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10 de Septiembre de 2012

El primer desengaño de Eugenia de Montijo

Transcripción automática

0:00:06 Continuamos en la venganza, será terrible desde el multi teatro de la ciudad de Buenos Aires,
0:00:11 si, a todo pulmogú.
0:00:12 Si, mañana vamos a estar en Péguajo, será a las 9 y media de la noche en el teatro argentino,
0:00:17 y el lunes en la lemsa y 50, dígalo, para los peguagences.
0:00:21 Si, señor, también va a ir gente de la Pampa, mendiz, y el lunes haremos la matire de la venganza
0:00:27 a las 20 horas aquí en el multi teatro, más temprano, el único día que venimos más temprano,
0:00:33 8 de la noche.
0:00:35 El lunes voy a ver si le digo que venga a Carina Verley.
0:00:39 Ah, que bien que está bien.
0:00:41 Está bueno para que venga a Carina cantar aquí.
0:00:45 Contaremos una historia galante de Eugenia de Montijo,
0:00:50 cuando todavía no había ni siquiera conocido al que sería su esposo, digo yo comiéndome,
0:00:57 un pedazo de palmerita, que se acaba de alojar en mi pulmón derecho,
0:01:08 perjudicando para siempre mi vestidación.
0:01:12 Todavía no había conocido a Luis Napoleón, el que sería su esposo,
0:01:17 y que era sobrino de Napoleón Bonaparte, que posteriormente titular de Segundo Imperio.
0:01:24 Cuadro de situación.
0:01:26 Eugenia era una joven aristócrata, que usó padre, un antiguo oficial del ejército de Napoleón,
0:01:34 se llamaba Cipriano Guzmán Palafox y Porto Carrero,
0:01:39 conde de Teba y de Montijo.
0:01:42 Su madre, Manuela de Montijo, era la heredera de un escocés,
0:01:48 William Kirkpatrick, que había hecho fortuna en Málaga, con el comercio de frutas y vino.
0:01:56 La habían casado con Don Cipriano contra su voluntad.
0:02:02 Dice el cronista que Manuela mostraba frente a los caballeros una gran libertad de movimientos.
0:02:10 Se le atribuía un gran número de amantes.
0:02:14 Algunas personas aseguraban que sus hijas Eugenia y Paca eran fruto del encuentro de Manuela con el escritor,
0:02:27 Prosper Merrimé.
0:02:30 Eran en realidad chismes estupios.
0:02:33 La verdad es que Manuela se juntaba con Merrimé y ella lo ayudó a pensar la historia de...
0:02:40 La mujer está en el ron de Bohemia, en la asamésame con Irgen Loire.
0:02:47 La historia de Carmen.
0:02:49 En 1834, la Condesa de Montijo, es decir, la mamá de Eugenia, fue instalarse con sus hijas a París.
0:02:57 Y allí abrió un salón. No es que abrió un salón de belleza, una peluquería.
0:03:02 Un salón, quiero decir, que recibía gente por igualidad.
0:03:07 Un detalle, un personaje que sería ilustre, se convirtió en habituera que el salón de la Condesa de Montijo.
0:03:15 Era el señor Henry Bale.
0:03:18 Nada menos que estandale.
0:03:22 Muy bien. Cada día le contaba a Eugenia y a su hermana Paca.
0:03:29 Qué lindo su hermana Paca. Las gestas de Napoleón Bonaparte.
0:03:35 Durante cuatro años, el estandale fue a aquella casa y se enamoró de Eugenia.
0:03:40 Dice el cronista que aquel amor valió alguna de las más hermosas páginas de la literatura francesa.
0:03:47 Lectores fanáticos de la obra de estandale aseguran que escribió para Eugenia el relato de la Batalla de Báterlo en la Cartuja de Parma.
0:03:57 Incluso hay quien dice que aquel episodio no lleva ninguna parte, que no tiene ninguna relación con el resto de la novela.
0:04:05 Y que, si se suprimiera, quizá ganaría la economía del libro.
0:04:11 Los estandaleanos aseguran que fue un homenaje secreto a Eugenia y a los cuentos que él le contaba en el salón de su madre.
0:04:21 En 1839 Paca y Eugenia regresaron a Madrid, donde su padre acababa de morir.
0:04:31 Estandale desesperó porque no volvió a haber nunca más a Eugenia.
0:04:37 Y murió poco después. En 1842 dicen que lejarrado por aquella ausencia,
0:04:43 muchos especialistas encontraron en los manuscritos una multitud de notas en los márgenes donde le dedicaba a Eugenia oraciones amorosas.
0:04:55 A los 16 años Eugenia era una de las muchachas más encantadoras de Madrid.
0:05:02 Cuando pasaba a caballo por el paseo del Prado, todos los oficiales la miraban y algunos no podían dejar de dirigirle algún cumplido,
0:05:15 generalmente dedicado a sus cabellos rojos. Por ejemplo, nena, qué cabellos rojos.
0:05:24 Sin embargo, a Eugenia le molestaba mucho ser pelirroja. Cuentan que se peinaba durante mucho rato con un peine de plomo para que el pelo palidesiera.
0:05:36 Y este procedimiento tuvo un efecto notable. Eugenia quedó rubia.
0:05:44 Ya se sabe si alguna de las jóvenes oyentes es pelirroja y desea ser rubia, tiñase con lo real de parez.
0:05:58 Un día de 1842, la Condesa de Montijo recibió la visita de uno de sus primos.
0:06:08 Se trataba de un agraciado muchacho de 21 años.
0:06:14 Era fabulosamente rico. Era duque de alba y 12 veces grande de España.
0:06:22 Inmediatamente Eugenia y su hermana Paca se enamoraron del primo.
0:06:28 Por su parte, el duque de alba se sentía muy atraído por las dos.
0:06:34 Y no sabía a cuál elegir.
0:06:37 Durante varias semanas se pasó del brazo de una y del brazo de la otra, por Madrid.
0:06:45 La gente se preguntaba cuál de las dos hermanas llegaría a ser duquesa.
0:06:51 Y finalmente, en la primavera de 1843, el duque, habiendo reflexionado mucho,
0:06:57 fue a declarar a Manuela de Montijo, a la mamá, que quería casarse con Eugenia.
0:07:03 Pero parece que la Condesa, que tenía una clara preferencia por su hija Paca,
0:07:09 ocultó su descontento o no lo ocultó.
0:07:14 Y dijo, tengo que pensar y se retiró.
0:07:17 Manuela fue a hablar con Eugenia y le dijo algo que la derrumbó.
0:07:23 Le ordenó que desanimara a su pretendiente porque ella quería que se casara con su hermana.
0:07:30 Eugenia se puso muy triste porque ella amaba el duque y quería convertirse en su mujer.
0:07:38 Pero no tenía fuerzas para oponerse a su mamá.
0:07:42 Al principio salió todo mal.
0:07:44 Eugenia para desanimar al duque de Álva, fingió enfermedades, se mostró menos solicita,
0:07:51 dejó de acompañarlo en los paseos, usó vestidos viejos,
0:07:56 pero todo eso no hizo más que estimular el deseo del muchacho.
0:08:00 Él creía que la víspera del encuentro definitivo debía estar sujeta a dificultades fingidas.
0:08:08 Cuando Eugenia advirtió que cada movimiento suyo, aunque fuera el más desagradable,
0:08:16 le daba nuevas esperanzas a su primo, decidió hablar.
0:08:21 Y con lágrimas en los ojos, donde sino, fue bien en las mejillas,
0:08:29 fue hacer el elogio de su hermana al duque de Álva y le dijo que era con ella con quien debía casarse.
0:08:37 Y el muchacho, que era poco estable en sus sentimientos, se dejó convencer fácilmente,
0:08:45 cosa que acabó por desolar a la pobre Eugenia.
0:08:48 Y al día siguiente, después de haber intentado envenenarse,
0:08:53 le escribía una carta en la que le confesaba su amor y su deseo de irse lejos del mundo
0:09:00 porque su corazón estaba roto y no tuvo respuesta.
0:09:05 ¿Y quién le va a contestar?
0:09:09 ¿Andá?
0:09:10 Ah, le contestó.
0:09:11 El primo se casó alegremente con su hermana, con Paca,
0:09:15 pero le ocusa mal al primo, el primo le daba lo mismo a la una que a la otra,
0:09:21 como a tanto le pasa.
0:09:26 ¿Por qué está mal eso?
0:09:28 Me pregunto qué hizo de mal este pobre muchacho.
0:09:31 Había dos chicas que los festejaban, digamos.
0:09:34 A él le gustaban las dos igual.
0:09:37 Sí, depende de la hora también.
0:09:40 Eh, no que sé yo.
0:09:42 A una le dijeron que no se podía casar con él, bueno, le dijo, me casé con la otra.
0:09:47 Y la otra dice, me voy a matar, que sé yo, bueno, qué sé yo.
0:09:51 Sí, no me casé, está.
0:09:52 ¿Qué crees que haga?
0:09:54 Me voy a casar con la otra.
0:09:56 No sería que me case con la que se mata.
0:09:59 En Viu de se casa con la que quedó sola.
0:10:01 Pero digo, yo te trataré de casarme con la que no se va a matar.
0:10:05 Es una medida de elemental prudencia.
0:10:11 El nuevo familiar era difícil, pues Eugenia Opaca.
0:10:14 Ojo, ya hi perdí a la otra.
0:10:16 Opaca.
0:10:21 Un tiempo después, cuando bajaba una escalera a caballo...
0:10:30 Bajaba una escalera a caballo.
0:10:32 Sería una escalera de esas que hay en las calles europeas tantas.
0:10:36 Las escaleras de los castillos se bajan a caballo.
0:10:39 Calló bruscamente al pie de una vieja... Eugenia, no me refiero a Eugenia.
0:10:44 Calló bruscamente al pie de una vieja dama, que le ayudó a levantarse.
0:10:48 Y le dijo, dame tu mano pequeña, voy a decirte la buena aventura.
0:10:59 Tienes unas líneas maravillosas.
0:11:04 Llegarás muy alto.
0:11:07 Vivirás cien años y acabarás en la oscuridad.
0:11:14 Disaprofecía.
0:11:17 Eugenia solo retuvo una cosa que viviría cien años.
0:11:25 Lo cual le pareció terriblemente largo para llorar a su amor perdido.
0:11:30 Un par de años después se cruzó con Luis Bonaparte y empezó una historia que se conocemos.
0:11:36 Fue la mujer del emperador de Francia.
0:11:39 O sea que sí llegó muy alto.
0:11:42 Un último detalle. La profecía, incluso en el asunto de la longevidad de Eugenia, no estuvo errada.
0:11:51 Luis Napoleón murió y ella lo sobrevivió 47 años.
0:12:03 Murió a los 94 años, no a los 100.
0:12:06 En 1920, vio el nacimiento del automóvil, de la aviación, del cine.
0:12:13 Aquilaba un departamento en el hotel continental, en el Rivolín de París.
0:12:19 Para ver desde su ventana el jardín de las tuyerías, sólo el jardín, por donde se había paseado como soberana.
0:12:27 Y murió el 11 de julio de 1920 a los 94 años.
0:12:33 Quiere decir que acertó en todas aquella gitarra.
0:12:39 Linda la historia.
0:12:41 Linda la participación de Estandal como prematuro y desdichado enamorado de Eugenia de Montijo.
0:12:49 Eugenia de Montijo que fue bastante desdichada con Napoleón, no porque él no la amara sino porque le metía los cuernos.
0:12:57 Cada vez que podía.
0:12:59 Cada vez que podía.
0:13:01 Es lo que les pasa a los emperadores.
0:13:03 Estandal es un símbolo, porque es un símbolo cruel del destino que a veces se hace a través de los escritores.
0:13:13 Estandal es un profundo admirador del verdadero emperador como el ser el bueno parque.
0:13:19 El Napoleón primero, pero en buena parte.
0:13:21 Y en toda su obra aparece algún tipo de referencia a ese tipo de gobernantes, de líderes que van más allá de la condición, de la nobleza, que él tampoco consideraba mucho.
0:13:31 En la cartuja de Parma en ese primer episodio, es un personaje Fabricio del dongo que está mirando.
0:13:35 Y yo creo que está más, esto que lo puso solo para complacerle esa, porque ahí aparece la fascinación de Fabricio por una dama que muy probablemente se inspiraba en Eugenia,
0:13:45 que es la condesa pietranera de la que cualquiera adolescente como uno se enamoró largamente al que le terminó la novela.
0:13:49 Y después esperó que pasaba.
0:13:51 Escribía Estandal sobre el amor y no le iba bien. Escribía sobre los viajes y viajaba mal.
0:13:55 Y se roman la Policía Florencia. Es natural que entonces le haya contado bien a Eugenia las cosas que nunca le iba a hacer.
0:14:01 Y quizás la vida de Eugenia haya sido efectivamente eso.
0:14:04 Estaba pensando también, Alejandro, que las decepciones funcionan como estos bares de los supermercados de los que hablábamos antes.
0:14:12 Algo así como que suelen ser tomadas más recibidas por las jóvenes, porque funcionan de un modo casi profetivo.
0:14:19 Es decir, me pasó una vez, me va a pasar siempre, lo cual demuestra la espupilidad de la juventud en general y la confianza en las maldiciones.
0:14:25 Hoy estaba ojeando un libro de nuestro amigo, Rolando Vartes, que lo cita Balzac, una frase deliciosa de Balzac, que dice,
0:14:31 la esperanza es una memoria que desea.
0:14:34 Ah, sí, sí. La hemos citado aquí en el programa. Una frase estupenda.
0:14:39 Estupenda y que además creo que nos remita a estas cosas, porque la memoria que desea no desea para atrás, desea para adelante.
0:14:46 Y por eso se puede constituir en esperanza.
0:14:48 Exactamente. Y eso quizá nos salva de las decepciones, porque las decepciones solo pueden curarse con el cumplimiento de una gran ilusión.
0:14:58 Entonces, nuestro consejo para todas las damas que escuchen este programa y las que lean a Standal y las que se llaman Eugenia o bien Montijo,
0:15:05 es que no reparen en esas muy caspeas que les ha hecho la villa cuando alguien les habló en vano, les prometió cosas en vano,
0:15:12 porque la próxima vez pueden escuchar con esperanza, que un valor les diga muy celia y encarnadamente,
0:15:17 y para ofrecerles un destino de gloria, algo así como, te lo juro yo.
0:15:22 Y te lo juro yo, es la canción que vamos a escuchar ahora en la versión de Don Miguel de Molina.
0:15:42 Ay, mira que te llevo dentro de mi corazón y por la saludcita de las marinas que te lo juro yo.
0:15:55 Que mira que pa' mí en el mundo no hay nada más que tú y que me sacáis y digo mentiras se queden sin luz.
0:16:04 Por ti yo sería capaz de matar, por ti contaría la arena del mar.
0:16:15 Y ve si teniendo me castigues Dios, eso con la mano sobre el evangelio que te lo juro yo.
0:16:27 Y yo no me di cuenta de que te tenía días al mismo día en que te perdí.
0:16:35 Y vi claramente lo que te quería cuando ya no había remedio pa' mí.
0:16:43 Llévame por calle de que había marculado y quiebra mi cintura y hasta pegame.
0:16:51 Y ése a menos ojo un puñado de arena que me teme de pena.
0:16:58 Pero, mira que te llevo dentro de mi corazón y por la saludcita de las marinas que te lo juro yo.
0:17:07 Que mira que pa' mí en el mundo no hay nada más que tú y que me sacáis y digo mentiras se queden sin luz.
0:17:16 Por ti yo sería capaz de matar, por ti contaría la arena del mar.
0:17:27 Y ve si teniendo me castigues Dios, eso con la mano sobre el evangelio que te lo juro yo.
0:17:47 Mira que pa' mí en el mundo no hay nada más que tú y que me sacáis y digo mentiras se queden sin luz.
0:17:56 Era Miguel de Molina, la venganza será terrible, te lo juro yo.

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