Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza. Será terrible desde el auditorio de Radio del Plata, aquí en la calle Gorriti, 5963.
0:00:10 Mañana también estaremos aquí, a la medianoche, siempre gratis.
0:00:14 Y el jueves haremos el programa en Avellaneda, en el Teatro Roma.
0:00:20 Hablaremos hoy de artistas mal humorados, y contaremos algunos episodios.
0:00:30 Vamos a empezar con nuestro querido Franz Liste, que no toleraba la falta de atención a su arte.
0:00:38 Cuando tocaba el piano, y la gente no lo escuchaba con la atención de vida, él se enojaba mucho.
0:00:45 En una ocasión viajó a Rusia y tocó para el tar Nicolás I.
0:00:52 Poco después del inicio del concierto, Liste se dio cuenta de que el Sard se había puesto a hablar con un ñato que tenía al lado.
0:01:02 Liste lo miró, pero el Sard se iba hablando.
0:01:06 Unos minutos después, Liste dejó de tocar y quedó solo el murmullo de la sala, y de Nicolás I.
0:01:16 Liste se inclinó con una reverencia y dijo,
0:01:20 cuando su majestad habla, todos deben callar, y se la tomó.
0:01:26 Liste había despreciado muchas veces a los poderosos que no demostraban el debido respeto a su arte.
0:01:38 Por ejemplo, a Louis-Philippe de Francia lo trató de sordo.
0:01:43 Cuando Federico IV de Prussia, que había mostrado incluso signos de sonolencia, le regaló unos diamantes después del concierto,
0:01:54 Liste revolvió los diamantes entre el público. A ver, lo tiró a la platea.
0:02:00 Otro que teníamos el carácter era Picasso, como bien sabe.
0:02:07 En cierto momento de su vida estuvo muy vinculado a la vanguardia de Montmartre.
0:02:17 Allá esto era principio del siglo XX.
0:02:21 Se había hecho muy famoso, en la César de la Viñón, se había convertido él mismo en un objeto de curiosidad.
0:02:35 Curiosidad por parte de los artistas también y de los parroqueanos.
0:02:42 Él solía pintar en un boliche que se llamaba la Pena Guil.
0:02:49 Se había hecho tan famoso que ya no podía estar tranquilo, porque venían los pacientes, se asomaban,
0:02:55 que eso yo venían desde el extranjero a verlo.
0:03:00 Y lo jorobaban. Ya era famoso, con esas clases de fama, propia del siglo XX.
0:03:07 Parece que, bueno, él iba a pintar allí, pero no lo dejaban tranquilo, no lo dejaban concentrarse.
0:03:15 Incluso había gente que esperaba que él tirara algún papelito, algún boceto que le salía mal,
0:03:21 para apoderarse de él.
0:03:25 Otros directamente le pedían que le dibujara cualquier cosa para guardársela.
0:03:30 Eso lo enojaba muchísimo.
0:03:33 Un día desde Niosso Picasso trasó una recta y se le metió un bolsillo a uno que le había pedido algo.
0:03:42 Bueno, Picasso estaba realmente molesto por todas estas cosas.
0:03:45 Un día pagaron el pato unos artistas alemanes que habían viajado para conocerlo
0:03:50 y se acercaron para rendirle homenaje.
0:03:53 Picasso estaba concentrado, trabajando con carbón.
0:03:57 Cuando los vio venir, sacó un revolver y empezó a disparar al aire, provocando desde luego la estampida de los alemanes.
0:04:06 Y después de aquel episodio ya no lo vieron más por la penagil.
0:04:11 Y solo pintó en su casa, a geno, a toda interrupción y a todo alemán.
0:04:19 No es fácil identarizar eso.
0:04:22 Otro que no era demasiado indulgente con el público era nuestro amigo Nicolò Paganini.
0:04:29 Él mismo decía que no soportaba encontrarse con cierta clase de público.
0:04:35 Decía directamente que algunos públicos eran estupidos y se enojaban.
0:04:40 Un día fue a tocar a Ferrara y estaban anunciados una bailarina y él.
0:04:50 La bailarina era Marcolini, muy famosa en aquella época.
0:04:55 No Mengolini, sino Marcolini, una bailarina famosa.
0:05:01 A última hora esta chica sufrió una descompostura y fue sustituida por otra, la Palerini.
0:05:10 El público protestó.
0:05:12 ¿Cómo es posible que la Marcolini se sustituida así como así por la Palerini?
0:05:18 Entonces cuando apareció Palerini la silvaron y no la dejaron terminar.
0:05:22 Paganini recibió a la bailarina silvada en los camarines, la consoló y luego salió a escena indignado.
0:05:31 Se acercó al público y dijo que antes del concierto iba a imitar con su violín algunas voces de animables,
0:05:39 solo para demostrar lo que podía hacer con el instrumento.
0:05:42 Y le pidió a la gente que adivinara de qué animal se trataba en cada caso.
0:05:46 Inmitó el canto de los pájaros, el maugido de un gato, el maugido de un lobo y por fin preguntó.
0:05:53 ¿Serán capaces de adivinar de qué animal se trata y parece que había imitado el rebusno de un burro?
0:06:00 Yo no sabría adivinar porque casi nunca he escuchado a los burros rebusnar.
0:06:08 El caso es que en el medio de las carcajadas del público Paganini los felicitó a todos por haber reconocido sus propias voces.
0:06:16 Y después se aludó cordialmente y se las tomó.
0:06:19 Y nunca más volvió a tocar en Ferrara, incluso por seguridad.
0:06:25 Esto me hace acordar mucho a la escena de la película El Último Pallador.
0:06:34 Que hay una famosa escena donde un acuyar se cae del caballo y un poco por culpa del público que estaba presionando la novia.
0:06:45 Y ahí sale después El Pallador Betinotti, que es el que cernado por Hugo de Canelí, sale a cantar.
0:06:54 Entonces canta una hermosa canción que se llama El público no sabe.
0:06:59 Yo le llamo el arco. Hablando de la crueldad que a veces tiene el público.
0:07:10 Hablemos de Volter.
0:07:14 Hay que decir que la relación entre un escritor y sus lectores en tiempo de Volter no es la que conocemos hoy.
0:07:22 No era común rodear un escritor y pedirle feir más cosas.
0:07:32 El tránsito de Volter por las calles era más bien el de un noble. Muy poco se le acercaban.
0:07:39 Además, las personas que no formaban parte de un círculo bastante retricido no conocían la obra de Volter.
0:07:47 Entonces las admiraciones solo ocurrían en los salones.
0:07:54 Muchas veces eran ajenas a todo mérito literario. Tenían que ver con la nobleza o con haber accedido a ella.
0:08:01 Muchas veces los escritores agulados en un salón sospechaban de quienes los felicitaban.
0:08:08 Una vez la mariscala de Luxemburgo, pariente cercana del rey Luz XIV, conoció a Volter en un salón.
0:08:17 Le declaró su admiración y después le mandó una carta llena de observaciones críticas,
0:08:23 imaginada en lucuraciones literarias sobre el drama Orestes.
0:08:28 Incluso le presentó a Volter unas posibles modificaciones que según ella decía podían llegar a ser del gusto del rey.
0:08:36 Volter, despojado de toda locuencia cortesana, respondió con una sola línea.
0:08:43 Señora Orestes se escribe sin haches.
0:08:52 La última historia ya es conocida por nosotros.
0:08:55 Durante su vejez, Rossini era muy venerado.
0:09:02 Hubo una reunión de admiradores en la que Rossini estaba presente.
0:09:09 Y se hablaba incluso de levantarle un monumento.
0:09:13 Y por ahí Rossini preguntó cuánto iba a costar aquel monumento.
0:09:18 Y le dijeron que 20.000 libras, o sea, muchísimo.
0:09:22 Y Rossini dijo entonces que si le daban 10.000 se iba a colocar en el pedestal durante todo el tiempo.
0:09:36 Parece que en una ocasión Rossini fue invitado a comer en casa de una señora muy distinguida de París.
0:09:43 Y la cena era un poco escasane. Era medio escasa.
0:09:49 Y Rossini, que como se sabe tenía un apetito voraz, se quedó con hambre.
0:09:54 Se había quedado con hambre, el dijo.
0:09:56 Más tarde esta mujer, que era admiradora, lo despidió con toda pompa.
0:10:02 Bueno, adiós, señor Rossini.
0:10:05 Y bueno, le dijo que esperaba verlo nuevamente en otra cena como Westpen en su casa.
0:10:13 Con mucho gusto dijo Rossini, si me permite, ahora mismo.
0:10:19 Aquí quiere dedicar, Jorge, este catálogo de artistas malumorados.
0:10:32 No sé si malumorados, sino que artistas que tenían una relación rara con el pueblo.
0:10:38 Sí, porque hay que distinguir entre aquellos artistas que son desde un comienzo conscientes de su genialidad.
0:10:44 Creo que es el caso del propio Picasso.
0:10:47 Vivo comparándolo con otro hombre contemporáneo, el llamado Salvador Dalí,
0:10:51 que hizo de ese lugar un especie de personaje grotesco.
0:10:54 Picasso, dentro de todo, supo trabajar desde ese lugar, hizo de empezar a hablar de sí mismo una vez consagrado.
0:11:00 Y él mismo se reía que ese alarde sucediese cuando lo había consagrado gente que sabía mucho menos que él.
0:11:05 Él decía de todo modo que la gente no había que entenderlo.
0:11:08 La gente le gustaba el chocolate sin que nadie entendiera qué coser el cacao.
0:11:11 Pero creo que lo que hay más son frases ingeniosas que quedan, porque estos artistas suelen ser, a su vez, personas decían todo talento.
0:11:20 Pese a lo que era el talento para la réplica.
0:11:22 Pero pensaba que una de las primeras tragedias de Occidente es la relación entre el arte y el poder.
0:11:27 Hablaba usted recién de Franz Lis, su relación con Nicolás, y pensaba en la inversa,
0:11:32 esa escena que es la de Nerón, por ejemplo, un hombre poderoso que pedía que aparecían artistas a su alrededor
0:11:39 para demostrar que era un artista mejor.
0:11:41 Y que, incluso, bueno...
0:11:42 Ah, él quería, en realidad, ser un artista más que ser un hombre poderoso.
0:11:45 Y nuestra más... esa idea, algún príncipe francés ha dicho también que cambiaría toda la gloria del reinado por un rato de talento.
0:11:54 Pero digo la cuestión entre el artista y el poder, es delicado, puesto que el artista sabe que en realidad está respondiendo una voluntad,
0:12:02 que esa escena es su talento.
0:12:03 Pensémos en Nicolás, ¿no?
0:12:04 Nicolás tenía que complacer a Julio II, tenía que complacer.
0:12:07 Te arruinaron la vida, por ejemplo.
0:12:09 Te arruinaron la vida, absolutamente.
0:12:11 Y, por otra parte, la integración de un tipo como Bonarotti era contra sí mismo.
0:12:16 Esta escena del martillazo de la rodilla del muiz, se tenía que ver con lo que él sabía que podía dar.
0:12:20 Y la explicación es acerca de esto de encontrar la obra de arte.
0:12:24 Explicaciones son lindas para narrar.
0:12:26 La obra está dentro de la piedra y yo la saco.
0:12:28 No, nada, lo último artista en un conchetto.
0:12:31 Saso, no sé qué.
0:12:34 La piedra ya no tenga.
0:12:36 Y después está la otra historia, que es la relación,
0:12:39 que es la artista con aquello que el siglo piensa de él.
0:12:42 Pensaba, por ejemplo, en alguien que también supo que era un gran talento desde jovencito,
0:12:46 hablo de nuestro amigo Grete, que escriba una novela,
0:12:49 Las Penas del Joven Berther, y un día descubre qué es famoso,
0:12:52 y dice para sus amigos, no lo podíamos suceder, una desgracia peor.
0:12:56 Ahora saben que soy talentoso y no me van a dejar escribir en paz.
0:12:59 No, aparentemente, estaba enojadísimo porque, como se sabe,
0:13:02 el Joven Berther es la historia de alguien que se suicida por amor.
0:13:05 Y resulta que algunos imbéciles leían la novela y se suicidaban por amor.
0:13:11 Y Grete estaba absolutamente indignado con aquellas personas que se suicidaban,
0:13:16 diciendo que él había hecho exactamente lo contrario.
0:13:19 Era escribir una novela para su suicidación.
0:13:23 No imagino las cosas que habrá pensado el bueno de Grete
0:13:26 si escribiendo al doctor Faustus,
0:13:28 pero me acordaba también de otro hombre,
0:13:31 más que consciente de su talento, de su trabajo para llegar a algo definitivo,
0:13:36 que era el gran Gustav Flovard,
0:13:38 y que también alguna vez se enteró de que le iban a hacer un monumento,
0:13:41 y empezó a burlarse de esto, empezó a burlarse con una obra maravillosa,
0:13:44 que es Bouvard de Pecuché, los tipos que reproducen en un roncín.
0:13:48 Un nombre que fue sustraído hace muchos años por nosotros,
0:13:54 para ponerse con un personaje de rayoncín, ¿no?
0:13:57 El Héctor Bouvard.
0:13:59 Y es tremendo porque a veces la historia es segura,
0:14:02 estos artistas, Flovard, nardando lo peor que podía pasarle a un tipo,
0:14:05 era morir si se hicieron menacados con la orden de la legión de honor
0:14:09 de la República Francesa, y ahí le pasa que muere,
0:14:12 ahí lo empieza a reconocer, y esto que el otro lo condecoran,
0:14:15 pues mueren, y el cajón no entra, el cuerpo no entra en el cajón,
0:14:18 y el cajón no entra en la tumba, y esto es un descalabro patético,
0:14:21 y dicen sus amigos que si hay una vida,
0:14:24 en el Massachà, Flovard se había estado riendo,
0:14:26 pero de la forma que lo hace un artista talentoso,
0:14:28 que es reírse de sí mismo por pensar que el arte es para todos,
0:14:31 y el rey no es para nadie, ni siquiera para él.
0:14:34 Y finalmente, el otro tipo de que me acordaba,
0:14:36 es de el gran... un gran amigo, este problema que es Dídeo,
0:14:39 alguien que firmaría la ciclopeia francesa,
0:14:41 pero que antes de ponerse serio con las ciencias escribía novelas,
0:14:45 y una vez ya se llama El Sordino de la Gamó,
0:14:47 que la encontré el otro día este tipo que era, este,
0:14:50 pariente de alguien muy famoso, y que aprovechaba la fama y el talento
0:14:54 de ese pariente para el barrio de Ojito, por ahí,
0:14:56 y levantar semillas, y todo esto.
0:15:00 Y Dídeo dice, el problema no es de Gamó,
0:15:04 sino de la gente que cree primero que el talento de Gamó,
0:15:07 porque se lo contaron, y el sobrismo de Gamó,
0:15:09 porque es el sobrino, y esta lectoría desgraciada,
0:15:12 que vamos a sufrir, ya le habrá pensado,
0:15:14 hasta que hagamos la revolución francesa, y todo cambia.
0:15:16 Pero creo que la peor de las condenas aquí,
0:15:18 Alejandro pasa cuando un artista se sabe talentoso,
0:15:22 y se sabe haber tocado por esa varita mágica del destino
0:15:27 que lo pone en el lugar de las cuestiones claves del universo.
0:15:30 Por ejemplo, alguien que sabe que responde todo su talento,
0:15:33 como le pasaba a Paganini,
0:15:35 a esa cosa que es mágica, que es el número tres, digamos,
0:15:38 así donde está el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
0:15:41 para los católicos, donde están todas las cosas
0:15:43 que se formularon en términos de tres.
0:15:45 De Paganini se decía que tenía un pacto con el demonio,
0:15:48 y creo que el asunto estaba en esa especie de malestar.
0:15:51 El saber que tiene un doce agrado como el del tres,
0:15:54 y que es eso lo que le aparecen,
0:15:56 cuando el sábado es real, que su don es el doble,
0:15:58 es decir, es un seis que la lleva a entender nunca,
0:16:00 incluso cuando él compone una sonata,
0:16:02 con ese número como la que vamos a escuchar,
0:16:04 que es la sonata número seis para Violini Guitarra,
0:16:06 de Nicoló Paganini.
0:16:08 Escucharemos entonces a Paganini,
0:16:10 no ya imitando...
0:16:13 ...animales rebusnos de burros,
0:16:17 sino tocando una obra para Violini Guitarra.
0:16:21 Es una obra para Violini Guitarra,
0:16:23 la sonata número seis está escrita en mi menor,
0:16:26 a favor de guitarrista, bien.
0:16:29 Vamos a escucharla ya.
0:18:47 Era en Gil Shaham y Goran Solzer,
0:18:49 interpretando la sonata número seis de Paganini.
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!