:22 imaginada él, la había visto.
0:17:24 Y sin embargo, el tipo se decidió en el medio, el camino de su vida,
0:17:28 estaba en medio perdido, una selva oscura, decidió que él iba a ir hasta los infiernos,
0:17:33 iba a ver qué pasaba ahí, iba a volar para contarnos a los mortales,
0:17:36 de qué manera están realmente marcados los castigos.
0:17:39 Y nombró funcionario por funcionario, nos describió cómo pasaba esto,
0:17:43 nos dijo que había poetas que guiaban hasta algún lugar,
0:17:47 y nos explicó también esto de que el infierno puede ser infierno,
0:17:51 allí donde a uno le falte algo y no donde le sobre, ni siquiera el dolor,
0:17:57 y con una historia de amor que usted ha narrado también siempre, Pablo Francesca.
0:18:00 Imagínese si al infierno lo manda con la mina que ama, es infierno? No.
0:18:04 Imagínese si a uno lo manda, era un infierno donde siempre tiene que luchar por la parte
0:18:08 y pierde siempre, pero usted sabe que siempre perpetuamente va a estar cumpliendo con una causa justa.
0:18:14 Eso puede ser un infierno, pero de todos modos, si cae uno ahí, jamás va a estar en las sombras.
0:18:19 En las sombras se llama el tango que vamos a escuchar ahora.
0:18:26 Solo de piano de Sebastián Junta,
0:18:32 y en este tango que me parece que es de Joaquín Mora, en las sombras.
0:18:44 En el tango que me parece que es de Joaquín Mora,
0:18:49 en las sombras se llama el tango que me parece que es de Joaquín Mora,
0:18:53 en las sombras se llama el tango que me parece que es de Joaquín Mora,
0:18:59 en las sombras se llama el tango que me parece que es de Joaquín Mora,
0:21:37 orns de joaquín Mora,
0:21:40 en las sombras vemos una gran coulda y el tango se llama el ouais,
0:21:43 es el niin que esจ어,
0:21:46 búnts のり
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