Transcripción automática
0:00:00 Continuamos, la venganza será terrible, estamos en el auditorio de Radio del Plata,
0:00:09 aquí en la calle Gorriti 5963, este programa se hace con público presente, la entrada
0:00:15 es libre y gratuita y siempre los estamos esperando, así que pueden venir mañana,
0:00:19 pasado cuando quieran, aquí estamos en Palermo en el auditorio de la radio, hay mates, hoy
0:00:25 con Yerba Amanda, hay en todas las mesas mate casi, a usted no le pregunte nada, y estaremos
0:00:37 como les decíamos al principio del programa, a mediados de mes haciendo una presentación
0:00:43 en el centro de Buenos Aires, ahí en la avenida Callao, en la casa de la provincia de Buenos
0:00:47 Aires, de la cual ya daremos mayores datos.
0:00:50 Hablemos hoy del doctor Ivánz y cómo salvó Eugenia de Montijo, Ivánz era un dentista
0:01:00 y Eugenia de Montijo era la imperiatriz de Francia, empecemos por decir que a mediados
0:01:08 del siglo XIX los dentistas norteamericanos triunfaban en Europa como hasta hace poco
0:01:16 triunfaban los dentistas argentinos en España, así. Se formaban los mejores de ellos en
0:01:26 el dental college de Baltimore y estos dentistas superaban en conocimiento a sus colegas europeos
0:01:37 y se hacían de su fama con los pacientes de mucho renombre. Ivánz nació en 1823 en
0:01:45 Philadelphia y se graduó con medalla de oro en Baltimore. Esta distinción hizo que se
0:01:54 interesara en él el doctor Jean Clark que vivía en París. Clark le propuso a Ivánz que se
0:02:01 trasladara a París, que se que el tipo hizo nomás allá por 1847. En 1848 Luis Napoleón,
0:02:11 presidente, eligió a Thomas Ivánz como dentista y fue este dentista quien propició el acercamiento
0:02:20 entre Eugenia de Montijo y Luis Napoleón. Parece que Ivánz tenía un consultorio muy lujoso que
0:02:28 estaba ubicado en la avenida Maracó, cerca de donde vivía Eugenia de Montijo con su mamá.
0:02:35 Cierto día Eugenia fue a atenderse, se sentó en la sala de espera, al rato apareció un señor
0:02:42 un poco afectado que parece que no quería esperar turno el tipo. Entonces Eugenia gentilmente le
0:02:51 cedió el suyo y este señor era Bachoqui. Bachoqui era el ayudante y gestor de los encuentros
0:02:59 amorosos de Luis Napoleón. Su trabajo era conseguirle minas a Luis Napoleón.
0:03:04 Solo a eso se dice.
0:03:05 Solo es.
0:03:06 Nada menos.
0:03:07 Sí, sí, es un trabajo.
0:03:08 Nada menos. Entonces Bachoqui iba al teatro con Luis Napoleón.
0:03:14 Luis Napoleón veía una actriz que le gustaba, lo mandaba a Bachoqui. Andaba a fijarte si realmente
0:03:20 es tan linda como me parece a mí, bla bla bla que sé yo, abrigóme donde vive. Se dice que algunas
0:03:28 veces Bachoqui indagaba acerca de la pericia amatoria de las futuras amantes de Luis Napoleón.
0:03:35 Una trata.
0:03:36 Pero el caso es que Bachoqui prestó atención a Eugenia y cuando volvió del dentista le
0:03:46 dijo a Napoleón jefe, fui a lo del dentista y me cedió el turno una mina que estaba fenómeno.
0:03:54 Entonces decimos Luis Napoleón, estamos hablando de Napoleón el Pequeño, Luis Napoleón III,
0:04:02 de Napoleón Bonaparte. Este también era Bonaparte, pero viene mucho después y usando la gracia
0:04:12 de Víctor Hugo, les digo, Napoleón el Pequeño. Bueno, Napoleón enseguida mostró interés
0:04:22 en ella, la vio, bueno, se casaron, se casaron después en 1853. Iman fue nombrado dentista
0:04:30 de la corte cuando se refundó al imperio, primero fue elegido presidente y después
0:04:37 sí son esperados. Semejante jerarquía no era común, no es común. La profesión de
0:04:44 dentista estaba considerada una profesión humilde y casi despreciable. El propio Iman
0:04:51 se cuenta que en 1847 cuando llegó a París los dentistas se estaban a la altura de los
0:04:56 barbíos, que es, vamos, lo que había pasado durante toda la Edad Media, la extracción de
0:05:02 los dientes las hacían a veces unos saltinbankis en las calles o charlatanes de feria, parece
0:05:13 que incluso disimulaban los gritos de las víctimas golpeando tambores. Cuando se convocaba
0:05:20 a un dentista a domicilio, el dentista usaba la escalera de servicio, al igual que los
0:05:26 carniceros o lecheros. Bueno, después de todo era una sociedad bastante más razonable
0:05:33 que ésta, en donde se les pide incluso opiniones filosóficas a los dentistas.
0:05:41 Los dentistas somos así, no nos comueven la geno dolor y te dejamos un diente de menos. A veces
0:06:03 queda el mano y se va el bueno, bueno, sientense aquí, abra la boca bien grandota así, ya verá
0:06:16 lo que sufrir, los dentistas somos así. Gracias, despedimos al triósin nombre y a Paul
0:06:26 González. En la Corte de Luis Napoleón Iván tuvo incluso misiones diplomáticas, una de ellas
0:06:35 fue informarle sobre la marcha de la guerra de cesesión norteamericana. Iván volvió a Estados
0:06:42 Unidos, se entrevistó con Lincoln, le preguntó cómo iba la guerra y después volvió y se lo contó
0:06:47 a Napoleón. Digo yo resumiendo un poco. En verdad llegó con la conclusión de que los sureños
0:06:55 serían derrotados, así que aconsejó a Luis Napoleón que no reconociera la confederación de
0:07:01 los estados del sur, lo cual a que entre nosotros influyó en el desarrollo de la guerra. Ese no
0:07:08 reconocía. Bien, como sabemos en julio de 1870 Luis Napoleón le declaró la guerra prusia y Francia
0:07:18 perdió. Una de las consecuencias de esta derrota fueron los acontecimientos de la comuna. Bueno,
0:07:26 Luis Napoleón estaba detenido en Prusia. Eugenia de Montijo permanecía refugiada y muerta de miedo,
0:07:34 porque el pueblo había arrancado las águilas de algunos palacios en la Placia de la Concordia,
0:07:41 había un montón de gente, una muchedumbre que consideraba que Eugenia era culpable de aquella
0:07:48 guerra que Francia había perdido. Entonces algunos funcionarios fueron a ver, la Eugenia le
0:07:55 dijeron a modo de consejo, señora Tomesela, sería mejor que se rajara. Bueno, entonces se rajó,
0:08:02 besó a sus damas, tomó un abrigo y abandonó el palacio a paso gynástico. Pero se encontró con
0:08:11 una dificultad. Todo se había producido tan rápidamente que no había tenido tiempo de
0:08:17 preparar nada y el coche al que ella se quiso subir tenía los símbolos todos de la corona imperial,
0:08:24 así que no era muy conveniente que se subiera allí. Y decidió, junto con una amiga, tomar
0:08:31 cualquier coche de plaza. Pasó un cochero, lo chistaron, se subieron, le dieron la dirección de
0:08:39 uno de los amigos, era un consejero de Estado, y el coche se vio obligado a atravesar multitudes,
0:08:47 incluso en un momento uno de los niatos que iba por ahí, metió el marote adentro del coche,
0:08:54 cuando digo coche estoy hablando de una Berlina, así, un carruaje, y gritó, viva la República,
0:09:02 pero por suerte no reconoció a Eugenia. Llegaron a lo de consejero, pagó la mega porque Eugenia
0:09:09 tenía dos pañuelos y ningún dinero, pero mala suerte, en la casa no había nadie. Entonces,
0:09:15 rajaron a la embajada norteamericana, pero en realidad esa era la idea, pero no sabían dónde era.
0:09:23 Pero hay que averiguar antes.
0:09:25 Bueno, entonces Eugenia se le ocurrió ir a lo de su dentista, el doctor Evans. Llegaron una
0:09:33 criada al asiso pasar sin reconocerla, y cuando apareció el dentista preparándose para una
0:09:41 extracción se dio cuenta de que le estaban pidiendo lo contrario. Eugenia le pidió ayuda y este
0:09:50 muchacho decidió complacerla, por no decir otra cosa. Le preguntó dónde les conviene
0:09:56 rajar a las señoras, y bueno, Inglaterra respondieron, y se fueron. Salieron al puerto de
0:10:07 Dubil a las cinco de la mañana, al día siguiente. Por entonces, las puertas de la ciudad de París
0:10:14 tenían rejas, así como los jardines de Luxemburgo. Y estas rejas se cerraban o se abrían, según
0:10:22 hubiera alguna crisis o búsqueda, que sé yo. Antes de salir, el dentista se aseguró de que
0:10:28 la puerta estuviera abierta y salieron de París. Llegaron anantes y ahí se enteró Eugenia que
0:10:36 había sido proclamada la República. En cada posada que paraban a dormir, la emperatriz ha
0:10:43 atravesado a los salones renqueando, porque así creía que disimulaba su condición imperial.
0:10:51 Y para que nadie se acercara, decía que andaba con alguna peste.
0:10:56 A mí me echaba lástima también.
0:10:58 Sí, al final, en una de las localidades en las que pararon, casi se vende Eugenia, porque
0:11:05 había un niato que estaba maltratando a un servidor y ella se bajó del carromato indignada
0:11:11 y le gritó que dejara que el hombre y se lo ordenaba, ella que era la emperatriz.
0:11:18 Entonces el cochero y el doctor Iván se rieron y hicieron el gesto al guardia que la mina estaba
0:11:24 loca. Por fin llegaron al puerto de Rubil, pero no había ningún barco. Al final Iván convenció
0:11:33 un inglés para que lo llevara a bordo en un velero, el gasel, y sarparon. Pero hubo una
0:11:40 tormenta terrible y casi naufragan. Pero bueno, llegaron.
0:11:46 Unas horas más tarde se encontró con el príncipe imperial, o sea el hijo de ella y Luis Napoleón.
0:11:52 Él desdichado en Napoleón IV, que murió después en África en la guerra de los Boes
0:11:57 o los Zulu, en no me acuerdo. Se alojaron en un edificio que se llamaba el Candom Place
0:12:03 y ese lugar también se lo consiguió el dentista. Mira vos. Que aprenda el doctor Barragán.
0:12:10 Sí, hay que tener un dentista, sí. Que aprenda el doctor Barragán, que nunca me consigue nada.
0:12:14 Ni un turno le da. Ni un turno. Le da a los contraturnos.
0:12:17 Bueno, esa fue la última morada de la familia imperial porque empezaron los tiempos de exilio.
0:12:25 El doctor Iván, después de aquella ayuda, se quedó en Londres y luego volvió a París con su profesión.
0:12:33 Como se ha dicho, el chico Napoleón IV murió. También murió en Apolión III y el que reconoció
0:12:40 el cuerpo de este chico, del hijo de Eugenia y de Napoleón III fue Iván, que lo reconoció por los trabajos
0:12:49 dentales que le había hecho porque el cuerpo estaba muy maltrecho por la guerra.
0:12:56 Y este doctor Iván murió en 1897 en París. Esta es la historia de un dentista afortunado, evidentemente.
0:13:10 Nosotros hemos ido a la discoteca y el discotecario enseguida nos contó que él andaba con una muela
0:13:21 que lo hacía ver el diablo en calzoncillos todas las noches.
0:13:24 Bueno, pero no, no, no, no вас, no.
0:13:26 Y que era un enorme dolor y empezó a describir el dolor.
0:13:29 ¿Cómo describirlo?
0:13:29 Un hache, unos quince minutos.
0:13:30 Eh, no, señor.
0:13:32 Después me dijo que él tenía que ir al dentista, pero no iba porque vio cómo es la gente, cómo es el ser humano,
0:13:39 que cuando te duele dice mañana mismo voy, pero al otro día amengo el dolor y uno no va.
0:13:44 De todo eso estuve hablando una media hora.
0:13:46 Eh, señor, ¿y el disco?
0:13:47 Después habló de lo lejos que le quedaba al dentista que lo atendía a él, que vivía según me contó en Rahnelach.
0:13:56 ¿Y por qué se buscó un dentista en Rahnelach?
0:13:58 Eso fue lo que le pregunté yo y me dijo que él en realidad antes vivía en Rahnelach.
0:14:03 Entonces ahí se buscó el dentista, pero luego se mudó a San Fernando.
0:14:07 Ah, se ve muy lejos.
0:14:08 Y entonces casi prefería sufrir el dolor de muela a no costearse desde San Fernando hasta Rahnelach.
0:14:16 Todo esto me lo dijo.
0:14:20 Y después yo le hice notar que las personas que tienen mala dentadura, como era el caso de Josefina Boarneya,
0:14:29 que estamos hablando de Napoleones, la primera mujer del primer Napoleón, que era una mujer de cierta belleza,
0:14:37 pero arruinada por la su boca, ¿no?
0:14:40 O la sonrisa.
0:14:41 Tenía muchas bajas en su ejército.
0:14:51 Y él me dijo que estaba de acuerdo, me dijo el discotecario.
0:14:53 Bueno, ¿qué importa si te haya acuerdo?
0:14:55 Para él, una mujer que le faltaran cinco salidentes ya perdía, perdía un poco de su belleza
0:15:02 y me hizo notar que casi ninguna de las estrellas de Hollywood acusa un faltante dentario.
0:15:08 Bueno, no, claro.
0:15:10 Por ejemplo, me dijo, ¿usted ve Angelina Jolie?
0:15:14 ¿Le falta algún diente?
0:15:15 No sé, yo traigo esos labios.
0:15:17 No sé si hay dientes.
0:15:18 Me dice, no, no le faltan porque...
0:15:21 Tiene todo.
0:15:21 Allá son así, dice, cuando una se ha creído el cine, tiene todo lo diente.
0:15:26 Y me dijo, yo sin ir más lejos pude haber sido actor del cine, pero y ahí me sonrió
0:15:33 y me mostró también una sonrisa...
0:15:37 A medias.
0:15:39 Sí, con muchas piezas faltantes.
0:15:41 Y me dijo que el antes tenía una risa y le gustaba reírse a cada rato, pero que ahora
0:15:49 había dejado de reírse para no mostrar lo diente que le faltaban y que la falta de risa
0:15:55 le había producido tristeza.
0:15:57 Y le moldeó el temperamento porque le terminó el temperamento.
0:16:02 Todo eso me dijo mientras acaba...
0:16:04 ¿Le dio algo?
0:16:05 De un instante este tango que vamos a escuchar ahora que es Risa Loca.
0:16:11 Ah, está muy bien.
0:16:12 Risa Loca, un lujo que no se pueden dar a las personas que como yo acusan, es un porcentaje
0:16:19 muy alto.
0:16:21 Están altos que yo ya estoy contando más que los que me faltan los que tengo.
0:16:29 ¿Cuántos dientes le faltan?
0:16:30 Me pregunta a veces el doctor Barragán.
0:16:33 Mientras me va a sacar otro más.
0:16:35 Pero no le repones.
0:16:39 Barragán tiene la idea de que es mejor sacar.
0:16:41 Bueno, no es así en general.
0:16:43 Bueno, y yo le contesto, no sé cuántos me faltan, sé cuántos tengo, siete.
0:16:48 Ah, siete, muy poco siete.
0:16:51 Ya está para la manzana rollada.
0:16:53 Sí, es la última porque yo antes tenía una linda sonrisa y una linda risa que todos
0:16:59 me envidiaban.
0:17:00 La risa loca.
0:17:01 La risa loca.
0:17:02 Y este es el tango que escucharemos ahora por Horacio Salgan y Ubaldo de Lío.
0:17:08 Risa Loca.
0:17:20 Risa Loca.
0:17:50 Risa Loca.
0:20:48 Era Noracio Salgan y Ubaldo de Lío.
0:20:52 La veganza será terrible.
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