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28 de Enero de 2008

El control mágico de la lluvia, el sol y los vientos

Transcripción automática

0:00:00 Vamos directamente a la charla de esta noche, que también tiene mucho que ver con los ovnis, con el esoterismo, con el triángulo de las vermudas, con el psicoanálisis...
0:00:11 No, ¿cómo va a meter el diagnóstico?
0:00:14 El control mágico de la lluvia, el sol y los vientos.
0:00:18 Atención, amigos, especialmente en Mar del Plata, donde el clima no es siempre el que uno desea.
0:00:23 Sobre todo la senda quinceanada.
0:00:25 Mejor dicho, es siempre el que uno no desea.
0:00:30 En ciertas civilizaciones como en la India, una de las principales tareas que debía cumplir el mago o el poderoso en bien de su pueblo, era controlar el tiempo y asegurar buenos climas.
0:00:45 Veamos qué sucedía en algunos lugares que hacían para lograr lluvia, sol, vientos, cuestiones burocráticas, etc.
0:00:55 En la India, algunos brahmanes se sometían a ciertas reglas para atraer las lluvias.
0:01:01 En principio debían aprender un himno del Sama Veda, llamado Kanto de Sakvari, que versaba cerca del arma más poderosa de Indra a saber el raso.
0:01:12 El estudiante que quería dominar el raso, y la tormenta, debía aislarse y dejar su aldea para dirigirse a la selva.
0:01:22 Muy bien, así la selva durante un tiempo que variaba entre los 7 y 12 años, debía observar las siguientes normas.
0:01:31 Llevar ropa limpia, comer alimentos negros.
0:01:35 No hay muchos alimentos negros, ¿no? Tortitas.
0:01:38 Sí, la tortita de panadería, chocolate, alquitran.
0:01:46 Silvanegra.
0:01:50 ¿Hasado medio quemado?
0:01:52 Ha rebatado.
0:01:54 Bueno, si yo no debía refugiarse bajo un techo, nunca debía cruzar una corriente de agua sin tocarla.
0:02:02 Le estaba prohibido navegar y necesitaba cantar aquel himno, el de Sama Veda, todos los días.
0:02:09 Al que seguía aquellos preceptos, bueno, se le daba el siguiente don.
0:02:15 Solo necesitaba desear la lluvia para recibirla.
0:02:19 Nos deseaba, ojalá que llueva, ¡pah! lluvia.
0:02:23 Los hombres de... Esto es lo que pasaba en la India.
0:02:26 En otro lugar, en Avicinia, que hoy se llama Etiopía, en el Gyu, que es un distrito de Avicinia,
0:02:33 acostumbraban a pelearse en forma sangrienta, unos con otros, aldea contra aldea, durante una semana.
0:02:41 Esto lo hacían cuando había sequía.
0:02:44 Procuraba gestar un derramamiento de sangre y se dice que esa sangre derramada hacía que aparecieran las lluvias.
0:02:52 En cierto ocasión apareció un emperador llamado Menelik, que prohibió esa bárbara costumbre,
0:02:59 pero tuvo muy mala suerte porque al año siguiente la lluvia fue Escazani, hubo sequía y protesta popular.
0:03:08 Esa protesta era tan grande que el emperador tuvo que ceder y permitir nuevamente las luchas sangrientas,
0:03:14 aunque solo dos días por año.
0:03:16 Entonces esos dos días se mataban, regaban con su sangre el terreno, y que pasaban naturalmente,
0:03:22 como lo sabe cualquier meteorólogo, cuando uno riega con sangre los terrenos de Avicinia, llueve.
0:03:30 De todos modos, sangrar para producir lluvias era un procedimiento común en muchas civilizaciones.
0:03:36 Los profetas de Baal se cortaban con cuchillos conforme al mismo principio.
0:03:42 Sangra llueve.
0:03:44 Entre los griegos había un rey, rey de Elis, Salmoneo, que imitaba el ruido del trueno arrastrando tachos de bronce.
0:03:54 Agarraba unos tachos, los arrastraba y decía que era el trueno.
0:03:57 Al mismo tiempo arrojaba tizones encendidos, como imitando los relámpagos.
0:04:02 Su deseo era imitar el carro tonante de Zeus rodando por la bóveda celeste, pero Salmoneo estaba un poco loco.
0:04:11 Tan loco que por ahí empezó a decir que él mismo era Zeus, y se hacía ofrendar los mismos sacrificios que el Príncipe del Olímpio.
0:04:18 De todos modos, por más que el tipo arrastraba tachos, no subía, no le subía ni acañonados.
0:04:25 Entre los habitantes de Tesalia y Macedonia, cuando la sequía se prolongaba demasiado,
0:04:31 se acostumbraba, y esto me gusta más, a desnudar una muchacha y después vestirla de pieza a cabeza con hojas, hierbas y flores,
0:04:39 mism mortigas y sinacinas.
0:04:43 La difrasada así la llamaba la Dodola porque estaba desnuda, y la hacían recorrer en lugar frente a otro grupo de muchachas
0:04:55 que también estaban ahí en otras Dodolas, que agitaban, se detenían en cada puerta, bailaban,
0:05:06 y los dueños de la casa debían responder arrojándoles agua.
0:05:09 ¿Cómo le van a arrojar agua? Ya hay sequías. Encima la gastamos engeladas.
0:05:14 En las afueras de Roma, cerca de un templo de Marte, se conservaba una piedra conocida como lapis manalis,
0:05:22 lapis es piedra, después de todo, y en época de sequías se la llevaba a Roma y se la mojaba.
0:05:28 Se suponía que así se produciría la lluvia inmediatamente.
0:05:33 Este lo cuenta Robert Gates con muchísima minuciosidad y con mucha gracia,
0:05:39 y decía que siempre daba resultado, salvo cuando por algún procedimiento equivocado, no daba resultado.
0:05:47 O sea, siempre llovía, salvo cuando no llovía.
0:05:51 Los chinos estaban convencidos de que si los cadáveros humanos no se enterraban,
0:05:56 las almas de sus antepasados sentían la molezca de la lluvia lo mismo que una persona viva.
0:06:02 Mira ustedes, yo creo que tienen razón. Por ese motivo, en épocas de lluvia,
0:06:07 las autoridades disponían que enterraran bien enterrar los altodos para que... ¿Por qué?
0:06:13 No, al revés, disponían de se enterrar.
0:06:16 Para que sientan la molezca de la lluvia.
0:06:18 Para que sintieran la lluvia y entonces las almas de esos mismos muertos concuraron el plagelo y detuvieran los aguacidos.
0:06:27 Ah, esto era revés, claro.
0:06:29 Se quía, se quía.
0:06:31 Entonces, bueno, vamos a sacar los muertos afuera para que les moleste la lluvia y con el poder innegalo que tienen...
0:06:40 No, no me parece que se arregle.
0:06:42 A cero, a guacero.
0:06:44 No había sequía.
0:06:45 Acá llovía todo el día.
0:06:46 llovía todo el día.
0:06:47 Entonces, buenas tardes.
0:06:49 Bueno, se pone de acuerdo.
0:06:51 Se me está pudriendo el arrozal.
0:06:53 Bueno, mire, yo voy a disponer que desenterremos cuatro o cinco muertos.
0:06:57 Ajá, porque...
0:06:58 Y porque cuando los muertos te lo desentieran, sienten la lluvia y dicen, ojalá pare, y los muertos...
0:07:03 Y le dan bolillas.
0:07:04 Por eso son muertos.
0:07:05 Nosotros lamentablemente estamos vivos y tenemos que aguantar el clima que hubieras.
0:07:10 Si usted estuviera muerto, otro vea yo cantaría.
0:07:12 ¿Cómo pasa así?
0:07:14 Bueno, qué espectáculo horrible.
0:07:16 De los huesos, los muertos.
0:07:18 Sí, una porque yo prefiero que llueva.
0:07:21 Yo se lo dije al chino, de abajo de mi casa, que es un supermercado.
0:07:25 Sí, hemos ido.
0:07:26 Yo dije, usted que habla, me dijo porque me reclamó dos pesos que yo no le había pagado.
0:07:30 Y le dije, ¿usted que me puede reclamar dos pesos si en su país, cuando llueve mucho,
0:07:35 desentieran a los muertos para que pare el agua sea?
0:07:37 Ah, como se puso el chino.
0:07:38 Y el chino dijo, ¿qué tiene que ver?
0:07:40 No, se quedó callado.
0:07:42 Se quedó callado porque comprendió que yo tenía razón.
0:07:45 Quedó blanco.
0:07:47 Como un grano de arroz.
0:07:49 Y me miró y me dijo, ¿tiene razón?
0:07:53 Ya te va a empezar a llover el pecho.
0:07:54 ¿Has hecho algo como vas a...?
0:07:56 Cuando la subiera deseada, los chinos hacían un enorme dragón de madera y papel y lo llevaban en procesión, a Luján.
0:08:03 Pero si no llovía, el dragón era insultado y hecho pedazo.
0:08:08 Claro, tenía la culpa.
0:08:09 Claro, por lo que iban adentro.
0:08:12 Otra vez amenazaban y le pegaban a la figura de los dioses e incluso bajaban de categoría dioses.
0:08:18 ¿Qué le pedía a un dios que lloviera?
0:08:20 No llovía y...
0:08:21 Lo hacían santo.
0:08:22 Y lo bajaba santo, aveato.
0:08:25 O a Santurrón, no me ha dicho.
0:08:27 Hay uno que terminó de monaguillo, no dice.
0:08:30 Pero si accedía al pedido, entonces lo promovían, al dios lo ascendían a una categoría superior por un decreto imperial.
0:08:39 Porque el emperador tenía poder sobre los dioses.
0:08:42 En 1888 los mandarines de Cantón rogaron al dios Lunguán que detuvieron una lluvia interminable.
0:08:49 Pero como el dios Lunguán desoció los pedidos, encarcelaron su imagen durante cinco días.
0:08:55 Esto tuvo un efecto favorable.
0:08:57 La lluvia cesó y el dios recuperó su libertad.
0:09:00 Dice la justicia.
0:09:02 Ahí funciona la justicia.
0:09:04 Los seameses también castigaban a sus dioses.
0:09:07 Cuando necesitaban lluvias, exponían a sus ídolos al sol abrazador y cuando deseaban tiempo seco, quitaban los techos de los templos y dejaban que los ídolos se mojaran.
0:09:17 Pensaban que los inconvenientes que sufrieron los dioses los harían atender los reclamos de sus adoradores.
0:09:24 Esto que parece gracioso y lejano sucedía muy poco a tiempo atrás en Europa.
0:09:29 El Palermo, a fines del siglo XIX, arrojaron una imagen de San José en un jardín para que viera por sí mismo el estado de cosas y juraron dejarlo al sol hasta que se oviera.
0:09:42 Otras imágenes de Santos fueron puestas cara a la pared, como si fueran niños en penitencia.
0:09:49 Otros fueron expulsados de sus parroquias y groseramente insultados.
0:09:53 Qué cosa, qué bestias.
0:09:55 La Carta Sineta le arrancaron las salas doradas a la espalda de San Miguel y la reemplazaron por otras de cartón.
0:10:02 Le quitaron el manto de púrpura y le pusieron un calzoncillo.
0:10:06 Y más tarde lo juzgaron por falta de respuestas y ahorcaron la imagen.
0:10:11 ¡Ah, es mucho!
0:10:14 La iconoclastia.
0:10:16 En cuanto a la necesidad del sol, el rey egipcio como su representante, si representante del sol, caminaba siempre alrededor de los muros del templo.
0:10:25 Y esto era para asegurarse de que el sol cumpliera su marcha alrededor del cielo sin que lo interrumpiera ponerle un eclipse o otro encoménie.
0:10:35 Los griegos a su turno creían que el sol transitaba en su carro por el cielo, como es lógico pensar.
0:10:41 Por eso en rodas, allí donde estaba el coloso, le entregaban anualmente al sol un carro y cuatro caballos que hundían en el mar para que el sol los usara.
0:10:50 Pensaban como podemos imaginar que allí era donde el sol descansaba la tardecer.
0:10:54 ¿Condía por ahí?
0:10:56 Sí, con día por ahí donde va a estar el sol, ¿no es cierto?
0:10:58 También los espartanos y los pérsas les sacrificaban caballos.
0:11:02 Digamos para terminar algunas palabras acerca del control del viento que tanto asolta la ciudad de Mar del Plata.
0:11:09 En la antigüedad clásica había una familia en Corinto que tenía fama de detener los vientos huracanados.
0:11:15 No sabemos cómo, pero eran de mucha fama entre la población.
0:11:21 Cuando había huracán, le daban unos mangos y la familia detenía el huracán.
0:11:26 Aun en la época cristiana, bajo el reinado de Constantino, un tal Sopater, lindo nombre Sopater, fue condenado a muerte acusado de atar los vientos con procedimientos mágicos.
0:11:37 De modo que los barcos que llevaban cereales exigidos y silla quedaban detenidos en el puerto, no había viento y echaron la culpa a Sopater.
0:11:44 El fue Sopater, claro.
0:11:45 Sopater dice, date preso que no hay viento.
0:11:48 Y yo que tengo que decir, sobo que lo atas. No, sobo que lo atas, Sopater. No, muertosos, Sopater.
0:11:57 Los hechiceros de Finlandia solían vender viento a los marinos.
0:12:01 Ah, buen negocio eso.
0:12:02 Cuando se detenían en los puertos, los hechiceros hacían tres nudos en un pañuelo que luego le entregaban al comprador de viento.
0:12:09 Deshaciendo el primer nudo, el dueño del pañuelo podía provocar una brisa.
0:12:15 Deshaciendo el segundo, vientito fuerte.
0:12:18 Pero si deshacías el tercero, un viento huracanado podía destruir las propias naves.
0:12:24 Ahí han, ¿eh?
0:12:26 Ahí hay alguien a la mar de plata que está.
0:12:28 Mejor que le haya colisionado el hotel, le digo.
0:12:31 Digamos para terminar, cuenta Erodo toquentripoli una vez que soplaba el viento de esa hara y se secaron los pozos de agua.
0:12:39 El pueblo se reunió en consejo y marchó unido a hacer la guerra contra el viento de suro.
0:12:44 Pero cuando entraron en el desierto, el simún los envolvió y los sepultó a todos sin excepción.
0:12:54 Es decir, el viento les ganó la guerra.
0:12:58 ¿Cordinario?
0:13:02 Bueno, a los que insisten en declarar guerra al viento de suro.
0:13:08 Aunque se sepa que el viento de suro nos va a dejar pata para arriba.
0:13:13 Me gusta ese coraje de las empresas difíciles.
0:13:18 Hemos buscado discos de que es mar de plata acerca de personas que luchan contra el viento.
0:13:31 Una persona chiquitita le contestó.
0:13:33 Qué vos decís.
0:13:34 Ese es el hermano.
0:13:36 Y hemos encontrado una canción que se llama Sol y Lluvia.
0:13:41 Es cada uno rivero.
0:13:42 Y tiene todo que ver con esto.
0:13:45 Y antes de terminar la chala, quiero decir que yo creo en que es posible influir,
0:13:51 con la mente, con el poder de la mente.
0:13:55 Es muy poderosa.
0:13:57 Y uno hace fuerza con la mente, así como aquellos extraterrestres que conocimos.
0:14:02 Sí, pero no es extraterrestre.
0:14:04 Es un simple mortal.
0:14:06 Nosotros también tenemos que aprender usadamente.
0:14:08 Yo escuché en un programa, no me acuerdo de quién era.
0:14:12 ¿Qué pancera?
0:14:15 Un señor dijo, el ser humano tiene muchas neuronas.
0:14:23 Que son unas cositas chiquititas.
0:14:27 Que tenemos en la cabeza.
0:14:30 Pero con eso pensamos.
0:14:33 Yo estaba fascinado frente al televisor.
0:14:38 No lo grabó?
0:14:39 No, no lo grabé.
0:14:40 Porque tenía miedo que si iba a buscar el grabador no lo encontraba.
0:14:44 Y me perdí a por ahí lo mejor.
0:14:46 Y dice el tipo, porque me acuerdo como si fuera el tipo.
0:14:48 Bueno, pero es una definición un poco simple.
0:14:50 Fue a ser, en realidad.
0:14:53 Dice eso que le dije.
0:14:57 Pero dice, tenemos muchas neuronas dentro del cerebro,
0:15:01 dice el hombre.
0:15:02 No una ni dos ni tres, como 500, dice.
0:15:07 Como 500 neuronas.
0:15:09 Y sin embargo, el hombre en su ignorancia.
0:15:12 Ignorancia.
0:15:13 Ignorancia.
0:15:14 En su ignorancia el hombre dice, no utiliza todas las 500 que tiene.
0:15:19 ¿Y cuántas usamos nosotros?
0:15:20 Utilizan, ponenle cuantimas 30.
0:15:23 Claro, en el porcentaje es muy poco.
0:15:25 Dice el tipo, lo que hay que hacer, dijo, ya medio se acomodó en la silla.
0:15:29 Dice, es utilizar las 500 neuronas.
0:15:33 Ah, y con eso vamos a ir a llover.
0:15:35 Y con eso, no solo yo ver.
0:15:38 Eso lo agrego yo.
0:15:40 Podemos hacer un mundo mejor, dijo el tipo.
0:15:45 Y se cayó de la silla.
0:15:49 Me dio parecido al otro que daba la conferencia de los ógnis.
0:15:52 Era el mismo.
0:16:04 Escucharemos a El Mundo Rivero.
0:16:07 En la canción que se llama Sol.
0:16:09 Y yo voy a cantando y tocando el mismo la guitarra.
0:16:37 El tiempo que a toda pena viralidad gajo al hirio.
0:17:00 No puede calmar un punto.
0:17:04 Viralidad, mi barrio.
0:17:12 Porque tuis querer paso.
0:17:16 Viralidad, que dormido.
0:17:30 Viralidad, mi barrio.
0:17:40 Viralidad, mi barrio.
0:17:59 Así bajo el mismo cielo.
0:18:03 Viralidad, se colpura.
0:18:09 Cerdajes, mi barrodes.
0:18:13 Viralidad, sol y lluvia.
0:18:29 Hemos escuchado en la venganza, será terrible, sol y lluvia,
0:18:39 interpretado por El Mundo Rivero.

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