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0:00:00 Hablaremos entonces sobre asuntos de máscaras.
0:00:11 Cuenta el historiador Turner, que es el autor de Historia de la Galantería, que entre fines
0:00:18 del siglo XVIII y fines del XIX fuera del ámbito artístico las máscaras se utilizaban para
0:00:27 varios menesteres. Aclaremos que nuestro cronista se refiere a lo que sucedía en Londres y en París.
0:00:34 En el teatro, las damas nobles ocultaban sus rostros para que no se las viera sonrojarse
0:00:42 con los gestos osados de los actores. En los jardines de esparcimiento, estas mismas damas
0:00:49 u otras, siempre máscaradas, podían flertear con cualquier galán que las abordara o expresara
0:00:57 las intenciones frívolas y establecer cuantas citas juzgaran convenientes. El hecho de
0:01:04 que las prostitutas continuaran también usando máscaras no intimidaba a las mujeres ricas
0:01:09 que disfrutaban de aquella moda. Es muy conveniente, en cierto. Ya hablaremos. Existieron por
0:01:18 esos tiempos muchísimos bailes de máscaras, bailo y máscara, que concedían mayor libertad
0:01:25 a los audaces. En su forma original eran bailes en los que se presentaban individuos
0:01:31 disfrazados por completo, representaban un papel y eran debidamente aplaudidos por los
0:01:37 otros. Era este el estilo de las fiestas de disfrazes hasta tiempos de Luis XV. No importaba
0:01:43 mucho reconocer o no la identidad del disfrazado. No se prestaba atención a los anonimatos,
0:01:50 sino más bien a la categoría del disfraz y a la representación hecha con él. Allá
0:01:56 por fines del siglo XVIII empezaron a organizarse reuniones en las que se privilegió el secreto.
0:02:03 O sea, preservar la identidad del tipo que venía disfrazado.
0:02:06 Exactamente. No importa si estabas bien o mal disfrazado. Lo importante era que no
0:02:09 supieran quién eras. Se iba a hacer reuniones a no ser reconocidos. Aquel desconocimiento
0:02:18 posibilitaba amores prohibidos y también la entrada de bandidos y de todas clases de
0:02:23 hombres buscados por la ley. El atractivo de esas reuniones estaba en el hecho de que
0:02:28 cualquiera podía ir. Las invitaciones formales estaban absolutamente prohibidas. Justamente
0:02:36 no podían exigirte y desbicarse. Entonces, iba a cualquiera. Las grandes damas no tenían
0:02:44 necesidad alguna de acudir acompañadas de escolta. Estaba prohibido sacarse la máscara
0:02:50 o el disfraz, aunque al parecer en ciertas habitaciones interiores era posible hacerlo.
0:02:56 Dice el cronista, cuchicheos, discretas presiones y primeros abrazos constituían las libertades
0:03:05 permitidas en esas reuniones que servían fundamentalmente para establecer citas e iniciar
0:03:11 intrigas. De vez en cuando se producía la visita de la policía. Si hacía presente la
0:03:25 ayuda y ordenaba a los asistentes desemmascararse. Voy a detenerme aquí para contar una hermosa
0:03:34 historia. En cierta oportunidad yo estaba grabando un piloto para un radioteatro que
0:03:41 estaba planeando Esther Goris y entonces estamos en un bar de Santelmo esperando todos caracterizados
0:03:50 cada uno con sus personajes. Y entre ellos había dos extras y frasos de policía. Muchos
0:03:58 estaban esperando en la puerta que llegara nuestro turno. Y en esa esquina de Santelmo
0:04:04 se produce un gigantesco embotellamiento, un camión que queda atravesado, qué se yo.
0:04:10 Y los automovilistas empezaron a recriminarle a los actores que estaban disfrazados de
0:04:15 policía su desidia, su no intervención. Y te quité y te quiesse, se decía. ¡Vamos
0:04:24 a ver! ¡Ya va a agarrar una tanca de risa! Y los píos se fueron para adentro. ¡Ah claro!
0:04:31 ¡Sí, es así! ¡Sin vergüenza! ¡Tiran dos actores! Yo que los actores me pongo a
0:04:37 arreglar el traje. ¿Cómo no me tocó esa ocasión?
0:04:40 Qué mejor que un actor para... Te quiero comento.
0:04:43 Claro. Bueno, el caso es que llegaba la policía y ordenaba a los asistentes quitarse las máscaras.
0:04:52 Y el caso de Cronista, que muchas veces quedaban sorprendidos al descubrir quiénes eran los
0:04:57 ocultos tras las máscaras. Los bailes de máscara fueron objetos durante más de un siglo de
0:05:02 virulentos ataques por parte de los puritanos. Llegaban a sugerir que quienes frecuentaban
0:05:09 a que esos bailes debían satisfacer una cuota especial para el sostenimiento de las maternidades
0:05:16 cuyas cunas contribuían a poblar. De aquellas gestiones surgían niños.
0:05:26 Asignación universal por hijos no reconocidos.
0:05:28 Ahí está. Un fanático de los bailes y máscaras fue Napoleón. Pero le costaba pasar inadvertido.
0:05:37 Una tarde, por ejemplo, Napoleón llamó a su ayuda Constant y le dijo que a la noche
0:05:42 iría a bailar a una fiesta de disfraz que se hacía en la casa de un tal marescal. Le
0:05:50 pidió a Constant que le preparara unos trajes y escribe Constant en un libro de memorias.
0:05:57 Lo arreglé lo mejor que pude con un disfraz negro y me esforcé en dejarlo completamente
0:06:02 irreconosible. Todo iba perfectamente a pesar de las numerosas observaciones formuladas
0:06:07 por el emperador sobre el arriculés del disfraz de Domino. Bueno, muy entusiasmado, Napoleón
0:06:14 fue hasta el baile, solamente con Constant. No llevaba ningún custodia para evitar que
0:06:22 lo reconociera. Cuando llegaron, se dirigió directamente hacia una enmascarada con la
0:06:28 mano en la espalda, como era su costumbre. Quiso iniciar un asunto, pero ante la primera
0:06:32 pregunta le respondieron muchas gracias emperador. Descepcionado entonces volvió
0:06:41 junto a Constant que sólo tenía una máscara. Salieron los dos del baile y le fueron a cambiarse.
0:06:47 Al rato volvieron. Constant recomendó que llevara los brazos sueltos a los costados.
0:06:53 Y Napoleón, que estaba disfrazado capuchino, aceptó la recomendación. Entró contento
0:06:59 y fue hasta una amazona que estaba ahí. Y apenas se le acercó la mina y le dijo,
0:07:03 Alteza está irreconocido. Muy amargado notó que la gente se alejaba sutil y respetuosamente
0:07:10 para dejarle lugar. Entonces habló otra vez con Constant y decidieron volver a las tuyerías
0:07:15 por un tercer traje. Napoleón se prometió esta vez prestar atención a sus gestos y
0:07:21 a su postura. Regresó al baile vestido de romano enmascarado y entró en la sala empujando,
0:07:27 rodeando a todo lo que tenía alrededor. Y esta vez una hermosa vestal le dijo, Buenas
0:07:34 noches, majestad. Humillado, Napoleón salió corriendo y regresó al rato, disfrazado
0:07:39 de Pachaturco. En cuanto apareció en la sala, todos los asistentes se levantaron y gritaron,
0:07:46 ¡viva el emperador! Entonces Napoleón fue a ponerse su uniforme y regresó a sus aposentos.
0:07:53 Curioso por no haber podido disfrazarse como todo el mundo.
0:07:57 ¡Uf, bueno, fantástico!
0:07:58 ¿Tendría que haber ido disfrazado de sí mismo de Napoleón?
0:08:01 Sí, es un disfrazadora muy común.
0:08:04 Sí, en los maicomios.
0:08:06 Algunos años antes de este episodio sucedió otro en el que funcionó el anonimato. Es una
0:08:14 linda historia este fiesta. En una fiesta del sueco Axel Fersen, Axel Fersen era un sueco
0:08:21 que estaba enamorado de María Antonieta. Fue el que le ayudó en la fuga de Barén.
0:08:29 Ah, en la farsa de Barén, sí.
0:08:31 Sí, fracasó, no, esa fuga.
0:08:33 ¿Nosotros días hablaba de eso?
0:08:35 Sí, nosotros días.
0:08:36 Bueno, él la conoció en una fiesta y quedó deslumbrada, me dio ese enamorado y ella también.
0:08:44 Tiempo después de la fiesta en que María Antonieta conoció a Fersen, hubo un baile de máscaras
0:08:50 en las dependencias menos importantes de la corte.
0:08:54 Hasta ahí fue Fersen que inició una conversación galante con una muchacha, cualquier.
0:09:00 En un momento se entusiasmó y la quiso arrastraron un pasillo a la mina.
0:09:06 Pero pronto se dio cuenta de que había un círculo de hombres a su alrededor.
0:09:12 Fersen se alejó preocupado, porque la misteriosa joven saludó con la cabeza
0:09:18 y se alejó por una escalera.
0:09:21 No tardó en aparecer en el primer piso en el palco real.
0:09:30 Y Fersen supo entonces que había dicho algunas imprudencias, nada menos que a la reina María Antonieta.
0:09:38 Se retiró de la fiesta, pero también de Francia y no volvió hasta bastante después.
0:09:46 Entonces sí, para intentar salvar a quien lo había enamorado.
0:09:50 Igual esa noche, la de Vanen, es una de los argumentos que se utilicen el juicio al ciudadano Capeto y a su esposa para cortar el asamio.
0:09:56 No es Capeto, sí.
0:09:58 El trato de escapacio.
0:09:59 Fue no solo que falló, si quisieron escapar de Francia y fueron reconocidos, sino que los dejó en paños menores.
0:10:09 Para decirlo así.
0:10:10 Tomaron, la Asamblea tomó este gesto, intentaron agudir como un reconocimiento de una culpabilidad.
0:10:19 Aquí Ernest tenía razón.
0:10:20 Estaba pensando en la frase de un famoso poeta que rogaba,
0:10:23 Oh, make me a mask, haz de mí una máscara, o hazme una máscara.
0:10:26 Y me acordaba también una negrota, porque aquí en los carnavales se seguía,
0:10:30 parece ser a comienzo del siglo y bastante más centrado el siglo XX,
0:10:34 la costumbre está de no ser reconocido.
0:10:37 El final de Luis Cardell me contaba que en su barrio, le gustaban mucho los carnavales porque,
0:10:42 bueno, podía cambiar de personalidad, para que no tenía mucho éxito.
0:10:47 Y cada vez que se disfrazaba algo, decía,
0:10:49 hay bien en el Rengo y el Gordo, porque en el barrio todo el mundo sabe cuáles son los caracteres de cada uno.
0:10:54 Pero pensaba en el tango, sigue el corso donde se dice,
0:10:56 no fincas más la voz, también aquí estaba esa costumbre de simularse el otro objeto.
0:11:00 Sí, ya sé, me conocí.
0:11:01 Ya sé, me conocí.
0:11:02 Y la versión de Cardell, del cetáculo, el cambio de la voz.
0:11:07 Ya sé, me conocí.
0:11:08 Me conocí.
0:11:10 Y a lo mismo que se hacía en los coros.
0:11:12 En los coros.
0:11:13 Estaba pensando también que en esos bailes donde no había restricciones,
0:11:16 son usados por el amigo de Garland Pauw,
0:11:19 para que demostrar que la frivolidad tiene un castigo donde aprecia alguien disfrazado
0:11:23 con la máscara, el disfraz de la peste.
0:11:26 Y justamente no es un disfraz, es la peste misma que ingresa ahí.
0:11:29 Una vez más como esa mirada moral que había sobre todas estas cosas.
0:11:32 Pero pensaba Alejandro que al fin y al cabo, la vida cotidiana nos convierte a cada uno de nosotros
0:11:37 en una máscara para usar el término máscara como sinónimo de disfraz.
0:11:41 Cada uno va forjando una máscara a tal punto que uno llega a un momento de la vida
0:11:47 en que se convierte en esa máscara.
0:11:49 A mí me parece muy bien eso que usted dice.
0:11:52 Yo como una humilde contribución a la poesía de mi manzana, digamos,
0:11:58 tuve alguna vez una idea que utilicé varias veces,
0:12:03 que es la de...
0:12:06 No es que había una verdadera cara debajo de la máscara,
0:12:11 sino que, a lo mejor, lo verdadero era la máscara.
0:12:16 Y me parece una idea parecida a esa que usted dice,
0:12:21 porque la máscara es la elección.
0:12:23 Uno se va construyendo de algún modo.
0:12:26 Uno va eligiendo una actitud, una vida,
0:12:31 y esas decisiones son nuestra máscara.
0:12:34 Y que son muchos más verdaderamente nosotros que lo que hay debajo.
0:12:41 ¿Por qué creer que lo que hay debajo es lo verdadero?
0:12:44 Yo creo que lo verdadero es lo que hay arriba.
0:12:46 Y quizás el éxito de una vida consiste en ver el grado de parecido
0:12:50 que uno logra con la máscara que intenta.
0:12:52 Porque además no otra cosa es lo que uno representa a la hora del valor o del amor
0:12:57 o de cualquier otro tipo de prueba a la que lo somete uno por el destino.
0:13:02 Y finalmente, quizás, creo que sucede esa extraña operación
0:13:07 en la que uno cobra un disfraz cualquiera, lo ejerce, lo practica durante toda esa noche festiva.
0:13:13 Y finalmente logra convertirse en eso.
0:13:17 Está muy bien eso que usted dice.
0:13:19 Fíjese, algunos personajes públicos son sorprendidos en el ejercicio de la más banal miseria
0:13:28 y son presentados de esa manera por los programas de edición que hay.
0:13:35 Y es que esos tipos no han comprendido que la máscara es uno.
0:13:42 La máscara es construirse de tal manera que uno no hace barbaridades cuando está solo.
0:13:50 La máscara está ahí.
0:13:52 El tipo que dice cosas cuando está solo y dice, bueno, había un micrófono abierto.
0:13:57 Bueno, es que uno tiene que decir nunca esas cosas.
0:13:59 Las cosas que te revelan como un miserable no deben ser dichas, ni siquiera en privado.
0:14:04 Y ahí está el asunto de la máscara.
0:14:06 Y especialmente cuando vos sos un personaje público o un funcionario o alguien que tiene una cierta representatividad,
0:14:13 no podés dar rienda suelta a lo más bajo, sino que tenés que construirte de tal manera,
0:14:21 gobernarte y sujetarte sin dejarme, mejor dicho, que si aspecto,
0:14:27 llamarle animal, llamarle místero, llamarle que no tira de tu personalidad,
0:14:32 no aflores cada vez que cierra la puerta.
0:14:35 Claro. Y en el fondo, pensámonos que lo que contaba usted acerca de Napoleón Bonaparte
0:14:40 tiene que ver con eso en otro punto.
0:14:42 Napoleón Bonaparte, efectivamente, no podía en ningún momento dejar de ser.
0:14:45 Y esto va más allá de su estatura o del aspecto.
0:14:48 Quiero decir que esto también se notó cuando volvió de Elba, del exilio de Elba, iba ganando batallones.
0:14:53 Se notó al comprender que Báterlo era una derrota definitiva.
0:14:57 Se notó al elegir el amor de María Válezca o al perder para siempre a José Fina.
0:15:01 Y está bien que uno sea siempre en Napoleón Bonaparte, si es Napoleón Bonaparte.
0:15:05 Digo, porque finalmente la otra cuestión es que eso es necesario prenderlo temprano.
0:15:10 Si no uno corre el riesgo de ir variando demasiado de máscaras,
0:15:14 ir pensando que puede cambiarlas a cada rato.
0:15:16 Y finalmente tendría que haber elegido por la primera.
0:15:19 Aquí es que, bueno, cualquiera de nosotros ha usado pensando y recordando muchos años después
0:15:24 cómo era el carnaval de mi barrio.
0:15:26 Y carnaval de mi barrio es el tango que vamos a escuchar ahora en la versión de Ángel Vargas.
0:15:56 La canción de Ángel Vargas
0:16:26 Mi barrio está de fiesta con su mejor sonrisa y una ternura extraña.
0:16:31 Minda del corazón, parece que en las horas morrisen más de frisa.
0:16:37 Y que del mismo barrio se va a dejar de ser un barrio.
0:16:42 Y no se ve que es un barrio, no se ve que es un barrio.
0:16:47 Y no se ve que es un barrio, no se ve que es un barrio.
0:16:51 Minda del corazón, parece que en las horas morrisen más de frisa.
0:16:55 Y que del mismo barrio brotase una canción, una morga de purretes,
0:17:01 desafinando un tango, machotan los oídos,
0:17:05 contesten cada voz.
0:17:07 Corre una de mi barrio, que vuelven en el pango,
0:17:11 muñado de alegría, que le regaladió.
0:17:17 Corre una balda de mi barrio, donde todo es amor.
0:17:25 Cáscabe en el derrisa, maquizando en dolor.
0:17:34 Corre una balda de mi barrio, pedacito de su amor.
0:17:42 Con nostalgia de luna y canción de faro.
0:18:06 El tango verdulero, sentado en la vereda, mastica su cachino, cansado de llorar.
0:18:14 Y en su sonrisa amarga, una nostalgia enriera,
0:18:18 también en esa initalia vivió su carnaval.
0:18:24 Carnaval de mi barrio, donde todo es amor.
0:18:33 Cáscabe en el derrisa, maquizando en dolor.
0:18:41 Carnaval de mi barrio, pedacito de su amor.
0:18:50 Con nostalgia de luna y canción de faro.
0:18:58 Era Ángel Vargas en la venganza, será terrible.
0:19:01 Carnaval de mi barrio.
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