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8 de Junio de 2009

reliquias

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de reliquias hablando de Gillespie y hablando de mí.
0:00:07 Hablaremos del destino del cuerpo de San Juan de la Cruz.
0:00:12 Hemos hablado aquí en este programa que casi es un tópico hablar de la búsqueda de reliquias,
0:00:19 como pedazos de santos, clavos de la Cruz, andaban por todas partes en el cristianismo.
0:00:26 Esta búsqueda apareció tempranamente.
0:00:29 Los saqueos de cenizas, pelos, huesos y ropa de los santos
0:00:34 llegaron ya en el año 376 al tal extremo que el emperador Teodosio
0:00:40 debió publicar una ley para prohibir que pasaran de un sitio a otro los cadáveres enterrados
0:00:48 o que se separaran trozos del cuerpo de cada mártir e incluso y principalmente
0:00:54 traficaran con estos depósitos.
0:00:57 Sin embargo, más allá de lo que imponían los emperadores,
0:01:01 y ya como escribieron aquí, parecen relatores deportivos, más allá de,
0:01:06 más allá de lo que imponían los emperadores o los reyes o los nobles,
0:01:10 el tráfico de reliquias continuó, incluso en el mismo seno de la iglesia.
0:01:15 En un momento hasta se volvió indispensable que los altares tuvieran reliquias.
0:01:20 San Ambrosio, el maestro de San Agustín en el Obispo de Milán,
0:01:25 San Ambrosio, por ejemplo, no quiso consagrar a una iglesia
0:01:28 porque no tenía reliquias en los altares.
0:01:30 ¿Y cómo quieren que consagre esta capilla de morondanga que ni reliquias tiene?
0:01:37 En el año 692 hubo quien mandó a derribar altares porque no había en ellos
0:01:44 ni un solo resto de reliquia.
0:01:46 San Agustín cuenta que en el año 415 Luciano,
0:01:51 sacerdote y cura de la aldea parmagata,
0:01:55 vio en sueños a Gamadiel que le reveló que su cuerpo y el de San Esteban
0:02:00 estaban enterrados en un sitio que él le indicaría,
0:02:04 probablemente también en otro sueño.
0:02:06 Le suplicó al Luciano, al sacerdote,
0:02:11 que no los dejase ni a él ni a San Esteban
0:02:15 y que se permanecerá más tiempo en aquel sepulcro olvidado
0:02:19 y que inmediatamente fuera de decirse lo al Obispo de Jerusalén.
0:02:23 Debían evitarse, con la recuperación de aquellos cuerpos de Gamadiel y de San Esteban,
0:02:30 unas desgracias que amenazaban al mundo
0:02:33 y que se cumplirían inexorablemente salvo que se rescataran
0:02:38 de lo olvidado sepulcro a aquellos cuerpos.
0:02:41 Y no tenía muchas luces, interpretó mal la profecía
0:02:46 y no encontró, bueno, si le apareció otra vez Gamadiel en sueño,
0:02:50 le dijo, mirá, hasta aquí, donde que si yo no encontró nunca los cadáveres.
0:02:54 Entonces Gamadiel se le apareció otra persona,
0:02:58 harto ya de las torpesas de Luciano.
0:03:02 Esta otra persona era un monje que pudo seguir los consejos,
0:03:08 fue ante Luciano, ante el anterior soñador, y le llevó nuevos datos.
0:03:13 Y entonces, y juntos, encontraron los restos.
0:03:17 Cuando vieron el cadáver de San Esteban, tembló la tierra.
0:03:21 Por si usted no creía.
0:03:24 No, porque hasta este momento usted me miraba con el certísimo.
0:03:27 Pero ahora que eso le digo este dato, tembló la tierra.
0:03:35 Salió también del fetro un olor excelente.
0:03:43 Qué raro para un olor, ¿no?
0:03:45 Sí, pero aquí dice excelente y me gustó.
0:03:48 Y se curaron muchísimos enfermos en otros lugares,
0:03:53 como suele ocurrir.
0:03:55 El cuerpo del santo San Esteban fue transportado a Jerusalén.
0:03:59 Un sacerdote español adicto, que estaba entonces en Oriente,
0:04:04 tradujo al latín esta historia que había escrito Luciano en griego.
0:04:09 Incluso consiguió que Luciano le regalara un puñado de cenizas de San Esteban,
0:04:16 cenizas que lanzaban un perfume superior a los más agradables aromas,
0:04:22 y además preservaban de todo mal a su poseedor.
0:04:28 Pero yo voy a contar la historia más curiosa acerca de las relíquias,
0:04:34 al menos de esta clase de relíquias, es decir, pedazos de cadáveres de santos.
0:04:39 Esto ocurrió ya bastante cerca de nuestro tiempo, de modo que está muy documentado.
0:04:45 Ocurrió en el siglo XVI y XVII.
0:04:48 Se trataba de conseguir algo lo que fuera del cuerpo de San Juan de la Cruz,
0:04:54 aquel míxtico, aquel compañero de Santa Teresa.
0:04:58 Allá por el año 1570 había unas disputas entre las distintas órdenes cristianas.
0:05:05 La Orden de los Carmelitas había sido fundada en el siglo XII en Palestina,
0:05:11 y en 1451 Juan incluyó en la Orden a las Mujeres.
0:05:18 Un siglo más tarde, Santa Teresa y San Juan de la Cruz,
0:05:22 hicieron reformar la Orden de los Carmelitas y para hacerla más rigurosa y eficiente.
0:05:28 Ahora bien, no todos querían los mismos fines que los santos y surgieron conflictos,
0:05:33 y así se fundaron dos bandos entre los Carmelitas,
0:05:37 el de los calzados y el de los descalzos, que eran los que se despojaban de los hábitos mundanos.
0:05:43 El enfrentamiento entre estos grupos fue terrible.
0:05:47 A San Juan lo metieron preso y lo apalearon brutalmente.
0:05:51 Los llevaron a la cárcel de Toledo, allí sufrió tormentos espantosos.
0:05:55 Un día se escapó descolgándose de la celda con una cuerda.
0:06:00 Ulló, fundó varios monasterios y allá por 1591 muy enfermo llegó a Úveda.
0:06:06 Ya todos en vida lo consideraban santo, además de poeta.
0:06:10 Se lo creía sanador y había operado ya numerosos milagros.
0:06:16 Santa Teresa dijo y lo hemos contado aquí en este programa,
0:06:20 que lo vio elevarse en el aire mientras rezaba hasta que llegó al techo.
0:06:25 Bueno, cuando llegó enfermo a Úveda, lo sangraron.
0:06:30 Sangraron en el sentido de unos procedimientos médicos que ven aquel entonces.
0:06:34 Pero no mejoró.
0:06:36 Le salieron unas llagas en distintas partes del cuerpo y andaba completamente vendado.
0:06:42 En un día le cambiaron las vendas y por casualidad la venda vieja llegó a manos de una mujer enferma y la mujer sano.
0:06:51 Lo mismo sucedió con varias personas que tomaron contacto con las vendas de San Juan y curaron.
0:06:58 A San Juan le seguían saliendo búlceras y los paños con los que se las cubrían seguían produciendo milagros.
0:07:05 San Juan de la Cruz murió en 1561 a los 49 años.
0:07:10 Los vecinos de Úveda fueron a venerar el cuerpo, que según decían, exhalaba también un aroma santísimo.
0:07:18 Los más entusiastas comenzaron a cortarle el pelo, las uñas.
0:07:25 Hubo quienes le arrancaron hasta dedos, etc.
0:07:31 El dominico llamado Domingo de Soto Mayor sacó un cuchillo para cortarle un dedo, pero al acercarse al cuerpo cayó desmayado.
0:07:44 Los menos audaces por ahí cortaban un pedazo de túnica, se repartían las sábanas, un pedazo de cinturón, yo qué sé.
0:07:54 Una vez enterrado siguieron los prodigios y muchos frailes y monjas vieron resplandores sobre la tumba.
0:08:02 Pero curiosamente, aquellas disputas particulares por poseer una porción de San Juan de la Cruz
0:08:09 llegaron a ser luego disputas de territorios porque un sepulcro famoso ubicado en determinado territorio
0:08:17 podía suponer la prosperidad de una localidad.
0:08:22 San Juan había muerto en huvedad, pero Segovia se creyó con más derecho a hospedarlo
0:08:29 porque había estado en el convento de las carmelitas en Segovia tres años antes de su muerte.
0:08:34 El convento había sido construido, el de Segovia, por orden de Doniana de Peña Losa y su hermano Luis de Mercados,
0:08:41 a instancias del propio San Juan de la Cruz.
0:08:45 Esos eran los tipos que habían construido aquel convento en Segovia.
0:08:48 Por esos motivos, Ana y Luis pensaban que el santo debía reposar en Castilla, en Segovia, y no en Andalucía.
0:08:57 Don Luis de Mercados convenció al vicario general de los carmelitas para que ordenaran el traslado de San Juan,
0:09:05 desde huvedad a Segovia.
0:09:07 Pero cuando los de huvedad supieron de la orden, advirtieron a los segovianos que no dejarían,
0:09:13 que no se dejarían quitar el santo sin presentar batalla.
0:09:18 Los de Segovia decidieron entonces, para armar tanto el lío, afanarse al muerto secretamente, raptarlo en secreto.
0:09:28 Una noche, hombres de Segovia entraron en la iglesia, al convento de huvedad, y se pusieron a desenterrar el cadáver.
0:09:37 Conternados, observaron que el cuerpo aún sangraba. Había pasado más de un año de la muerte.
0:09:44 Decidieron, entonces, echarle cal para que se secara y esperar más tiempo y raptarlo después.
0:09:52 De todos modos, como prueba de que habían realizado aquella acción, le cortaron un dedo para regalárselo a Ana de Peñalosa,
0:10:02 una de las fundadoras del convento de Segovia.
0:10:06 En abril de 1593 se produjo el Rato Definitivo.
0:10:10 Volvieron ahí a huvedad, envolvieron el cuerpo en una sábana y salieron rajando.
0:10:15 En Segovia, Ana de Peñalosa se hizo cargo de aquellos despojos.
0:10:19 Pero al poco tiempo, se enteraron los de huvedad que exigieron la devolución.
0:10:25 Devuélvanme el cuerpo de San Juan de la Ría.
0:10:28 Un mensajero a Roma para presentar la denuncia ante el Papa.
0:10:33 Y el Papa, clemente octavo, invitó a que se realizara un arreglo.
0:10:38 Bueno, doña Ana de Peñalosa concedió otorgarles a los de huvedad para terminar la disputa el pie derecho, San Juan.
0:10:46 Y así, adornado con nilos de oro y piedras, fue entregado al pie al padre Francisco para que los llevara a huvedad.
0:10:54 Ahora bien, en el camino el padre se detuvo en el convento de Carmelitas de Escalza de otro pueblo.
0:11:03 Y les dejó en custodia, durante la noche, el cofre con el pie.
0:11:10 Cuídeme el cofre que tiene el pie de San Juan.
0:11:13 Dos monjitas abrieron el cofre, sacaron el pie y se afanaron un par de huesos que terminaron en Granada.
0:11:22 Cómo los de huvedad al llegar al pie no se quedaron conformes con el pie,
0:11:27 el general de la orden de los Carmelitas también concedió a huvedad un brazo y una pierna de San Juan.
0:11:33 Y así se puso fin a la disputa.
0:11:36 Más adelante, Francisco le pesquera hermano de Juan, pidió a los poderosos de Segovia algo de su hermano.
0:11:46 Ana Peñalosa apiadada le regaló a Francisco lepeche, el hermano de San Juan, el acruz.
0:11:53 Otra porción de San Juan no sabemos cuál.
0:11:57 Francisco puso lo que le tocó en un relicario que llevó holgado al cuello toda la vida a la espera de algún prodigio que no sabemos si llegó.
0:12:11 Esa es la historia del cuerpo del prodigioso San Juan de la Cruz, que era santo, que era poeta y que según parece también operaba prodigios, aunque ya sus versos son suficientes.
0:12:26 Dedicamos esto a San Juan de la Cruz y también a Santa Teresa y a aquel que se le aparecía en sueños a las personas menos aptas.
0:12:35 Yo escribí alguna vez, me parece recordar, no estoy seguro, una historia similar a la que está.
0:12:43 La historia de alguien que se aparecía, a uno de los muchachos del barrio Flores, para darle órdenes.
0:12:52 Yo que es muy frecuente, que muerto, oficialmente se ha muerto violentamente, se te aparezca y te ordene cumplir algunas pequeñas venganzas o algunas comisiones,
0:13:02 más bien vengadoras.
0:13:04 Y entonces parece que un fantasma se le apareció Manuel Mandévil, hizo unos encargos y el tipo se equivocaba o se olvidaba o hacía cosas respecto de personas que no eran las que el finado la moza decía.
0:13:24 Entonces el fantasma se cansó y no se le apareció Madre, supongo que yo se le habrá aparecido a algún otro que no ha soltado algo.
0:13:36 Así yo conozco a muchos que si sufrieran apariciones se equivocarían de venganza y cosas por vertir.
0:13:47 Hemos ido a la discoteca y así el discotecario me dijo que a él una vez se le había aparecido un cuñado que se llevaba muerto como 10 años.
0:14:00 ¿Y puede ser? ¿En un sueño?
0:14:02 No, no, se le apareció en la estación y así él le confesó que en realidad no estaba muerto, sino que había fingido su muerte para escapar de la hermana del discotecario en Fransequera, o una bruja.
0:14:15 Y así me habló Madre el cuñado durante un rato.
0:14:19 Y después me dio este disco.
0:14:21 ¿Y me imagino tiene que ver con el tema?
0:14:23 Tiene, lejanamente, que ver con el tema, se llama Suclicando la Cruz y es una canción que canta Don Edmundo Rivero acompañándose él mismo con su guitarra.
0:14:33 Y vale la pena oírla.
0:14:45 Mujeres de los
0:14:50 Los de los
0:14:53 Los de los
0:14:55 Los de los
0:15:41 El Paloma Lo Pertir
0:15:43 El Paloma Lo Pertir
0:15:45 Volvere
0:15:50 Me decía ahora
0:15:54 Sojuré
0:15:58 Su consejo seguir
0:16:03 Fidió una cruz
0:16:06 Solitaria en el campo
0:16:10 le pedimos rosar que no fiará hasta el mío.
0:16:26 Que ve tan solo como quedan los míos en invierno,
0:16:36 como tiene el rosar.
0:16:41 Cuando no tiene rosas con la paz el chilez,
0:16:48 es condición la sombra,
0:16:51 pañorando a su ausencia,
0:16:54 pañorando a su ausencia,
0:16:57 y abrazado a su cosa.
0:17:03 Volveré.
0:17:12 Volveré.
0:17:27 Era el mundo rivero, la venganza será terrible,
0:17:30 suplicando a la cruz.

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