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29 de Octubre de 2010

**INEDITO**

Transcripción automática

0:00:00 Señores hablaremos hoy de Juan II, rey de Francia y de su cautiverio en Inglaterra.
0:00:10 En 1350 fue coronado rey de Francia, este muchacho Juan II.
0:00:16 Había estado casado con Bona de Luxemburgo y después enviudó.
0:00:23 Se volvió a casar con Juana de Overno y habían hecho unos grandes bailongos para celebrar este último casorio.
0:00:31 Unas fiestas públicas verdaderamente extraordinarias.
0:00:36 Por ejemplo, las fuentes de la ciudad, en vez de escupir agua, escupían vino.
0:00:44 Y en esas mismas fuentes se baneaban mujeres de nudo.
0:00:48 Esas son plazas.
0:00:54 Esa son fiestas públicas que venga ahí.
0:00:58 Es un descenderamiento.
0:01:00 Sí, señor, por eso le digo.
0:01:02 Bueno, cuando se casó, por segunda vez con Juana de Overno,
0:01:12 ya tenía a Juan, siete hijos de su matrimonio anterior con Bona de Luxemburgo.
0:01:17 Las modas con Juana se celebraron en los términos que acaban de describirse
0:01:23 y pasaron cinco años muy agradables con esta chica.
0:01:26 Siempre organizaba fiestas y diversiones muy caras.
0:01:30 Eran tiempos de tregua de la Guerra de los 100 años.
0:01:34 Si una guerra dura 100 años es de suponer que las tregua también sean duraderas.
0:01:39 Juan II se divertía, mientras tanto el rey de Inglaterra iba organizando sus ejércitos.
0:01:46 En el 50 de la Cigarra y la Ormiga.
0:01:50 En 1355 volvió a empezar la guerra entre Francia e Inglaterra.
0:01:56 Los soldados de Juan estaban en la meseta de Montpertouin, algunos kilómetros de Poitiers,
0:02:03 y se encontraron con los soldados ingleses del rey Eduardo III.
0:02:08 El combate fue muy violento y ciertamente desastroso para Francia.
0:02:13 Murieron 6.000 franceses, 500 suyeron y el rey Juan quedó solo en la batalla,
0:02:21 en medio de una enorme confusión.
0:02:23 Su hijo Felipe de 14 años le avisaba de dónde venían los peligros.
0:02:29 Guarda atrás, guarda que viene uno de los otros, y así.
0:02:32 Y Juan, a pura espada, con golpes precisos, iba liquidando a sus atacantes.
0:02:37 Esta heroica resistencia no tenía otra utilidad que la de salvar el honor.
0:02:42 Era una cosa importante en aquellos años.
0:02:44 Finalmente, un enemigo gritó, rendíos o sois muertos.
0:02:50 Y Juan II, que había sido herido en la cara, preguntó entonces
0:02:55 dónde estaba su primo, el Príncipe de Gales.
0:02:58 El Príncipe de Gales es el sucesor del trono de Inglaterra.
0:03:01 Es decir, preguntó por un enemigo, que era casualmente primo suyo.
0:03:05 En aquellos tiempos era muy frecuente que se cruzaran las familias reinantes en distintos países.
0:03:13 Le respondieron los enemigos también, señor, rendíos a mí y os conduciría su presencia.
0:03:19 Soy Denis de Mordecque, caballero de Artois.
0:03:23 Y sirvo a Inglaterra, sentó poco con un enemigo francés que estaba luchando por Inglaterra.
0:03:27 Le dijo, sirvo a Inglaterra porque ya no puedo servir a Francia,
0:03:31 donde he perdido todos mis bienes.
0:03:33 Juan conocía que el caballero y entonces se rendió.
0:03:37 Fue conducido inmediatamente a ver al Príncipe de Gales su sucesor, como se ha dicho, del trono inglés.
0:03:43 El Príncipe lo recibió cortesmente.
0:03:46 ¿Qué tal? ¿Cómo le va aquello?
0:03:48 Días más tarde, Juan estaba en Burdeos, que pertenecía entonces a Inglaterra.
0:03:54 Estaba ocupado y hacía siglos por Inglaterra, la región de Burdeos.
0:03:58 Y en aquel entonces buena parte del territorio francés estaba en manos de los ingleses.
0:04:06 Y ingleses que en su mayoría hablaban francés.
0:04:10 El lenguaje de la corte de Inglaterra en estos años era el francés.
0:04:16 Muy bien, lo llevaron a Burdeos, que era territorio inglés.
0:04:20 Allí Juan estuvo sometido a un trato especial, hasta que lo trasladaron a Inglaterra.
0:04:28 No estaba ahí, tampoco encerrado en una celda.
0:04:31 Les permitieron en Londres tener su servicio de empleados personales.
0:04:37 Y los le mandaron deshizo traer desde París a mucha gente de su propia confianza,
0:04:42 especialmente a su bufón particular, que le contaba Cuentos Verdes para ser el rey.
0:04:47 Juan era recibido frecuentemente en el castillo de Windsor, donde vivían los reyes de Inglaterra.
0:04:54 Y participaba en alegre fiestas, sin extrañar demasiado Francia en realidad.
0:05:01 Y tampoco extrañaba mucho a su mujer, la Juana de Overno, que ya medio lo tenía seco.
0:05:06 En Windsor había conocido a varias muchachas encantadoras, que por las noches lo visitaban
0:05:13 y él les contaba la batalla de Poitiers.
0:05:17 Una de esas muchachas les gustaba más que todas.
0:05:22 Algunos historiadores afirman que era la misma amante del rey, del rey Eduardo, ¿no?
0:05:29 Englaterra.
0:05:30 La hermosa con desa de Salisbury.
0:05:33 Aquí cómodo Coutiberio duró cuatro años, cuatro años en Cana saliendo con la amante del rey.
0:05:39 VIP, precio VIP.
0:05:41 Sí, extraordinario.
0:05:42 Mientras tanto, Eduardo III ya firmaba como rey de Francia y Inglaterra.
0:05:48 Y establecía con sus consejeros un tratado de paz beneficioso para Inglaterra.
0:05:53 También iba perfilando el rey naldo inglés, Eduardo III, el monto del rescate de Juan.
0:06:00 Porque era usual cobrar un rescate.
0:06:03 Te trataban muy bien, pero no te largaban hasta que formaran con un rescate de un rey, verdaderamente.
0:06:10 En 1360, Inglaterra y Francia firmaron un tratado y se acordó que Juan sería puesto libertad
0:06:16 luego del pago de una enorme compensación.
0:06:19 Pero las arcas de Francia estaban vacías.
0:06:22 Juan buscó dinero por todos los medios, medios incluso vergonzosos.
0:06:27 Así tuvo que entregar a su hija, Isabel, al peor de los tiranos de Milán, Giovanni Galeazzo Biscondi,
0:06:36 que casaba a hombres en las calles y arrojaba vivas a sus víctimas a unos hornos que tenía.
0:06:43 Gracias al dinero de Biscondi, Juan II fue liberado.
0:06:49 Francia daba pena y el poeta Petrarca contó esa pena.
0:06:55 Él fue quien se acercó a Juan para felicitarlo en nombre de Sujerno Biscondi.
0:07:02 Petrarca fue enviado por Biscondi.
0:07:05 Pero Petrarca, que estuvo en París, escribió,
0:07:10 por doquiera y soledad, desolación y miseria.
0:07:13 Las casas están en ruinas.
0:07:15 Por todas partes se aprecia la huella fatal de los ingleses.
0:07:19 En París, arrebatado por la desolación que llega a sus puertas,
0:07:23 el sena se desliza con tristeza.
0:07:26 Llora y tiembla por el sino de todo el país.
0:07:31 Petrarca le entregó al rey dos sortijas que le enviaba a Biscondi, el que se había hecho con la hija.
0:07:38 Luego, agasajó a la corte con un sermón en latín sobre el regreso de Babilonia.
0:07:44 Pero esta visita no entusiasmó mucho al rey.
0:07:47 El lúbre le parecía más triste que Winsor.
0:07:50 Y su rey, Nahuana de Overn, era más fea que las minas inglesas que se transaba en Londres.
0:07:58 Así que se aburrió.
0:08:00 Tenía tal melancolía que la rey Nahuana le preguntó un día por qué andaba metasuspiro.
0:08:06 El rey le respondió que sus suspiros eran porque extrañaba los aires de Inglaterra.
0:08:11 La pobre reina, que tanto había sufrido la ausencia de su esposo,
0:08:16 entró en una profunda tristeza y murió de pena pocos meses después.
0:08:21 Me admité para jorobarlo al tipo.
0:08:24 Juan II, para ver si se le pasaba la melancolía,
0:08:28 decidió realizar un viaje por Provenza al sur de Francia.
0:08:32 En Avignon hizo un proyecto de matrimonio con Juana de Nápoles,
0:08:36 pero renunció a ellos al enterarse de que esta chica había hecho ahogar a su anterior marido entre dos colchones.
0:08:48 Un sandwich, eso.
0:08:50 Pensando que yo dormía en cama de dos colchones, empieza una canción popular argentina.
0:08:57 Por fin, Juan regresó a París, siempre soñando con Wensel.
0:09:03 En medio de esos sueños tuvo suerte.
0:09:06 El hijo del rey de Inglaterra había caído prisionero en Calais y se había escapado.
0:09:13 Los ingleses lo buscaban frenéticamente.
0:09:15 Ah, no, no, no, el hijo de él.
0:09:17 Entonces, el hijo de él cayó prisionero de los ingleses y se escapó.
0:09:25 Los ingleses lo buscaban y Juan aprovechó esta situación.
0:09:29 Declaró que para salvar a su hijo no podía ser más que constituirse él mismo como prisionero
0:09:34 y clausurar la persecución de su hijo.
0:09:38 Entonces llegó a Londres con el corazón lleno de alegría, imagínate vos.
0:09:42 El 10 de enero de 1364, y con quién se encontró, con la condesita de Salisbury.
0:09:48 Y ahí, ¿para qué le voy a contar?
0:09:51 Pasó un invierno muy feliz, pero se murió.
0:09:54 ¿Qué feo, eh?
0:09:55 En abril de 1364, le duró muy poco.
0:09:58 Llegó mal para el verano.
0:09:59 Según el cronista, no pudo disfrutar de la inglesita más que tres meses.
0:10:03 Pero, ¿qué crees?
0:10:04 Juan consiguió engañar a unos cuantos historiadores.
0:10:08 Si bien algunos cronistas lo acusan de haber vuelto a Inglaterra para encontrarse con su amante,
0:10:15 lectorio oficial y muchos manuales dicen que él era un rey que decidió perder su libertad para salvar su honor.
0:10:23 Así que, está bien.
0:10:27 A mí que me importa.
0:10:28 El asunto que se presentó ahí, la cara que murió, ¿no?
0:10:32 No aguantó la felicidad, como dicen.
0:10:35 Pero qué suerte, si, qué suerte caer en una buena prisión.
0:10:42 En una buena prisión.
0:10:44 No estaba el trismo también de por medio, ¿no?
0:10:49 Sí, sí, eran todos medios parientes.
0:10:51 Me estaba acordando de un predicador que predicaba en un barrio muy fulero.
0:10:59 Y entonces él mismo afeaba el infierno.
0:11:06 Porque dice que el barrio donde él predicaba era tan fulero
0:11:10 que describía el infierno y a los vecinos le parecía un cacho mejor.
0:11:14 Entonces pecaban.
0:11:17 Entonces él le agregaba cosas para que tuvieran un poco de miedo.
0:11:22 Para superar un poco la realidad.
0:11:24 Superar un poco la realidad.
0:11:25 Bueno, hemos sido a la discoteca y hemos contado prolijamente
0:11:30 este romance que tenía en su prisión el rey Juan II de Francia.
0:11:37 De modo tal que cuando lo largaron se puso mal.
0:11:42 Y no hay canciones de esto.
0:11:44 Hay una que se llama la novia ausente.
0:11:46 Se refiere evidentemente a la condesita de Salisbury.
0:11:50 Y le escucharemos en la versión de Jorge Vidal.
0:11:54 El negro Jorge Vidal.
0:11:57 Le voy a contar una anécdota sobre Jorge Vidal.
0:12:00 Un día me invitaron a cantar en el Café Tortoni.
0:12:06 En una reunión que hacía cierta orden tanguera.
0:12:10 Por ahí que se reunían cada taz.
0:12:12 Estaban unos cuantos.
0:12:14 Y en la primera fila estaba Jorge Vidal.
0:12:17 Entonces yo canté y le gustó.
0:12:20 Yo creo que canté esclavo.
0:12:22 Un cuarteto de cuerdas de Marzán.
0:12:26 Un cuarteto de cuerdas y el pianista.
0:12:28 No Marzán. Federico Mijerás.
0:12:31 Y le gustó a Jorge Vidal.
0:12:34 Me saludó.
0:12:36 Qué bien. Me gustó mucho.
0:12:38 Que se yo muy afinada.
0:12:40 Bueno, es que un comentario de los Dios.
0:12:42 Y los saludé.
0:12:43 Bueno, gustó de saludar.
0:12:45 Nunca lo había visto.
0:12:47 Y un día estaba escuchando la radio.
0:12:52 Y tenía un programa en Radio Splendid.
0:12:55 Radio por ahí.
0:12:56 No sé si están escuchadas.
0:12:58 Era un sábado, un horario.
0:13:00 No muy conveniente.
0:13:01 Pero el programa me gustó mucho.
0:13:03 Ponía discos muy buenos.
0:13:05 Y entonces me ocurrió como vi que estaban llamando.
0:13:08 Yo creo que nunca llamó la radio.
0:13:10 Habría llamado dos o tres veces a algunos amigos.
0:13:12 Y lo llamé para saludarlo.
0:13:15 Creyendo que como uno tiene un programa
0:13:20 en radio más o menos principal.
0:13:24 Por ahí te hacen creer que tiene mucha audiencia.
0:13:27 Significa algo que uno llama en un programa.
0:13:31 Yo no sabía quién era.
0:13:36 Es decir, que ese día me saludó.
0:13:38 Porque me saludó.
0:13:41 Me leyó el mensaje.
0:13:43 Saludan. Fular o verán.
0:13:45 Alejandro Dolina.
0:13:47 Quiere decir que...
0:13:49 Yo digo, usted no tiene por qué saber quién soy yo.
0:13:51 Y la mayoría de la gente no lo sabe.
0:13:53 Pero por ahí en una radio sí.
0:13:55 Pues se trata de un colega.
0:13:58 Pero de verdad le había gustado cómo cantó.
0:14:00 Sí, pero yo me creí que él sabía quién era yo.
0:14:05 Y no, le gustó.
0:14:08 Dije, mira que bien cantas de pibes.
0:14:10 Sí, sabes que hay uno en el tortón y ahí que...
0:14:12 Sí, pero me pareció...
0:14:15 Me pareció...
0:14:17 Me merecido.
0:14:19 Me merecido para una cierta insolencia.
0:14:23 Que uno tiene creyendo que...
0:14:25 Uno dice, soy fulano de tal, de radio 10.
0:14:27 Que soy yo.
0:14:28 Y que te van a atender en todas partes.
0:14:33 Y bueno, usted sabe que yo nunca hago eso.
0:14:35 No, es verdad.
0:14:36 No, usted sabe que nunca.
0:14:38 Bueno, pero yo sí lo conozco a Jorge Vidal.
0:14:40 Y ponemos disco de él.
0:14:41 Eso es lo que me reventó.
0:14:44 Claro, que nadie le hubiera dicho nadie.
0:14:47 Que nosotros ponemos discos de él todo el rato.
0:14:52 Bueno, canta...
0:14:55 ¿Cómo es que se llama?
0:14:57 ¿Cómo es que se llama este muchacho?
0:14:59 Diego Simeone.
0:15:02 Es cierto.
0:15:05 El tango La Novia Aucento.
0:15:14 A veces repaso las horas aquellas.
0:15:18 Cuando eres tu diante y tú eras mi amada.
0:15:22 Que con tu sonrisa repartias estrellas.
0:15:26 A los puntos altos de aquella barriada.
0:15:30 A las noches tibias, a la fantasía.
0:15:34 De nuestra veintena, de abriles felices.
0:15:38 Cuántos solamente tu risas se oía.
0:15:42 Y yo no tenía mis cabellos felices.
0:15:49 Ibamos del brazo y tú supirabas.
0:15:53 Porque muy contigo te decía mi bien.
0:15:57 Ve como la luna se enrede en los pinos.
0:16:01 Y su luz de plata te besa en la sierra.
0:16:05 Al raro con puro de noche y receta.
0:16:09 Te emblaban la copa del parque también.
0:16:13 Y tú me pedías que te recitara.
0:16:17 Esa sonatina que soñé a Robert.
0:16:24 La princesa está triste.
0:16:27 ¿Qué tendrá la princesa?
0:16:29 Los suspiros se escapan de su boca de fresas.
0:16:32 Y han perdido la risa.
0:16:34 Y han perdido el color.
0:16:37 La princesa está pálida en su silla de oro.
0:16:41 Está mudo el peclado de sus flaves sonoros.
0:16:44 Y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
0:16:54 Qué buen deslograron los que ya no existen.
0:16:59 Qué panogüe sudas bailando tus males.
0:17:03 Qué pena altiva.
0:17:05 Hoy me han hecho tristes.
0:17:07 Tristes como el eco de las catedrales.
0:17:11 Allá se, ya se.
0:17:13 Buena novia ausente.
0:17:15 Aquella que cuando es pudiente yo amaba.
0:17:19 Que al morir un beso le dejé en la frente.
0:17:23 Porque estaba fría.
0:17:25 Porque me dejaba.
0:17:30 Y vamos del brazo y tú supirabas.
0:17:34 Porque muy juntito te decía mi bien.
0:17:38 Ver como la luna se enrede en los pinos.
0:17:42 Y su luz de plata te pesa en la sierra.
0:17:46 Al raro cómpluro de noche y resedas.
0:17:50 Temblaba en la ropa del parque también.
0:17:54 Y tú me pedías que te recitara.
0:17:58 Esa sonatina que soy yo.
0:18:02 Rubber.

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