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19 de Julio de 2011

Infidelidades en la América Precolombina

Transcripción automática

0:00:00 Bien, hablemos de las infidelidades de la esposa de Netzagual Pili.
0:00:07 Esto sucedió en la América Precolombina, en México, poco antes de la llegada de los españoles.
0:00:14 Lo sabemos gracias a la crónica de Bernardino de Saagún y de algunos otros que llegaron
0:00:21 apenas unos años después del conflicto y podemos contar más o menos el episodio que sigue.
0:00:30 Podría decirse previamente algo acerca del adulterio entre los aztecas.
0:00:35 Parece que suponía el adulterio la muerte, en caso de ser descubierto naturalmente,
0:00:41 para los dos que lo cometían. Se los mataba aplastándoles la cabeza apedradas.
0:00:47 Pero a la mujer por delicadesa primero se la estrangulaba.
0:00:53 Ni siquiera los más altos dignitarios escapaban de ese castigo.
0:00:57 La ley exigía que el crimen estuviera bien probado.
0:01:01 Eso sí. El solo testimonio del marido era tenido por nulo, vio como son los maridos.
0:01:06 Se necesitaba que otros testigos pidiesen a confirmar las afirmaciones del mencionado esposo.
0:01:14 El ejemplo más cílebre en la historia del México antigua lo ha dado la familia real de Texcoco.
0:01:21 Sabemos que el Imperio Azteca, en tanto imperio, estaba enfrentado a varios reinos vecinos.
0:01:30 Pero también sostenía un vínculo difícil con los pueblos que dominaba.
0:01:36 Podríamos incluso decir por qué, pero bueno.
0:01:40 En tiempos del Imperio de Montesuma II, con sede de Tenochtitlán, se produjo un conflicto
0:01:48 con los aztecas del Texcoco que eran gobernados por el rey Netsahualpili.
0:01:54 Netsahualpili como rey provincial podríamos decir del Imperio Central,
0:01:59 había logrado tener como esposa nada menos que a la hermana de Montesuma.
0:02:05 Ella debió salir de Tenochtitlán y pasó a vivir en la corte de Netsahualpili en Texcoco.
0:02:14 Parece que la hermana de Montesuma era una princesa extraordinariamente libertina.
0:02:22 Marcaba 1.36 la mella y concedía sus favores carnales a muchos de sus súbditos,
0:02:32 sobre todo a los mejores jugadores de pelota, el Tlaxleaf.
0:02:40 Dice la crónica, la crónica de anoche.
0:02:44 Esta princesa, aunque era casi una niña, se comportaba de una forma tan astuta y diabólica
0:02:52 que viendo que sus gentes le temían y respetaban, comenzó a dar muestras de infinidades flaquezas
0:03:00 en lo que se refiere a la fidelidad. Me está gustando.
0:03:05 Llegó al extremo, esta chica, de dar la orden de que cualquier hombre acomodado a su gusto la homenajeara.
0:03:15 Si el requerido rechazaba la propuesta a la princesa, uno de los dos mil servidores que tenía se encargaba de matarlo.
0:03:27 Pero aquella invitación incluía una trampa.
0:03:31 Es que, habiendo satisfecho su deseo, la hermana de Moctezuma hacía matar al mansebo.
0:03:38 O sea, te mataban y igual.
0:03:40 De todo modo, sí, de todo modo.
0:03:41 Le quiera te mataba.
0:03:42 Yo prefiero decirle que sí.
0:03:45 Bueno, y dicen que luego mandaba a modelar una estatua de la figura del neato.
0:03:51 Después de adornarla con ricas vestimentas y joyas de oro, la ponía, me refiero a la estatua de la amante,
0:04:00 en la sala de sus apartamentos, a modo de trofeo.
0:04:05 Y cuentan que fueron tantas las estatuas de los que mató y la habitación estaba completa.
0:04:11 Cuando el rey, Netsagua Pili, la iba a visitar, le preguntaba por aquellas estatuas.
0:04:18 Sí, y estas estatuas le dirían.
0:04:21 Y la princesa respondía que eran sus dioses.
0:04:24 Parece que Netsagua Pili le creyó, puesto que los dioses de Tenochtitlán,
0:04:29 diferían en algún punto de los de Texcoco.
0:04:33 Y Netsagua Pili ahora pensó, mirad lo que creen.
0:04:36 Sí, es algo así.
0:04:37 Nos ponían como siendo la cola del banco a los tipos.
0:04:39 Un incidente vino a descubrir el secreto de la princesa imperial.
0:04:43 Parece que cometió la imprudencia de hacer un regalo a uno de sus pretendidos, aún vivo.
0:04:50 Porque no te matabas en la primera noche, por ahí te dejaba un par de semanas.
0:04:55 Y este regalo consistía en una cosa que su esposo le había regalado.
0:05:00 Netsagua Pili quedó sorprendido al ver aquella cosa entre los ornamentos de un servidor.
0:05:08 Lo vio a ti porque no va por ahí.
0:05:10 Te había cogiendo algo que le había regalado a la mina.
0:05:12 La cucarda.
0:05:13 Y comenzó a sospechar.
0:05:15 Y una noche de improviso se presentó en los aposentos de la mujer.
0:05:22 Las matronas y los servidores le dijeron que su señora estaba descansando.
0:05:26 Está descansando, está descansando.
0:05:28 Y dice la crónica que dominado por el recelo, Netsagua Pili,
0:05:32 entró en la cámara donde ella debía dormir y se dispuso a despertarla.
0:05:37 El rey encontró entre las mantas nada menos que una estatua,
0:05:41 la de uno de los tantos dioses de la princesa.
0:05:44 Ella estaba ausente y se hallaba celebrando en ese momento
0:05:48 y en otro sitio una fiesta con tres guerreros de alto linaje.
0:05:54 Marcha entre esas estatuas.
0:05:56 Netsagua Pili la buscó por todos lados y la encontró en las circunstancias presitadas.
0:06:01 La teipa contrañato.
0:06:03 Los cuatro fueron condenados a muerte y ejecutados con un gran número de cómplices del adulterio
0:06:10 en presencia de una multitud.
0:06:14 Estos sucesos contribuyeron a que sucediera algo terrible
0:06:18 entre la dinastía de Texcoco y la familia imperial de Tenochtitlán.
0:06:23 Moc Tezuma lanzó protestas y amenazas contra Netsagua Pili
0:06:30 y este no respondió.
0:06:31 Le habrá dicho, che, ¿qué pasa con mi hermana, loco?
0:06:34 Pero en el año 1514 Moc Tezuma indignado.
0:06:38 Ya directamente atacó a los Texcocanos, destruyó su ejército y tomó la ciudad.
0:06:45 Desde hacía mucho y por esos tiempos la región de Texcoco era poderosa,
0:06:53 recibía tributo de 20 pueblos distintos y contribuía templos todavía más ostentosos que los de Tenochtitlán.
0:07:01 Quizá ese poder paralelo fue lo que en verdad movilizó a Moc Tezuma,
0:07:06 que así siempre le echamos a episodios amorosos la culpa que tienen en verdad las competencias comerciales y políticas.
0:07:15 De todos modos, de la ruptura de esta alianza nadie duda.
0:07:21 Hermosa historia esta, protagonizada por una mujer, uso nombre no nos llega.
0:07:29 Solamente conocía como la hermana de Moc Tezuma, un indicio de machismo, ciertamente, como la hermana de Moc Tezuma.
0:07:41 Usted suele mencionar a las chicas que conocen como la hermana de Fulano o la cuneada de Sultano.
0:07:51 Sólo cuando me refiero a su hermana.
0:07:54 Pero no, no, no, no nombran todas por su nombre y corre el digo que no la entiendan, ¿sí quién?
0:08:00 La hermana de Fulano.
0:08:02 Ah, la hermana de Fulano. Es que ser la hermana de alguien es un vínculo muy fuerte, como sabe cualquiera.
0:08:09 Bueno, he ido a la discoteca y este hombre se sintió muy conmovido por esta infidelidad de la esposa de Nesa Walpili.
0:08:19 ¿Tiene hermana en el discotecario?
0:08:22 El discotecario tiene hermana.
0:08:23 Eso él me dijo que la hermana de él era todavía peor.
0:08:29 Y que bastaba un gesto para trasladarla al lecho.
0:08:33 ¿Qué gesto?
0:08:34 Eso, eso me dijo entre guiños y protestas.
0:08:41 Pero le dio un disco.
0:08:42 Seguida me dio un disco que de algún modo justificaba la conducta de Nesa Walpili y que se llama Matala.
0:08:50 Y el tango Matala que según él me explicó había sido escrito pensando en el crimen que Nesa Walpili había cometido ejecutando,
0:08:58 no solo a su mujer sino también a los tres amantes que no se sabe si eran guerreros o jugadores de pelota.
0:09:05 Canta Carlos Gardel, Matala.
0:09:12 Matala.
0:09:42 Matala.
0:09:43 Y lo espiéreto y viro.
0:09:48 Cruzar por mis ojos manchados de rojo sus carnes de vídeo que el sol me obsesió.
0:09:57 Pero no, yo tengo la culpa, señor.
0:10:02 Si fueron mis besos, obvio es el amor.
0:10:06 Si empujó en su cuerpo la llamadoras, todo su deseo lo pude gozar.
0:10:14 Pero no, yo tengo la culpa, señor.
0:10:18 Si opuso en su cuerpo la cien de amor, mis besos malditos la hicieron así.
0:10:26 Por eso es que no lo podré ya y por mí.
0:10:32 Matala, Matala.
0:10:35 Si solo te viene, usa la palabra, el deludio al patate.
0:10:48 Y al verla sonriente, le voy a ir a otro brazo.
0:10:56 Y el deludio se lugo la vibrante del pie de mi abrazo y entonces quisiera besarla sin matar.
0:11:09 Pero no, yo tengo la culpa, señor.
0:11:14 Si fueron mis besos, obvio es el amor.
0:11:18 Si empujó en su cuerpo la llamadoras, todo su deseo lo pude gozar.
0:11:31 Si opuso en su cuerpo la cien de amor, mis besos malditos la hicieron así.
0:11:38 Por eso este loro, por eso, por mí.

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