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0:00:12 Bien, hablaremos un poco de extravagancias de los hermitáneos.
0:00:21 Tienes extravagancia, ¿no?
0:00:23 Claro, esta es la pregunta. Ya ser hermitáneo es una extravagancia.
0:00:27 Naturalmente, un tipo que se va a vivir a la tebaida en la más absoluta soledad ya es un poco extravagante.
0:00:37 Pero es difícil registrar la extravagancia.
0:00:39 Ahora, claro. Después, en medio de esa soledad, ¿qué otra extravagancia puede mandarse un tipo que está solo?
0:00:48 No tiene mucho lugar para la extravagancia, piensa uno.
0:00:52 Y sin embargo, veremos que sí, que hay lugar para la fantasía aún siendo uno una ceta.
0:00:59 Así que contaremos datos acerca de hombres que, especialmente aquellos que en los primeros siglos del cristianismo,
0:01:07 se retiraban a los desiertos de la tebaida o al de Guadinatrún.
0:01:15 Dijimos que en otros programas que algunos asetas como arceño o romano se rodeaban de desechos y agua podrida,
0:01:24 probablemente con el fin de abastecerse de gas.
0:01:29 No, lo hacían para padecer una constante pestilencia, que en el caso de arceño era porque él creía que esa pestilencia era propia del infierno.
0:01:41 Otros practicaban la estasis, que era quedarse quieto durante varias semanas.
0:01:48 Otros prometían no levantar la vista del suelo y algunos, como Sans Salamán, llegaron al extremo de rechazar toda presencia.
0:01:57 Pero incluso si se le aparecían ángeles o el propio Cristo, la indiferencia era completa y ante todos.
0:02:07 Y bajo esa visita a Sans Salamán decía, no te atendía, pero iba a Cristo y no le atendía tampoco.
0:02:14 Se parece a un gerente.
0:02:18 Cuéntate, o dureto, que si me on el viejo y su discípulo, vieron en el desierto las manos de un hombre que sobresalían de un ojo elevadas hacia lo alto.
0:02:32 Un ojo en el desierto y del ojo salían dos manos.
0:02:37 Se acercaron y notaron que junto al ojo, del que salían las manos, había otro ojo más pequeño, por el que sobresalía una pequeña vara parecía al bambú.
0:02:49 Una pajita de Coca-Cola.
0:02:51 Sí, algo así.
0:02:52 Una anacoreta llamado Severo había pedido a sus discípulos que lo enterraran y le dejaran ese popotito, esa caña, para respirar y alimentarse.
0:03:06 Si me on el viejo y su alumno se retiraron cuando a través de la breve cánula escucharon un insulto.
0:03:16 Oyeron.
0:03:21 Porque el enterrado creía que la presencia de otros hombres allí podía ausentar a los ángeles que estaba esperando.
0:03:31 Así como cuando vos recombersás a un pescador, de ausentar los pescados,
0:03:36 cuando querés ayudar a una zeta enterrado, le ausentás a los ángeles que el tipo está esperando.
0:03:43 Se entiende perfectamente científico de gama.
0:03:47 En cuanto a la espera de los ángeles, había quienes no necesariamente se enterraban, sino que solamente reúían cualquier presencia.
0:04:00 Cuenta postumiano que existieron aceptas que una vez retirados al desierto, jamás nadie los volvió a ver.
0:04:11 Ahí está, y eso me gustaron.
0:04:14 Porque si lo voy a afurlar, no, que siempre está solo.
0:04:18 Y sólo no está.
0:04:21 Si lo ven demasiado, ese no es muy acepta que digamos.
0:04:25 Ya parece un señor muy mundano.
0:04:28 Aceptan el subtes.
0:04:31 Se aseguraban también que aquellos que eran visitados por los hombres no podían hacerlo al mismo tiempo por los ángeles.
0:04:39 Sucedían entonces, en muchas ocasiones, que los que se creían retirados con toda efectividad crecieron ver ángeles
0:04:48 cuando en realidad quienes se le acercaban eran otros anacoretas que buscaban el mismo retiro.
0:04:54 Por ejemplo, te hacías enterrar 10 años.
0:05:00 Y bueno, si ya llevo 10 años enterrado, ya va siendo ahora que aparezca un ángel.
0:05:06 Y no en qué país vivimos.
0:05:09 Y ve venir un tipo caminando.
0:05:13 Debe ser un ángel.
0:05:17 Dório.
0:05:19 Venía caminar.
0:05:20 Otro peor todavía.
0:05:22 Otro anacoreta que venía buscando ángeles.
0:05:24 Así no vamos a ningún lado.
0:05:27 Dice que Postumiano cuenta la historia de dos aceptas que tuvieron una alegría efímera
0:05:34 y con grandes engaños cuando se encontraron los dos en medio del desierto,
0:05:39 uno se prosternó ante el otro creyendo a ambos que enfrentaban a un ser celestial.
0:05:46 Cuando notaron que eran hombres, terminaron trabajando en lucha.
0:05:51 Se agarraron a piña.
0:05:52 ¿Y no ves?
0:05:53 ¿Vas a ver qué basta con que haya otro para aquí?
0:05:57 Macario era un acepta que eludía a los halagos.
0:06:01 Y un visitante del desierto interesado en conocerlo a Macario,
0:06:05 porque tenía una celebridad como acepta,
0:06:08 se acercó un día hasta su cueva y le preguntó,
0:06:12 ¿Es usted el gran Macario?
0:06:15 ¿El gran Macario?
0:06:16 Preguntó él.
0:06:18 El visitante recorrió todos los demás agujeros del desierto
0:06:22 que ya en un tiempo está...
0:06:25 Al principio era un solitario el desierto, pero después...
0:06:28 Está lleno de desiertas.
0:06:29 No, hay no de desiertas con asentos adentro.
0:06:32 Bueno, recorrió todos los agujeros y todos respondían...
0:06:36 Que no eran.
0:06:37 Que no eran.
0:06:38 No, yo no soy el gran Macario.
0:06:40 Y el visitante regresó a Alejandría de donde había llegado
0:06:44 sin haber encontrado a la Coreta que buscaba.
0:06:49 En realidad, Macario solo aceptaba la visita de los que lo insultaba.
0:06:54 Si vos te acercabas y le decía,
0:06:58 con padrito, a torrente, a brime, ahí te recibía.
0:07:02 Ahí eso le llamaba a ser.
0:07:05 Había solitarios que trabajaban en la misma actividad
0:07:09 durante sus décadas en el desierto.
0:07:12 Como lo dijo usted al señor con los pensamientos.
0:07:16 Que repitiera pensamientos.
0:07:17 Estos repetían actividades.
0:07:19 Pablo el simple hacía y deshacía el mismo sexto de membre.
0:07:25 Todo el tiempo con el mismo membre.
0:07:28 Sí, con el mismo membre.
0:07:29 Si hacía un sexto de membre a la mañana y lo deshacía por la tarde.
0:07:37 Juan de Egipto contaba granos de arena.
0:07:44 San Apolo repetía incansablemente la palabra Jesús.
0:07:50 Apenas despertaba al alba,
0:07:53 hasta que lo derrotaba el sueño.
0:07:56 Durante 21 años solo usó esa palabra
0:07:59 y la pronunció sin detenarse.
0:08:01 Jesús, Jesús, Jesús.
0:08:05 Jesús.
0:08:07 Mon jamón, jamón.
0:08:10 Había setas que rivalizaban con otro.
0:08:13 Pero a ver qué era más humilde ponerle.
0:08:19 Benjamín era una seta muy competitiva
0:08:25 que enfrentó a otro que se llamaba San Doroteo.
0:08:29 Parece que Doroteo no durmió nunca
0:08:32 y tampoco se acostó nunca.
0:08:34 Vivió parado y se pasaba las noches
0:08:36 haciendo cuerdas con hojas de palmera
0:08:40 en el desierto.
0:08:42 A veces tenía algún atisbo de somnolencia
0:08:48 y se lo veían dar zigzagliante.
0:08:53 Y no daba más.
0:08:55 Es lo más parecido al sueño que tenía Doroteo.
0:08:58 Y Benjamín se plantó junto a Doroteo para competir
0:09:04 y se puso a hacer cuerdas de palmera también.
0:09:07 En realidad el fin último era la comprobación
0:09:11 por parte de Benjamín
0:09:13 de que efectivamente Doroteo no dormía
0:09:16 y también la demostración de que él también podía evitar el sueño.
0:09:21 Y pasaron varios días.
0:09:24 Cuenta la tradición que Benjamín cayó de plomar.
0:09:28 Perdió.
0:09:30 Y lo primero que escuchó al despertar
0:09:32 fue un saludo de buen día
0:09:34 que le profirió San Doroteo.
0:09:36 Encima.
0:09:38 Un saludo más que un buen augurio
0:09:41 fue la comprobación de Suderrota.
0:09:45 Qué curioso que esta clase de sujetos
0:09:50 compitieran a ver quién alcanzaba un mayor grado de humildad.
0:09:55 Qué aceitas raras.
0:09:57 Para hacer aceitas raras.
0:10:00 Pocas cosas menos acéticas que una competencia de aceitas.
0:10:07 Fui yo a la biblioteca,
0:10:10 mejor dicho a la discoteca.
0:10:12 Es una linda historia para la discoteca.
0:10:14 Claro, porque era una cosa incluso edificante para los oyentes.
0:10:20 Edificante porque en este mundo dan...
0:10:24 De materialistas.
0:10:26 Y lleno de orgullos.
0:10:29 Egos.
0:10:31 Egos inflados, un poco de aceitismo.
0:10:35 Una tarde como anacoretas no le viene mal a ninguno.
0:10:39 Así que le dije, no tiene algún tango
0:10:43 que diga que hay que negarse
0:10:47 a los placeres del ciclo
0:10:50 y retirarse a la zona desértica.
0:10:52 Y me dijo que a él le gustaba mucho veranear
0:10:58 en el Valiario Oriente.
0:11:05 Además se trata de salir del gusto personal.
0:11:08 El bañario Orense le queda cerca de Claromolcón.
0:11:13 Que no va nadie.
0:11:15 No va nadie, me dijo él.
0:11:18 A eso le llamo...
0:11:21 El desierto.
0:11:22 A Cesis.
0:11:23 No, no, no, no es eso, señor.
0:11:25 Que él iba siempre ahí
0:11:27 y que cada vez iba a la gente
0:11:30 buscando un lugar desierto.
0:11:34 Y ahí preparan de decir, buscan un lugar desierto.
0:11:37 Orense.
0:11:38 Orense lo está esperando.
0:11:39 Cada año somos más los que llegamos a Orense
0:11:43 buscando lugares desiertos.
0:11:45 Y hacemos reuniones multitudinarias
0:11:48 de personas que buscan lugares desiertos.
0:11:51 ¿Cómo nos gusta el lugar desierto?
0:11:54 Bueno, pero de todos modos,
0:11:56 no sé si hay tangos vinculados al asetismo,
0:11:59 al desprendimiento, casi al tojo.
0:12:02 No pensaba que no,
0:12:04 hasta que este hombre...
0:12:06 ¿Qué le dio algo de...
0:12:08 de su autoría quizás o que usted cante conmigo?
0:12:12 Me dijo, mire,
0:12:14 usted mismo ha compuesto esta canción.
0:12:17 No, como usted lo sabía.
0:12:18 ¿Cómo lo dijiste yo?
0:12:19 Pero usted está tan humilde
0:12:21 que no sabía que había compuesto.
0:12:23 La verdad que yo soy...
0:12:24 acá en el barrio soy el más humilde de todos.
0:12:27 Nadie me pisa el poncho en Puerto Vuelta.
0:12:33 dice, mire, este tango,
0:12:36 o esta canción en realidad,
0:12:38 primero, es muy breve.
0:12:41 Y sirve nada más que para él despertar.
0:12:44 Y dice, ¿qué me pasa donde estoy?
0:12:50 en verdad, sin saberlo, me dijo,
0:12:52 y me hizo una canción dedicada a Sando Roteo
0:12:56 y a Sando en Jambón.
0:12:57 Y usted no se dio cuenta.
0:12:59 Pero ¿y cómo no me di cuenta?
0:13:00 Dice, a veces me dijo el tipo,
0:13:02 agarrando las higles, sentándose al revés.
0:13:05 Y con las manos apoyadas sobre el respaldo,
0:13:08 me dijo, a veces el autor no sabe lo que compone.
0:13:11 Y después de todo, todos los tangos son iguales.
0:13:16 Y, efectivamente, el tango se llama,
0:13:21 o la canción se llama,
0:13:23 ¿qué me pasa donde estoy?
0:13:25 La canta Cecilia Milone,
0:13:27 con una breve intervención,
0:13:29 venía en segunda voz,
0:13:31 como Ana Coreta invitada.
0:13:47 ¿Qué me pasa donde estoy?
0:13:51 Tuve un sueño aterrador,
0:13:55 y en me vino despertar
0:13:58 de la muerte de Sando,
0:14:01 sin un amor.
0:14:05 Dene un beso para ver
0:14:08 si mi alma con su aliento regresó.
0:14:14 Véseme con besos de otra vida,
0:14:17 ya me estoy cansado de nacer.
0:14:21 Mi memoria miente unos golleres,
0:14:26 sombra de un pasado que no ha sido
0:14:28 petición eterno,
0:14:30 de un silencio.
0:14:36 ¿Qué me pasa donde estoy?
0:14:40 Vivo un sueño encantador,
0:14:43 vengan y vamos a escapar
0:14:46 de la muerte que se está
0:14:49 sin un amor.
0:14:53 Dene un beso para ver
0:14:56 si mi alma con su aliento regresó.
0:15:14 Era Cecilia Milone y Alejandro Dolina,
0:15:16 la venganza será terrible.
0:15:18 ¿Qué me pasa donde estoy?
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